La publicación de estos apuntes sobre Historia Argentina, no tienen otra pretensión que prestar ayuda, tanto a estudiantes como a profesores de la materia en cuestión.

Muchos de ellos, simplemente son los apuntes confeccionados por el suscripto, para servir como ayuda memoria en las respectivas clases de los distintos temas que expusiera durante mi práctica en el Profesorado. Me daría por muy satisfecho si sirvieran a otras personas para ese objetivo.

Al finalizar cada apunte, o en el transcurso del mismo texto se puede encontrar la bibliografía correspondiente a los diferentes aspectos mencionados.

Al margen de ello invitaremos a personas que compartan esta metodología, a sumarse con nuevos apuntes de Historia Argentina.




Profesor Roberto Antonio Lizarazu

roberto.lizarazu@hotmail.com



sábado, 31 de marzo de 2012


AMADEO BONPLAND, un naturalista francés entre nosotros

Por: Roberto Antonio Lizarazu
El 28 de agosto de 1773 nace Aimé Jacques Alexandre Goujaud en la Rochelle, Francia. En realidad Bonpland es el apodo puesto por su propio padre, bon plant, debido a la precoz afición que desde pequeño tuvo por las plantas. Evidentemente era bueno para el estudio de las plantas, cosa que su padre reparó de inmediato. Aimé Bonpland fue naturalista, médico y botánico.

Bonpland fallece en su establecimiento El Recreo el 11 de mayo de 1858. El Recreo se encontraba ubicado en el actual Bonpland que queda sobre la margen izquierda del Río Miriñay en el Paso de Santa Ana, donde se encontraba un  poblado igualmente denominado Santa Ana. Todo esto  actualmente en el Departamento de Paso de Los Libres. En ese sitio la margen derecha del Miriñay, corresponde actualmente al Departamento de Monte Caseros. Fue la legislatura provincial, por un proyecto de mayo de 1838 del gobernador Genaro Berón de Astrada, quien cede a Bonpland 5000 leguas cuadradas a efectos de promover un establecimiento de estudio y explotación de la yerba mate, que sirviera de modelo a futuros emprendimientos.

No confundir con Santa Ana de los Guácaras, actualmente una próspera ciudad ubicada a tres leguas al sudeste de la ciudad de Corrientes.

En 1798 el gobierno francés  organiza una, finalmente fallida,  expedición científica que recorrería el mundo estudiando diversas disciplinas relacionadas con las ciencias naturales.  Amadeo Bonpland juntamente con Alexander von  Humboldt son propuestos para integrar la misma. Como luego la misma no se lleva a cabo, tanto Bonpland como Humboldt encaran realizar una expedición de manera privada entre ellos.

Parten de España, previo permiso de Carlos IV, para visitar los dominios americanos del Imperio. Entre 1799 y 1804,  Viajan juntos por España, y los actuales países de Venezuela, Colombia, Ecuador, Perú, Cuba, México y los Estados Unidos.

Los resultados de ese primer viaje exploratorio fueron altamente satisfactorios. Como resultado Bonpland publica su notable obra “Viaje a las regiones equinocciales del nuevo continente” finalmente publicada entre 1816 y 1831, en 13 volúmenes. Además publican entre Bonpland y Humboldt los siete volúmenes de “Nuevo género de especies de plantas”
Tras un breve paso como Intendente de la residencia de campo de la Emperatriz Josefina Bonaparte, Bonpland finalmente recala por estas playas el 26 de noviembre de 1816, en cumplimiento de  un contrato realizado con Bernardino Rivadavia, mediante el cual se comprometía a ser profesor en la Facultad de Medicina  y a la organización del Museo de Historia Natural, del Museo de Ciencias Naturales y del Jardín Botánico. Bonpland se establece en Buenos Aires con su señora Adeliane Delahaye y de su hijastra Emma, ejerciendo su profesión de médico y de eso viven.

Todos los otros proyectos, como era característico de los proyectos rivadavianos, jamás pasan de esa etapa. En esta ocasión el justificativo para no concretarse fue la Guerra de la Independencia.

Bonpland y su familia, viven en Buenos Aires hasta 1820, cuando, previa separación con Adeliane, se traslada a Corrientes y vive allí  hasta su muerte. Salvo algunos contados períodos de ausencia algunos de ellos involuntarios, como el secuestro ordenado por el Dictador Perpetuo del Paraguay, Gaspar Rodríguez de Francia, que dura nueve años. Este secuestro tiene derivaciones insospechadas y casi termina siendo el pretexto para que Bolivar, quien ya había hecho serios planes de invadir Paraguay por el Río Pilcomayo de común acuerdo con Carlos María de Alvear y José Díaz Vélez; y la expresa oposición de San Martín,  terminara invadiendo el  Paraguay para rescatar a Bonpland.  Pero todo esto último es materia de otro comentario.

El 11 de mayo de 1821, Bonpland se encuentra en Caá Catí con recomendaciones para el Capitán Nicolás Aripé, oficial paraguayo,  de parte del gobernador de Corrientes Juan Bautista Méndez.

Bonpland llega a Candelaria, frente a Itapuá y se establece finalmente en Cerrito, lugar donde es tomado prisionero por orden del Dictador Perpetuo. Es en Cerrito donde cumple su radicación forzosa durante nueve años.  Es liberado el 12 de abril de 1829 por gestiones de varias personalidades y sobre todo por que  el Dictador Perpetuo es informado de los planes de Bolivar, que podrían llegar a convertirse en realidad. Finalmente Bonpland el 12 de febrero de 1831 cruza el Río Paraná desde Cerrito y abandona tierra paraguaya, dejando atrás el cautiverio y algunos hijos de su unión con María, la hija de un cacique Pañá de la zona del Cerrito.

Recién en 1840 Bonpland se casó con Victoriana Cristaldo, teniendo tres hijos. En 1843 Carmen Bonpland Cristaldo, en 1845 Amado Bonpland Cristaldo y en 1847 Anastasio Bonpland Cristaldo.

Nuevamente instalado en El Recreo, se ocupa de su actividad preferida, el estudio de las plantas y alterna con algunos viajes y hasta encuentra tiempo para dedicarse a la política. Como no podía ser de otra manera y a pesar de que en un par de oportunidades tratara de manera personal en su condición de médico   las dolencias de Encarnación Ezcurra, esas actividades políticas consistían primordialmente en conspirar contra Rosas.

Mantuvo relación en Corrientes y Entre Ríos  con destacadas personalidades del medio y cultivó la amistad del  gobernador de Corrientes Juan Pujol. En su gobierno le fue encomendada la organización del primer Museo de Ciencias  Naturales de Corrientes.

Fallece en El Rincón el 11 de mayo de 1858, acompañado por su hija Carmen, y sus restos descansan en el cementerio de La Santa Cruz de Restauración (actualmente Paso de los Libres).




SORPRESA DE ROSAS. En 1833 el partido federal se divide.

Por: Roberto Antonio Lizarazu
Estamos tan habituados a considerar a Rosas como un hombre de férrea mano para manejar el gobierno de la Confederación, que sorprende, y de hecho él mismo debe haber sido el mayor sorprendido, que el Federalismo se dividiera en dos fracciones para encarar las elecciones del 28 de abril de 1833, que renovaba los integrantes de la Sala de Representantes de Buenos Aires o también denominada en ese momento, como Legislatura de la Provincia de Buenos Aires.
Estas listas, ambas federales, se denominaron en el conocimiento popular como: la número 1 la de los lomos negros o apostólicos y la número 2 como la de los cismáticos.

Estas listas estaban integradas de la siguiente manera, la número 1 la de los lomos negros o apostólicos estaba presidida como era de rigor por Juan Manuel de Rosas y le seguían los siguientes aspirantes a Representantes. Mateo Vidal, Francisco Silveira, Gregorio Tagle, Francisco Ugarteche, Félix de Olazábal, Ignacio Martínez, Diego Alcorta, Epitafio del Campo, Juan José Cernadas, Vicente Arriaga y Miguel Riglos.

La número 2, los cismáticos, presidida por Juan Manuel de Rosas, y continuaban Tomás Guido, Celestino Vidal, Gregorio Tagle, Vicente López y Planes, Felipe Arana, Pedro Medrano, Manuel Insiarte, Diego Estanislao Zavaleta, Mariano Escalada, Manuel José García y José Ceferino Lagos. (1)

Oportunamente efectuado los comicios y realizado el conteo de votos, se dio por ganador a la número 1, la de los lomos negros o apostólicos. Existe tan numerosa y dispar bibliografía y tantas denuncias de fraude de unos contra otros que intentar asegurar quien ganó realmente sería una temeridad interpretativa de los sucesos comiciales. Como ejemplo solamente reproduciré parte de una carta que el doctor Felipe Arana, quien en 1835 sería Ministro Secretario de Relaciones Exteriores de la Confederación Argentina, y hombre de gran confianza de Rosas, informa a éste –en pleno preparativo de la campaña al desierto- sobre el desarrollo de los comicios y de algunas de las irregularidades ocurridas. “El caso es que el día del comicio el general Martínez (Se trata del General Enrique Martínez, Jefe de Policia de la ciudad y cuñado de Balcarce) se dispuso a ganar a cualquier precio. Hizo votar a batallones enteros, (batallones de línea del ejército) se atropellaron (robaron) mesas y se tomaron mal los votos. Solo dos jueces de Paz, a saber Marín y Tocornal, han correspondido al Gobierno. Empleados de éste (del gobierno de Balcarce) componían las mesas, y éstos los más obstinados y atrevidos, en inteligencia que eran secundados por los Comisarios y Celadores de Policía que imprudentemente han traicionado a su jefe, de cuya fidelidad y activos esfuerzos todos estamos satisfechos, pero circundados de auxiliares infieles y sin la cooperación de las personas que pertenecen al gobierno, ha sido burlado: él ha quedado lleno de dudas sobre la sinceridad del Gobernador.”

El informe de Arana es mucho más extenso y fue realizado por medio de varias pormenorizadas notas, redactadas en varios días y con un común denominador, la crítica sobre la actuación de Balcarce en las diversas maniobras fraudulentas realizadas. Pero como pretendo mencionar otros informes sobre el particular por razones de espacio, solo transcribo una mínima parte del mismo.

En el mismo sentido, Tomás Guido le escribe a Rosas con similares quejas y alertándolo sobre el fraude cometido. “Querido amigo. Ruego al cielo que los resultados de este suceso sean felices para la Patria, por más que mi razón me digan lo contrario, porqué los ve como una anomalía peligrosa. Es regular que por otros conductos sea U. informado de los detalles y confío en que U. sabrá hacer superior a toda insinuación que no sea la consolidación de la empresa que ha tomado a su cargo en beneficio de nuestro pobre país. Fortuna será si los elementos de nuestra actual administración pueda preservar el orden y cortar en tiempo el progreso de la división funesta que va introduciéndose entre ciudadanos adheridos sustancialmente a un mismo sistema.”

Los lamentables sucesos del año 20 estaban aún frescos en la memoria y en realidad todos temían regresar al penoso estado de ese momento. Incluso la jerarquía eclesiástica de la Iglesia Católica, elevó al Sumo Pontífice, un informe detallado de esos comicios. Lo que prueba además la importancia que le daba la Iglesia Católica a la suerte de la Confederación y la afinidad de ella con el gobierno. Fechada en Río de Janeiro el encargado de los negocios de la Santa Sede para la América del Sud, el doctor Fabbrini, informó al Papa Gregorio XVI lo siguiente: “Los asuntos de Buenos Aires se enturbian. Hubo numerosos desórdenes en las elecciones de los nuevos representantes, que resultaron favorables al partido liberal exaltado. Todo lo cual presagia poco bien para la religión, y para este incipiente país”.

Felipe Arana en una de las diversas cartas informativas que escribe, termina la misma narrando un hecho, que en medio de la gravedad que representa la división política de la sociedad y el burdo fraude cometido, no deja de llamar la atención la manera de mofarse de los vencedores a costa de los vencidos. En carta del 9 de mayo de 1833, dice: “…pues creen que dejando fuera de acción a los amigos de Ud. conseguirán más fácilmente su objeto, ínterin han difundido noticias funestas de Ud. y del general Quiroga con que conturban a los incautos. (a ambos los daban por muertos en dos atentados). Los primeros tiros se dirigen contra Tomás y Nicolás Anchorena, protestando con la más alevosa perfidia que ellos son sus mejores amigos y los que saben valorar los servicios que tiene prestados y sus capacidades para lo futuro. Debiéndose destacar que la noche del 29 “los cismáticos” dieron varias serenatas gritando Mueran los Apostólicos Vivan los nuevos principios”. No deja de ser una variante más jocosa y civilizada, en lugar de hacerles La Refalosa a sus adversarios, ahora se dedicaban a cantarles serenatas. Honestamente no me imagino ni a Don Ciriaco Cuitiño ni a Leandro N. Alén, esgrimiendo guitarras para cantar serenatas a los opositores, pero según Arana, así había sucedido.

Ahora intentaré explicar como se llega a esta extraña división en la que el federalismo parece llegar con aparentes disidencias internas.

En 1833 el gobierno estaba ejercido por el General Juan Ramón Balcarce, lo hacía desde el 17 de diciembre de 1832, y había reemplazado a Rosas en su primer gobierno. Sintéticamente parte de los gobiernos de este período que podrían denominarse Gobernadores de Buenos Aires (Provincia y Ciudad), en ejercicio del Poder Ejecutivo Nacional fueron:

Juan Manuel de Rosas, desde el 6 de diciembre de 1829 hasta el 17 de diciembre de 1832. Este período se suele denominar como primer gobierno de Rosas.

Juan Ramón González Balcarce, desde el 17 de diciembre de 1832 hasta el 4 de noviembre de 1833.

Juan José Viamonte, desde el 4 de noviembre de 1833 hasta el 27 de junio de 1834.

Manuel Vicente Maza, desde el 27 de junio de 1834 hasta el 7 de marzo de 1835.

Y finalmente, terminando este período de Gobernadores en ejercicio del Poder Ejecutivo Nacional, nuevamente Juan Manuel de Rosas, desde el 7 de marzo de 1835 hasta el 3 de febrero de 1852.

Si observamos la duración de los períodos gubernamentales de Balcarce, Viamonte, y Maza, poco menos de tres años repartidos entre los tres, perteneciendo todos al Partido Federal, sería correcto deducir que se tratan de gobiernos provisorios y coyunturales, que representaban momentáneamente al verdadero poder que de hecho lo mantenía Rosas.
Las dificultades presentadas que comentamos con la división del partido gobernante, el Partido Federal, que se producen al cambiar los representantes ante la Legislatura en la elección del 28 de abril de 1833, dura un suspiro. En los gobiernos de Viamonte y Maza, los “apostólicos lomos negros” y los “cismáticos” vuelven a sus carriles. Para el 7 de marzo de 1835, cuando comienza el segundo gobierno de Rosas, ya constituían una anécdota más del folklore político de nuestro pasado y pareciera que efectivamente fue un proyecto apoyado por Balcarce, que sí tenía peso propio en el ámbito militar y político, y era la única figura dentro del partido federal en Buenos Aires, que hubiese podido competir con Rosas. No debemos olvidar que Juan Ramón González Balcarce, (el hermano mayor de Antonio González Balcarce) era un prestigioso militar de extensa trayectoria varias veces actuando bajo las órdenes de Belgrano, como en la Batalla de Tucumán en 1812 y en la de Salta en 1813, donde mereció ascensos y condecoraciones al valor; y en 1833 un activo componente del Partido Federal. Por otra parte era conocida la antipatía que mutuamente se profesaban con Rosas. Tanto es así que, a los años, cuando muere exiliado en Entre Ríos, donde se encontraba bajo la protección de Ramírez, el propio Rosas debe autorizar el traslado de sus restos a Buenos Aires para que pueda ser inhumado en la Recoleta, donde se encontraban los restos de sus antepasados.

Pero aún faltaba más de una década para comenzar a delinearse la definitiva división del Partido Federal, entre federales rosistas y federales urquicistas. Pero esa es otra historia, aunque no sería aventurado suponer que los orígenes de la división hayan sido aquellos apostólicos y cismáticos de 1833.

Observaciones. (1) Se puede notar que en ambas listas se registra el apellido Vidal. En la primera, Mateo Vidal y en la segunda Celestino Vidal. Ambos eran hermanos; y además tíos del doctor José Ramón Vidal, un destacado médico correntino, padre de  Juan Ramón Vidal, el caraí-guazú del Taragüí.

Fuentes. José Sartorio. El Plebiscito de Rosas. Instituto de Estudios Históricos de Derecho Público. Buenos Aires, 1934.
Federico Ibarguren. Rosas y la tradición hispanoamericana. Buenos Aires, l942.
Gabriel A. Puentes. El Gobierno de Balcarce y la División del Partido Federal, Editorial Huarpes, Buenos Aires, 1946.





viernes, 30 de marzo de 2012


UN PROYECTO FRUSTRADO DE FERRE, LAVALLE Y MARIANO VERA


 Por:  Roberto Antonio Lizarazu

Errores compartidos.  Para 1839 la situación de la oposición política contra Rosas era la siguiente: Las tres cabezas más visibles e importantes de esa oposición eran, nuestro brigadier Pedro Ferré, Juan Galo de Lavalle y Fructuoso  Rivera. Pero existía una dificultad insalvable en esa oposición. Cada uno de ellos desconfiaba de los otros y además, cada uno respondía a una metodología diferente para lograr el objetivo, agravado a que sus propósitos finales eran distintos.

Cuando Joaquín Rivadavia (1) informó con precisión a Lavalle sobre los detalles del alzamiento del sur de la provincia de Buenos Aires, que se centraba en Dolores, en Chascomús y en Tandil, en el levantamiento conocido como de “Los Libres del Sur”,  que finaliza en la batalla de Chascomús, que vence el general Prudencio Rosas el 7 de noviembre de 1839.

Cuando Ferré se entera que Lavalle pensaba emplear todas sus fuerzas en ese objetivo, se alarmó con razón, dado que si Lavalle iba en socorro de los insurrectos de Buenos Aires, Corrientes quedaría a merced de los entrerrianos. Justamente el 26 de noviembre de ese año, fuerzas entrerrianas al mando de Juan Pablo López (2) entraban en Curuzú Cuatiá, cometiendo saqueos y los desmanes habituales.

Lavalle que finalmente se queda en Corrientes y había dejado sin ayuda a los revolucionarios bonaerenses,  se ve obligado a  emprender una rápida marcha desde Yaguarí a las Puntas del Ombú, para pasar a la estancia de Cabral de Curupicay y acampar el día 28 en el paso del Vivar de Yuquerí. Este movimiento y otro efectuado por el comandante Maciel (3) obligaron a López a abandonar Curuzú Cuatiá, por lo que el 8de diciembre Lavalle anunció a Ferré que era preciso que avanzara a la Barra de Payubre, lo que haría en la tarde de ese día, agregando que la libertad de Corrientes y Entre Ríos dependía de que se proveyera de cuatro mil caballos en el término de ocho días, recibidos los cuales iniciaría la ofensiva contra Buenos Aires.

Por empeñoso que fuera el esfuerzo de Ferré, no pudo reunir tal número de cabalgaduras en plazo tan perentorio, pero Ferré que desconfiaba y estaba desorientado sobre los planes de Lavalle, el 18 de diciembre despachó a su Ministro de Guerra, José Manuel Isasa, con un despacho para que acordara con Lavalle “las miras de su política presente y ulterior”.

Recordemos que con motivo de la invasión del santafesino Juan Pablo López sobre Corrientes, donde toma Curuzú Cuatiá, Lavalle emitió una proclama que manaba sangre en todas sus letras y amenazaba degollar al ejército contrario, compuesto por argentinos federales santafesinos y entrerrianos.

Esta antipolítica proclama, que no tendía a ninguna solución civilizada del problema cayó muy mal en todos los ámbitos gubernamentales de ambos lados. Como sería de exagerada su posición, que su propia esposa le pidió explicaciones sobre el tema. Lavalle por carta del 1 de febrero de 1840, le responde a su señora en términos muy poco criteriosos, propios de un tarambana:  “La proclama que di a los correntinos la escribió Frías.  (Le hecha la culpa a Uladislao Frías, hijo de José Frías, que  colaboraba con el grupo unitario). Yo en ese momento estaba muy ocupado y le dije que escribiese una proclama de sangre, y que dijese expresamente que habíamos de degollar todo el ejército enemigo. Tú no puedes hacer de esto un juicio exacto, porque estás muy lejos de aquí, ni yo puedo dejar de someter mis acciones a la política. La proclama me dio dos mil hombres, y llenó de terror al enemigo.”

En realidad los resultados fueron los opuestos que presume Lavalle que ocurriría. El terror hizo que los entrerrianos se unieran mucho más de lo que ya estaban, en sus afanes de oponerse a los que para civilizarlos prometían degüello generalizado. ¿Dónde estaba la civilización y donde la barbarie?

La verdad que además de la desconfianza de Ferré, la opinión de la provincia de Corrientes había comenzado a serle desfavorable. Muchos pedían a Ferré que lo retirara del mando de las tropas, pero como éste dice en sus “Memorias”,  “no podía hacerlo porque no tenía con quien sustituirlo.”

Lavalle defendió su error político argumentando por carta a Ferré,  lo siguiente: “… porqué desde alférez, nunca he perdido un combate cuando yo he mandado y preparado los antecedentes”. Esta carta fue enviada a Ferré por mano de Mariano Vera, quien debía informar sobre una empresa que había planeado con algunos oficiales santafesinos, a fin de insurreccionar a Santa fe, si se podía contar con el apoyo de indios tobas. Lavalle pedía que Vera fuera ayudado por estimar muy razonable su propósito. Resumiendo, Ferré (Corrientes) debía colaborar con dinero y tropas con  Mariano Vera, para que éste, al mando de tropas santafesinas no federales y  de indios tobas, contribuyan a derrocar a Rosas.                 

Recuerdo a los señores lectores que Santa Fe se encontraba gobernada por Estanislao López, federal desde siempre; y sería interesante conocer de donde suponían Lavalle y Vera (4) que podían obtener tropas unitarias en la provincia de Santa Fe.

Mientras tanto en la Banda Oriental se desarrollaba un hecho que modifica nuevamente el fluctuante tablero político entre unitarios y federales. Rivera derrota a Echagüe en la “batalla de Cagancha.”

El alzamiento del sur de la provincia de Buenos Aires había fracasado, pero de pronto la situación sufrió un gran cambio. El 29 de diciembre de 1839 chocaron en la Banda Oriental las fuerzas de Echagüe (federal) con las de Rivera (unitario). Ambos ejércitos se encontraban próximos, separados por el río Santa Lucía, que Rivera cruzó para ocupar unos campos vecinos, bañados por numerosos arroyos, entre ellos el de Cagancha, que dio nombre a la batalla librada ese día. Echagüe tomó la iniciativa y lo hizo con su línea desplegada, llevando en su centro cuatro piezas de artillería al mando del coronel Thorne, protegida a sus costados por los batallones de infantería “Entrerriano”  y “Rincón”, mandados por el general oriental Garzón. La caballería marchaba escalonada en dos alas, a las órdenes de Justo José de Urquiza. La derecha al mando del  propio Urquiza y la izquierda al mando del general oriental Lavalleja.

La suerte final del enfrentamiento es para Rivera y las tropas federales sobrevivientes (mil quinientos muertos es el saldo de la batalla) se dividen para volver a Entre Ríos. Echagüe lo hace vadeando el río Negro y cruzando por los “Pasos de las Vacas” y Urquiza pasó el río por el “Rincón de las Gallinas”.

Una de las consecuencias favorables de esta batalla fue que el saqueador de Curuzú Cuatiá, el coronel santafesino Juan Pablo López, regresó a su provincia para no volver.

Frustrado proyecto de Lavalle, Vera y Ferré.
Volviendo al comienzo de este comentario. Por carta (5) de Lavalle a Ferré, aquél se había interesado en que Corrientes propiciara un proyecto, bastante disparatado,  de Mariano Vera, quien pedía 500 hombres; 200 indios tobas y 300 soldados veteranos, para pasar del Chaco a Santa Fe, lo que según afirmaba Vera, bastarían para que esta provincia se alzara contra el gobernador López y se entregara.  La idea, que Lavalle aprobó, sorprendentemente gustó a Ferré, al punto que, personalmente pasó al Chaco y obtuvo del cacique José Large los 200 indios pedidos para luchar por la civilización y el orden constitucional. Lavalle luego se negó a entregar los 300 soldados veteranos (porque el ejército correntino dependía de él) argumentando que le desarticulaban su propio ejército. A cambio cedió los soldados santafesinos que voluntariamente desearan formar parte de esa campaña. Al final consiguió 200 voluntarios santafesinos más 160 correntinos pero de las fuerzas de reserva.

Lavalle decía que ésa era “… una fuerza más que suficiente, si la población simpatiza con la empresa, como creo. Si no simpatiza, un número de doble fuerza tendrá que retirarse del mismo modo que la que debe ir”.

Lavalle estimaba que, mientras la escuadra francesa no tomara el control del río Paraná, la expedición sería extremadamente arriesgada y se correría la misma suerte que “Los Libres del Sur”. Ferré al recibir esta carta comenzó a dudar de Lavalle en el sentido que modificaba sus opiniones con una frecuencia peligrosa. Ese mismo día Ferré recibe una comunicación de los hermanos Juan y Joaquín Madariaga, quien de acuerdo con Martiniano Chilavert, que era el jefe del Estado Mayor de Lavalle en Corrientes (6) y otros jefes militares, le informaron (pasándolo por alto a Lavalle)  que si “Ferré no se ponía en contacto con las tropas, donde su prestigio era grande, el ejército  terminaría por disolverse, dadas las desavenencias y disgustos que reinaban entre los distintos jefes.”

Enterado de las dificultades que ocurrían en Corrientes, Ferré dejó el Chaco, donde quedó Vera ayudado por Francisco Reynafé (el último de los hermanos Reynafé con vida) en la tarea de organizar la empresa de tomar a Santa Fé y a Córdoba con 200 tobas y 200 correntinos reservistas. Un proyecto militar a la medida de Lavalle. 

En este punto habría que hacer notar que en el transcurso de noventa días, los opositores a Rosas pretender hacer tres campañas destituyentes, una tras otra. Primero la de los “Libres del Sur”, que pierden,  luego la de la Banda Oriental  que finaliza en “Cagancha” , que ganan; y luego la de Santa Fe  que también terminarían perdiendo en “Cayastá”. Esta división en la oposición es característica y permanente; y de hecho fue uno de los aspectos más favorables en la política interior del gobierno rosista.

Nos dice Ferré en sus Memorias: “Llegué al ejército, me impusieron de los motivos del disgusto, que, entre otros, era la variedad de disposiciones contradictorias del general  (Lavalle) y su falta de resolución fija. Confirmaba esto con que hallándose dispuesto todo para abrir la campaña, trataban de hacer cuarteles de invierno, a cuyo efecto había mandado reconocer con Acuña un paraje en la costa de Gauayayví.
Convencido de que debía abrir la campaña se lo indiqué  al general en la primera entrevista que tuve con él, haciéndole al mismo tiempo presente que  no consentiría en que el ejército diera un paso atrás havia el centro de la provincia, porque ciertamente  sería casi mejor perder la cuestión que sufrir el peso de sus desórdenes."

"Digamos para concluír, que la expedición de Vera terminó en un verdadero desastre en el enfrentamiento de "Cayastá". La documentación que se conoce de todos estos hechos demuestra que el relato de Ferré en sus "Memorias" se ajusta a la verdad"  (Fuente Documental).


(1)     Joaquín Rivadavia era el hijo mayor de Bernardino, y se incorporó a las unidades de Lavalle en 1829.  Participó en los combates de Yeruá en 1839, en Don Cristóbal en 1840, y en 1841 en Famaillá (Monte Grande). Fue uno de los que acompañaron el traslado de los restos descarnados de Lavalle hasta la Catedral de Potosí. Luego estuvo en Monte Caseros, en Cepeda y en la Guerra del Paraguay.

(2)           El coronel Juan Pablo López, que toma Curuzú Cuatiá,  era el hermano menor del Brigadier Estanislao López, gobernador de Santa Fe.

(3) Respecto a la suerte del Comandante Maciel, que registro como parte del ejército vencedor juntamente con Lavalle para desalojar a López de Curuzú Cuatiá, algunos autores, sostienen lo contrario. Que López vence a Maciel y fue  degollado. Su cabeza provista de abundante cabellera y barba  es enviada como trofeo  a Echagüe y éste se la envía a Rosas. Se pueden encontrar ambas versiones en los libros de nuestra historia. Depende de la ideología del autor y de los documentos que manejen.

(4) El coronel  Mariano Vera fue el octavo gobernador de Santa Fe, sucedido en el cargo  por Estanislao López, que dejaría veinte años después. Como un aspecto disgregado  que nos puede interesar  a nosotros  los correntinos, Mariano Vera y su familia  siempre se consideraron  descendientes de los fundadores  de nuestra ciudad capital, tanto del Adelantado, el Licenciado Juan Torres de Vera y Aragón, como de su sobrino  Alonso de Vera y Aragón, el “Tupí”, que era hijo de su hermano Pedro Díaz de Torres de Vera y Aragón.

(5) Toda la documentación mencionada en este apartado, se registra en las Memorias de Ferré ya mencionadas.

(6) Martiniano Chilavert toda su vida militar lo hace en varios ejércitos unitarios y en ese momento era el jefe del Estado Mayor de Lavalle en Corrientes.  Chilavert siempre militó en el bando unitario, hasta 1850 que se pasa a los federales.  


Fuente documental: “Memorias”. Pedro Ferré, Editorial Coni, Buenos Aires, 1921.

Bibliografía general: Historia de la Nación Argentina. Academia Nacional de la Historia. Vol. VII Rosas y su época. “El Ateneo” 1962. 


Estanislao del Campo



ESTANISLAO DEL CAMPO – ANASTASIO EL POLLO

Por: Roberto Antonio Lizarazu
Anastasio el pollo era el seudónimo literario de Estanislao del Campo, pero sus amigos de toda la vida, como Vicente Fidel López, Hilario Ascasubi (Aniceto el Gallo), Carlos Guido y Spano o José Hernández por ejemplo, cuando se dirigían a él, o cuando hablaban entre  ellos, directamente lo llamaban Anastasio. El autor literario   había sido suplantado   por su  propio seudónimo. En realidad el comienza a firmar  Anastasio el Pollo en homenaje y de común acuerdo con  su amigo Ascasubi  que era el Gallo.

Generalmente los creadores  y sobre todo los literarios,  o musicales adquieren el reconocimiento post mortem; y sus obras son apreciadas y valoradas  con el transcurso de los años. Con Estanislao del Campo ocurre a la inversa.

La aceptación que goza en la sociedad porteña en la década 1870 a 1880 es enorme y sus obras tienen tirajes editoriales impensados. El lector porteño lo prefería y lo reclamaba. Sus obras fueron best seller durante dos lustros y adaptadas al teatro burlesco y circense. Fausto  compitió de igual a igual, tiempo después en ese terreno,  con la adaptación del  consagrado  Juan Moreira de Eduardo Gutiérrez.

Don Estanislao del Campo Maciel y Luna Brizuela, que así era el nombre completo de nuestro escritor, de acuerdo a los usos del momento, nace en Buenos Aires el 7 de febrero de 1834 y fallece en la misma ciudad, muy joven y en pleno éxito de fama literaria, el 6 de noviembre de 1880. Fue tan llamativa su aparición como entusiasta fue la crítica literaria; sobre todo de su “Fausto” que dos referentes de nuestra cultura como Pedro Goyena y Eduardo Wilde participan de una histórica polémica sobre los méritos de la obra de Del Campo que duró nada menos que un lustro. Pedro Goyena y Eduardo Wilde consumieron litros de tinta, para jamás ponerse de acuerdo entre ellos de los méritos y deméritos literarios de Del Campo y sobre todo de su “Fausto”.

Toda esta polémica mantenida a través de varios diarios, lo único que hacía era aumentar la vigencia del “Fausto” y mantenerlo sobre el tapete de la actualidad e incrementar su venta. Para tener una noción  de ello, “Fausto” que no era la primera obra de Del Campo y que fuera  realizada con el mismo sistema de construcción que una anterior, si la comparáramos con  la “Vuelta de Martín Fierro”, que tampoco era la primera obra de José Hernández. “Fausto” vende 2.500 ejemplares en seis meses, récord absoluto por muchos años, contra 1.500 en igual tiempo de “La Vuelta”. Ambas en sus primeras ediciones. Las publicaciones de las dos obras no fueron simultáneas, pero sirve para comparar la expectativa creada y la demanda  sobre las mismas.

Del Campo y Hernández, eran amigos de toda la vida. Ambos eran autonomistas alsinistas. Tan amigo que Hernández es uno de los oradores que despiden los restos de del Campo y también uno de los que participa activamente en la polémica Goyena-Wilde. Lo que ocurría era que Goyena estaba en acuerdo con algunas características y en desacuerdo con otras y Wilde exactamente igual. En cambio Hernández siempre estaba de acuerdo en todos los aspectos  con Del Campo, de quién además, reitero,  era  amigo de siempre.

En un párrafo anterior menciono que del Campo usa el mismo sistema para escribir “Fausto” que anteriormente usara para otra obra, esta es, “Carta de Anastasio el Pollo sobre el Beneficio de la Sra. La Grúa”.  Este sistema constituía en ver una obra de teatro en compañía de  amigos y luego escribir sobre ello.  El 11 de agosto de 1857 concurrió al antiguo edificio del teatro Colón ubicado entre las calles Reconquista y 25 de Mayo en la Plaza de la Victoria para presenciar “Safo” de Giovanni Pacini.  De esta experiencia publicó en el diario “Los Debates” fundado y dirigido por Bartolomé Mitre, la “Carta de Anastasio el Pollo sobre el Beneficio de la Sra. La Grúa” que mencionamos. Lo hizo en versos gauchescos octosílabos con un rotundo éxito. El argumento de Safo, al margen de la exquisita música de Pacini, es una tragedia lírica en tres partes de gran valor musical, pero es un  dramón insufrible donde no queda en pié ni los acomodadores. Del Campo lo toma a la chacota y recrea unos versos gauchescos octosílabos  imperdibles.

El 24 de agosto de 1866, se estrenó en Buenos Aires la famosa obra teatral “Fausto” de Gounod con libreto de Michel Carrié y J. Barbier, en el antiguo Teatro Colón. A esta inauguración concurrió del Campo y un nutrido grupo de amigos. A continuación y sirviéndole de línea argumental para su “Fausto” escribe en pocas semanas su máxima obra. Todo el mundillo intelectual de Buenos Aires, ya estaba enterado que Del Campo se encontraba abocado a hacer con “Fausto” lo mismo que había hecho con “Safo”, tomarlo a la chacota.

Sus otras actividades. Pero para del Campo no todo fueron versos gauchescos. Su educación la realiza en la tradicional Academia Porteña Federal, un instituto laico que estaba ubicada en las actuales calle Florida entre Sarmiento y Cangallo, donde concurrían los hijos de la clase acomodada porteña de ese entonces. Faltan aún dos décadas para que el Colegio Nacional de Buenos Aires, ocupara ese espacio educativo. Por otra parte como la Academia Porteña Federal no contaba con régimen de internado los alumnos provincianos necesariamente debían concurrir a los colegios religiosos que si ofrecían ese servicio.

En 1852 lo vemos a del Campo tomar partido en la defensa de la ciudad cuando el General Lagos la sitió y fue por un breve período  Teniente de Infantería. El 1 de diciembre de 1852, con solo 18 años de edad, Estanislao del Campo fue uno de los más animosos defensores del cantón “Patria o Muerte” ubicado en las actuales calles de Juncal y Esmeralda donde Lagos (enviado por Urquiza) no pudo pasar.  Mas tarde fue secretario de la Cámara de Diputados cuando ya militaba activamente en las filas del autonomismo alsinista. En 1858 es designado por el Gobernador de Buenos Aires Valentín Alsina como secretario privado, alternando la carrera administrativa de la gobernación con las más animadas acciones de Cepeda (1859) y Pavón (1861) donde se batió con el entusiasmo que correspondía a la circunstancia y a sus ideas políticas.   En 1861 llega a Capitán y en 1874 es ascendido a Teniente Coronel participando en la campaña con motivo de las acciones revolucionarias de ese año.

Luego tiene una corta actuación como diputado nacional por Buenos Aires representando al Partido Autonomista Nacional  y al terminar su mandato fue nombrado Oficial Mayor del Ministerio de Gobierno de la Provincia de Buenos Aires. Estos dos últimos cargos los cumplimentó con la escrupulosidad y competencia que lo caracterizaba.

Otras  obras literarias.

Sus primeras publicaciones son como colaborador de varios periódicos y revistas, donde publica versos dentro de la línea del romanticismo. Edita en 1856 en las revistas “El Recuerdo” y en “El Estímulo” donde mantiene esa tendencia literaria; y luego en el ya mencionado “Los Debates” de Bartolomé Mitre, donde modifica totalmente su estilo de expresión, cambiando al estilo gauchesco. En “Los Debates” demás de la sátira de “Safo” escribe “El Ferrocarril del Oeste en la Plaza del Parque” que son unas desopilantes  décimas referidas al viaje de La Porteña desde El Parque hasta  La Floresta.

Finalmente en 1878, en  la que resultó  ser la última incursión literaria Del Campo, dado que fallece en 1880, deja de lado el estilo gauchesco y vuelve a sus raíces románticas;  publicando “Poesías” con prólogo de José Mármol. 

Fuente: Vida de Anastasio el Pollo, Manuel Mujica Láinez, 1948.
Obras Completas de Estanislao del Campo. Prólogo de Jorge Luís Borges, El Ateneo, 1958.






Estanislao del Campo


OTRA TRAVESURA DE ANASTASIO EL POLLO


Por: Roberto Antonio Lizarazu
Continuando con Estanislao del Campo, y su personaje Anastasio El Pollo,  me voy a permitir presentarles este inusual caso referido a El Pollo, que por sus extrañas características, considero  merece ser divulgado.        

Estanislao del Campo había participado como combatiente en Cepeda (1859) y en Pavón el 17 de septiembre de 1861. En esta última participa con el grado de Capitán del primer batallón del Regimiento Nº 4,  bajo la órdenes del doctor  Adolfo Alsina, quién con el grado de Coronel comandaba  la denominada Brigada Autonomista, que dependía de la Guardia Nacional de Buenos Aires dirigida por  Mitre. En la vereda opuesta se encontraban Santiago Derqui, presidente de la Confederación Argentina y Urquiza como Comandante de esas fuerzas. Como sabemos cuando la suerte de la batalla estaba lejos de definirse, inexplicablemente  Urquiza se retira hacia Entre Ríos con su Estado Mayor y con el grueso de la caballería entrerriana, dejando el triunfo en manos de Mitre y su bando.

Estanislao del Campo, que queda del lado de los vencedores, escribe en versos gauchescos una obra muy poco conocida: “Parte del General Vencido”, que se lo dedica a Derqui. A su vez, escribe otra versión sin firmar, figurando como autor anónimo, con el objeto de entretener a la tropa. Esta segunda versión  se encontraba hasta hace unos años en el archivo de la colección privada de documentos  del doctor Isidoro J. Ruiz Moreno. Por supuesto yo jamás tuve oportunidad de leerla. Tengo conocimiento de algunos privilegiados colegas   que pudieron leerla, pero no copiarla porque estaba prohibido por su propietario.  Es muy zafada y  llena de malas palabras con giros de doble sentido, que se usaban en ese momento y adecuados para una ronda de fogón, pero de ninguna manera  para ser reproducidos en este portal.

Simplemente Estanislao del Campo hizo con su Parte del General Vencido, la maniobra comúnmente denominada como La Gran Aristóteles. Una versión exotérica para el gran público y otra versión esotérica para leerse en los fogones de su regimiento de la Brigada Autonomista.

Tengo mis serias dudas que Estanislao del Campo hubiese estado orgulloso de ser el autor de esa segunda obra, porque no  la firmó, y ni siquiera la firmó como Anastasio El Pollo, pero que fue el padre de la criatura, en su época nunca hubo la menor duda, y por lo que tengo entendido nunca nadie puso, hasta ahora, en duda quien es el autor de esos versos anónimos.  Fue Estanislao del Campo.
Si reproduciré  algunos pocos versos  de la versión que podríamos llamar normal, que es la que se publicó con la firma de Anastasio El Pollo y que guarda la típica forma gauchesca que inmortalizó a su autor.
El Parte del General Vencido comienza con la explicación que Urquiza le
hace a Derqui de su retirada a Entre Ríos.

Triste es señor presidente
Para el que firma esta nota
Dar cuenta de la derrota
Descomunal de Pavón.
Y más que triste,  horroroso
Tener que participarle
Que pronto van a quitarle
Banda, elástico y bastón.


Sepa, señor presidente,
Que el tal Mitre es un gran zorro
Que me ha hecho apretar el gorro
Como a un milico vulgar
Y abra el ojo que le queda
Sin despreciar la advertencia
Y de gracias Vuecelencia
Si se lo puede apretar.


Luego de estas explicaciones de Urquiza a Derqui,  que es más extensa, Anastasio El Pollo, describe los prolegómenos de la batalla en sí, y continúa con la modalidad de que Urquiza siga informando a Derqui.

Me dijeron que como un buitre
Se viene volando Mitre
Sin pararse a descansar.


Y ya salté a mi caballo,
Y ya hice atar mis cañones,
Y ya escaloné escuadrones
Y ya empecé a proclamar,
Y ya tendí mis guerrillas.
Y ya puse las baterías,
Y ya hice las punterías,
Y ya hice un ala avanzar,
Y ya di la orden de degüello,
Y ya saqué a la luz mi espada
Y ya vi a la porteñada
Y ya me empecé a asustar.


Pero en este mismo instante
Los salvajes batallones
Debajo de mis cañones
Vinieron a desplegar;
Casi todos guante blanco
Riéndose y fumando habanos
Y una legión de italianos
Imposible de aguantar.


La famosa infantería
Que trajo de La Tablada
No
me ha servido de nada

Más bien de estorbo, señor;
Y en cuanto a la artillería
Del infeliz de mi yerno
Puede también irse al cuerno
Porque no he visto cosa peor.


Le aseguro a Vuecelencia
Que el batallón Rosa Guerra,
Pudo conquistar su tierra,
Si así sus infantes son.
Y que esas mismas niñitas,
Según es mi artillería,
Pueden venir cualquier día
Y no dejarme un cañón.


Los porteños y extranjeros,
Que para vestir sus tropas
Por poco no les dan ropas
De terciopelo y tisú,
¿No reirán como unos locos
Al ver a esa mascarada
Bonetuda y colorada
Por las calles del Perú?


Observaciones

Y abra el ojo que le queda. Es una burla a Derqui, cuyo mote era: El Tuerto.

Del infeliz de mi yerno. El yerno de Urquiza era el Coronel Simón Santa Cruz, hijo del Gran Mariscal de Zepita, Andrés Santa Cruz, quien había sido presidente de la Confederación Peruano- Boliviana y que tantos inconvenientes trajera con su enfrentamiento a la Confederación Argentina, durante el segundo  gobierno de Rosas.

Que para vestir sus tropas.  Los batallones porteños, incluido el de Estanislao del Campo, habían sido uniformados con ropa adquirida de sobrantes de la Guerra de Crimea, con unos mamelucos  y bonetes colorinches usados por las tropas otomanas. Anastasio El Pollo, se burla de si mismo.

Por las calles del Perú.  Se refiere a la calle Perú.

La legión de italianos. Era la que comandaba Juan Bautista Charlone, compuesta en su gran mayoría por curtidos veteranos de origen itálico, y de gran efectividad en batalla.

Que el batallón Rosa Guerra. Está referido a la escuela de señoritas de la notable educadora y poetisa Rosa Guerra, autora de la obra Clemencia de 1862 y considerada la primera autora teatral de nuestro país.
Finalmente el Parte del General Vencido, termina con unos consejos a Derqui, como despedida. Los últimos versos  de esos consejos son:

Y en tanto aproveche el tiempo
En preparar su maleta
Sin olvidar la limeta
Y diez panes de jabón.
Aunque sea de miedoso
Para el agua como un gato
Zambúllase como un pato
Y atraviese el Paraná.


Que aunque no embolse millones
Lo primero es la existencia.
Adiós pues, querido amigo
Y compadre presidente,
Dios lo saque felizmente
De entre este berenjenal,
Y eleve el presente parte,
Aunque sea un sacrificio,
Con el consiguiente oficio
Al Congreso Nacional.

Fuente: Historia de la Literatura Argentina. Los Gauchescos. II, Estanislao del Campo. Kraft, 1957.







Genaro Berón de Astrada

APUNTES PARA UNA HISTORIA DE LA BATALLA DE PAGO LARGO

Por: Roberto Antonio Lizarazu

La Batalla de Pago Largo  acaeció el 31.03.1839, y es el triunfo del gobernador de Entre Ríos al mando del Ejército Federal, el Brigadier Pascual  Echagüe, sobre las fuerzas del gobernador de Corrientes el Coronel Genaro Berón de Astrada, al mando del Ejército de la Provincia de Corrientes.

Las razones inmediatas de este conflicto, sucintamente  fueron las siguientes: El Gobernador Berón de Astrada, motivado por la prohibición de Rosas de la libre navegación de los ríos, hace un acuerdo para contrarrestar la medida porteña, con el Brigadier Fructuoso Rivera, presidente uruguayo, conjuntamente con el gobernador de Santa Fe Domingo Cullen y la anuencia  del futuro enemigo, el gobernador de Entre Ríos, Pascual Echagüe.

Rosas reacciona y ordena a Echagüe que actúe en  contrario de lo que este mismo, previamente  había acordado.
Echagüe luego de   recibir las expresas órdenes escritas de Rosas, secundado por el Coronel Mayor (General) Justo José de Urquiza y por el Coronel Servando Gómez, moviliza sus tropas y rápidamente hace avanzar las mismas desde su posición inicial en que se hallaban en el arroyo Calá, hacia Curuzú Cuatiá. El Campamento de Calá o Campamento Calá,  se encontraba ubicado cerca de la actual ciudad de Basabilvaso y fue durante varias décadas el centro de maniobras y preparación de las tropas entrerrianas.

Igualmente Berón de Astrada, quien había formado campamento en  Ombú, al norte de Curuzú Cuatiá, se dirige hacia el arroyo Pago Largo.
A orilla del arroyo Pago Largo, quien da su nombre a la batalla, al sur de Curuzú, culminan las escaramuzas previas entre ambos bandos y se decide finalmente la suerte de la batalla.

En principio el choque inicial efectuado por la infantería correntina resulta favorable y deja una relativa  ventaja en el centro de las tropas entrerrianas.
Pero esto dura poco, la caballería entrerriana al mando de Urquiza fue arrolladora para las inexpertas tropas del ejército correntino.
Las persecuciones de las partidas dispersas y las ejecuciones posteriores  duraron dos días enteros.

Las bajas producidas en ambos bandos son visiblemente dispares. En el Ejército Federal fueron casi nulas y en el de nuestra provincia 2000 muertos y 800 prisioneros.

El propio Berón de Astrada es muerto a lanzazos y sus restos mutilados al mejor estilo  piel roja, la diferencia es que no le quitaron la cabellera sino la piel de la espalda. Luego se realiza la ya conocida fabricación de una manea que Urquiza le obsequiara a Rosas y que este macabro trofeo fuese expuesto en su escritorio personal de la casona de Palermo.

Si comparamos la cantidad de muertos con la cantidad de participantes en combate, que fueron 5000 del lado correntino y 6000 del bando entrerriano, no cierran las cifras, a no ser que reconozcamos como verídicas las múltiples  crónicas que narran los excesos que se cometieron. De las cuales solamente reproduciré algunas pocas.

Si leemos a nuestro notable historiador el Doctor Manuel F. Mantilla, en Crónica histórica de la provincia de corrientes, Buenos Aires, 1928, tomo I pp. 300 y 301, se puede observar “Los historiadores destacan la ferocidad de los vencedores, señalando que no tomaban prisioneros: Los mataban. El cadáver de Berón de Astrada fue mutilado, cortándosele una oreja y sacándole la lonja de la espalda para maniota”

Bartolomé Mitre en su casi ignota obra Una provincia guaraní, Buenos Aires, 1878, p 4 dice: “Ninguna sola voz contestó desde el Plata a los Andes a este grito valeroso de redención lanzado por un pueblo inerme: ni un solo argentino  fue a incorporarse a sus filas populares. Ante esa actitud inconscientemente heroica de un pueblo varonil, que solo y en el nombre de la dignidad humana, reivindicaba los derechos de todos, todos sintieron miedo y perdieron hasta la última esperanza de libertad”. Mas adelante dice “Casi todos murieron y su gobernador primero. Mil doscientos cadáveres quedaron en el campo. De la piel del gobernador se hizo una manea; los prisioneros fueron degollados y los caballos de los vencedores se ataron a los cadáveres de los vencidos. El vencedor, como Carlos IX ante el cadáver putrefacto de Coligny, dijo, que siempre olía bien el enemigo muerto”.

Como al doctor José María Rosa se le pueden achacar críticas de variada índole en el tratamiento histórico de sus obras, pero jamás el de no ser proclive al rosismo y al partido federal, deliberadamente elegí su opinión al respecto. Historia Argentina Tomo IV, Unitarios y federales (1826-1841) Página 374 “El 31 Echagüe sorprendió las milicias en Pago Largo.  Aquello no fue batalla ni nada parecido:  4 o 5 mil hombres sin dirección, sin instrucción, sin saber por qué se los hacía morir, enfrentados a una carga conducida personalmente por Echagüe secundado por Urquiza y Servando Gómez. Fue una masacre: dos mil correntinos según el parte de Echagüe, que no sabían rendirse murieron al grito de ¡Viva la Federación!, el mismo de sus atacantes”.

Hilario Ascasubi dedica algunos versos de su poema Isidora a este singular obsequio que Urquiza ofreciera a Rosas. En la parte que nos interesa, Ascasubi dice lo siguiente:

Lo primero que vio
Isidora en cuanto entró
Fue un cartel
Con grandes letras en él,
Y una manea colgada
De una lonja bien ganada
Y el letrero
Decía así:
¡Esta es del cuero
Del traidor Berón de Astrada
Lonja que le fue sacada
Por unitario salvaje,
En el paraje
Del Pago Largo afamado
Donde fue descuartizado!

En realidad este verso Isidora o Isadora, según los diferentes  autores, debería leerse completo para intentar aproximarnos a comprender cabalmente el tema de la idiosincrasia y nuestra recurrente utilización de prácticas barbáricas para la solución de nuestros diferentes conflictos.