La publicación de estos apuntes sobre Historia Argentina, no tienen otra pretensión que prestar ayuda, tanto a estudiantes como a profesores de la materia en cuestión.

Muchos de ellos, simplemente son los apuntes confeccionados por el suscripto, para servir como ayuda memoria en las respectivas clases de los distintos temas que expusiera durante mi práctica en el Profesorado. Me daría por muy satisfecho si sirvieran a otras personas para ese objetivo.

Al finalizar cada apunte, o en el transcurso del mismo texto se puede encontrar la bibliografía correspondiente a los diferentes aspectos mencionados.

Al margen de ello invitaremos a personas que compartan esta metodología, a sumarse con nuevos apuntes de Historia Argentina.




Profesor Roberto Antonio Lizarazu

roberto.lizarazu@hotmail.com



martes, 29 de octubre de 2013

Ingeniero Valentín Virasoro


INGENIERO VALENTIN VIRASORO, GOBERNADOR DE CORRIENTES. ADMINISTRAR Y EDUCAR.

Por: Roberto Antonio Lizarazu

El Ingeniero Valentín Virasoro toma posesión de  la gobernación de la provincia de Corrientes el 25 de diciembre de 1893, acompañándolo como vicegobernador  el coronel Daniel L. Artaza. Ambos funcionarios gobernaron hasta el 25 de diciembre de 1897.

El gobierno  de Virasoro-Artaza tuvo como preocupación principal, el mejoramiento de la faz administrativa de la provincia y se distinguió por obras y medidas realmente progresistas, como se acostumbraba en ese momento en todo nuestro país. Proyecta y ejecuta  la reforma a la ley electoral que posibilitó la representación de los partidos políticos minoritarios en las funciones legislativas, rompiendo con la hegemonía autonomismo-liberalismo en nuestra Legislatura. De hecho su programa de gobierno él mismo lo definía con el progresista precepto de: Administrar y educar.

Pero es en este último aspecto,  el  educativo, donde la acción del gobierno Virasoro-Artaza,  fue evidentemente trascendente y destacada. En este particular continuó con la característica que imprimiera su abuelo el Brigadier Pedro Ferré. De hecho repitió casi exactamente en este tema, la misma fórmula de su abuelo: “Hay que  educar, educar y educar”.                  

 Valentín Virasoro nació en la  ciudad de Corrientes el 6 de septiembre de 1842; y fue el octavo hijo del matrimonio del Coronel Miguel Julián de los Reyes Virasoro y la señora Encarnación Ferré,  hija del Brigadier Pedro Ferré.

El Gobernador Virasoro, tomó la acertada decisión de  confiarle la Presidencia del Consejo de Educación  al doctor José Alfredo Ferreira, nacido el 29 de abril de 1862 en Guayquiraró departamento de Esquina; y quien fuera una figura de relevantes condiciones intelectuales, además demostró poseer en el ejercicio de su función, una extraordinaria capacidad de organizador y de Hombre de Estado.
Alfredo Ferreira partidario del sistema filosófico de Augusto Comte, el positivismo, imprimió a la acción constructiva del sistema educativo un profundo sentido pragmático.

Según la opinión del eminente historiador correntino, el doctor Ángel Acuña, en su obra “Ensayos” 3ª. Serie, Buenos Aires, 1939,  “José Alfredo Ferreira después de Sarmiento, fue el argentino que había penetrado a fondo, con mayor cultura científica, el pensamiento y las necesidades de la instrucción pública argentina”. En mayo de 1894, Ferreira puso en vigencia su plan, fundado en la enseñanza experimental y positiva, que era en sí un verdadero programa educativo.  Continúa Ángel Acuña “La enseñanza no debía ser de contenido uniforme: cabía por lo tanto, un margen de espontaneidad (Platón hubiese dicho un margen de intuición) destinado a alumnos y maestros, para que estos últimos pudiesen ajustar la enseñanza al medio donde actuaban”. Se acortaron los horarios hasta ese entonces  extenuantes y se estableció que la concurrencia a la escuela debería tender a dar a los alumnos la posibilidad de que muestren los resultados de sus trabajos teóricos y prácticos, más que la repetición de las lecciones recibidas.

José Alfredo Ferreira recibió el gobierno escolar con 64 establecimientos para toda la provincia; y cuando finalizó su período de cuatro años, entregó a su sucesor el profesor Ángel Bassi, 144 establecimientos educativos en pleno funcionamiento. Bajo su administración comenzó en febrero de 1895 la publicación de la revista La Escuela Positiva y que si bien no era un órgano sostenido por el Consejo de Educación provincial, se constituyó en un eficaz medio de divulgación de ideas filosóficas y educativas.

Volviendo a temas de la política partidista correntina, en horas de la mañana del 9 de junio de 1895, se produjo un asalto armado a la ciudad de Corrientes, realizado por fuerzas del Partido Autonomista, que procediendo de Resistencia y de otras localidades del Chaco, al mando del Coronel José Núñez, intentan tomar la ciudad y derrocar al gobierno del Ingeniero Virasoro, que era afín al Partido Liberal.

Simultáneamente fueron atacadas las poblaciones de Paso de los Libres y Alvear, con fuerzas autonomistas que integradas con grupos de mercenarios reclutados en Brasil y en Uruguay, pretendían idéntico objetivo que los grupos que procedían del Chaco, derrocar a Virasoro.

Pero para la noche del 9 de junio de 1895 todo el movimiento había fracasado a un alto costo de vidas humanas y pérdidas materiales de diversa índole. En Corrientes Capital el enfrentamiento armado tuvo lugar al mediodía en la esquina de las calles Plácido Martínez y Rioja. En Corrientes  como en Paso de los Libres y en Alvear, los atacantes fueron vencidos, reitero, con un número de altas pérdidas humanas y todo el material que habían desembarcado.

Algunos cronistas precisan entre 50 y 70 muertos, de ambas partes, en los tres sitios de los enfrentamientos y 200 los detenidos. José Núñez logra escabullirse y se exilia en Brasil. Luego pasa a Uruguay donde es detenido por razones políticas al haber participado en una revolución contra el gobierno del colorado Juan Idiarte Borda. Posteriormente regresa amnistiado a Buenos Aires donde fallece en 1897.

El Coronel José Núñez, partidario del Partido Nacional;  y de quien se presume que había nacido en Tacuarembó en 1826   y fallece en Buenos Aires el 15 de agosto de 1897, vivía exiliado en Corrientes desde la fallida revolución oriental denominada “Revolución Tricolor” del año 1875, donde combatiera bajo las ordenes del caudillo blanco Ángel Muñiz.                                                                                     

Aún faltaban dos años más de gobierno para el binomio Virasoro-Artaza, los que transcurrieron de manera más pacífica, pudiéndose abocar de lleno al mejoramiento y modernización de la gestión administrativa de nuestra provincia, tema que se había convertido en una verdadera obsesión del Ingeniero Virasoro. Siempre repetía en sus discursos su frase predilecta: “El progreso es el resultado  del mejoramiento de la gestión del gobierno”.

El gobierno de Virasoro-Artaza entregó su mandato  al compuesto por el doctor Juan Esteban Martínez y Eulogio C. Cabral el 25 de diciembre de 1897.

El Ingeniero Virasoro además de ejercer la Gobernación que comentamos, se destacó por su actuación en la Comisión de Límites con Brasil, luego con la de Chile, donde fue designado Jefe del Servicio Técnico de la Comisión mencionada. Este trabajo de alta complejidad científica que dirigiera el Ingeniero Virasoro, finalizó el 1º de mayo de 1893 con la firma del determinante Protocolo de Límites entre Chile y Argentina, cuyos alcances aún se encuentran en plena vigencia.  Fue Ministro de Relaciones Exteriores en la Presidencia de Luis Sáenz Peña en 1893, Senador Nacional por Corrientes en 1898, diseñó y proyectó el puerto de la ciudad de Rosario. Presidente del Senado de la Nación los años 1912 y 1913; y Presidió La Cruz Roja Seccional Argentina desde 1915 hasta su fallecimiento el 16 de junio de 1925.

Tal como se registra en el sitio Virasoroweb.com.ar “Su personalidad fue elocuentemente destacada en su sepelio que ocurrió el 18 de junio de 1925. Un varón consular acaba de dejarnos definitivamente; el ejemplo de sus cualidades personales y ciudadanos de su larga y eficiente consagración a la República. Basta señalar a la consideración de hora presente, que Virasoro fue un modelo de probidad, de desinterés, y de indiscutible patriotismo”.






sábado, 12 de octubre de 2013

Cristóbal Colón

INDIGENÍSTICAMENTE INCORRECTO

 Por: Contador Público Nacional Carlos Andrés Ortiz. Investigador de temas económicos y geopolíticos.

Más allá de la visión eurocéntrica del descubrimiento, antes el 12 de octubre era llamado “el día de la raza”, y ese concepto por cierto es no solo hermoso por lo integrador y positivo, sino también acertado.
Efectivamente, de la unión del español trasplantado a América, y la mujer nativa, surgió una nueva tipología racial, que en sus infinitas variantes básicamente conforma las mayorías étnicas numéricamente predominantes en la mayoría de nuestra naciones íbero americanas.
Ese proceso de mestizaje poblacional (concepto sin pizca de peyorativo, y a la vez claramente descriptivo), tal como sucede con toda la historia de la humanidad, sigue su curso sin solución de continuidad, vivo como la vida misma.
Por supuesto antes se sumaron al mestizaje otras corrientes étnicas, como las del África Subsahariana y pequeñas cantidades de europeos no ibéricos; para luego integrarse con enormes cantidades de europeos, árabes, judíos de la diáspora, etc.; luego diversas corrientes asiáticas, además de las migraciones entre poblaciones de nuestras naciones.
Bienvenidas esas infinitas mezclas poblacionales, que nos integran y que conforman y enriquecen nuestra cultura, y que en tal sentido son uno de los mejores reaseguros contra siempre perniciosos procesos de segregación, racismo y otros patológicamente corrosivos esquemas de disolución social.

Una de las cosas que no dicen los ultraindigenistas, derivados en detractores de España y por añadidura del catolicismo, es que la colonización española no solo toleró bien el mestizaje con nativas americanas, sino que llegó a ser Política de Estado para favorecer la integración; e incluso un descendiente del inca, Dionisio Inca Yupanqui formó parte de las Cortes de Cádiz, en los complicados días de la destitución de Fernando VII.
También se soslaya que antes de los Borbones, los americanos eran considerados súbditos en pie de igualdad con los peninsulares; que en la América Colonial fueron creadas Universidades y otras instituciones; ni menos aún se dice que la evangelización cristiana logró terminar con prácticas aberrantes de las religiones americanas pre existentes, como los sacrificios humanos.
Ninguno de esos hechos marcadamente positivos, se dieron en otros procesos coloniales, como los de británicos y franceses en América del Norte –que directamente buscaron el exterminio de los nativos; o las políticas de extracción de riquezas sin ninguna consideración cultural o humana, de diversas potencias colonialistas en África y Asia.
Lamentablemente, muchos opinantes sesgados omiten esas necesarias comparaciones, y por cierto que detrás de esos sesgos anti hispanos y anti católicos, pueden advertirse ciertas improntas sutiles (o no tanto) en las que se unen como en otros procesos de colonización cultural, sectores ultra liberales anglófilos, con los respaldos “progresistas” de ciertas “izquierdas” funcionales, con sus pelotones de odiadores seriales y de “humanistas” descolgados de la realidad.
Como expresión más virulenta de esa instauración de odios insanables, en los últimos años se instaló una prédica dura y persistente, que resumida en el “indigenismo” en realidad está prefabricando profundas divisiones culturales, sociales y política, como pasos previos a nuestra disolución nacional. No por casualidad detrás de ese proceso de inoculación de rencores y divisiones, se advierte el accionar de “Fundaciones” y ONGs anglosajonas (de Gran Bretaña y EEUU), incluso existiendo la ONG Mapuche Nation…con sede en Bristol…¡claro que los enfervorizados “progres” parecen ignorarlo, ni demuestran que pueda importarles!
En contra de muy nefastos discursos y prédicas de ese peculiar racismo invertido, que es el ultra indigenismo, es interesante constatar que posiblemente resulte imposible realizar una separación tajante entre “originarios” y no originarios, habida cuenta de esas benditas mezclas de etnias, que ante estudios de ADN seguramente provocarían más de una sorpresa, por la difusión mucho mayor que la visible a simple vista, de genes originarios, africanos y otros, en nuestras poblaciones.
Por supuesto no se desconocen muchas acciones negativas perpetradas por las corrientes colonizadoras en Íbero América, antes de nuestras independencias; ni tampoco la altanería de las monarquías europeas, que intentaron reinstaurar el colonialismo en el siglo XIX. ¡Ni tampoco podemos dejar de lado el neocolonialismo económico, montado sobre los muy corruptos procesos de “privatizaciones” –verdaderos saqueos desenfrenados- del reciente noventismo exacerbadamente neoliberal; en todo lo cual la actual España “comunitaria” fue parte muy activa y vergonzosamente agresiva; actitud en la que persiste –con el peso de la Unión Europea-, al pretender castigarnos cortando de cuajo nuestras exportaciones de biocombustibles a la UE, como clara represalia neocolonialista por la soberana acción de recuperación de nuestra petrolera estatal YPF.
Pero aquellos errores e incluso tropelías de los colonizadores de los siglos XVII, XVIII y XIX; ni las soberbias actitudes neocoloniales de las actuales oligarquías españolas, no nos deben hacer olvidar que los tres grandes factores de unidad de nuestra Íbero América, son claras herencias que nos legó la vieja y hoy injustamente vilipendiada Madre Patria: idioma en común, religión en común, e historia en común. Todos ellos formidables vínculos de fortaleza geopolítica; los mismos que los ultra indigenistas y otros factores de disolución social, hábilmente manipulados como instrumentos anglosajones de las guerras blandas, pretenden destruir.








miércoles, 9 de octubre de 2013

1856, Primera estampilla argentina
1956, Doctor Juan Gregorio Pujol
CORRIENTES, PUJOL, CONI, PIPET Y LA PRIMERA ESTAMPILLA ARGENTINA



Por: Roberto Antonio Lizarazu

Previendo las críticas de los puntillosos filólogos -que haber los hay-,  antes que nada conviene aclarar que la palabra “estampilla” es un americanismo; y que la expresión correcta es “sello postal”.

Le corresponde a Corrientes, en la persona de su progresista gobernador (progresista de veras) el doctor Juan Gregorio Pujol, ser el iniciador del uso en nuestro país del sello postal. (1)

Si resumimos la evolución de nuestros sellos postales, el mismo sería el siguiente: Primero Corrientes, Pujol, Pablo Emilio Coni, como  impresor y Pipet como grabador, editan en la Imprenta Oficial de la Provincia de Corrientes, la primera estampilla, con la imagen de la Diosa Ceres,  adelantándose    en un par de años a la Confederación Argentina y a Carlos Riviére, quienes el 1º de Mayo de 1858, comienzan desde Rosario la circulación del primer sello postal de la Confederación Argentina, con el clásico “escudito antiguo” de 5, 10 y 15 centavos. Recién el 11 de enero de 1862, la República Argentina y Roberto Lange, en el Banco y Casa de Moneda de Buenos Aires, editan los “Escuditos”.

Volviendo a Corrientes, en 1853 el Gobernador Pujol, le entregó a Pablo Emilio Coni, ciudadano francés nacido en Saint Malo en 1826, la dirección de la Imprenta Oficial de la Provincia de Corrientes.

Entre 1853 y 1859, Coni arrendó una imprenta en nuestra ciudad capital y dio a conocer varias publicaciones oficiales y el periódico del Gobierno de la Provincia de Corrientes que se llamó, sucesivamente: La Libre Navegación de los Ríos”; “El Comercio” yLa Opinión”. Publicaciones correspondientes a los años 1854 y 1855. En esas instalaciones se graban e imprimen las estampillas que nos ocupan. Las mismas se cortaban a
tijera, porque no tenían dentado y mostraban, como ya mencionamos, la imagen de la diosa Ceres, copiando el primer sello postal francés, que data de 1849 y era la cabeza de la libertad. La imagen fue grabada por Matías Pipet, de profesión panadero, por encargo de Coni, quien no contaba con grabadores especializados. (2)

Esta primera estampilla de nuestro país, comenzó a circular el 21 de agosto de 1856, con alcance solamente en la provincia de Corrientes. Matías Pipet, quien fue el grabador de la única plancha con la que fueron impresos las diecisiete emisiones publicadas hasta 1880, año en que fueron nacionalizados los servicios postales. Con la plancha de Pipet, una sola plancha, (3) fueron impresas las primeras estampillas, en papel seda, en tinta negra y con el contorno liso. La estampilla tenía la efigie de la diosa Ceres, nombre latino de la deidad de la agricultura. Ceres era la diosa latina equivalente a la griega Deméter.

El Sello había sido encomendado a Pipet,  por su connacional Pablo Emilio Coni, luego del viaje por Europa de Juan Pujol,  quien trajo la idea del timbrado postal, que por esos años eran gran novedad en Francia.             

Las estampillas se vendían en almacenes y representaba un impuesto cuya recaudación se destinaba a la compra de caballos para el mantenimiento de las postas en la provincia, que hasta la llegada del ferrocarril cumplían el servicio postal en la misma.

En el año 1956, con motivo de los 100 años del primer sello Argentino, el Correo realizó una emisión conmemorativa en homenaje al Dr Juan Pujol, quien fue el creador e impulsor de la idea de implantar  el timbrado postal en la Argentina.


Por otra parte, en homenaje a la impresión de este primer sello, en el año 1953, el primer Congreso Argentino de Filatelia, instituyó el 21 de agosto como Día del Filatelista Argentino.



Bibliografía General. Catálogo de los Sellos Postales de la República Argentina y sus derivados. Victor Kneitschel, Sarmiento 418, Buenos Aires, enero 1939.

(1) El lector que desee ampliar sobre la personalidad del doctor Pujol, puede consultar en este mismo blog, el comentario del suscripto titulado “Juan Pujol, Un Señor Gobernador Correntino”, de fecha 28 de marzo 2012.

(2) Don Matías Pipet nació en el año 1826 en Ruan, Por los años 1850, migró hacia la Argentina y se convirtió en ciudadano mercedeño, donde instaló una panadería en la que trabajaba día a día hasta su fallecimiento acaecido el 10 de enero 1886 a los 60 años de edad; estaba casado con Vicenta Gómez con quien tuvo nueve hijos. Sus restos se encuentran sepultados en  el panteón familiar en el Cementerio de “La Merced” de la ciudad de Mercedes, Provincia de Corrientes.
En Mercedes una plaza lleva su nombre y en la ciudad de Córdoba igualmente.


(3) Como es de rigor, esta estampilla mereció la atención de los falsificadores y se venden en el mercado a muy buen precio. Repitiendo sobre este aspecto de las falsificaciones las palabras de Kneistchel, nos alerta: “Innumerables han sido los falsificadores y sus productos, desde los tiempos clásicos hasta la fecha. Hubo, hay y habrá numerosos de ellos, mientras existan los compradores”.

martes, 8 de octubre de 2013

Sello Postal, Los Jesuitas, Rvdo. Guillermo Furlong


EL PADRE GUILLERMO FURLONG S.J.


Por: Roberto Antonio Lizarazu

Tercera Parte

Con este apartado se completa el comentario que el Padre Guillermo Furlong S.J. escribiera en relación a la obra “Historia de los Argentinos” cuya autoría corresponde a los doctores Carlos Alberto Floria y César A. García Belsunce, y fuera publicado por la Fundación Nuestra Historia,  en el Nº 13 de “Nuestra Historia, Revista de Historia de Occidente”, Buenos Aires, diciembre de 1974. Paginas 54 a 59.

3. También nos dicen los autores de esta notable “Historia de los Argentinos” que, abandonados los pueblos por los jesuitas, a raíz de la expulsión de éstos, “los indios se desbandaron, abandonando la vida de los poblados”, lo que equivale a decir que volvieron a las selvas, como se expresa Lugones, y antes de él, se había expresado Juan María Gutiérrez, quien fue el primer gran mistificador de todo lo tocante a las reducciones de guaraníes. Pero el hecho cierto, ciertísimo, es que no se sabe, ni de un solo indio de los “poblados” o reducciones de guaraníes que regresara a las selvas, aunque el nuevo régimen, entonces implantado, les habría podido impulsar a ello, ya que no pocos de los nuevos curas, o no sabían el idioma de los guaraníes, o desconocían la psicología de los mismos, y como el gobierno temporal estaba ahora a cargo de civiles, y la mayoría de éstos fueron bien poco honrados en la administración de los bienes de los indios, éstos se veían en un lamentable abandono.

El no gastar era la norma de los más de esos administradores y no exageró Menéndez y Pelayo cuando escribió que, en su gran mayoría, habían sido ellos una gavilla de viles aprovechadores. Por otra parte, solían estar siempre en dimes y diretes con los curas no sin escándalo de los indios. No obstante estas tristes realidades, y otras no pocas, había aún, en enero de 1803, en los 30 pueblos una población de 63.942 almas, y esa población no decreció hasta que,  en los años 1816-1818, fueron esos pueblos asaltados unas veces por los paraguayos, otras por los portugueses y otras veces, hasta por los hombres de Artigas, y esos pueblos no fueron tan solo asaltados, pero sus moradores hasta fueron acuchillados sin compasión y masivamente. Pero ni entonces los sobrevivientes regresaron a las selvas, sino que buscaron dónde poder subsistir en conformidad con lo que habían conocido, aprendido y amado en sus queridas reducciones. No pocos, es verdad, pasaron a Corrientes, Santa Fe, Córdoba, Buenos Aires y a otras ciudades, pero para vivir en paz y sosiego y ejercer sus habilidades como artesanos y aun como artistas. Ni faltó un gobernante de Misiones que trató de que esas ciudades obligaran a los dichos indios a que regresaran a sus pueblos nativos pero el cabildo de Buenos Aires se opuso, ya que, gracias a ellos, tenía esta ciudad excelentes y abundantes artífices y hasta artistas.

Recuérdese que en época de la revolución tal era aún la vitalidad de los pueblos supervivientes que, a un llamado de Belgrano, 900 indios misioneros se juntaron a la expedición del Paraguay, y quiso San Martín que se invitara a esos indígenas a formar parte de sus granaderos y al efecto 261 de ellos de “talla y robustez”, como quería San Martín, bajaron a Buenos Aires. Aún más: la Asamblea del año XIII, por decreto del 13-XII-1813, dispuso que los diez pueblos en territorio todavía argentino “nombren un diputado que concurra a representarlos en esta Asamblea General”.

Por lo que respecta a los pueblos que quedaron en territorio argentino, usurpado años después por el Brasil, sabemos que en 1825, cuando monseñor Mastei, después Papa con el nombre de Pio IX, se hallaba en Montevideo, en viaje de regreso a Europa, se enteró de cómo se acababa de fundar en la Banda Oriental, la población de Durazno y escribió así en una misiva, del 18 de febrero de ese año: “hay un pueblo de estos indios que habían sido educados por los Jesuítas y posteriormente, destruídos por los portugueses; ahora que éstos son dueños de la Provincia donde aquellos están, tratan de unirlos en población.

Una de esas poblaciones ha sido establecida en la Provincia Oriental de Montevideo y es admirable como esos indios conservan todas las costumbres religiosas aprendidas de los Jesuitas. Todo el pueblo forma una reducción con su Iglesia y un capellán, que es un Padre Franciscano. La Reducción tiene sus ranchos que pertenecen a varias familias. Cada pueblo tiene su capilla, la que mañana y tarde es frecuentada por todas las familias para las oraciones. Durante la Misa hay música, con cantos e instrumentos; todo como se hacía en tiempo de los jesuitas. Cuando no han podido un capellán, entonces el cacique dice una Misa seca, (1) con canto.  Es pues permanente el bien que hicieron los jesuitas”.

En la larga conversación que, en la casa de Mr. Mac Kay, tuvimos con Mr. Toynbee cuando, años atrás, estuvo él en Buenos Aires, una de las muchas preguntas que nos hizo fue ésta: “¿Cómo se explica que los historiadores ingleses, en su mayoría protestantes, han sido siempre grandes admiradores de las reducciones jesuíticas, mientras que los argentinos, que supongo en su mayoría católicos se han despachado tan desfavorablemente al referirse a esa prodigiosa obra de los jesuitas?”. 

Tal vez se deba, le respondimos, al hecho de que a principios de este siglo, hubo un inglés, y aunque protestante y socialista trabajó en el archivo de Simancas, y recorrió los pueblos misioneros y escribió y publicó, sin filias y son fobias, pero con ciencia y sinceridad uno de los mejores libros que hasta hoy existen sobre el tema, el titulado “A Vanished Arcadia”, (2) aparecido en 1901, y a los pocos años, un gran poeta argentino, en la época en que la clerofobia, así en él como en otros rebalsaba incontenible, y sin valerse de otra fuente de inspiración que el indigesto panfleto del paraguayo Blas Garay, escribió y publicó en 1905 un disparatado librejo con el título de “El Imperio Jesuítico”. El mismo Lugones en las postrimerías de su vida estaba avergonzado de esa publicación y, más de una vez, nos dijo cómo, “impulsado por pasiones propias y ajenas, sin ciencia y sin conciencia” había escrito ese volumen, hoy tan desprestigiado.

Guillermo Furlong S.J.



(1) Se trata de la “missa sicca”, que es celebrada sin sacerdote ordenado.

(2) A Vanished Arcadia, Being Some Account of the jesuits in Paraguay, 1607 a 1767. Es la notable obra de Robert Bontine Cunningham Graham. Nacido en Londres el 24 de mayo de 1852 y fallecido en Buenos Aires, el 20 de marzo de 1936.


martes, 1 de octubre de 2013

GENERAL GERÓNIMO COSTA

 
GENERAL  DON GERÓNIMO COSTA

Por: Prudencio Martínez Zuviría

Con su permiso Señores, me voy a poner de pié al hablar de este caballero, de éste Señor, soldado fiel a su patria y a Don Juan Manuel de Rozas.

Valiente como pocos, supo hacer honor a su valor.

Agrego algunos datos de su vida tomados de nuestros queridos amigos de la Gazeta Federal.

F
ue teniente de cazadores durante al guerra con del Brasil, y su valeroso comportamiento en los campos de Ituzaingó le valió el grado de capitán en el mismo teatro de esta acción. En diciembre de 1828 se hallaba en Buenos Aires y se contó entre los oficiales que rechazaron sumarse al golpe de Lavalle contra Dorrego.


En 1833 hizo con don Juan Manuel la campaña del desierto, hasta el río Colorado, ostentando ya el grado de teniente coronel.

HÉROE Y DEFENSOR DE LA ISLA DE MARTIN GARCIA.

El combate de la Isla de Martín García.

Nos narra don Adolfo Saldías en su maravillosa obra “Historia de Rozas y de su Época. T°II. Año 1884-:

“ ..La Isla de Martín García, situada frente a la costa Oriental, a poca distancia de la confluencia de los ríos Paraná y Uruguay, y en el punto preciso de entrada al gran estuario del Plata, estaba naturalmente bajo la vigilancia de los buques bloqueadores; y su reducida guarnición sufría los rigores de del bloqueo tanto por lo que hacía a provisiones de boca como por la escasez de municiones, cuando a principios de octubre se unieron a la Bordelaise, estacionada frente a la Isla, los buques franceses Vijilant, Expeditive, Ana y diez y seis lanchones, con más la escuadrilla del General Rivera, compuesta por las goletas Loba, Eufrasia, Estrella del Sud, Falucho, Despacho y siete lanchones todos los cuales buques fondearon en el canal S.O. de la Isla y a tiro de fusil. La guarnición de la Isla apenas alcanzaba a 125 hombres siendo 7 artilleros, 21 infantes de línea, 63 milicianos del Batallón Restaurador, y el resto presos y armados de lanza y garrote; sus medios de defensa eran dos baterías una con cañón de a 24 y la otra con dos cañones de a 12. El teniente Coronel Gerónimo Costa era el jefe de la Isla y su segundo el Sargento Mayor Juan B. Thorne, el mismo que después se encontró en el famoso combate de Obligado y quien me ha corroborado estos datos y los que siguen.
En la mañana del 11 de Octubre el Capitán don Hipólito Daguenet, Comandante de las fuerzas navales francesas dirigió al Comandante Costa
una intimación en la que comunicaba que habiendo recibido órden de apoderarse de la Isla de Martín García, y siendo sus fuerzas muy superiores a las que la defendían, le concedía una hora para que respondiera si la entregaba o no, y que si esta respuesta no era conforme a aquella órden , la consideraría como señal de las hostilidades que comenzarían inmediatamente. El Comandante Costa reunió a sus oficiales y les expuso que estaba dispuesto a sostener a todo trance el destino que mandaba y el honor del pabellón de la patria. El Mayor Thorne declaró noblemente que aunque él no había nacido en la República Argentina estaba acostumbrado a combatir con gloria bajo ese pabellón, y que combatir era el deber de los que defendían la Isla. Así se pronunciaron valientemente los demás oficiales, y el Comandante Costa envió con el mismo parlamentario al jefe francés esta dignísima respuesta que constituirá siempre un timbre de gloria para las armas Argentinas: En contestación a la nota del Señor Comandante solo tengo que decirle que estoy dispuesto a sostener según es mi deber el honor de la nación a que pertenezco. En seguida se preparó a recibir el ataque, confiando al Mayor Thorne la artillería, y destacando tres guerrillas en dirección al muelle viejo y barrancas que miran al O. Poco después los franceses y orientales desprendían sobre el muelle viejo cuarenta y cinco embarcaciones entre lanchones y lanchas, con gente de desembarco, desembarcando en efecto fuertes de 550 hombres, organizándose en tres columnas de ataque y emprendiendo su marcha sobre el reducto, al mando de los jefes orientales Susviela y Soriano. Los buques franceses hacían al mismo tiempo un fuego nutrido sobre el reducto de la Isla, y aunque la artillería de Thorne les respondió bizarramente cerca de una hora metiéndoles con algún éxito algunas balas de a 24, la reducida guarnición se vió obligada a replegarse después de una lucha desigual con las tres columnas enemigas. Thorne pudo contenerlas todavía avocando sobre ellas las dos piezas de a 12 mientras que el Subteniente Molina agotaba las balas de a 24 que quedaban. Pero rehaciéndose a pesar de las bajas que sufrieron, las columnas enemigas aliadas se apoderaron del reducto, despues de hora y media de un combate heroicamente sostenido y cuya gloria cabía únicamente a los vencidos.
Parte oficial del Comandante Costa el parte oficial y que fuera publicado en la Gaceta Mercantil del 17 de Octubre de 1838. Datos del hoy Coronel Juan B. Thorne, y papeles que están en mi poder.


"La artillería de los barcos no nos dio un momento de respiro, pues numerosos proyectiles dieron en la plataforma todavía sin concluir, levantando nubes de tierra y volcando varios hombres. Las columnas arriba mencionadas de ataque, obraron con vigor, pero fueron detenidos por nuestros bravos hombres que tuvieron que soportar a descubiertos el fuego, pues los parapetos estaban sin concluir; esto lo hicieron con gallardía. Después de un combate de una hora y cuarto, tan desigual como contestado, todas las columnas cargaron sobre el reducto, cuyas trincheras hubiera podido saltar un niño de cuatro años, porque estaban inconclusas. El enemigo colocado bajo nuestro fuego y nuestros doce libras desmanteladas como ocurrió en la acción, pues caían a cada descarga, teniendo por consiguiente que volverlos a colocar por la fuerza. Observé que una caja de municiones estaba incendiada siendo el fuego extinguido con gran dificultad. En esta emergencia el enemigo tomó posesión del reducto. Triunfaron, pero ello fue debido a su fuerza mucho mayor, su escuadra y otras circunstancias que han sido relatadas. Yo y mis compañeros de armas fuimos hechos prisioneros, pero fuimos tratados con la mayor generosidad por oficiales y soldados franceses. Durante el asalto todas las habitaciones de la isla fueron saqueadas, pero los oficiales del enemigo devolvieron todo lo que encontraron. Las pérdidas del enemigo han sido considerables ; por nuestra parte tenemos que deplorar la pérdida de 12 soldados muertos y 20 o 25 heridos. Siendo infinito placer en recomendar a la consideración del gobierno la brava conducta de dos valientes oficiales: mayor graduado Juan B. Thorne, quien tenía el cargo de la artillería con el intrépido subteniente Molina; como también la bravura de los tenientes de milicias Benito Argerich, que encabezaba la infantería, Antonio Miranda, Juan Rosas y Domingo Turreiro. El valor y entusiasmo de las tropas son sin paralelos y por consiguiente, los reconocimientos, los recomiendo a la consideración de Su Excelencia, habiendo cumplido honorable y dignamente con su deber."

Prisioneros y rendidos el Comandante Costa, el Mayor Thorne y toda la guarnición, solicitaron y obtuvieron del Comandante Daguenet el ser trasladados a Buenos Aires donde fueron recibidos con manifestaciones entusiastas.
El Comandante Daguenet hizo además acto de hidalguía dirigiendo al General Rozas una nota en la que hacía resaltar los talentos militares del bravo Coronel Costa y la –animosa lealtad de éste hacia su país- Esta opinión tan francamente manifestada, agregaba, es también de los Capitanes de las corbetas Espeditive y Bordelaise, testigos de la increíble actividad del Señor Coronel Costa. Como de las acertadas disposiciones tomadas por este oficial superior para la defensa de la importante posición que estaba encargado de conservar. He creído que no podría darle una prueba mejor de los sentimientos que me ha inspirado, que manifestando a V.E. su bizarra conducta durante el ataque dirigido contra él el 11 del corriente por fuerzas muy superiores a las de su mando. Análoga comunicación le dirigió al Mayor Thorne el jefe oriental que lo rindió al pie de los cañones.”

Daguenet reintegró las espadas a sus prisioneros, Costa, Thorne y oficiales que lo acompañaban. El jefe francés envió la nota mencionada más arriba, al Gobernador Rozas, con fecha del 14 de octubre de 1838, y a bordo de la nave que lo condujo hasta Buenos Aires, donde expresó su admiración por “...los talentos militares del bravo coronel Costa”, y por lo que calificaba de “increíble actividad…”.

El General don Gerónimo Costa peleó en su larga vida militar, a las órdenes de Oribe en Quebracho Herrado y en Rodeo del Medio

Se batió contra Rivera en Arroyo Grande e hizo toda la campaña del Estado Oriental

Durante todo el sitio de Montevideo (1843 1851), revistó en el ejército federal sitiador. Y cuando Oribe acordó con Urquiza el arreglo del Pantanoso, en octubre de 1851 se negó a aceptar el pacto; se embarcó para Buenos Aires, junto al Coronel Don Hilario Lagos y otros oficiales rosistas y se alistó en el ejército de Don Juan Manuel.

En la batalla de Caseros peleó mandando el batallón Independencia, cuya bandera llevaba en el centro esta inscripción: “Ni pide ni da cuartel.

La noche anterior a la batalla participó en la célebre junta de guerra que presidió el Restaurador.

El coronel Costa se exilió por algún tiempo, pero regresó a Buenos Aires a mediados de 1852. El 4 de agosto, Urquiza lo designó comandante de la Guardia Nacional de Infantería. No se adhirió en setiembre de ese año al movimiento liberal y fue de los jefes porteños que acompañaron a Urquiza a Entre Ríos. En diciembre se plegó al pronunciamiento federal de Hilario Lagos y efectuó operaciones militares en Chascomus contra el coronel Pedro Rosas y Be1grano, que avanzó desde el sur. 

Después de levantado el sitio de Lagos, Urquiza lo nombró general en jefe del Ejército del Norte, con asiento en Rosario; y desde esta ciudad preparó una invasión a la provincia de Buenos Aires, junto con Lagos, Cayetano Laprida, Baldomero Lamela y Juan Francisco Olmos. Ella se produjo en noviembre de 1854: unos 300 hombres avanzaron por entre San Nicolás y Pergamino, en marcha paralela al Paraná; pero a la altura de San Pedro, en el arroyo El Tala, el 8 de noviembre, Costa fue vencido por el ejército de Buenos Aires al mando del general Manuel Hornos. Después de esta campaña fracasada pasó al Estado Oriental.

En enero de 1856 dirigió una nueva invasión federal, por Zárate; pero el gobierno de Buenos Aires (encabezado por Pastor Obligado) reaccionó rápidamente. El coronel Esteban García (a) "el Gato" batió a los federales en Villamayor (el 31 de enero). El coronel Emilio Conesa tomó prisionero a Gerónimo Costa, y el 2 de febrero éste fue ejecutado por orden del gobierno, junto con otros compañeros. 

Gerónimo Costa no tuvo ni siquiera un juicio previo; la pena de muerte había sido establecida por Decreto y antes de ser habidos los inculpados. Lo fusilaron el 3 de febrero de 1856 y su cadáver fue abandonado. 

Los restos de Costa pudieron recibir sepultura gracias al empeño de doña Mercedes Ortiz de Rozas de Rivera, hermana de Don Juan Manuel y de Don Prudencio Ortiz de Rozas, y de Don León Ortiz de Rozas, (hijo mayor de Don Prudencio) y de Don Lucio Victorio Mansilla (hijo de Doña Agustina Rozas de Mansilla), todos ellos queridos amigos de Costa,

El 24 de febrero de 1877, los restos de Costa fueron trasladados al Cementerio del Norte hoy de la Recoleta por Don Lucio Victorio Mansilla.

Gran y querido amigo de mi familia materna los Ortiz de Rozas, supo tener la amistad de mi chozno el Gral. D. Prudencio Ortiz de Rozas, y particularmente de D. Alejandro Baldez y Rozas, hijo de una hermana de D.Juan Manuel y Prudencio llamada María Ortiz de Rozas, quien fuera su asistente y amigo durante mucho tiempo.

Su valentía, su patriotismo y su fidelidad a D. Juan Manuel de Rozas y a la causa federal, lo hacen ser un grande entre los grandes en la historia de nuestra querida patria.

Va aquí mi cariño y admiración a su magnífica y querida persona, como un homenaje de la sangre que llevo y que a través de los años no olvida la fidelidad ni la amistad de mis mayores al General Don Gerónimo Costa.
Pasan los años y se agiganta la figura de éste valiente soldado rosista, ejemplo de virtudes, caballero, buen militar.

Como sabemos Costa junto al Señor Coronel Don Ramón Bustos y otros más es alcanzado el 1º de Febrero del año 1856 en el paraje conocido como Villa Mayor, partido de la Matanza, por el Coronel Esteban García "a" El Gato, quien por orden del entonces Gobernador de Buenos Aires, el traidor al rosismo Pastor Obligado que como varios rosistas se dieron vuelta entre ellos el célebre D.Lorenzo Torres o Rufino de Elizalde, que al haberse pasado al bando vencedor, debían demostrar su odio a los hombres que sirvieron a Rosas, a fin de aventar las sospechas que podrían existir sobre su conducta, y probar su lealtad al nuevo régimen. Pastor Obligado, gobernador de la provincia en ese momento, había sido secretario y consejero de Cuitiño. Costa y Bustos son alcanzados, en el encuentro muere en la pelea el Coronel Don Ramón Bustos un rosista leal, mientras que Costa es fusilado el ia 2 de Febrero de 1856, algunas versiones decían que fué muerto innoblemente cuando se entregaba prisionero. los cuerpos de ambos fueron abandonados por la barbarie masónica-unitaria a la interperie, y enterrados por la familia de Don Juan Manuel de Rozas, en esa ocasión la hermana del Restaurador Doña Mercedes Ortiz de Rozas de Rivera, junto a sus sobrinos Don Lucio Victorio Mansilla y Don León Ortiz de Rozas (el hijo mayor del Gral. Don Prudencio Ortiz de Rozas hermano menor del Restaurador),los que se presentaron al gobierno a pedir los cuerpos abandonados de sus amigos muertos, Don Lucio el de Costa y Don León el de Bustos, fueron con carruajes propios y sacaron como nos cuenta Mansilla los cuerpos de entre el barro para amortajarlos, y en el mismo carruaje de Doña Mercedes Rozas la que pagó los entierros fueron conducidos estos dos leales soldados federales rosistas al antiguo cementerio de Flores

Años después, el 24 de febrero de 1877 y bajo un sol radiante, el mismo Don Lucio Victorio Mansilla, sobrino de Don Juan Manuel, (Don León Ortiz de Rozas su primo hermano había muerto en marzo de 1871 por la fiebre amarilla en Buenos Aires) trasladó nuevamente los restos del Gral. Costa y del Coronel Bustos hasta su descanso definitivo en el antiguo cementerio del Norte, hoy de la Recoleta para su descanso definitivo, en donde se encuentra hoy en día. Ese día radiante y caluroso en un Buenos Aires en donde los odios contra el rosismo por parte de los liberales y masones perdidos en las tinieblas del tiempo estaba en su esplendor, brilló el sol fuertemente en un día azul y límpido como despidiendo a estos dos leales soldados federales en el antiguo cementerio del Norte. Lo más llamativo de todo esto es que dos meses después es decir el día 24 de abril de 1877, eran enterrados en el mismo cementerio del Norte los restos del Coronel Esteban García "a" El Gato, quien fuera el vencedor de Costa y Bustos y quien de una forma u otra les dio muerte.

Ese día 24 de febrero de 1877 y ante los amigos del General Don Gerónimo costa y el Coronel Don Ramón Bustos que concurrieron al cementerio del Norte a despedir sus restos, el entonces Diputado Don Lucio Victorio Mansilla despidió al amigo y camarada de armas con las siguientes palabras

Deseo agregar que a través de las generaciones, a través de los años, los hombres de bien, los que llevamos sangre federal y rosista en las venas, rendimos culto a la amistad que forjaron nuestros mayores, y para mí es el caso del Señor General Don Gerónimo Costa, quien fue en vida gran amigo de mi familia materna los Ortiz de Rozas, todos ellos tuvieron un gran cariño por este buen amigo y buen militar y buen rosista, comenzando por Don Juan Manuel, por mi cuarto Don Prudencio Ortiz de Rozas, por Doña Mercedes Ortiz de Rozas de Rivera (hermana de los dos nombrados) y por la generación siguiente más joven de la familia Rozas, la que continuó con la misma amistad y el mismo cariño, como es el caso de tres primos hermanos Don Lucio Victorio Mansilla hijo de Agustina Ortiz de Rozas de Mansilla, de Don León Ortiz de Rozas y Almada, hijo de Don Prudencio Rozas y de Don Alejandro Baldez y Rozas, hijo de Doña María Dominga Ortiz de Rozas de Baldez, todos ellos fueron grandes y queridos amigos de Costa, especialmente Lucio Victorio y Alejandro que fueron militares y estuvieron a las órdenes del querido General Costa, en tanto Don León Ortiz de Rozas era amigo pero no sirvió bajo sus órdenes ya que no era miliar, Don León Ortiz de Rozas fue el que reclamó al gobierno de Pastor Obligado (un rosista traidor) el cadáver insepulto del benemérito Coronel Don Ramón Bustos quien murió en el entrevero, mientras que su primo hermano y cuñado Don Lucio Victorio Mansilla pedía el cuerpo también insepulto del benemérito General Don Gerónimo Costa. Continuando con la tradición de mi familia Rozas, rindo mi homenaje a estos dos grandes soldados federales rosistas en honor a la amistad de mis mayores que supieron tener en vida con mis mayores.

También es importante recalcar que ambos cuerpos fueron recuperados por los primos hermanos Don Lucio Victorio Mansilla y Don León Ortiz de Rozas, estando junto a ellos y colaborando con ellos también Doña Mercedes Ortiz de Rozas de Rivera, hermana de Don Juan Manuel, quien fue con su propio carruaje y pagó los cajones en donde fueron enterrados los nombrados y junto a sus sobrinos amortajó los queridos restos mortales de los buenos amigo Costa y Bustos .

Limpiaron con devoción, respeto y cariño los cuerpos y los depositaron en sendos cajones los que fueron llevados por ellos al segundo cementerio de Flores y enterrados en cristiana sepultura, para luego de 22 años exhumarlos de allí y llevarlos a su entierro definitivo en el entonces cementerio del norte o de la Recoleta, los que descansan juntos en la misma tumba.

DESPEDIDA FUNEBRE PRONUNCIADA POR EL ENTONCES DIPUTADO D.LUCIO VICTORIO MANSILLA ANTE LA TUMBA DEL GRAL. D. GERÓNIMO COSTA EN EL ANTIGUO CEMENTERIO DEL NORTE, HOY DE LA RECOLETA.

“También
Señores, este notable guerrero tiene paginas brillantes en la historia militar de nuestro país. Hace 21 años (2 de febrero de 1856) yacía olvidado en un cementerio de campaña, allí donde yo lo coloqué(2º Cementerio de Flores) en que pudiera venir a descansar tranquilo entre los suyos. Más adelante todavía, cuando las pasiones del partido se acaben entre hermanos, alguna mano amiga redactará y hará conocer de todos los admirables rasgos de valor, de lealtad, de serenidad y sangre fría, de patriotismo y de honradez que formaban el carácter del que fue el General D.Jerónimo Costa. Sólo recordaré de entre sus hechos ; de entre sus dies y ocho campos de batalla, que en la memorable jornada de Ituzaingó fué ascendido a Capitan sobre el mismo campo. Que en la banda oriental efectuó una retirada que haría honor al mejor militar. Y sobre todo, aquél combate de Martín García, en el que un puñado de soldados sostuvo por horas el fuego de la escuadrilla francesa; estaban en proporción de uno contra diez y con piezas antiguas de calibre menor contra la magnífica artillería francesa. Sin embargo no entregó su espada hasta que hubo quemado el último cartucho; hasta que no quedaron él y sus valientes compañeros, ciegos por la tierra de las trincheras que saltaban a pedazos. Tanto, este hecho, llama la atención del jefe de la flota (Hipólito Daguennet) que lo llevó a su lado, tratándole con toda consideración, más que como prisionero, como un amigo y concluyó por devolverlo, en libertad al gobierno de Buenos Aires, con una honorífica mención. El General Costa era generoso y muy humano con los vencidos, como era escrupuloso y severo en todo lo relativo a su administración militar y en todo lo concerniente a sus soldados, de los que se hacía idolatrar. Yo señores, que tuve el honor de servir bajo sus órdenes, como tantos otros, puedo dar fe de ésta verdad. No mereció, ciertamente, la muerte que se le decretó ni mucho menos como fue ejecutada. Hoy, seguramente no habría tenido el mismo fin. Aunque entonces mismo no faltó quien hiciera justicia a su lealtad. Cuando fui a pedir al gobierno su cuerpo en compañía de mi finado primo y amigo Don León Ortiz de Rozas (*) que pedía por el del Coronel D. Ramón Bustos, el entonces Coronel Don Bartolomé Mitre, que formaba parte de ese gobierno dijo "Mi pobre Costa, no tuvo más defecto que el de ser siempre fiel a su bandera". No Debo abusar por más tiempo de la atención de estos señores, el sol está fuerte. No tan fuerte como aquél día tremendo, que con mi citado primo tuvimos que sacar a mi pobre General Costa y al Coronel Bustos, de entre el barro para amortajarlos y colocarlos de modo que descansaran, al menos decentemente. Adiós, mi General, entonces me despedí hasta mejor oportunidad, ahora sí, reciba el último adiós de su amigo y compañero de armas. 24 de febrero de 1877.”


(*) Don León Ortiz de Rozas, era hijo del Gral. Don Prudencio Ortiz de Rozas (hermano menor de Don Juan Manuel) y por ende era primo hermano y cuñado de Lucio Victorio Mansilla, ya que éste último se había casado con su prima hermana Doña Catalina Ortiz de Rozas y Almada, hija de Don Prudencio Rozas y hermana menor de Don León Ortiz de Rozas y Almada, murió soltero víctima abnegada, formó parte de las comisiones de ayuda a los enfermos por la fiebre amarilla que azotó Buenos Aires en 1871, falleció en el mes de marzo de ese año.

(**) Don Lucio Victorio Mansilla, era hijo del también General Don Lucio Norberto Mansilla, soldado de la independencia y héroe de la Vuelta de Obligado y de Doña Agustina Ortiz de Rozas de Mansilla, hermana menor de D.Juan Manuel de Rozas y del Gral. Don Prudencio Ortiz de Rozas, estaba casado con Doña Catalina Ortiz de Rozas y Almada hija del Gral. Don Prudencio Ortiz de Rozas.