La publicación de estos apuntes sobre Historia Argentina, no tienen otra pretensión que prestar ayuda, tanto a estudiantes como a profesores de la materia en cuestión.

Muchos de ellos, simplemente son los apuntes confeccionados por el suscripto, para servir como ayuda memoria en las respectivas clases de los distintos temas que expusiera durante mi práctica en el Profesorado. Me daría por muy satisfecho si sirvieran a otras personas para ese objetivo.

Al finalizar cada apunte, o en el transcurso del mismo texto se puede encontrar la bibliografía correspondiente a los diferentes aspectos mencionados.

Al margen de ello invitaremos a personas que compartan esta metodología, a sumarse con nuevos apuntes de Historia Argentina.




Profesor Roberto Antonio Lizarazu

roberto.lizarazu@hotmail.com



viernes, 5 de octubre de 2012


PROBLEMAS CON LOS INDÍGENAS EN LA FRONTERA SUR ENTRE 1814-1820 

Por: Roberto Antonio Lizarazu

Sabemos que entre 1814 y 1820 el Poder Ejecutivo de las Provincias Unidas del Río de la Plata, se encontraba ejercido por diferentes  Directores de Estado; y que si bien es verdad que sus gobiernos carecieron del apoyo de la gran mayoría de la provincias, por su marcada tendencia centralista, también se debería reconocer que durante ese período se realizaron diferentes campañas con el objeto de asegurar y ampliar la frontera Sur de las provincias comprometidas por el flagelo de los reiterados ataques de distintos grupos indígenas.

Uno de esos intentos fue promovido por Alvear,  durante el transcurso de su fugaz Directorio. Confió en la pericia del coronel Pedro Andrés García, quien ya había trabajado desde 1811 en este aspecto, pero pretendió que los recursos para esta campaña fuesen sostenidos por el Cabildo de Buenos Aires. Por supuesto García recibió apoyo logístico y moral pero nunca recibió un solo peso. A pesar de ello, García conferenció con uno de los dos “ulmenes”  que eran como gobernadores generales que imponían sus dictados en todo el territorio dominado por los indios, y obtuvo franco apoyo para sus planes.

García proyectó una expedición que debía partir en abril de 1815, pero la sublevación de Álvarez Thomas (1) dio por tierra con el proyecto y García terminó confinado en Morón por algunos meses. En 1816 ya en el Directorio de Antonio González Balcarce, Pedro Andrés García y Francisco Javier de Viana, propusieron un proyecto de fortines avanzados, que deberían estar situados en los pasos del Río Colorado. Pero este proyecto no prosperó. Recién se llevó a cabo en la segunda campaña de Juan Manuel de Rosas.

El gobierno de Antonio González Balcarce entendía que se debía defender el área poblada sin aventurarse a realizar avances demasiado profundos que provocaran nuevas complicaciones. Y así fue como por decreto del 6 de diciembre de 1816, se restableció el Regimiento de Blandengues de la Frontera, antiguo cuerpo de caballería ligera creado en 1752 y disuelto en 1810. Como en su primitiva época, debía resguardar el área poblada, desde puestos avanzados de la frontera. Se adoptó el mismo uniforme con la sola variante de azul en las bocamangas en lugar del colorado original. Gorra para el servicio en guarnición, y sombrero de copa alta con penacho blanco y escarapela nacional para el trabajo en campaña. Además eran provistos de recado y bota de potro.

El primer escuadrón de los Blandengues de la Frontera, fue organizado por el coronel Juan Ramón Balcarce, uno de los hermanos menores del Director de Estado Antonio González Balcarce. Esa organización la realizó sobre la base de la 1ª. Compañía de Milicias que se encontraban acantonadas en las cercanías de Kaquel Huincul.  (Una laguna ubicada en el actual Partido de Maipú). Su nuevo destino fue Chascomús y se lo destinó al fuerte que fue reedificado para ese objeto.

El segundo escuadrón que estaba originalmente destinado a fundar un nuevo centro avanzado, que era el Fuerte San Martín, proyectado en la Sierra de Tandíl, en 1817 fue destacado provisoriamente en las instalaciones que habían sido abandonadas por la 1ª Compañía de Milicias, en la laguna de Kaquel Huincul. Se debe observar que solamente se realizó un enroque de tropas y no se avanzó absolutamente nada. Todo seguía igual.

En 1818, ya siendo Director de Estado Juan Martín de Pueyrredón, citó en Buenos Aires a una reunión extraordinaria de autoridades civiles y militares, para tratar de extender la frontera sur. Pero en la misma se desechó la idea por la cual la reunión había sido citada y se llegó a la conclusión que no había posibilidades materiales de ocupar hasta la Sierra de Tandil como se pretendía. Se dejó la fuerza permanente en la laguna de Kaquel Huincul, y se levantó el Fuerte de San Martín, no en Tandil, pero ubicándolo entre Maipú y General Rodríguez. Parece ser que el proyecto de Pueyrredón de avance de la frontera sur, de hecho resultó un evidente retroceso.  Un típico proyecto rivadaviano.

Este fracaso de Pueyrredón, dejó algunas definiciones de la inoperancia estatal sobre la materia,  que merece ser comentada. Es verdad que ante la indefensión por parte de las autoridades, algunos de los pobladores avanzados habían logrado mantenerse, gracias a las periódicas dádivas otorgadas; en armonía y sin malones importantes, en sus incipientes poblados y en sus aislados campos. Pueyrredón mismo, en el informe donde intenta explicar  los inexistentes logros, escribe: “Ellos (los pobladores avanzados) han sabido cultivar tales relaciones con los infieles vecinos, que han recogido el fruto de no ser incomodados por éstos. Así es que semejantes poblaciones son las que constituyen la verdadera línea por su inmediación al lugar del Fuerte, y por la proporción y necesidades que se hallan sus dueños de proteger a éste  (al Fuerte) y a su vez ser protegidos de él”.

Continúa Pueyrredón en su informe: “La  indispensable precisión de consolidar cuanto sea dable toda clase de relaciones con los indígenas de que resultaría un aumento al grado de sociabilidad que ya van éstos adquiriendo, y otras razones políticas y de conveniencia pública,  que no se expresan por demasiado obvias, convencen la necesidad de aumentar los establecimientos  (Los Fuertes) que están avanzados. Además  concediendo tierras a los que quieran dedicarse a la cría de ganados e industria como a la agricultura. Bajo estos principios los individuos que pretendan contraerse a estos ramos de labor, ocurrirán a este Supremo Gobierno a denunciar los terrenos desocupados que pretendan ocupar. Estos serán concedidos en merced, siempre que se cumplan los requisitos mencionados.”

No existe historiador alguno que sepa explicar la suerte corrida por esta iniciativa. El proyecto e informe de Pueyrredón fue enviado al Congreso Nacional a fines de 1817 y votado en 1818. Pero no debemos olvidar que para junio de 1819 Pueyrredón es reemplazado por José Rondeau, que en su segundo período como Director de Estado (9 de junio 1819 al 1 de febrero de 1820) se hace cargo del Poder Ejecutivo.

Como es de rigor Rondeau archivó el proyecto de Pueyrredón y promovió el propio. Considerando como más factible el establecimiento de nuevos fortines se comisionó  esta vez a Juan Francisco Ulloa y al coronel Feliciano Chiclana para la tarea. Estos celebraron una reunión o “parlamento”  con 16 jefes ranqueles, obteniendo el consentimiento para que se llevara a cabo el adelantamiento de la frontera sur.

Mientras tanto por el lado del oeste se buscaba el apoyo de los ranqueles y se designó al brigadier general Martín Rodríguez a que pactara con ellos. El 7 de marzo de 1820, ya en el gobierno de Ildefonso Ramos Mexía (Gobernador desde el 2 de marzo al 20 de junio de 1829) (1) se suscribía un tratado en el campo de Miraflores, propiedad del hacendado Francisco Hermógenes Ramos Mexía, que gozaba de gran ascendiente entre los indios a quienes representaba en el acuerdo (2). A esta reunión de Miraflores concurrieron los caciques Ancalifú, Tucumán y Trirnin, quienes investían la representación de todas las tribus establecidas en el arroyo Chapaleufú y las que acaudillaban Currunquel, Anquepan, Suan, Trintriloncó, Albuné, Lincon, Huletrú, Chañaa, Calfuiyan, Tretue, Pichiloncoy, Cachul y Luiay.

Intentaré resumir algunos artículos del Tratado de Miraflores, que considero más importantes. Por ejemplo en el artículo cuarto se señalaba que: “Se declara por línea divisoria de ambas jurisdicciones  (la Provincia de Buenos Aires y el territorio indígena) el terreno que ocupan en esta frontera los hacendados, sin que en adelante pueda ningún habitante de la provincia de Buenos Aires, internarse más al territorio de los indios.”

En el artículo quinto se obligaba a los indios a “devolver toda la hacienda robada”.  Pero todo quedó en expresiones de deseos y buenas intenciones. Los indios de las 20.000 cabezas de vacunos que se reclamaban, sólo devolvieron 500 y de los 3.000 equinos, ninguno. El artículo octavo que proclamaba la inviolabilidad de las jurisdicciones de ambas partes, nunca fue cumplido por nadie.  

Mencionando las actuaciones sobre este particular durante la gobernación de Ildefonso Ramos Mexía, daremos por terminado este período de los gobiernos de los Directores de Estado. En otro comentario completaremos con lo sucedido durante los gobiernos de los Gobernadores de la Provincia de Buenos Aires, en ejercicio del Poder Ejecutivo.




(1) Los Directores de Estado ejercieron el Poder Ejecutivo desde el 31 de enero de 1814 hasta el 11 de febrero de 1820. A partir del 12 de febrero de 1820 hasta el 7 de febrero de 1826, lo ejercieron los “Gobernadores de la Provincia de Buenos Aires, en ejercicio del poder Ejecutivo Nacional”.  Fueron diez funcionarios y oportunamente detallaremos el tema.

(2) Francisco Hermógenes Ramos Mexía, era hermano del gobernador Ildefonso Ramos Mexía. Adolfo Saldías en su obra Historia de la Confederación Argentina, precisa que Francisco Hermógenes Ramos Mexía fue el primer hacendado en la historia argentina  que compró tierras a los indígenas. En el caso específico de Miraflores, pagó a los indígenas mil pesos fuertes por esa tierra. Manteniendo con ellos excelentes relaciones  permanentemente.

Bibliografía General. Ricardo Levene.  Historia de la Nación Argentina. Desde los Orígenes hasta la Organización Definitiva en 1862. Vol. VI. Primera Sección, Pág. 630 a 646, Librería El Ateneo, Editorial, Buenos Aires, 1962.




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