Carlos Andrés Ortiz |
ROCA Y LA DEMONIZACIÓN DE LOS ANARCO - MARXISTAS INDIGENISTAS
Por: CPN Carlos Andrés Ortiz. Investigador de temas económicos y geopolíticos.
El dos veces presidente constitucional Julio Argentino Roca, fue elegido como blanco de la demonización sistemática por parte de la “intelligentzia” que responde a las vertientes anarquistas, marxistas, y otros “progresistas” varios; sectores a la vez muy influenciados por grupos y activistas del ultra indigenismo.
Jauretche –que conocía mucho de la colonización cultural y sus múltiples acciones-, utilizó con ironía el concepto de “intelligentzia” para englobar a diversos intelectuales y pseudo intelectuales que desde siempre estuvieron lejos de entender la REALIDAD NACIONAL , pero que han sido presurosos y fervientes repetidores de cuanta “opinión políticamente correcta” emana de las usinas de difusión, las cuales no por casualidad son manejadas o están fuertemente influidas por los factores del poder transnacional.
Por caso, esos fervorosos y usualmente muy agresivos difusores del ultra indigenismo, se niegan a reconocer que esas corrosivas acciones socio culturales, tendientes a fomentar odios y divisiones internas insalvables, están siendo activamente fogoneadas por diversas ONGs transnacionales, detrás de las cuales se advierte el accionar de Gran Bretaña y otras potencias del G 7. Con ello, esas perversas acciones buscan debilitarnos, como paso previo a lograr la nueva balcanización de nuestros Estados Nacionales, prefabricando mañosos e inexistentes “Estados” montados sobre pueblos indígenas, que con toda lógica habían sido incorporados a nuestros respectivos Estados Nacionales, en muchos casos con totales o muy buenas integraciones, tal como puede constatarse en prácticamente toda América Latina, mayoritariamente conformada por población surgida del pacífico mestizaje, verdadero crisol de nuevas variantes de la raza humana.
Como voceros mayores de esas acciones de inoculación de odios insalvables, y de prefabricación de interpretaciones históricas fuertemente sesgadas a los corrosivos dogmas del anarquismo y del marxismo (pretendidamente instalados como “verdades supremas” de interpretaciones socio – históricas), se advierte el constante accionar de muy publicitados voceros de esos pensamientos, como O. Bayer y J. P. Feinmann. Uno de los hechos difíciles de explicar es el grado de difusión del que gozan, siendo que objetivamente sus prédicas se dan de bruces con la Política Económica de claro corte neokeynesiano – desarrollista, ejecutadas en Argentina desde 2003 (e incluso poco antes), con orientaciones político – económicas que pueden calificarse como fuertemente heterodoxas, pero de ningún modo marxistas y menos aún anarquistas.
Esas acciones de fogoneo a ultranza del indigenismo fundamentalista, además de buscar claramente la disolución nacional, al promover divisiones insalvables como pasos previos a fragmentar nuestra unidad político – territorial, están a la vez promoviendo un curioso “racismo inverso”, inoculando odios viscerales en contra de “lo diferente” a lo “originario”, montándose al efecto en mentiras y distorsiones históricas groseras, como la referente a los mapuches, que de “originarios” no tienen nada, pues han sido invasores que llegaron al territorio argentino mucho después de estar fuertemente instalados los criollos (hijos de españoles nacidos acá), y los múltiples mestizajes, que por lo general se dieron espontáneamente, en paz, e integrando fuertemente a pobladores de diversos orígenes, incluyendo en ello a gringos de diferentes orígenes, que desde los años de Don Juan Manuel ya se habían incorporado a la vida nacional en cantidades relativamente considerables.
Otra de las distorsiones históricas es la construcción de la “leyenda negra” de la colonización española, omitiéndose adrede los factores positivos de esa notable epopeya histórica, posiblemente sin parangón en la Historia Mundial. Se omite mencionar, y mucho menos analizar, la gigantesca construcción del espacio geopolítico latinoamericano, único en el mundo por la notable unidad cultural dentro de la diversidad de nuestras particularidades nacionales, en un espacio geográfico que si se consolida pasará a ser el más extenso bloque político – cultural – económico del mundo, superando en su extensión incluso a la gigantesca Rusia bicontinental.
No existe en el mundo ninguna otra mega región, con semejante fortísima ligazón histórico – cultural, fruto de nuestra historia en común, lengua única con la cual podemos entendernos entre nosotros (considerando al portugués como una derivación del castellano), y una religión en común –el catolicismo-, herencia hispánica transmisora a su vez del patrimonio religioso romano-ecuménico, que obra como sólido pegamento de la identidad cultural latinoamericana. Expresado esto con respeto a otros credos.
Curiosamente esos fervorosos fogoneros del ultra indigenismo, omiten que el español vino con expresas indicaciones de integrarse a las poblaciones nativas, y que los nativos y los mestizos fueron considerados súbditos de la corona en pie de igualdad con los españoles peninsulares, durante la dinastía de los Habsburgos, cambiando ello con los afrancesados Borbones. Incluso muchos de los mestizos alcanzaron posiciones de preeminencia cultural y social, al estar integrados en total igualdad con los peninsulares.
Muy distinto fue el accionar de ingleses y franceses en América Del Norte, imbuidos del racismo determinista del calvinismo, que buscó la exterminación de la población originaria, y que hasta hoy no la integró a su fuertemente racista cultura. Esos mismos que hasta los años ’60 segregaban a los negros, que hoy desprecian a los “latinos” (léase latinoamericanos con rasgos indígenas, muchas veces también con ancestros negros).
En ese contexto general, omitido en los análisis por sociólogos “progresistas”, periodistas superficiales o acomodaticios, y otros fogoneros del divisionismo corrosivo y profundo; no pueden sorprender las acciones de brutal patoterismo político-cultural, perpetradas por los que quieren imponernos a la fuerza el odio al dos veces Presidente Constitucional, General Roca, llevando a cabo incluso brutales acciones de pretendidos derribos de monumentos, pintadas y agresiones diversas, que de “democráticas” precisamente no tienen nada, y si en cambio mucho de aplicación práctica de los “manuales de procedimiento” de Gramsci y otros odiadores consuetudinarios.
No es nuevo ni casual tampoco, que los “progresistas” del marxismo, anarquismo y similares, hagan causa común con los poderes imperiales de fuerte impronta liberal, pues ya lo hicieron muchas veces, como en la vergonzosa y muy cipaya Unión Democrática de 1945/6, cuando comandados por el embajador norteamericano Spruille Braden, se alinearon comunistas, sociales, y otros “democráticos” a los que siempre el pueblo les resultó extraño y molesto, incluso despreciable. “Progresistas” de pico para afuera, elitistas en los hechos; y todos ellos fuertemente antinacionales.
Comparaciones amañadas y fuera de la realidad y del contexto histórico, como las realizadas por Carlos Del Frade, poniendo como similares a Roca y a Videla, muestran el sesgo tergiversado que fuera de toda lógica, pretende demonizar a Roca al compararlo con una figura execrable como la de Jorge R. Videla, pasando por alto “nimiedades” como las siguientes.
Videla fue un usurpador del poder, y comandó la primera etapa de un gobierno claramente destructivo, antinacional y entreguista del patrimonio nacional. Roca fue dos veces Presidente Constitucional, elegido en elecciones tal como se hacían en esos años. A su modo se consideró un patriota, y obró como tal. Enfrentó a los malones armados desde Chile (que no eran “carmelitas descalzas”), e incorporó La Patagonia a Argentina. Luego promovió la ocupación efectiva del Gran Chaco Argentino, a la vez que detuvo el expansionismo brasileño en Misiones. Fue dentro de los cánones de esa época, un gobierno progresista, y tuvo el mérito de crear el Ejército Argentino, entre otras acciones de consolidación institucional.
Claramente Videla concibió a Argentina como un dócil apéndice de EEUU, y obró en consecuencia, de acuerdo a la Doctrina de la Seguridad Nacional. Roca, ya sin el criterio de Patria Grande como la concepción de Rosas, se aboco sin embargo a consolidar la totalidad del actual territorio continental de Argentina, muy a diferencia de sus predecesores portuarios.
Videla puso en el poder real a la vieja y retrógrada oligarquía portuaria, sumada a la nueva oligarquía especuladora financiera, buscando retrotraer al país a la vetusta era del país-estancia. Roca de algún modo constituía en su momento la alternativa más progresista, logrando eclipsar al mitrismo, expresión del unitarismo portuario al cual poco pareció interesarle la integridad territorial más allá de los límites de la Pampa Húmeda , o poco más.