La publicación de estos apuntes sobre Historia Argentina, no tienen otra pretensión que prestar ayuda, tanto a estudiantes como a profesores de la materia en cuestión.

Muchos de ellos, simplemente son los apuntes confeccionados por el suscripto, para servir como ayuda memoria en las respectivas clases de los distintos temas que expusiera durante mi práctica en el Profesorado. Me daría por muy satisfecho si sirvieran a otras personas para ese objetivo.

Al finalizar cada apunte, o en el transcurso del mismo texto se puede encontrar la bibliografía correspondiente a los diferentes aspectos mencionados.

Al margen de ello invitaremos a personas que compartan esta metodología, a sumarse con nuevos apuntes de Historia Argentina.




Profesor Roberto Antonio Lizarazu

roberto.lizarazu@hotmail.com



martes, 30 de octubre de 2012

Carlos Andrés Ortiz


ROCA Y LA DEMONIZACIÓN DE LOS ANARCO - MARXISTAS INDIGENISTAS

Por: CPN Carlos Andrés Ortiz. Investigador de temas económicos y geopolíticos.
El dos veces presidente constitucional Julio Argentino Roca, fue elegido como blanco de la demonización sistemática por parte de la “intelligentzia” que responde a las vertientes anarquistas, marxistas, y otros “progresistas” varios; sectores a la vez muy influenciados por grupos y activistas del ultra indigenismo.
Jauretche –que conocía mucho de la colonización cultural y sus múltiples acciones-, utilizó con ironía el concepto de “intelligentzia” para englobar a diversos intelectuales y pseudo intelectuales que desde siempre estuvieron lejos de entender la REALIDAD NACIONAL, pero que han sido presurosos y fervientes repetidores de cuanta “opinión políticamente correcta”  emana de las usinas de difusión, las cuales no por casualidad son manejadas o están fuertemente influidas por  los factores del poder transnacional.
Por caso, esos fervorosos y usualmente muy agresivos difusores del ultra indigenismo, se niegan a reconocer que esas corrosivas acciones socio culturales, tendientes a fomentar odios y divisiones internas insalvables, están siendo activamente fogoneadas por diversas ONGs transnacionales, detrás de las cuales se advierte el accionar de Gran Bretaña y otras potencias del G 7. Con ello, esas perversas acciones buscan debilitarnos, como paso previo a lograr la nueva balcanización de nuestros Estados Nacionales, prefabricando mañosos e inexistentes “Estados” montados sobre pueblos indígenas, que con toda lógica habían sido incorporados a nuestros respectivos Estados Nacionales, en muchos casos con totales o muy buenas integraciones, tal como puede constatarse en prácticamente toda América Latina, mayoritariamente conformada por población surgida del pacífico mestizaje, verdadero crisol de nuevas variantes de la raza humana.
Como voceros mayores de esas acciones de inoculación de odios insalvables, y de prefabricación de interpretaciones históricas fuertemente sesgadas a los corrosivos dogmas del anarquismo y del marxismo (pretendidamente instalados como “verdades supremas”  de interpretaciones socio – históricas), se advierte el constante accionar de muy publicitados voceros de esos pensamientos, como O. Bayer y J. P. Feinmann.  Uno de los hechos difíciles de explicar es el grado de difusión del que gozan, siendo que objetivamente sus prédicas se dan de bruces con la Política Económica de claro corte neokeynesiano – desarrollista, ejecutadas en Argentina desde 2003 (e incluso poco antes), con orientaciones político – económicas que pueden calificarse como fuertemente heterodoxas, pero de ningún modo marxistas y menos aún  anarquistas.
Esas acciones de fogoneo a ultranza del indigenismo fundamentalista, además de buscar claramente la disolución nacional, al promover divisiones insalvables como pasos previos a fragmentar nuestra unidad político – territorial, están a la vez promoviendo un curioso “racismo inverso”, inoculando odios viscerales en contra de “lo diferente” a lo “originario”, montándose al efecto en mentiras y distorsiones históricas groseras, como la referente a los mapuches, que de “originarios” no tienen nada, pues han sido invasores que llegaron al territorio argentino mucho después de estar fuertemente instalados los criollos (hijos de españoles nacidos acá), y los múltiples mestizajes, que por lo general se dieron espontáneamente, en paz, e integrando fuertemente a pobladores de diversos orígenes, incluyendo en ello a gringos de diferentes orígenes, que desde los años de Don Juan Manuel ya se habían incorporado a la vida nacional en cantidades relativamente considerables.
 Otra de las distorsiones históricas es la construcción de la “leyenda negra” de la colonización española, omitiéndose adrede los factores positivos de esa notable epopeya histórica, posiblemente sin parangón en la Historia Mundial. Se omite mencionar, y mucho menos analizar, la gigantesca construcción del espacio geopolítico latinoamericano, único en el mundo por la notable unidad cultural dentro de la diversidad de nuestras particularidades nacionales, en un espacio geográfico que si se consolida pasará a ser el más extenso bloque político – cultural – económico del mundo, superando en su extensión incluso a la gigantesca Rusia bicontinental.
No existe en el mundo ninguna otra mega región, con semejante fortísima ligazón histórico – cultural, fruto de nuestra historia en común, lengua única con la cual podemos entendernos entre nosotros (considerando al  portugués como una derivación del castellano), y una religión en común –el catolicismo-, herencia hispánica transmisora a su vez del patrimonio religioso romano-ecuménico, que obra como sólido pegamento de la identidad cultural latinoamericana. Expresado esto con respeto a otros credos.
Curiosamente esos fervorosos fogoneros del  ultra indigenismo, omiten que el español  vino con  expresas indicaciones de integrarse a las poblaciones nativas, y que los nativos y los mestizos fueron considerados súbditos de la corona en pie de igualdad con los españoles peninsulares, durante la dinastía de los Habsburgos, cambiando ello con los afrancesados Borbones. Incluso muchos de los mestizos alcanzaron posiciones de preeminencia cultural y social, al estar integrados en total igualdad con los peninsulares.
Muy distinto fue el accionar de ingleses y franceses en América Del Norte, imbuidos del racismo determinista del calvinismo, que buscó la exterminación de la población originaria, y que hasta hoy no la integró a su fuertemente racista cultura. Esos mismos que hasta los años ’60 segregaban a  los negros, que hoy desprecian a los “latinos” (léase latinoamericanos con rasgos indígenas, muchas veces también con ancestros negros).
En ese contexto general, omitido en los análisis por sociólogos “progresistas”, periodistas superficiales o acomodaticios, y otros fogoneros del  divisionismo corrosivo y profundo; no pueden sorprender  las acciones de brutal patoterismo político-cultural, perpetradas por los que quieren imponernos a la fuerza el odio al dos veces Presidente Constitucional, General  Roca, llevando a cabo incluso brutales acciones de pretendidos derribos de monumentos, pintadas y agresiones diversas, que de “democráticas” precisamente no tienen nada, y si en cambio mucho de aplicación práctica de los “manuales de procedimiento” de Gramsci  y otros odiadores consuetudinarios.
No es nuevo ni casual tampoco, que los “progresistas” del marxismo, anarquismo y similares, hagan causa común con los poderes imperiales de fuerte impronta liberal, pues ya lo hicieron muchas veces, como en la vergonzosa y muy cipaya Unión Democrática de 1945/6, cuando comandados por el embajador norteamericano Spruille Braden, se alinearon comunistas, sociales, y otros “democráticos” a los que siempre el pueblo les resultó extraño y molesto, incluso despreciable. “Progresistas” de pico para afuera, elitistas en los hechos; y todos ellos fuertemente antinacionales.         
Comparaciones amañadas y fuera de la realidad y del contexto histórico, como las realizadas  por Carlos Del Frade, poniendo como similares a Roca y a Videla, muestran el sesgo tergiversado que fuera de toda lógica, pretende demonizar a Roca al compararlo con una figura execrable como la de Jorge R. Videla, pasando por alto “nimiedades” como las siguientes.
Videla fue un usurpador del poder, y comandó la primera etapa de un gobierno claramente destructivo, antinacional y entreguista del patrimonio nacional. Roca fue dos veces Presidente Constitucional, elegido en elecciones tal como se hacían en esos años. A su modo se consideró un patriota, y obró como tal. Enfrentó a los malones armados desde Chile (que no eran “carmelitas descalzas”), e incorporó La Patagonia a Argentina. Luego promovió la ocupación efectiva del Gran Chaco Argentino, a la vez que detuvo el expansionismo brasileño en Misiones. Fue dentro de los cánones de esa época, un gobierno progresista, y tuvo el mérito de crear el Ejército Argentino, entre otras acciones de consolidación institucional.
Claramente Videla concibió a Argentina como un dócil apéndice de EEUU, y obró en consecuencia, de acuerdo a la Doctrina de la Seguridad Nacional. Roca, ya sin el criterio de Patria Grande como la concepción de Rosas, se aboco sin embargo a consolidar la totalidad del actual territorio continental de Argentina, muy a diferencia de sus predecesores portuarios.
Videla puso en el poder real a la vieja y retrógrada oligarquía portuaria, sumada a la nueva oligarquía especuladora financiera, buscando retrotraer al país a la vetusta era del país-estancia. Roca de algún modo constituía en su momento la alternativa más progresista, logrando eclipsar al mitrismo, expresión del unitarismo portuario al cual poco pareció interesarle la integridad territorial más allá de los límites de la Pampa Húmeda, o poco más.



viernes, 5 de octubre de 2012


PROBLEMAS CON LOS INDÍGENAS EN LA FRONTERA SUR ENTRE 1814-1820 

Por: Roberto Antonio Lizarazu

Sabemos que entre 1814 y 1820 el Poder Ejecutivo de las Provincias Unidas del Río de la Plata, se encontraba ejercido por diferentes  Directores de Estado; y que si bien es verdad que sus gobiernos carecieron del apoyo de la gran mayoría de la provincias, por su marcada tendencia centralista, también se debería reconocer que durante ese período se realizaron diferentes campañas con el objeto de asegurar y ampliar la frontera Sur de las provincias comprometidas por el flagelo de los reiterados ataques de distintos grupos indígenas.

Uno de esos intentos fue promovido por Alvear,  durante el transcurso de su fugaz Directorio. Confió en la pericia del coronel Pedro Andrés García, quien ya había trabajado desde 1811 en este aspecto, pero pretendió que los recursos para esta campaña fuesen sostenidos por el Cabildo de Buenos Aires. Por supuesto García recibió apoyo logístico y moral pero nunca recibió un solo peso. A pesar de ello, García conferenció con uno de los dos “ulmenes”  que eran como gobernadores generales que imponían sus dictados en todo el territorio dominado por los indios, y obtuvo franco apoyo para sus planes.

García proyectó una expedición que debía partir en abril de 1815, pero la sublevación de Álvarez Thomas (1) dio por tierra con el proyecto y García terminó confinado en Morón por algunos meses. En 1816 ya en el Directorio de Antonio González Balcarce, Pedro Andrés García y Francisco Javier de Viana, propusieron un proyecto de fortines avanzados, que deberían estar situados en los pasos del Río Colorado. Pero este proyecto no prosperó. Recién se llevó a cabo en la segunda campaña de Juan Manuel de Rosas.

El gobierno de Antonio González Balcarce entendía que se debía defender el área poblada sin aventurarse a realizar avances demasiado profundos que provocaran nuevas complicaciones. Y así fue como por decreto del 6 de diciembre de 1816, se restableció el Regimiento de Blandengues de la Frontera, antiguo cuerpo de caballería ligera creado en 1752 y disuelto en 1810. Como en su primitiva época, debía resguardar el área poblada, desde puestos avanzados de la frontera. Se adoptó el mismo uniforme con la sola variante de azul en las bocamangas en lugar del colorado original. Gorra para el servicio en guarnición, y sombrero de copa alta con penacho blanco y escarapela nacional para el trabajo en campaña. Además eran provistos de recado y bota de potro.

El primer escuadrón de los Blandengues de la Frontera, fue organizado por el coronel Juan Ramón Balcarce, uno de los hermanos menores del Director de Estado Antonio González Balcarce. Esa organización la realizó sobre la base de la 1ª. Compañía de Milicias que se encontraban acantonadas en las cercanías de Kaquel Huincul.  (Una laguna ubicada en el actual Partido de Maipú). Su nuevo destino fue Chascomús y se lo destinó al fuerte que fue reedificado para ese objeto.

El segundo escuadrón que estaba originalmente destinado a fundar un nuevo centro avanzado, que era el Fuerte San Martín, proyectado en la Sierra de Tandíl, en 1817 fue destacado provisoriamente en las instalaciones que habían sido abandonadas por la 1ª Compañía de Milicias, en la laguna de Kaquel Huincul. Se debe observar que solamente se realizó un enroque de tropas y no se avanzó absolutamente nada. Todo seguía igual.

En 1818, ya siendo Director de Estado Juan Martín de Pueyrredón, citó en Buenos Aires a una reunión extraordinaria de autoridades civiles y militares, para tratar de extender la frontera sur. Pero en la misma se desechó la idea por la cual la reunión había sido citada y se llegó a la conclusión que no había posibilidades materiales de ocupar hasta la Sierra de Tandil como se pretendía. Se dejó la fuerza permanente en la laguna de Kaquel Huincul, y se levantó el Fuerte de San Martín, no en Tandil, pero ubicándolo entre Maipú y General Rodríguez. Parece ser que el proyecto de Pueyrredón de avance de la frontera sur, de hecho resultó un evidente retroceso.  Un típico proyecto rivadaviano.

Este fracaso de Pueyrredón, dejó algunas definiciones de la inoperancia estatal sobre la materia,  que merece ser comentada. Es verdad que ante la indefensión por parte de las autoridades, algunos de los pobladores avanzados habían logrado mantenerse, gracias a las periódicas dádivas otorgadas; en armonía y sin malones importantes, en sus incipientes poblados y en sus aislados campos. Pueyrredón mismo, en el informe donde intenta explicar  los inexistentes logros, escribe: “Ellos (los pobladores avanzados) han sabido cultivar tales relaciones con los infieles vecinos, que han recogido el fruto de no ser incomodados por éstos. Así es que semejantes poblaciones son las que constituyen la verdadera línea por su inmediación al lugar del Fuerte, y por la proporción y necesidades que se hallan sus dueños de proteger a éste  (al Fuerte) y a su vez ser protegidos de él”.

Continúa Pueyrredón en su informe: “La  indispensable precisión de consolidar cuanto sea dable toda clase de relaciones con los indígenas de que resultaría un aumento al grado de sociabilidad que ya van éstos adquiriendo, y otras razones políticas y de conveniencia pública,  que no se expresan por demasiado obvias, convencen la necesidad de aumentar los establecimientos  (Los Fuertes) que están avanzados. Además  concediendo tierras a los que quieran dedicarse a la cría de ganados e industria como a la agricultura. Bajo estos principios los individuos que pretendan contraerse a estos ramos de labor, ocurrirán a este Supremo Gobierno a denunciar los terrenos desocupados que pretendan ocupar. Estos serán concedidos en merced, siempre que se cumplan los requisitos mencionados.”

No existe historiador alguno que sepa explicar la suerte corrida por esta iniciativa. El proyecto e informe de Pueyrredón fue enviado al Congreso Nacional a fines de 1817 y votado en 1818. Pero no debemos olvidar que para junio de 1819 Pueyrredón es reemplazado por José Rondeau, que en su segundo período como Director de Estado (9 de junio 1819 al 1 de febrero de 1820) se hace cargo del Poder Ejecutivo.

Como es de rigor Rondeau archivó el proyecto de Pueyrredón y promovió el propio. Considerando como más factible el establecimiento de nuevos fortines se comisionó  esta vez a Juan Francisco Ulloa y al coronel Feliciano Chiclana para la tarea. Estos celebraron una reunión o “parlamento”  con 16 jefes ranqueles, obteniendo el consentimiento para que se llevara a cabo el adelantamiento de la frontera sur.

Mientras tanto por el lado del oeste se buscaba el apoyo de los ranqueles y se designó al brigadier general Martín Rodríguez a que pactara con ellos. El 7 de marzo de 1820, ya en el gobierno de Ildefonso Ramos Mexía (Gobernador desde el 2 de marzo al 20 de junio de 1829) (1) se suscribía un tratado en el campo de Miraflores, propiedad del hacendado Francisco Hermógenes Ramos Mexía, que gozaba de gran ascendiente entre los indios a quienes representaba en el acuerdo (2). A esta reunión de Miraflores concurrieron los caciques Ancalifú, Tucumán y Trirnin, quienes investían la representación de todas las tribus establecidas en el arroyo Chapaleufú y las que acaudillaban Currunquel, Anquepan, Suan, Trintriloncó, Albuné, Lincon, Huletrú, Chañaa, Calfuiyan, Tretue, Pichiloncoy, Cachul y Luiay.

Intentaré resumir algunos artículos del Tratado de Miraflores, que considero más importantes. Por ejemplo en el artículo cuarto se señalaba que: “Se declara por línea divisoria de ambas jurisdicciones  (la Provincia de Buenos Aires y el territorio indígena) el terreno que ocupan en esta frontera los hacendados, sin que en adelante pueda ningún habitante de la provincia de Buenos Aires, internarse más al territorio de los indios.”

En el artículo quinto se obligaba a los indios a “devolver toda la hacienda robada”.  Pero todo quedó en expresiones de deseos y buenas intenciones. Los indios de las 20.000 cabezas de vacunos que se reclamaban, sólo devolvieron 500 y de los 3.000 equinos, ninguno. El artículo octavo que proclamaba la inviolabilidad de las jurisdicciones de ambas partes, nunca fue cumplido por nadie.  

Mencionando las actuaciones sobre este particular durante la gobernación de Ildefonso Ramos Mexía, daremos por terminado este período de los gobiernos de los Directores de Estado. En otro comentario completaremos con lo sucedido durante los gobiernos de los Gobernadores de la Provincia de Buenos Aires, en ejercicio del Poder Ejecutivo.




(1) Los Directores de Estado ejercieron el Poder Ejecutivo desde el 31 de enero de 1814 hasta el 11 de febrero de 1820. A partir del 12 de febrero de 1820 hasta el 7 de febrero de 1826, lo ejercieron los “Gobernadores de la Provincia de Buenos Aires, en ejercicio del poder Ejecutivo Nacional”.  Fueron diez funcionarios y oportunamente detallaremos el tema.

(2) Francisco Hermógenes Ramos Mexía, era hermano del gobernador Ildefonso Ramos Mexía. Adolfo Saldías en su obra Historia de la Confederación Argentina, precisa que Francisco Hermógenes Ramos Mexía fue el primer hacendado en la historia argentina  que compró tierras a los indígenas. En el caso específico de Miraflores, pagó a los indígenas mil pesos fuertes por esa tierra. Manteniendo con ellos excelentes relaciones  permanentemente.

Bibliografía General. Ricardo Levene.  Historia de la Nación Argentina. Desde los Orígenes hasta la Organización Definitiva en 1862. Vol. VI. Primera Sección, Pág. 630 a 646, Librería El Ateneo, Editorial, Buenos Aires, 1962.