La publicación de estos apuntes sobre Historia Argentina, no tienen otra pretensión que prestar ayuda, tanto a estudiantes como a profesores de la materia en cuestión.

Muchos de ellos, simplemente son los apuntes confeccionados por el suscripto, para servir como ayuda memoria en las respectivas clases de los distintos temas que expusiera durante mi práctica en el Profesorado. Me daría por muy satisfecho si sirvieran a otras personas para ese objetivo.

Al finalizar cada apunte, o en el transcurso del mismo texto se puede encontrar la bibliografía correspondiente a los diferentes aspectos mencionados.

Al margen de ello invitaremos a personas que compartan esta metodología, a sumarse con nuevos apuntes de Historia Argentina.




Profesor Roberto Antonio Lizarazu

roberto.lizarazu@hotmail.com



domingo, 16 de septiembre de 2012



BICENTENARIO DE LA BATALLA DE TUCUMÁN
GRANDES PROTAGONISTAS DE NUESTRA HISTORIA – Hoy “El Caudillo de Tucumán”.


Por: Licenciado Jorge Nelson Poma

Hay tanta bibliografía respecto a la Batalla de Tucumán librada el 24 de septiembre de 1812, pero pocos mencionan el Milagro que llevara al triunfo criollo en aquel Campo de las Carreras, tal vez por falta de credibilidad en los hechos y lo que creo más común: la carencia de Fe.

Hagamos honor entonces a este Bicentenario de aquella gesta increíble liderada, aunque usted no lo crea, por “La Virgen Generala”, nuestra Señora de Las Mercedes (15), actual Patrona del Ejército Argentino por aquel trascendental hecho que marcara un hito fundamental en el camino a la Independencia Nacional.

Nuestro querido Ejército del Norte entregado por Pueyrredón, semidestruido por cierto, fue tomado por nuestro Héroe preexistente al Padre de la Patria, esa simbiosis de Doctor y General que lo combinan a integrar uno de los más importantes “Grandes Protagonistas de Nuestra Historia” Don Manuel del Corazón de Jesús Belgrano.

Ya Pueblo y Ejército en el Éxodo Jujeño, unidos en un compromiso valiente al dejarlo todo, quemarlo todo, para despojar al enemigo de recursos como lo son: la alimentación, el abrigo, el ganado  o la provisión logística para el material de guerra, marchando desde Jujuy a Tucumán, con un Tristán intentando acosar la retaguardia de nuestros criollos que indelebles seguían la actitud y el temple ejemplar del líder que trasmitía la esperanza de la libertad. (1)

Mientras en Buenos Aires, el Triunvirato especulaba en rendir la Revolución ante la posible vuelta al trono de Fernando VII, Belgrano adquiría una férrea disposición a combatir al enemigo en Tucumán y es una de las razones de su desobediencia, ya Rivadavia demostraba su juego pendular: pertenecer a los ingleses o volver a pertenecer a los españoles.(2)

Este pensamiento estratégico militar y político de Belgrano es reforzado con el envío de una diputación desde Tucumán a su campamento en el cual le manifestaba que el pueblo tucumano adhería a resistir en su terruño al invasor. (3) Esto sumado al triunfo de Las Piedras de la Retaguardia Belgraniana sobre la avanzada de Tristán el 2/9/12, produjo un giro de 180º en el estado de ánimo de todos lo Patriotas, predisponiéndolos a darlo todo con tal de erradicar el colonialismo en América. Se terminó el hambre, la sed, las angustias, sólo primaba la sed de victoria, el hambre de libertad y el amor a la Patria Independiente.

De inmediato se comienza la organización de la defensa, todo lo que es criollo se pone a las órdenes de Belgrano, llegan refuerzos de Catamarca y Santiago del Estero, se prepara el campo de batalla y en caso de fracasar se prepara también la plaza principal de Tucumán, con las calles con trampas improvisadas para el caso. No esperaban a cualquiera, sabían los antecedentes del Brigadier Pío Tristán, quien gozaba del prestigio que lo situaba entre los más valientes guerreros realistas. (4)

Belgrano que en unos seis meses logró levantar los despojos de un grupo desahuciado y desanimado de hombres mal trechos que no alcanzaban a constituir ni un regimiento cuando los recibió en la Posta de Yatasto, en el mismo lugar donde luego lo entregaría a San Martín, ahora en las vísperas de jugarse el todo por el todo por la libertad e independencia, ya llega a los dos mil hombres contra los cuatro mil de Tristón. (5)

Pero el mejor ejército que poseía Belgrano es la sólida Fe por sobre todo, le quedaría bien aquel axioma criollo que refiere a que “En Dios confiando y con el mazo dando” porque esa profunda Fe queda demostrada en varios documentos, entre ellos este: La Divina Providencia nos abra un camino para mejorar de suerte, y que la Patria se vea libre de tantos apuros que la rodean” . . . “Soy verdadero cristiano, católico, apostólico, romano”. (6)

Ya en las vísperas de la contienda, Belgrano envía diferentes oficios al Gobierno de Bs. As. Justificando su desobediencia de continuar la retirada, que no era tal, sino un deliberado plan de desgaste del enemigo y en tal situación entre otros expresa: “Acaso la suerte de la guerra nos sea favorable como lo fue el 3, lo que también ha alentado a los soldados y movídolos a desear  nueva ocasión de distinguirse”. (7)

En este párrafo señalado, observamos un hombre que es toda humildad e inteligencia o lo que es lo mismo decir la astucia en su más exquisita expresión, pero sabía que a partir de este momento, se abrían dos frentes desde Tucumán hacia el Norte con los realistas y hacia el Sur con el Gobierno de Bs. As., entonces hacia el Norte con las armas y hacia el Sur con astucia, entre nosotros, hay que tener mochila para soportar este peso adicional, sólo un Grande despojado de todo interés de riquezas o poder, puro Espíritu de Libertad e Independencia pudo tener la fuerza magistral de uno de los máximos valores de los Grandes Protagonistas de Nuestra Historia.

En Bs. As. Temblaban los miedos a España, tanto a los que venían desde el Alto Perú de Goyeneche y con Pío Tristán a la cabeza de las tropas, como temblaban también ante las noticias que España enviaría refuerzos a Montevideo, tantos miedos a los que bien le viene esta frase conocida de nuestro Héroe también dejando traslucir su desobediencia: “Siempre se divierten los que están lejos de las balas y no ven la sangre de sus hermanos, … También son esos los que critican las determinaciones de los jefes. Por fortuna dan conmigo que me río de ellos, y hago lo que me dicta la razón, la justicia y la prudencia y no busco glorias sino la unión de los americanos y la prosperidad de la patria.” Manuel Belgrano.

Cual será nuestro destino, pensaría Belgrano, las decisiones en soledad son decisiones valientes y responsables, si bien se encontraba rodeado de valientes de la talla de Balcarce, Zelaya, Díaz Velez, Dorrego, Paz, Lamadrid, Alvarado y tantos más, como el Gaucho o Soldado desconocido que no podemos dejar de homenajear en todo momento, le quedaba un aliado más Nuestra Madre del Cielo, justo el 24 de septiembre es la festividad litúrgica de Nuestra Señora de las Mercedes, entonces Belgrano decidió involucrarla en la protección de los Patriotas de las bien conocidas actitudes sádicas que habían adoptado los españoles con aquellos que consideraban rebeldes a la corona.

Belgrano solicita la imagen de la Virgen para rendir homenaje y hacer jurar a sus tropas a Nuestra Señora de las Mercedes, que lucharían en defensa de la Patria bajo su protección celestial, todos lo hacen, no se sabe si en el cuartel o en el templo de la Virgen, los documentos son contradictorios pero el hecho es el mismo.

Inicia Belgrano con el Ejército del Norte una cadena de oración, rezando el Rosario en todos los atardeceres de la víspera de la contienda, también involucró al pueblo entero con sus mujeres, ancianos y niños, logró una unidad de fortaleza espiritual impresionante, así arengaba a sus tropas y pueblo en general: La Santísima Virgen de la Merced a quien he encomendado la suerte del Ejército, es la que ha de arrancar del enemigo la victoria”. (8)

LLEGÓ EL DÍA: 24 de septiembre de 1812 – Festividad de la Virgen de las Mercedes.

El día 23 comienzan las maniobras propias o preliminares al combate, Belgrano sitúa las tropas al Norte de la Ciudad esperando a Tristán como la lógica lo indicaba, sus espías detectaron que así estaba sucediendo, entonces Belgrano retira sus hombres a la Ciudad, tal vez como medida de engaño para desorientar a los españoles y a las dos de la madrugada del 24 los sitúa nuevamente en las posiciones originales y que eran harto conocidas por sus soldados, astuto nuestro Prócer.

La noche ofrecía una cobertura a nuestros patriotas que conocían bien cada senda y rincón, obstáculos y lugares accesibles como los problemas para su desplazamiento en otros sectores del lugar. En contraposición los realistas no conocían el terreno y tampoco esperaban una gran resistencia contradiciendo un axioma fundamental de la guerra: “No subestimar al enemigo” y la soberbia pudo más en el espíritu de la realeza respecto a la realidad.

Pero Pío Tristán decide sortear la Ciudad, cruza por el Oeste para posicionarse en el Sur de Tucumán cortando la retirada de las tropas belgranianas y exponerlos a ser aniquilados en el lugar, ocupa entonces el denominado Campo de las Carreras. En tanto que nuestro Prócer deja documentado esta maniobra expresando: “El campo de batalla no había sido reconocido por mí, porque no me había pasado por la imaginación, que el enemigo intentase venir por aquel camino a tomar la retaguardia del pueblo, con el designio de cortarme toda retirada, por lo tanto me hallé en posición desventajosa, con partes del Ejército en un bajío”. (9)

Sin dudarlo un instante, el Creador de las Banderas, reubica sus tropas en el Sur de la Ciudad de Tucumán en orden de batalla con toda la infantería en el centro y la caballería en ambas alas con el apoyo de la artillería o cañones de montaña, de modo tal, para sorprender a las tropas de la Península Ibérica que aún no se habían aprestado a la batalla, vale decir, aún no habían adoptado posiciones de lucha ni descargado de las mulas los enceres de guerra como son los cañones.

A media mañana ya las tropas españolas adoptaron un orden de batalla convencional como era costumbre o por decirlo así “Automático”, algo así como reglamentado, pero su sorpresa era grande aún, ventaja importantísima que favorece en gran medida al que obtiene el denominado “Factor sorpresa”. (10)

El encuentro se inicia con la apertura de fuego de la artillería belgraniana que produce serios y acertados blancos que descalabra a uno de los batallones peninsulares que reacciona en una carga de bayoneta en forma aislada y sin conocimiento de Pío Tristán (¡Eso no se hace! dirían Von Clausewitz y Sun Tzu). (11)

Ante este error táctico garrafal, nuestro Prócer, ni lerdo ni perezoso aprovecha esa oportunidad y contraataca con infantería en el lugar del descontrol enemigo y con la caballería en una de sus alas a órdenes de Balcarce (futuro yerno de San Martín) desbaratando la caballería realista que no lograba comprender la bravura de los criollos a pesar de lo mal armados y vestidos que estaban. Debemos considerar que un ejército se basa en la disciplina y ello es orden, prolijidad, obediencia, etc., entonces, como es posible que ante un ejército impecable como los españoles, una horda de gauchos a bolas y machete pudiera ponerlos en apuros? Obviamente la respuesta es fácil: esclavitud o ¡Libertad e Independencia! La elección es motivación suficiente. (12)

“Sorprendidos y aterrados a la vista de un espectáculo tan imponente como nuevo para ellos, no supieron tomar otro partido que el peligroso de acabar por desordenarse y acogerse al inmediato bosque. Este funesto ejemplo, que fue desgraciadamente seguido por los demás batallones, dio ocasión a que los intimidados y confusos infantes disidentes los persiguieran con audacia, hiriendo y matando sin piedad a los que pudieron alcanzar de los realistas”. (13)

En esa confusión y entrevero, adviene un  hecho sobrenatural, se desata un feroz huracán desde el Sur que traía en su seno una manga de langostas, explica el historiador tucumano Dr. Manuel Lizondo Borda, detallando el desbande que produjo en las tropas peninsulares, parecía que la Virgen de las Mercedes protegía a nuestros criollos, la manga de langosta era tal que oscureció el día que, hasta ese momento, no tenía nube alguna, el aspecto en que se convirtió era terrorífico.

Los criollos que conocían las langostas, en el fragor del combate no podían distinguir los golpes de las balas en los cuerpos de los langotazos o golpes de langostas que caían en picada sobre ambos contrincantes, pero que producían mayor efecto de terror en los ibéricos que en nuestro gauchos, imaginemos la confusión descomunal que se había armado por algo no humano que influía y castigaba severamente al enemigo colonialista. No podían ver, menos apuntar, disparaban a cualquier parte, el caos se apoderó de los peninsulares y cundió el pánico, tanto así que en realidad estaban expuestos a la suerte o al destino elegido por la Madre de Dios y Madre Nuestra, Santísima Señora Virgen de las Mercedes.

Los esfuerzos de organizar y dar órdenes de combate por parte de ambos conductores eran bloqueados por la confusión cada vez mayor, parecía que nadie sabía quien era el dominante del Campo de las Carreras de Tucumán, ya llegaba el atardecer de aquel memorable 24 de septiembre, Belgrano meditaba y evaluaba una situación poco común, mientras Tristán a una legua del Campo de Batalla intentaba recomponer lo que le quedaba, el resto había huido o era prisionero de los patriotas.

Tristán se acerca a la Ciudad con intención de tomarla y amenaza con incendiarla, a lo que Díaz Velez le responde que pasaría a cuchillo a los prisioneros al observar el primer rancho de los arrabales de la Ciudad prenderse fuego. Esta seguridad de Díaz Velez se debía a que recientemente se había sorprendido a la columna logística principal de los realistas y se obtuvo el premio mayor en enceres de guerra y valores por lo que la alegría no se hizo esperar echando a vuelo las campanas de la Ciudad.

Mientras Belgrano con unos doscientos jinetes intentaba entrar en la Ciudad que no sabían en manos de quien estaba, se estableció al Sur de la misma y continuaba reuniendo sus hombres. Al amanecer del 25 se dirigió ya con quinientos hombres nuevamente a la Ciudad, en las afueras también estaba Tristán que le dispara unos cañonazos, pero Belgrano más que atacar, lo intimó a la rendición. Las tropas españolas no se rinden le contesta Tristán y quedan ambos contendientes en un especie de “Status quo” hasta el amanecer del 26, día en que Belgrano decidió atacarlo y para sorpresa de nuestro Prócer, no había a quien atacar, los españoles habían emprendido el camino a Salta.

“Los mismos prisioneros enemigos decían que a la hora de la acción en la línea del Ejército Tucumano vieron una Señora vestida de blanco y que les batía el manto sobre los militares y que por eso las balas no les hacían nada, como fue que sólo dos faltaron que fueron Miguel Rivadeneira y Tomás Balor. Por eso se cree que esta Señora fue nuestra Madre de Mercedes”. (14)

Hay mucho más que brinda testimonio de Fe en la participación de nuestra Señora de las Mercedes en el Combate o Batalla de Tucumán y es por ello que nuestro querido Héroe de la Patria, a pesar de las tramas rivadavianas en su contra y posteriormente contra San Martín, la designa “La Virgen Generala” que hoy continúa siendo la Patrona del Ejército Argentino. Belgrano hizo una misa en Acción de Gracias y depositó su bastón de mando entre los cordones del ropaje de la imagen, proclamándola en agradecimiento por la Victoria de Tucumán como Generala del Ejército Argentino.

Como este ejemplo, los hay por miles en las promesas a la Santísima Inmaculada Concepción de María bajo las distintas Advocaciones, tal como podemos observar en el Santuario de Luján, donde sables, bastones de mando, medallas y otros enceres militares fueron ofrecidos en promesa por agradecimiento a los pedidos cumplidos. Así como mencionamos la Basílica de Luján corre el mismo destino en Fátima, tal en Río Blanco, San Francisco de Salta y Jujuy o las Catedrales Provinciales y tantos más.

El Dr. Agustín Molina y quien luego fuera Obispo de Santiago del Estero, se refiere al Caudillo de Tucumán en estos términos: “El modesto caudillo, tan religioso como intrépido, atribuye a Dios la victoria y a su Augusta Madre María le consagra parte de sus despojos en prueba de su reconocimiento, y determina se solemnice en honor suyo una función devota”.

Para culminar el objeto de esta investigación, las palabras propias del Caudillo de Tucumán, para el nombramiento de la Virgen de las Mercedes como Generala del Ejército, según el Padre Joaquín Tula son: “A Ti sola, Oh Reina de los Cielos y Madre de mi Señor Jesucristo os debemos el triunfo que ha obtenido el Ejército de la Patria y hoy te nombro Generala del Ejército. Y le colocó el bastón en la mano y se retiró bañado en lágrimas . . .”

A lo que observamos que nuestro pueblo, es un pueblo devoto que sólo desea la paz y el bien, pero cuando algo pone en peligro a la Patria, reverdecen las aptitudes guerreras del Pueblo Argentino que Jura con Gloria Morir o vivir con libertad e independencia.

Un maravilloso testimonio en homenaje al hoy Bicentenario de la Batalla de Tucumán “Sepulcro de la Tiranía”, cuanto honor y valor de los hombres que nos dieron la Libertad e Independencia, guiados por la Fe y el amor al prójimo dejando todo interés personal de lado. A veces me pregunto ¡De qué estaban hecho esos hombres? Y mi respuesta sigue siendo la misma que a muchos otros interrogantes: ¡Volver a los valores fundacionales de la argentinidad y erradicar toda actitud rivadaviana que aún hoy subsisten en algunos “Perduellis” que no comprenden las raíces de la verdadera Grandeza Nacional!

Esto es sin duda la punta del ovillo de esa parte de la historia tan rica de nuestra Amada Patria Argentina, “Victoria del 24 de septiembre de 1812 bajo la protección de Nuestra Señora de las Mercedes”, todo no se puede traslucir en un pequeño artículo por su extensión y sin ser el dueño de la verdad, en este día memorable Día del Bicentenario de la Batalla de Tucumán, en la búsqueda de nuestra Segunda Independencia y recordando a uno de los más Grandes Protagonistas de Nuestra Historia, saludo a todos cordialmente.

(1) El Emblema Nacional que guiaba al Pueblo y Ejército unidos en la búsqueda de la Libertad, era la 2da Bandera Nacional creada por Belgrano que hoy luce con orgullo en el Salón de las Banderas en la Casa de Gobierno en San Salvador de Jujuy. La 1ra fue con la que represento a la Campaña del Paraguay en 1810 y cuyos colores hoy los heredara la Provincia de Misiones. Y la 3ra y definitiva fue la aprobada por la Asamblea del Año XIII Jurada y Heredada en custodia  en el Monumento a la Bandera en Rosario – Santa Fe.
(2) Parafraseando a un amigo aquellos que luchan por la libertad e independencia no tienen que pensar en cambiar de correa sino en dejar de ser perro.
(3) Diputado del latín deputatus (Evaluar y destinar para un fin). Un Diputado es entonces alguien escogido, evaluado y destinado a representar el pueblo. Que es el envío de una diputación: un emisario en representación de ciudadanos.
(4) Realistas: se deriva del latín refiriéndose a la monarquía y su defensa, pero que en definitiva sería algo así como la simbiosis de los términos Real y Lealista o leales a la corona española.
(5) Un ataque terrestre de 2 a 1, no es un ataque lógico, lo normal es un mínimo de 3 a 1. En Malvinas nos atacó el Pirata con una fuerza terrestre de 3 a 1 pero con todo el espacio aéreo y marítimo 100% en poder de ellos. Existe variedad en los números de distintos autores, pero en general todos coinciden en esta proporción de 2 a 1.
(6) Oficio a Belgrano desde Jujuy al Gobierno 19/5/12 y Oficio desde Campo Santo el 21/4/12 – Archivo General de la Nación (AGN).
(7) Oficio de Belgrano al Gobierno desde Río Tucumán el 12/9/12 – AGN.
(8) Antonio Zinny – Historia de los Gobernadores de las Provincias Unidas del Río de la Plata – 1920.
(9) Museo Histórico Nacional: Memorias y Autobiografías – Bs. As. – 1910.
(10) Uno de los tradicionales Principios de la Guerra que deben ser respetados si persigues la victoria.
(11) Ambos famosos estrategas que escribieron “De la Guerra” el primero de origen alemán del siglo XVIII y “El Arte de la Guerra” de origen Chino del Siglo V A.C.
(12) No se brindan mayores detalles, aunque sumamente interesantes, porque se desvirtuaría el objeto de este ensayo.
(13) Memorias del General español García Camba.
(14) Padre Joaquín Tula – Discursos y escritos de Tucumán – 1915.
(15) Las Mercedes reales son las donaciones de bienes (de su patrimonio personal y de la corona) y títulos a cambio del apoyo dado a la alta nobleza o del clero en pago de algún servicio) tienen su origen en Castilla y fueron aplicados a las colonias. Durante las primeras décadas a partir del Descubrimiento, los reyes hacían Mercedes gratuitas de tierras, con el fin de estimular la ocupación efectiva del territorio, y asignar a los conquistadores, fundadores o colonos un medio de vida que les permitiera sostenerse en él y actuar como soldados para la defensa contra acometidas de los indígenas o contra los intentos de invasión de potencias enemigas.

FUENTE DE CONSULTA: conclusiones propias derivadas de las siguientes piezas bibliográficas:

-         La Virgen Generala – Padre Cayetano Bruno – Editorial APIS – Rosario – Argentina – 1954.
-         Documentos varios del Archivo General de la Nación.
-         Artículo de Andrés Mendieta – 23 de agosto de 2009.
-         Manuel Lizondo Borda - Instituto Nacional Belgraniano – Buenos Aires – Argentina - 1995.
-         Internet.

martes, 11 de septiembre de 2012


EL ESTATUTO DE 1815


Por: Roberto Antonio Lizarazu

Entre la Revolución de abril de 1815 que derrota al Director de Estado Carlos María de Alvear y el Congreso de Tucumán de 1816, donde se declara la libertad e independencia de nuestra patria, existió un intento fallido de organización nacional, uno más de la larga lista de frustrados aprontes sobre el particular. De varios de ellos ya nos hemos ocupado en este blog, pero hoy es el turno del Estatuto de 1815.

Recordemos que la revolución de abril de 1815 estaba consumada y por primera vez, desde que se iniciara el movimiento de mayo de 1810, participaban en el intento de conformación nacional diferentes voces de regiones y provincias que antes habían sido silenciadas algunas de ellas por las armas y otras por la política del centralismo portuario.

La generalidad de las provincias recibieron con júbilo y alivio la desaparición de Alvear y los suyos. Otro tanto sucedió con las tropas de los diferentes ejércitos que se mantenían para defender la independencia lograda ante la dependencia colonial. Cuando un país se encuentra sumido en una guerra de independencia, es disparatado no hacer política afín con las tropas que la realizan. Son los que ponen el cuerpo y sacrifican sus vidas y bienes para llevar a cabo la tarea. Es  obligación de las autoridades escuchar sus reclamos y gobernar acorde al objetivo común: La independencia nacional aún no lograda. Todos eran concientes que los esfuerzos que provocaban las guerras civiles  restaban fuerza a la prioridad que debía ser la lucha por la independencia. El que suponga que la tropa no reparaba en ese detalle fundamental, subestima a la misma que, en su mayoría, por no ser instruida y no saber leer ni escribir, no quiere decir que no reparaba en lo que le convenía o la perjudicaba.  En este momento el Cabildo de Buenos Aires, igual que en 1810, estuvo a la altura de las circunstancias.

Ahora bien, derrocado Alvear, era necesario impedir que la acefalía trajese trastornos a la revolución. Imposibilitados para efectuar una consulta general y rápida, el Cabildo procedió a elegir al nuevo Director de Estado. El 19 de abril los vecinos de Buenos Aires procedieron a elegir por votación secreta, tres electores por cada uno de los cuatro departamentos en que estaba dividida. El 20 de abril, reunidos los electores, eligieron a su turno para el cargo de Director de Estado al general del ejército del Perú, José Rondeau. Pero para remediar su momentánea ausencia, decidieron designar un suplente o interino: al coronel Ignacio Álvarez Thomas.

No terminó en esto el Cabildo. Adoptó algunas medidas con las cuales creyó poder impedir el nepotismo y la dictadura. Fue así como imaginó crear al margen del Poder Ejecutivo un poder moderador de las acciones del mismo. Una Junta de Observaciones que como su mismo nombre indica, observara las medidas del Ejecutivo, y como mencionaba en sus funciones: “Fuese capaz de contener los grandes abusos que hemos experimentado en materia política, que restituya la libertad de Imprenta, la seguridad individual, y demás objetos de pública felicidad, reclamando la menor infracción a las mismas de la manera más enérgica”.

La Junta de Observaciones, durante el gobierno del Director de Estado, José Rondeau,  se integró con las siguientes personas: Esteban Agustín Gascón, Pedro Medrano, Antonio Sáenz, Mariano Serrano y Tomás M. Anchorena. Eran miembros suplentes de la Junta Domingo Zapiola y Manuel Obligado. Todos tenían el cargo de Diputado. Este fue el primer proyecto de Gobierno biforme del período independiente. Hasta ese momento habíamos tenido como Ejecutivo a triunviratos o unipersonales. (1)

Al mes de constituirse la Junta, el doctor Gascón entregaba al Cabildo el Estatuto que se había encomendado. Como nos podemos dar cuenta cinco personas no pueden tener la capacidad intelectual para redactar un proyecto constitucional más o menos original y serio. En realidad era una mala copia del proyecto presentado por Monteagudo  en 1813. Con el agravante que mientras en 1813 se deseaba contar con un Ejecutivo fuerte y dominante ahora el Cabildo pretendía un Ejecutivo controlado por una Junta de Observaciones. Según Emilio Ravignani, en “Historia Constitucional Argentina”,  “el proyecto presentado por la Junta pretende ser federal pero su contenido resulta marcadamente unitario. En la 1ª Sección, trata del hombre en la sociedad. Fija así que todo habitante del territorio del Estado, sea americano o extranjero, sea ciudadano o no, goza de seis derechos, a saber: la vida, la honra, la libertad, la igualdad, la propiedad y la seguridad.”

“En el capítulo II adopta a la religión católica apostólica romana como religión de Estado. En el capítulo III determina las condiciones de la ciudadanía y organiza luego los tres poderes: legislativo, ejecutivo y judicial. Refiriéndose el legislativo, determina que reside su poder en los pueblos originariamente, y que hasta la determinación del Congreso General de las Provincias, la Junta de Observación sustituirá en vez de Leyes y Reglamentos Provisionales en la forma que éste prescribe, para los objetos necesarios y urgentes.”

Ahora viene el articulado que el Cabildo pretendía respecto al Ejecutivo que fuese moderado y controlable por la Junta.

Dice Ravignani: “La sección tercera determina todo lo relativo al Poder Ejecutivo.  Lo ejerce un Director del Estado; deberá tener treinta y cinco años, duraba un año en sus funciones y su tratamiento era el de Excelencia. Sus facultades eran las de nombrar embajadores, cónsules, etc., vigilar sobre el aumento de la población, agricultura y comercio: arreglo de minería, controlar impuestos aduaneros, correo, postas, camino, etc. Además nombraba tres secretarios de gobierno, guerra y hacienda, así como la designación de sus respectivos oficiales.”

Es verdad que algunas limitaciones le imponían al Ejecutivo el proyecto de Estatuto. “El Ejecutivo no podrá disponer expedición alguna para fuera de la provincia  (de Buenos Aires) ni imponer pechos (2), contribución, empréstitos ni aumentos de derecho de ningún género, sin previa consulta y determinación de la Junta de Observaciones unida con el Excmo. Cabildo y Tribunal del Consulado”.

El artículo 30 de la Sección III es el que determina que el Director de Estado luego de posesionarse del mando, debía invitar “con particular esmero y eficacia a todas las ciudades y villas de las provincias interiores para el pronto nombramiento de diputados que hayan de formar la Constitución”,  y a continuación precisa que dichos representantes debían reunirse en Tucumán, (3) en donde acordarían el lugar en que continuarían sesionando.

La Sección cuarta trata del Poder Judicial, cuyo ejercicio, hasta tanto se conocieran las providencias que al respecto tomase el Congreso General, residiría en el “Tribunal de recursos extraordinarios de segunda suplicación e injusticia notoria: en las Cámaras de Apelaciones y demás juzgados inferiores.”  A continuación determina la absoluta independencia de dicho poder con respecto al ejecutivo.  
Tanto el Director de Estado, como los diputados para el congreso General, los Cabildos seculares de las ciudades y villas, los gobernadores de provincias y los miembros de la Junta de Observación, debían ser nombrados por elecciones populares.

En cuanto a las fuerzas militares, hacía el distingo entre las tropas “Veteranas”, las “Milicias Provinciales” y las “Milicias Cívicas”. Las primeras dependían del Ejecutivo, pero con la limitación que no podían participar en problemas de guerra civil. Las “Milicias Provinciales” continuarían rigiéndose por un Reglamento de la época colonial del 14 de enero de 1801. Y las “Milicias Cívicas” se formaban con todo habitante del Estado nacido en América; con todo extranjero de más de cuatro años de residencia; con todo español europeo  con carta de ciudadanía  y todo negro y pardo libre. Los componentes de las “Milicias Cívicas” estaban obligados a prestar servicio desde los quince hasta los sesenta años y estaban a las órdenes del Cabildo.

En la última sección se trata de la “Seguridad Individual” y a este respecto El Estatuto transcribe algunos conceptos que se puede rastrear muy fácilmente y que aun hoy perduran en nuestra CN vigente. Se refiere en “Seguridad Individual” a que “Las acciones privadas de los hombres que de ningún modo ofendan el orden público, ni perjudiquen a un tercero, están solo reservadas a Dios, y exentas de la autoridad de un Magistrado”. Añade luego “Que ningún habitante será obligado a hacer lo que no manda la ley clara y expresamente, ni privado de lo que ella del mismo modo no prohíbe”. Esta frase con algunas pequeñas modificaciones los autores de “El Estatuto” la toman del proyecto de Monteagudo de 1813, quien a su vez la toma de la Constitución de los Estados Unidos. Por otra parte se registra en la de 1853 y perdura en todas sus modificaciones hasta la actualidad en el Art. 19º de la CN de 1994.

“El Estatuto” de 1815, una vez firmado por sus redactores fue comunicado a las provincias para su jura y Álvarez Thomas invitó a las provincias a designar diputados. Pero todo fue en vano. Resumiendo: Salta y Jujuy juraron con observaciones. Tucumán la juró y reconoció. Todo Cuyo (Mendoza, San Luís y San Juan) prestó su acatamiento al Director Álvarez Thomas, pero la Junta de Guerra presidida por San Martín, declaró que no reconocía en “parte alguna” el proyecto enviado. La Banda Oriental, Corrientes, Entre Ríos y Misiones, dependientes de Artigas, ni siquiera recibieron el texto a considerar. Córdoba y Santa Fe nombraron diputados pero respondieron con tantas observaciones que era imposible arreglar todas las oposiciones. Como nos señala Diego Luís Molinari en “El Gobierno de los Pueblos”,  El Redactor del Congreso Nacional, Buenos Aires, 1926. “La prevista fugacidad del Estatuto fue nada en comparación a su aplastadora ineficacia como instrumento político en el interior de nuestra patria”.

(1) No confundir los ejecutivos biformes con la institución vicepresidencial prevista en la CN de 1853, que si bien forma parte del PE tiene funciones completamente diferentes.

 (2)  Imponer pechos en castellano coloquial de 1800 significaba: Quedarse sin nada en el cuerpo o dejar sin nada en el cuerpo a alguien. Sería el equivalente al actual: Quedarse en pelotas. En 1800 se decía: Quedarse en pechos.

(3)  En realidad el proyecto de Monteagudo de 1813, presentado ante la denominada “Asamblea del año XIII”, fue el primero en sugerir, un pensamiento federal, igualmente como lo sugiere el “Estatuto de 1815”, que las asambleas constituyentes se realicen en Tucumán, con el objeto de descentralizar el funcionamiento gubernamental  que se radicaba en Buenos Aires.


jueves, 6 de septiembre de 2012


EL GOBIERNO DEL DIRECTOR DE ESTADO CARLOS MARÍA DE ALVEAR

Por: Roberto Antonio Lizarazu

A partir de la Asamblea del año XIII se instauró como forma de gobierno del Poder Ejecutivo de las Provincias Unidas del Río de la Plata, un cargo denominado “Director de Estado”. Este sistema perduró entre 1814 y 1820 y fueron sus titulares los siguientes funcionarios: 

Gervasio Antonio de Posadas. Del 31 de enero de 1814 al 9 de enero de 1815.

Carlos María de Alvear. Del 11 de enero de 1815 al 18 de abril de 1815.

José Rondeau (Primer período).  Del 20 al 21 de abril de 1815.

Ignacio Álvarez Thomas. Del 22 de abril de 1815 al 16 de abril de 1816.

Antonio González Balcarce. Del 16 de abril de 1816 al 9 de julio de 1816.

Juan Martín de Pueyrredón.  Del 9 de julio de 1816 al 9 de junio de 1819.

José Rondeau (Segundo Período). Del 9 de junio de 1819 al 1 de febrero de 1820.

Juan Pedro Aguirre. Del 1 al 11 de febrero de 1820.


En este blog en fecha jueves 19 de abril de 2012 publicamos un comentario titulado “El Uso de la Bandera Azul y Blanca” donde mencionábamos que una de las consecuencias más relevantes de la revolución de abril de 1815, para derrocar al Director Carlos María de Alvear, fue el comienzo del uso en el Fuerte de Buenos Aires y en la Plaza de la Victoria, de la bandera azul y blanca. Ahora intentaremos explicar las causas y los pormenores de la revolución que terminaron con el gobierno del Director Carlos María de Alvear.

Para mediados de 1814, y siendo Director Gervasio Antonio de Posadas (Tío de Carlos María de Alvear) el motivo principal de preocupación de su gobierno, lo constituía la restauración de Fernando VII en el trono de España y algunas de las maniobras políticas que el monarca había encarado respecto de los súbditos de  las Colonias de Ultramar.  Fernando cuando es restaurado, desconoce y quita el poder de las Cortes y anula la Constitución de Cádiz de 1812. Pero a su vez, con el argumento  que los súbditos de las Colonias,  habían mantenido una fidelidad auténtica y sostenida, se las convocaba a designar diputados para la conformación de una nueva Corte que reemplazaría a la anterior. Así todo volvía al estado anterior.

Inglaterra y todos los partidarios pro anglófilos, que como ya mencioné oportunamente eran muy numerosos y financieramente fuertes, comenzaron con sus intrigas habituales. Lord Strangford, en ese momento embajador británico ante la Corte de los Braganza en Brasil, inmediatamente escribió a su agente en Buenos Aires, Saturnino Rodríguez Peña, para que aconsejara a Posadas que designe un par de diputados de confianza ante España y de paso estar informados sobre los movimientos de Fernando en materia política.

Rivadavia y sorprendentemente Belgrano (que era Carlotista) aceptaron la designación como diputados y además se comprometieron a desempeñar una misión secreta durante su paso por Río de Janeiro. La misma consistía en entrevistarse y entregarle pliegos de Posadas al  príncipe regente Pedro de Braganza, quien luego sería Pedro I de Brasil, a la Infanta Carlota y al embajador británico en Brasil Lord Strangford. Las entrevistas tenían por objeto interesar a Inglaterra que evite de cualquier manera los aprestos de la formidable expedición que restauraría a la monarquía borbónica por estas tierras.

Casualmente, el 28 de diciembre (día de los Santos inocentes) de 1814, partían de Buenos Aires los negociadores Rivadavia y Belgrano, a bordo de la corbeta inglesa “Zephir” con rumbo al Brasil, bajo el mando del capitán   Thomas Taylor, llevando las instrucciones públicas y reservadas que ya mencionamos. Llegaron a Río de Janeiro el 12 de enero de 1815. Allí cumplimentaron los encargos de Posadas y solo Dios sabe por que motivos nunca se embarcaron rumbo a España a efectos de ejercer sus nombramientos de diputados ante la nueva Corte, cargo para el cual habían sido designados. Quiero suponer que la persuasión inglesa fue de mayor peso que la diputación de las Provincias del Río de la Plata, porque embarcar se embarcaron pero no rumbo a España sino a Inglaterra. Pero cambiando sus títulos  ya no como “diputados ante España” sino como “comisionados ante Inglaterra”. En honor a la verdad cuando parten hacia Inglaterra ya Posadas había renunciado y el nuevo Director era su sobrino Carlos María de Alvear.

Para poder comprender el giro político de esta maniobra, es necesario volver al Río de la Plata. Mientras tanto nuestro Director de Estado Posadas, desde Buenos Aires,  se encontraba con varias dificultades en el ejercicio de su gobierno y encaraba planes de muy difícil concreción; la mayoría de los cuales se fundaban en su sobrino Carlos María de Alvear.                  

Por lo pronto, en el Río de la Plata (Buenos Aires y Montevideo) la situación había mejorado, debido a la liberación de la plaza de Montevideo realizada por las tropas de Buenos Aires al mando de Alvear,  que se encontraba en manos realistas. Derrotó al gobernador español Gaspar Vigodet el 20 de junio de 1814 dando fin al denominado Segundo Sitio de Montevideo.

El Director Posadas consideró conveniente que Alvear pasara a recibir el mando del ejército de operaciones en Tucumán y efectuase una campaña (nada más ni nada menos) hasta entrar en la Ciudad de Lima. A ese efecto ordenó a su sobrino Alvear que partiera llevando las órdenes correspondientes entre las que se especificaba que debería obrar de acuerdo con el general Rondeau a quien debería dejar el mando de la caballería. Hago notar a los señores lectores que en ese sitio y momento quien fuera el jefe de la caballería, de hecho era el jefe del ejército. La infantería era la fuerza de apoyo de la caballería y la artillería era casi inexistente. Como veremos luego esta situación entró en una crisis inevitable.

Las órdenes recibidas por Alvear de su tío Posadas, le señalaban que en caso de tener éxito en los primeros movimientos del ejército, éste debería seguir su campaña hasta Lima, quedándose Rondeau como Presidente de Charcas, para vigilar las intendencias vecinas que rodeaban a Lima y defender la capital del virreinato peruano y de paso a su sobrino. Por supuesto todo el plan fracasó, sencillamente por que Rondeau se quedó en Charcas con la caballería (el poder bélico de hecho) y Alvear se dirigió con la infantería a Lima, donde no llegó. Antes le llegaron las noticias de que la oficialidad que había quedado en Charcas, ¿sorprendió?  a Rondeau manifestándole su resistencia a ser mandados por Alvear. Los rebeldes tomaron varios prisioneros, poniéndose en actitud de franca rebeldía. Rondeau le escribe a Posadas informándole de lo ocurrido y Alvear regresa de apuro a Buenos Aires.

El Director Posadas le escribe a Rondeau: “El escandaloso atentado de que Ud. me da cuenta ha abierto una brecha terrible a la causa del país, más a mí en particular me hace un bien, porqué deseaba dejar el mando, y con semejante motivo voy a renunciar al momento, pues autoridad que no es obedecida no es autoridad”  (1)

Posadas presentó su renuncia ante la Asamblea General Constituyente y ordenó al Secretario de Gobierno y Relaciones Exteriores doctor Nicolás de Herrera, que la diera a conocer ante la misma. La Asamblea de inmediato aceptó la renuncia y nombró en su reemplazo al Brigadier General Carlos María de Alvear, quien asumió el mando no bien llegó a Buenos Aires el 9 de enero de 1815.

Este evidente rasgo de nepotismo, de pasar el gobierno de tío a sobrino, motivó varias y calificadas oposiciones, como la documentada correspondencia del doctor Vicente López y Planes que se conoce gracias a que su hijo Vicente Fidel López, entregara al Archivo General de la República Argentina, (2) hoy Archivo general de la Nación, donde se pueden leer los consejos que López le brinda a Alvear respecto del riesgo que representan los gobiernos donde se heredan los cargos como si se tratase de una monarquía,  y la respuesta de este último: “El modo de componerlo todo, era tomar el mando, que contaba con toda la fuerza y que moriría primero al frente de sus soldados que dejar que se riesen de él sus enemigos”.

Lo irónico de toda esa correspondencia entre López y Alvear consistía en que los sabios consejos provenían de un antiguo simpatizante de la monarquía y el que los recibía también era promonárquico, pero no los aceptó enceguecido en su personalismo. El tiempo le dará la razón a López.

Al asumir Alvear el Directorio, encontró al tomar el gobierno, un importante ejército en Buenos Aires, otro en Tucumán (que era el que había comandado Rondeau), mucha tropa en Entre Ríos y alguna en Mendoza, Santa Fe y en Montevideo, además  una considerable escuadra que había sido vencedora en el Río de la Plata, lo  que todo en conjunto constituía un considerable poder militar. Tenía donde apoyarse en materia bélica. Por otra parte La Aduana suministraba fondos suficientes para gobernar con tranquilidad. Durante el año que duró el Directorio de Posadas se recaudaron dos millones trescientos treinta mil pesos, que fue record absoluto de esa década.                

Alvear contaba con fuerza y dinero  para sostener su Directorio, pero lo que hacía agua por varios costados era en materia política, que representaban serios problemas que como veremos más adelante, resultaron insalvables. Primero Artigas en la Banda Oriental. Segundo la expedición española que se suponía inminente con la posibilidad de que los brasileños -En ese momento Imperio-  facilitarían las operaciones españolas. Y en tercer lugar la tropa en general de todos los ejércitos que mencionamos en el Haber de Alvear, detestaba la forma directorial de gobierno y en especial a Alvear personalmente.

Era tanta la tirria que despertaba   Alvear, quien asume el 9 de enero de 1815, que al día siguiente de su nombramiento, el día 10, las  tropas de Buenos Aires destacadas en la Banda Oriental al mando de Dorrego, fueron derrotas por Rivera en el combate de Guayabo. Las deserciones generalizadas de la tropa y la hostilidad de la población, dejaron prácticamente solo a Dorrego acompañado por sus oficiales y algunos pocos soldados.

Desmoralizado por este primer contratiempo, Alvear envía a Manuel José García a Río de Janeiro, para negociar con la Corte Imperial y con el ministro inglés ante la Corte, nuestro conocido Lord Strangford;  y al doctor Nicolás de Herrera a Montevideo para conciliar con Artigas, que era la cabeza visible de la oposición al sistema directorial. Se debe notar que ante cualquier dificultad, la medida de Alvear es exactamente igual a la de su tío: enviar un representante a la Corte Lusitana y entrevistarse con el ministro inglés.

Como ya mencionamos el Directorio de Alvear duró cuatro meses. Pero en esos cuatro meses envió tres misiones diplomáticas a Montevideo con el objeto de sumar a Artigas. En realidad Alvear consideraba indispensable que Artigas limitara su acción a la Banda Oriental, debido a que el caudillo oriental contaba con un prestigio manifiesto y su dominio abarcaba, además de la Banda Oriental, Corrientes, Entre Ríos, Misiones y Santa Fe. Las misiones a Montevideo  fueron las del doctor Nicolás de Herrera, la del coronel Elías Galván (3) y la del Almirante Guillermo Brown. Todas resultaron fallidas.

Incluso Alvear, mientras se desarrollaban en la Banda Oriental las gestiones diplomáticas mencionadas, encaró una ante el doctor Francia, gobernante del Paraguay que detallaré algunas cuestiones que por lo menos podrían denominarse como pintorescas.

El 20 de enero de 1815 envía una nota al doctor Francia por la cual, luego de intentar asustarlo con: “Si Buenos Aires sucumbe el Paraguay no podrá ser libre” (4)  finaliza con la siguiente  propuesta, le ofrece 25 fusiles por cada cien soldados paraguayos para combatir contra Artigas. Por supuesto el doctor Francia no aceptó este insólito intercambio, y el suscripto jamás encontró respuesta escrita de esta nota. Si existe la misma, cosa que dudo, la desconozco.

Como cuatro meses pasan rápido y  no se resolvieron ninguno de los problemas políticos,  la situación de Alvear se hacía insostenible. El ejército del Perú le negó obediencia, San Martín desde Mendoza apoyó esta actitud hostil. El Cabildo de Buenos Aires a pesar de sus manifestaciones contra Artigas, conspiraba en secreto, pidiendo apoyo para destituirlo.

Artigas consolidó su situación dominando Corrientes y Entre Ríos, que se declararon provincias confederadas. Ejemplo seguido de inmediato por Santa Fe, y cuando Córdoba estaba en trámite de seguir el mismo camino, Artigas cruza el Paraná al frente de sus tropas, ocupó Santa Fe (que ya se había declarado confederada) y avanzó contra Buenos Aires.

Alvear ordena el envío de una división de vanguardia que al mando del coronel Ignacio Álvarez Thomas le saliera al encuentro, al llegar a Fontezuelas, actual Partido de Pergamino en la provincia de Buenos Aires, (5) primero se sublevó la vanguardia y de inmediato la retaguardia. Confraternizaron todos y alguna tropa se alió con Artigas y otra directamente se retiró cada uno a donde quisiera.

Al llegar la noticia a Buenos Aires, estalló la revolución. Se armaron los cuerpos cívicos y poniéndose el Cabildo al mando, se proclamó directamente la caída del Director Alvear y la disolución de la Asamblea, que le era partidaria. Alvear se retiró al Campamento de los Olivos, donde contaba con algunos seguidores y quedó rodeado de los cuerpos que respondían al Cabildo.

Por otra parte, la situación general era la siguiente: San Martín y el Ejército de los Andes en Mendoza, Rondeau y el ejército del Norte en Tucumán y  Artigas con la Liga del Litoral, apoyaron la posición de Álvarez Thomas. Alvear quedó reducido a su Campamento de Olivos y rodeado por los cuerpos del Cabildo que a su vez ordenó se procediera a la elección de un gobierno provisional. A ese efecto el Cabildo dividió la ciudad en cuatro departamentos y reglamentó la forma de votar de los vecinos. De esa elección de representantes, estos  a su vez eligieron de manera provisoria al coronel sublevado Ignacio Álvarez Thomas como Director de Estado Suplente.

Finalmente Alvear entregó el mando de las pocas tropas que le quedaban al coronel Juan José Viamonte, que respondía al Cabildo y Alvear se embarcó en una fragata de guerra inglesa, acompañado por el comandante Bersey y el Cónsul británico Staples rumbo a Río de Janeiro.

Al día siguiente se procedió a una nueva elección, dando por resultado el reemplazo del Director Suplente Álvarez Thomas por el del General José Rondeau que inicia su primer período en ese cargo.  

(1) Gervasio Antonio de Posadas, Memorias,  Imprenta del Estado, Buenos Aires, 1829.

(2) Esta documentación es conocida como “La Colección  López” y fue donada por Vicente Fidel López, hijo de Vicente López y Planes en el año 1898, pocos años antes de su muerte ocurrida en 1903, al Archivo General de la República Argentina, hoy el Archivo General de la Nación.    

(3)  El coronel Elías Galván fue el primer Teniente Gobernador de la Provincia de  Corrientes en el período independiente. Fue Teniente Gobernador en dos períodos entre 1811 y 1813. Al lector que quiera ampliar el tema puede consultar en este blog en fecha 11 de junio del 2012, el comentario del suscripto “Invasión a Corrientes en 1811”.

(4) La nota de Alvear completa se puede leer en José Zorrilla de San Martín, La Epopeya de Artigas, Montevideo 1919. t. I p. 692.

(5) Fontezuelas es un sitio descampado con algunas pocas viviendas muy dispersas. Extrañamente existía una Estación del ferrocarril Mitre en el lugar denominada Fontezuela, sin “s”.