La publicación de estos apuntes sobre Historia Argentina, no tienen otra pretensión que prestar ayuda, tanto a estudiantes como a profesores de la materia en cuestión.

Muchos de ellos, simplemente son los apuntes confeccionados por el suscripto, para servir como ayuda memoria en las respectivas clases de los distintos temas que expusiera durante mi práctica en el Profesorado. Me daría por muy satisfecho si sirvieran a otras personas para ese objetivo.

Al finalizar cada apunte, o en el transcurso del mismo texto se puede encontrar la bibliografía correspondiente a los diferentes aspectos mencionados.

Al margen de ello invitaremos a personas que compartan esta metodología, a sumarse con nuevos apuntes de Historia Argentina.




Profesor Roberto Antonio Lizarazu

roberto.lizarazu@hotmail.com



jueves, 2 de mayo de 2013




LA CAMPAÑA DEL DESIERTO REALIZADA POR JUAN MANUEL DE ROSAS

 

Primera parte

 

Por: Carmen Itatí Bonpland

          
La emprendió luego de renunciar a su primer gobierno, nada tuvo que ver con internarse en regiones desérticas sino con la ocupación de fértiles pampas en poder de los indios para su explotación por las estancias bonaerenses.     

 “Un esfuerzo más y quedarán libres para siempre ", había convocado cuando todavía era gobernador,  “y quedarán libres para siempre nuestras dilatadas campañas y habremos establecido la base de nuestra riqueza pública”.
Los detractores acusan a don Juan Manuel de haber enriquecido aún más a sus protegidos y amigos no solo extendiendo sus posesiones sino también adjudicándoles los jugosos contratos de aprovisionamiento de uniformes, animales, alimentos, armas, etc..  A su favor puede decirse que siempre fue enemigo de emplear la violencia contra los indios y en cambio privilegió  -cuando fue posible- los acuerdos, regalos, sobornos, marcando una diferencia con la que se emprendió medio siglo después. 

Sabiendo que los malones no se debían a una maldad intrínseca sino a las privaciones que pasaban los indios, su política fue proveerlos de aquello que necesitaban ganándose la voluntad de los caciques haciendo que fuesen ellos quienes repartieran entre los suyos los alimentos, bebidas, yeguarizos, ponchos, con que los asistía el gobierno de Buenos Aires.
Para la recuperación de las cautivas Rosas acudía a los argumentos que se desprenden de la carta enviada a un cacique "amigo", Santiago Llanquelen, el 10 de diciembre de 1834.

“Mi estimado Santiago:
Habiendo sabido que entre los indios de tu pertenencia está una cristiana hermana del miliciano Gabriel Yrusta llamada Candelaria que la llevaron del Salto hace muchos años, he dispuesto que vaya su hermano para que se le hagas entregar como corresponde y si hay entre tus indios algunos otros cristianos varones o mujeres debes avisarme para pasar por ellos porque están tus indios bajo mi amparo por lo que no es bueno que haya entre ellos cautivos cristianos sin haberlos
entregado.
Al indio que la tenga le daré de regalo los artículos siguientes, lo que debes advertirle para que vaya por ellos a la Guardia del Monte donde se los entregará Dn. Vicente González. Pero decile que no es compra de la cautiva que le hago porque ellos tienen la obligación de entregarlas sin paga, que es solamente un regalo que le hago por considerarlo pobre”.                      

Los regalos fueron, catorce yeguas, dos pañuelos, dos cuchillos, dos camisa, dos calzonsillos, una sabanita de poncho, un atado de cuentas, un par de espuelas de fierro, una arroba de yerba, quatro  vasos de tabaco, quatro libras de harina, quatro libras de azúcar, quatro libras de pasas (...) Deseo tu mejor salud y la de tu familia quedando tuyo, afino. “General”.

Su sensibilidad por los marginales quedaba evidenciada asimismo en la correspondencia que en 1833, en plena campaña, mantenía con su esposa Encarnación, que le cuidaba las espaldas en Buenos Aires: " ya has visto lo que vale la amistad de los pobres y por ello cuanto importa sostenerla y no perder medios para atraer y cautivar voluntades . No cortes pues sus correspondencias. Escríbeles con frecuencia, mándales cualquier regalo sin que te duela gastar en esto. Digo lo mismo respecto a las madres y mujeres de los pardos y morenos que son fieles. No repares, repito, en visitar a los que lo merezcan y llevarlas a tus distracciones rurales, como también en socorrerlas con lo que puedas en sus desgracias”.
A pesar de la distancia Rosas no descuidaba a quienes llegado el caso, podría ser la fuerza que lo devolviera al gobierno de Buenos Aires.                                

En ese mismo año 1833 el joven Carlos Darwin, científico inglés que con el correr de los años alcanzaría la celebridad con su teoría de la evolución de las especies, emprende un viaje de exploración y estudio de nuestra Patagonia. Todo indica que trabajaba para los servicios secretos de su país, auscultando las condiciones para una ocupación británica. Es este uno de los méritos no reconocidos de la expedición de don Juan Manuel: la toma de posesión de un territorio ambicionado por Chile y por Inglaterra. Darwin llega a Carmen de Patagones, entonces un miserable villorrio en medio de un páramo interminable. Se entera de que el general Rosas, de quien mucho había oído hablar, acampaba a orillas del río Colorado. Los escasos veinticuatro años del naturalista le dan confianza y energía suficientes para atravesar los desiertos que separan el río Negro del Colorado, guiado por baqueanos. "El campamento de Rosas" apuntará en su diario de viaje: "es un cuadrado formado por carretas, artillerías, chozas de paja, etc., no hay más que caballería y pienso que nunca se ha juntado un ejército que se parezca más a una partida de bandoleros, casi todos los hombres son de raza mezclada, casi todos tienen en las venas sangre negra, india y española, no tienen buena catadura”.   

Le habían contado de ese gaucho rubio que lanceaba indios en el confín del mundo, de sus grandes estancias y del reglamento férreo con las que gobernaba. 

La bibliografía se mencionará al finalizar la Tercera Parte.

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