La publicación de estos apuntes sobre Historia Argentina, no tienen otra pretensión que prestar ayuda, tanto a estudiantes como a profesores de la materia en cuestión.

Muchos de ellos, simplemente son los apuntes confeccionados por el suscripto, para servir como ayuda memoria en las respectivas clases de los distintos temas que expusiera durante mi práctica en el Profesorado. Me daría por muy satisfecho si sirvieran a otras personas para ese objetivo.

Al finalizar cada apunte, o en el transcurso del mismo texto se puede encontrar la bibliografía correspondiente a los diferentes aspectos mencionados.

Al margen de ello invitaremos a personas que compartan esta metodología, a sumarse con nuevos apuntes de Historia Argentina.




Profesor Roberto Antonio Lizarazu

roberto.lizarazu@hotmail.com



lunes, 25 de febrero de 2013

Rector José Valentín Suárez



LA UNIVERSIDAD EN LOS GOBIERNOS DE ROSAS, PRO Y CONTRA

Por: Roberto Antonio Lizarazu

SEGUNDA PARTE: CONTRA

Así como vemos  en la primera parte que  consagrados autores sostienen la tesitura distinta,  en esta segunda parte mencionaremos los comentarios de los autores, igualmente consagrados,  que afirman lo contrario. Los de la contra. En términos generales se afirma lo siguiente: El   desenlace de la revolución de 1828 provocó la emigración de las personas del partido unitario e inició el éxodo político de manera masiva. Montevideo, Santiago de Chile; y algunas ciudades capitales de provincias, se constituyeron en los destinos de los que se alejaban de Buenos Aires y de Rosas, poniendo la mayor distancia posible en su ostracismo.

Dice Pedro De Angelis (1): “En la Universidad, la mayoría de las cátedras perdieron los profesores, que se ausentaron “con aviso”.

“Comenzó también la emigración de los intelectuales extranjeros traídos por Rivadavia. (El autor de estas palabras es uno de ellos). La Facultad de Medicina, donde se graduaron trece médicos en 1827, graduó uno en 1829, dos en 1831 y uno en 1833. Esa situación obligó a disponer que los cursos durasen seis años y se abrieran cada dos, facultando al rector para proponer la reforma general de la enseñanza.”

“En 1833 se hizo la reforma. Subsistió hasta 1852 y está contenida en el Manual o Colección de Decretos Orgánicos de la Universidad. Lo redactó una comisión formada por José Valentín Gómez, Diego E. Zabaleta y Vicente López, y se puso en vigencia a partir de 1834”. “La reforma que se hizo comprendía la organización científica y administrativa”.

No entraré en los detalles de la reforma porque haría muy extenso este comentario y se perdería el objeto de presentar las dos versiones: pro y contra de un mismo suceso histórico.

Ahora recurriremos al doctor Antonio Salvadores, autor de La Universidad de Buenos Aires, desde su fundación hasta la caída de Rosas”. Editado por Biblioteca Humanidades, t. XX, La Plata, 1937. Donde se registran los decretos recopilados por Pedro De Angelis y publicados en 1856 cuando Rosas ya se encontraba exiliado. Probablemente el estudio realizado por el doctor Salvadores sobre este tema en particular, sea el más completo y el mejor documentado.

Dice el doctor Salvadores: “Desde 1832 el  uso obligatorio de la divisa punzó por estudiantes y catedráticos, demuestran que la decadencia de la Universidad era un hecho real desde mucho antes de que se suprimiesen los sueldos, en 1838. Pero nada ilustra mejor sobre la imposición de la dictadura como la exoneración de catedráticos, que no eran federales, aunque no tuviesen ninguna intervención en política. Por tal causa fueron separados los doctores Juan Antonio Fernández y Juan José Montes de Oca, a los cuales siguieron otros después.”

“La imposición no paró ahí. El 2 de junio de 1835, el entonces rector, Doctor Paulino Gari, se dirigió al ministro manifestando estar persuadido de la necesidad de inculcar a los estudiantes el sistema de gobierno adoptado, encontrando conveniente para tal objeto que a la fórmula del juramento que prestaban para recibir grados, se agregase la de ser adicto al sistema federal, para que de esa manera los que violasen el juramento fuesen tratados como traidores. Rosas mandó dar las gracias al rector Gari y el 20 de junio expidió un decreto por el cual toda persona que debiese prestar juramento para desempeñar un empleo agregaría a la fórmula hasta entonces empleada la de ser “constantemente adicto y fiel a la causa nacional de la Federación y que no dejará de sostenerla y defenderla en todos tiempos y circunstancias, por cuantos medios estén a su alcances”.

“El 27 de enero se dio otro decreto, por el cual, para recibir título universitario, se exigió producir información sumaria de haber sido obediente y sumiso a todas las autoridades y adicto al sistema federal.”

“Desde entonces, todos los títulos que expidió la Universidad fueron acompañados de la información correspondiente.”

Supresión de sueldos en 1838.

Continuando con Salvadores: (2) “A partir de 1838 la Universidad fue privada de todo apoyo económico. El bloqueo francés obligó a tomar medidas extremas de economía. Aunque no hubo decreto de supresión de sueldos, los oficios por los cuales se comunicó esa medida fueron publicados en el Registro Oficial. Tomada esa determinación con carácter transitorio, nunca desde entonces se manifestó interés para restablecer el sostenimiento oficial de la instrucción pública.”

“Si la Universidad no cerró las puertas, fue debido a que los catedráticos que permanecieron dictaron gratis las lecciones y a que los alumnos abonaban una cuota mensual de treinta pesos que fue en aumento progresivo hasta setenta y cinco en 1852. Los alumnos notoriamente pobres podían ser admitidos gratis, pero las aulas no se vieron concurridas sino por los que disponían de medios para costearse la instrucción.”

“La nueva situación creada produjo la despoblación de las aulas, especialmente en medicina, donde en 1850 se graduó un solo médico. En jurisprudencia, donde se graduaron de once a doce entre 1831 y 1837, decreció también la inscripción, pero volvió a elevarse, y en 1850 se graduaron dieciséis. (Se debe notar que en Jurisprudencia nunca disminuyeron los egresados. En 1831, 1837 y 1850 siempre fue el mismo partido gobernante.  Subieron los egresados de once a dieciséis). En Ciencias Exactas los estudios quedaron de hecho extinguidos, y el Museo y Gabinete de Ciencias Naturales fue clausurado, pasando sus existencias en parte al Colegio Republicano Federal, y el resto a los sótanos del Fuerte, donde los aparatos de física quedaron arrumbados.”

Los detalles mencionados por el doctor Antonio Salvadores son exhaustivos y muy completos, pero es imposible detallarlos en este comentario. La intención del suscripto es mostrar sobre un mismo acontecimiento histórico las dos posiciones encontradas.


(1) Pedro de Angelis. “Recopilación de Leyes y Decretos promulgados en Buenos Aires, desde el 25 de Mayo de 1810 hasta fin de diciembre de 1835”, Buenos Aires, 1856. En relación a la obra de Pedro De Angelis, el suscripto publicó en este sitio “DON  PEDRO DE ANGELIS, un gran historiador ninguneado” en fecha domingo 25 de marzo ppdo. haciendo una reseña de su actuación en nuestro medio. Al margen de su extraordinario aporte en la recopilación de documentos fundamentales de nuestra historia, se puede observar las oscilaciones políticas que realiza De Angelis para sobrevivir. Rivadavia lo contrata en 1825, y para 1826 se encuentra dirigiendo los periódicos rivadavianos, primero “Crónica Política y Literaria de Buenos Aires” y luego “El Conciliador”.
Para 1929 es el director propietario de “El Lucero”,  donde ya muestras algunas simpatías para el Partido Federal. En 1833 Rosas lo contrata para promocionar los logros intelectuales del federalismo, culminando en 1836 con su obra magna, La Colección de Obras y Documentos relativos a la Historia Antigua y Moderna de las Provincias del Río de la Plata”.
Esta situación de contratado por Rosas dura de 1836 hasta 1852. Ya para 1854 Mitre que promueve la creación del “Instituto Histórico y Geográfico del Río de la Plata que termina siendo la “Academia Nacional de la Historia , con la aceptación de Sarmiento y de otros miembros,  lo invitan a integrar el Instituto y De Angelis acepta.

Hay que reconocer que esta política de integrar a los ex opositores a la nueva realidad del momento, sean del ámbito profesional que correspondan,  en mi criterio es acertada.

En 1856 De Angelis ya escribe los comentarios que señalamos más arriba, desde una nueva óptica.  Todo un pragmático.

(2) Antonio Salvadores. La Enseñanza primaria y la Universidad en la época de Rosas”  Historia de la Nación Argentina. Academia Nacional de la Historia. Vol. VII. Rosas y su época, Editorial El Ateneo, Buenos aires, 1962.

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