jueves, 25 de abril de 2013





JUAN MANUEL DE ROSAS : La Gran Seca


Por: Carmen Itatí Bonpland


Durante su primera gobernación de la Provincia de Buenos aires, a cargo del poder Ejecutivo Nacional (06.12.1829 al 17.12.1832), Rosas no solo debió enfrentar problemas derivados de la anarquía y de la confrontación fratricida sino también una terrible y devastadora sequía que por su intensidad y extraordinaria duración fue denominada "La gran seca", entre 1827 y 1830.

Opinión del naturalista francés Augusto Bravard (1800-1861) que informara en el Registro Estadístico del Estado de Buenos Aires del año 1857:

" … Todo el país fue convertido en un inmenso desierto. Los animales salvajes reunidos a los bueyes y a los caballos erraban en vano sobre esta superficie quemada para procurarse un poco de agua, un poco de alimento, se dejaban caer al suelo, extenuados de sed, de hambre y debilidad, para no levantarse más. La tierra, desunida y hecha polvo por la sequedad y el pisoteo continuo de los ganados, levantada por las ráfagas del pampero, no tardaba en cubrir indistintamente ya cadáveres, ya animales que respiraban aún.”                

"... Nosotros mismos hemos encontrado con frecuencia, en nuestras incursiones, esqueletos de bueyes y de caballos enterrados por cientos, ya en el interior de las tierras, ya a las orillas de los ríos y lagunas, bajo una capa de tierra que llega algunas veces al espesor de dos metros.  Se asegura que durante ese largo período pereció más de un millón de cabezas de ganado y que los límites de las propiedades desaparecieron  bajo espesas capas de polvo.”

" La existencia del hombre estuvo más de una vez comprometida, hasta en las habitaciones, hasta en los pueblos, por singular modificación del fenómeno del transporte del polvo, que, suspendido en el espacio, encontraba en él, a veces, nubes cargadas de vapor de agua con que se mezclaba.”

" No era entonces bajo la polvorienta que volvía a descender sino en la de una verdadera lluvia de lodo, cuya acumulación sobre los techos amenazaba destruirlos.”

Bibliografías consultadas varias, mas éste texto lo extraje del libro Juan Manuel de Rosas El maldito de la historia oficial de Pacho O´Donell

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