CPN Carlos Andrés Ortíz |
INDIGENISMO Y ECOLOGISMO COMO ARIETES DEL IMPERIO
BRITÁNICO
Por: CPN
Carlos Andrés Ortíz, Analista de Temas Económicos y Geopolíticos
Expertos en
manejos de colonización cultural; maestros consumados del arte del engaño y
especialistas en ruines acciones de fragmentaciones y divisiones territoriales
(“divide y reinarás”); hábiles fomentadores de odios y divisiones
irreconciliables; creadores de conflictos de sangrientas consecuencias, de los
que luego se ofrecen como “amigables componedores” y árbitros imprescindibles e
inapelables; en las últimas décadas crearon de la nada nuevos “actores
sociales”,
que
convenientemente atizados y generosamente financiados, son versiones renovadas
de peones descartables, en su constante lucha por mantener los retazos del
poder mundial, que sibilina y sigilosamente, mantienen, intentan conservar al
como sea, y de serles posible, expandir sus hoy algo menguadas capacidades de
influir en las realidades regionales y en el complejo contexto del Poder
Mundial.
Esos nuevos actores
son las ONGs, las Fundaciones, y variopintas
organizaciones
sociales, que sutil y hábilmente fogoneadas, se multiplicaron exponencialmente,
a la vez que mediante solapados mecanismos de imposición de nuevas pautas
culturales y de instalación como “pensamientos políticamente correctos”,
lograron la adhesión casi total, en muchos casos fanáticamente irracional, y
hábilmente disfrazada con superficiales premisas “progresistas”, con las cuales
en las áreas llamadas de las ciencias sociales, lograron instalar el discurso
dominante, excluyendo por la fuerza a todo atisbo de pensamiento crítico que no
se subordine a sus tiránicas imposiciones dogmáticas; de forma tal que todo
cuestionamiento a sus ideas, es demonizado automáticamente, sin mayores
análisis y fuera de toda reflexión lógica y menos aun realmente científica.
Claramente
actúan para cambiar las ecuaciones de poder, transformando en actores
ineludibles, a difusos mecanismos de “acciones ciudadanas”, que bajo la forma
de asambleas, manifestaciones callejeras multitudinarias, y otros
mecanismos
similares, buscan erosionar el ya menguado poder de los Estados Nacionales,
reemplazándolos por las muchas veces tiránicas acciones de las “asambleas
populares”, las que pueden ser hábilmente manipuladas por entrenados
activistas, que usando a minorías violentas y muy adoctrinadas,
muchas veces
logran influir tiránicamente sobre las pasivas mayorías, atacando violentamente
a todo aquel que caiga en la “osadía” de discutir los dogmas previamente
impuestos, con letra dictada por ONGs transnacionales. Tales por caso, las
manifestaciones anti pasteras, hábilmente impuestas por Greenpeace, luego
desbordadas en un conflicto irracional, con censuras violentas hacia vecinos y
ciudadanos que querían imponer un poco de mesura y racionalidad en ese caos
institucionalizado. El mismo formato en las “asambleas antimineras”, en las
campañas antihidroeléctricas, en las manifestaciones “indigenistas”, etc.
Con notable
habilidad, imbuyeron a esos “actores sociales” de diversos argumentos y
consignas “progresistas” (marxistas, anarquistas, tercer mundistas extremas, y
similares), con las cuales “pusieron en el bolsillo” a variopintos disconformes
crónicos, marxistas huérfanos de causa, bienintencionados de escasa o nula
visión geopolítica, algunos religiosos de evidente escasa formación (curas y
pastores)…¡que adhieren sin saberlo a consignas neopaganas!, y otros
confundidos varios, logrando utilizarlos fácilmente y anulando casi por
completo sus capacidades de razonamiento propio en los temas “elegidos”, los
que claramente son cuidadosamente seleccionados por la inteligencia de la
corona, en función de sus objetivos permanentes y de los blancos tácticos
cuidadosamente seleccionados.
Y con notable
habilidad, por darwiniana “selección natural” decantaron a los adherentes con
“condiciones especiales”, instalándolos como activistas a tiempo completo, en
acciones apátridas al tanto por cuanto, que claramente pueden ser calificadas
como de mercenarios profesionales. Solo que este tipo de mercenarios, en vez de
empuñar un fusil o una bomba para actos terroristas, utilizan la agitación
permanente, las tareas de difusión maliciosamente impregnadas de consignas
terroristas, las presiones mediáticas e incluso las “apretadas” personales, así
como insidiosas tareas de desacreditaciones y difamaciones sistemáticas en
contra de todos los “osados” que no se doblegan ante sus gangsteriles presiones
de todo tipo.
De esa forma
puede verse a quienes “trabajan de ecologistas”, ya sea encaramados en
estructuras de ONGs extranjeras radicadas en nuestro país, o dirigiendo otras
ONGs locales que fungen como apéndices funcionales a aquellas, como supuestos
periodistas “especializados”…en sesgadas y ponzoñosas posiciones de apoyaturas
a las consignas preestablecidas por las transnacionales del ecologismo
cavernario, del ultra indigenismo, de “derecho humanistas” con consignas
“curiosamente” calcadas de otras volcadas desde las potencias centrales
tradicionales (el G 7), y por sobre todo, desde usinas de desinformación y
confusión muy funcionales a los objetivos del vetusto pero aún peligroso y
siempre agresivo imperio colonial postvictoriano en decadencia.
Tan hábiles
lograron ser para cooptar voluntades, que tanto lograron “meter en la bolsa” a
“progresistas” supuestamente radicalizados e intransigentes (del tipo de
ciertos “revolucionarios de café” de carreras sociales -filosofía,
antropología, sociología, etc.-)…que dicen aborrecer al “capitalismo”…pero que
hacen el juego a los centros del poder geopolítico, económico y financiero del
G 7 (el núcleo duro del “capitalismo” tradicional); los que se suman a sectores
claramente reaccionarios que “ven la veta” de sumar votos y voluntades fáciles;
a veleidosos y oportunistas de la política barata y de baja estofa; a ociosos
permanentes de clases altas que con esas difusas “militancias por la tierra”
intentan dar sentido a sus huecas existencias; y por supuesto mucha buena gente
crédula pero muy desinformada.
Resulta muy
evidente que las ONGs británicas (Greenpeace, WWF-Fundación Vida Silvestre) y
otras creadas en el núcleo duro del G 7, bajo la falsa cobertura de “defender
el ambiente”, en realidad pretenden sumirnos en el barro del subdesarrollo
crónico, atacando sistemáticamente actividades y objetivos claves para el desarrollo
argentino (quieren destruir al Sector Nuclear, avanzada del desarrollo
tecnológico argentino); pretenden privarnos de fuentes de energía de base
segura y económica (por eso atacan con tácticas ecoterroristas a las centrales
hidroeléctricas y nucleares); buscan promover el caos energético (al promover
las muy costosas eólicas y solares como usinas de base, en un rol para el que
no están concebidas); quieren que no alcancemos el autoabastecimiento de
petróleo y gas (atacan la explotación de nuestros gigantescos yacimientos no
convencionales); buscan excusas para entorpecer toda gran obra de
infraestructura, atacan en forma brutal a la actual principal fuente de divisas
(la soja) y a otra fuente potencial de divisas de enorme importancia (la
minería), y entre muchas otras acciones deleznables, buscan difundir la
genocida idea del crecimiento cero.
Por su parte,
el ultra indigenismo, instalando consignas raciales e inculcando odios
viscerales de imposible solución lógica, en rigor de verdad busca nuestra
fragmentación política, territorial, social y cultural, promoviendo la
balcanización (transformándonos en varios “paisitos” débiles y fáciles de
dominar, además separados por odios inexistentes, promovidos por esos
instigadores de violencia irracional). Para eso, primeramente enviaron a los
odiadores seriales (como Osvaldo Bayer), distorsionadores al cuento de la Historia Argentina
que buscan “victimizar” in extremis a las tribus nativas, casi presentándolas
como angelicales carmelitas descalzas, olvidando los malones y otros
atropellos. Cooptaron luego el “pensamiento correcto” de las Facultades de
Ciencias Sociales, instalando el indigenismo exacerbado, buscando dividir en
vez de integrar, y demonizando “lo español” mientras pasan por alto las
políticas de exterminio sistemático que en cambio implementaron en el norte del
continente los británicos y sus descendientes; como tampoco suelen juzgar el
esclavismo racista aplicado por los “derecho humanistas” franceses en Haití y
en África.
Por supuesto,
esos “indigenistas” no se preocupan por el accionar de ONGs británicas y del G
7, que promueven y muy posiblemente financian acciones de claro tinte
separatista y segregacionista, que lamentablemente han sido instaladas como
“correctas” por cierta “progresía” que incluso inunda canales oficiales,
poniéndose con ello en contra de políticas nacionales, como la de explotación
del yacimiento de Vaca Muerta, agredido por los supuestos “mapuches”.
Y para los que
inocentemente descreen del rol corrosivo de otras ONGs y “actores sociales
espontáneos” con fuertes repercusiones mediáticas y en redes sociales, es bueno
recordar que los alzamientos prearmados de la “primavera árabe”, de Plaza
Maidán (Ucrania), de las “guarimbas” de Venezuela; e incluso antes las
actividades que llevaban a la fragmentación total de Rusia en los años ’90, no
puede creerse que hayan sido espontáneas, ni tampoco cabe suponer que no han
resultado muy funcionales a los designios geopolíticos del G 7, y sobre todo a
la triada neocolonialista formada por EEUU, Gran Bretaña y Francia.
Esas ONGs,
fundaciones y similares, son las nuevas poderosas herramientas de las guerras
blandas, que en el caso argentino, buscan corroernos desde adentro, para que
volvamos al redil de mansos subordinados a los dictados de la corona del antes
omnipotente imperio del siglo XIX, y de su poderoso sucesor del siglo XX, hoy
en clara decadencia ante los nuevos actores del tablero geopolítico mundial.
Mas que preocupante.
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