La publicación de estos apuntes sobre Historia Argentina, no tienen otra pretensión que prestar ayuda, tanto a estudiantes como a profesores de la materia en cuestión.

Muchos de ellos, simplemente son los apuntes confeccionados por el suscripto, para servir como ayuda memoria en las respectivas clases de los distintos temas que expusiera durante mi práctica en el Profesorado. Me daría por muy satisfecho si sirvieran a otras personas para ese objetivo.

Al finalizar cada apunte, o en el transcurso del mismo texto se puede encontrar la bibliografía correspondiente a los diferentes aspectos mencionados.

Al margen de ello invitaremos a personas que compartan esta metodología, a sumarse con nuevos apuntes de Historia Argentina.




Profesor Roberto Antonio Lizarazu

roberto.lizarazu@hotmail.com



martes, 1 de octubre de 2013

GENERAL GERÓNIMO COSTA

 
GENERAL  DON GERÓNIMO COSTA

Por: Prudencio Martínez Zuviría

Con su permiso Señores, me voy a poner de pié al hablar de este caballero, de éste Señor, soldado fiel a su patria y a Don Juan Manuel de Rozas.

Valiente como pocos, supo hacer honor a su valor.

Agrego algunos datos de su vida tomados de nuestros queridos amigos de la Gazeta Federal.

F
ue teniente de cazadores durante al guerra con del Brasil, y su valeroso comportamiento en los campos de Ituzaingó le valió el grado de capitán en el mismo teatro de esta acción. En diciembre de 1828 se hallaba en Buenos Aires y se contó entre los oficiales que rechazaron sumarse al golpe de Lavalle contra Dorrego.


En 1833 hizo con don Juan Manuel la campaña del desierto, hasta el río Colorado, ostentando ya el grado de teniente coronel.

HÉROE Y DEFENSOR DE LA ISLA DE MARTIN GARCIA.

El combate de la Isla de Martín García.

Nos narra don Adolfo Saldías en su maravillosa obra “Historia de Rozas y de su Época. T°II. Año 1884-:

“ ..La Isla de Martín García, situada frente a la costa Oriental, a poca distancia de la confluencia de los ríos Paraná y Uruguay, y en el punto preciso de entrada al gran estuario del Plata, estaba naturalmente bajo la vigilancia de los buques bloqueadores; y su reducida guarnición sufría los rigores de del bloqueo tanto por lo que hacía a provisiones de boca como por la escasez de municiones, cuando a principios de octubre se unieron a la Bordelaise, estacionada frente a la Isla, los buques franceses Vijilant, Expeditive, Ana y diez y seis lanchones, con más la escuadrilla del General Rivera, compuesta por las goletas Loba, Eufrasia, Estrella del Sud, Falucho, Despacho y siete lanchones todos los cuales buques fondearon en el canal S.O. de la Isla y a tiro de fusil. La guarnición de la Isla apenas alcanzaba a 125 hombres siendo 7 artilleros, 21 infantes de línea, 63 milicianos del Batallón Restaurador, y el resto presos y armados de lanza y garrote; sus medios de defensa eran dos baterías una con cañón de a 24 y la otra con dos cañones de a 12. El teniente Coronel Gerónimo Costa era el jefe de la Isla y su segundo el Sargento Mayor Juan B. Thorne, el mismo que después se encontró en el famoso combate de Obligado y quien me ha corroborado estos datos y los que siguen.
En la mañana del 11 de Octubre el Capitán don Hipólito Daguenet, Comandante de las fuerzas navales francesas dirigió al Comandante Costa
una intimación en la que comunicaba que habiendo recibido órden de apoderarse de la Isla de Martín García, y siendo sus fuerzas muy superiores a las que la defendían, le concedía una hora para que respondiera si la entregaba o no, y que si esta respuesta no era conforme a aquella órden , la consideraría como señal de las hostilidades que comenzarían inmediatamente. El Comandante Costa reunió a sus oficiales y les expuso que estaba dispuesto a sostener a todo trance el destino que mandaba y el honor del pabellón de la patria. El Mayor Thorne declaró noblemente que aunque él no había nacido en la República Argentina estaba acostumbrado a combatir con gloria bajo ese pabellón, y que combatir era el deber de los que defendían la Isla. Así se pronunciaron valientemente los demás oficiales, y el Comandante Costa envió con el mismo parlamentario al jefe francés esta dignísima respuesta que constituirá siempre un timbre de gloria para las armas Argentinas: En contestación a la nota del Señor Comandante solo tengo que decirle que estoy dispuesto a sostener según es mi deber el honor de la nación a que pertenezco. En seguida se preparó a recibir el ataque, confiando al Mayor Thorne la artillería, y destacando tres guerrillas en dirección al muelle viejo y barrancas que miran al O. Poco después los franceses y orientales desprendían sobre el muelle viejo cuarenta y cinco embarcaciones entre lanchones y lanchas, con gente de desembarco, desembarcando en efecto fuertes de 550 hombres, organizándose en tres columnas de ataque y emprendiendo su marcha sobre el reducto, al mando de los jefes orientales Susviela y Soriano. Los buques franceses hacían al mismo tiempo un fuego nutrido sobre el reducto de la Isla, y aunque la artillería de Thorne les respondió bizarramente cerca de una hora metiéndoles con algún éxito algunas balas de a 24, la reducida guarnición se vió obligada a replegarse después de una lucha desigual con las tres columnas enemigas. Thorne pudo contenerlas todavía avocando sobre ellas las dos piezas de a 12 mientras que el Subteniente Molina agotaba las balas de a 24 que quedaban. Pero rehaciéndose a pesar de las bajas que sufrieron, las columnas enemigas aliadas se apoderaron del reducto, despues de hora y media de un combate heroicamente sostenido y cuya gloria cabía únicamente a los vencidos.
Parte oficial del Comandante Costa el parte oficial y que fuera publicado en la Gaceta Mercantil del 17 de Octubre de 1838. Datos del hoy Coronel Juan B. Thorne, y papeles que están en mi poder.


"La artillería de los barcos no nos dio un momento de respiro, pues numerosos proyectiles dieron en la plataforma todavía sin concluir, levantando nubes de tierra y volcando varios hombres. Las columnas arriba mencionadas de ataque, obraron con vigor, pero fueron detenidos por nuestros bravos hombres que tuvieron que soportar a descubiertos el fuego, pues los parapetos estaban sin concluir; esto lo hicieron con gallardía. Después de un combate de una hora y cuarto, tan desigual como contestado, todas las columnas cargaron sobre el reducto, cuyas trincheras hubiera podido saltar un niño de cuatro años, porque estaban inconclusas. El enemigo colocado bajo nuestro fuego y nuestros doce libras desmanteladas como ocurrió en la acción, pues caían a cada descarga, teniendo por consiguiente que volverlos a colocar por la fuerza. Observé que una caja de municiones estaba incendiada siendo el fuego extinguido con gran dificultad. En esta emergencia el enemigo tomó posesión del reducto. Triunfaron, pero ello fue debido a su fuerza mucho mayor, su escuadra y otras circunstancias que han sido relatadas. Yo y mis compañeros de armas fuimos hechos prisioneros, pero fuimos tratados con la mayor generosidad por oficiales y soldados franceses. Durante el asalto todas las habitaciones de la isla fueron saqueadas, pero los oficiales del enemigo devolvieron todo lo que encontraron. Las pérdidas del enemigo han sido considerables ; por nuestra parte tenemos que deplorar la pérdida de 12 soldados muertos y 20 o 25 heridos. Siendo infinito placer en recomendar a la consideración del gobierno la brava conducta de dos valientes oficiales: mayor graduado Juan B. Thorne, quien tenía el cargo de la artillería con el intrépido subteniente Molina; como también la bravura de los tenientes de milicias Benito Argerich, que encabezaba la infantería, Antonio Miranda, Juan Rosas y Domingo Turreiro. El valor y entusiasmo de las tropas son sin paralelos y por consiguiente, los reconocimientos, los recomiendo a la consideración de Su Excelencia, habiendo cumplido honorable y dignamente con su deber."

Prisioneros y rendidos el Comandante Costa, el Mayor Thorne y toda la guarnición, solicitaron y obtuvieron del Comandante Daguenet el ser trasladados a Buenos Aires donde fueron recibidos con manifestaciones entusiastas.
El Comandante Daguenet hizo además acto de hidalguía dirigiendo al General Rozas una nota en la que hacía resaltar los talentos militares del bravo Coronel Costa y la –animosa lealtad de éste hacia su país- Esta opinión tan francamente manifestada, agregaba, es también de los Capitanes de las corbetas Espeditive y Bordelaise, testigos de la increíble actividad del Señor Coronel Costa. Como de las acertadas disposiciones tomadas por este oficial superior para la defensa de la importante posición que estaba encargado de conservar. He creído que no podría darle una prueba mejor de los sentimientos que me ha inspirado, que manifestando a V.E. su bizarra conducta durante el ataque dirigido contra él el 11 del corriente por fuerzas muy superiores a las de su mando. Análoga comunicación le dirigió al Mayor Thorne el jefe oriental que lo rindió al pie de los cañones.”

Daguenet reintegró las espadas a sus prisioneros, Costa, Thorne y oficiales que lo acompañaban. El jefe francés envió la nota mencionada más arriba, al Gobernador Rozas, con fecha del 14 de octubre de 1838, y a bordo de la nave que lo condujo hasta Buenos Aires, donde expresó su admiración por “...los talentos militares del bravo coronel Costa”, y por lo que calificaba de “increíble actividad…”.

El General don Gerónimo Costa peleó en su larga vida militar, a las órdenes de Oribe en Quebracho Herrado y en Rodeo del Medio

Se batió contra Rivera en Arroyo Grande e hizo toda la campaña del Estado Oriental

Durante todo el sitio de Montevideo (1843 1851), revistó en el ejército federal sitiador. Y cuando Oribe acordó con Urquiza el arreglo del Pantanoso, en octubre de 1851 se negó a aceptar el pacto; se embarcó para Buenos Aires, junto al Coronel Don Hilario Lagos y otros oficiales rosistas y se alistó en el ejército de Don Juan Manuel.

En la batalla de Caseros peleó mandando el batallón Independencia, cuya bandera llevaba en el centro esta inscripción: “Ni pide ni da cuartel.

La noche anterior a la batalla participó en la célebre junta de guerra que presidió el Restaurador.

El coronel Costa se exilió por algún tiempo, pero regresó a Buenos Aires a mediados de 1852. El 4 de agosto, Urquiza lo designó comandante de la Guardia Nacional de Infantería. No se adhirió en setiembre de ese año al movimiento liberal y fue de los jefes porteños que acompañaron a Urquiza a Entre Ríos. En diciembre se plegó al pronunciamiento federal de Hilario Lagos y efectuó operaciones militares en Chascomus contra el coronel Pedro Rosas y Be1grano, que avanzó desde el sur. 

Después de levantado el sitio de Lagos, Urquiza lo nombró general en jefe del Ejército del Norte, con asiento en Rosario; y desde esta ciudad preparó una invasión a la provincia de Buenos Aires, junto con Lagos, Cayetano Laprida, Baldomero Lamela y Juan Francisco Olmos. Ella se produjo en noviembre de 1854: unos 300 hombres avanzaron por entre San Nicolás y Pergamino, en marcha paralela al Paraná; pero a la altura de San Pedro, en el arroyo El Tala, el 8 de noviembre, Costa fue vencido por el ejército de Buenos Aires al mando del general Manuel Hornos. Después de esta campaña fracasada pasó al Estado Oriental.

En enero de 1856 dirigió una nueva invasión federal, por Zárate; pero el gobierno de Buenos Aires (encabezado por Pastor Obligado) reaccionó rápidamente. El coronel Esteban García (a) "el Gato" batió a los federales en Villamayor (el 31 de enero). El coronel Emilio Conesa tomó prisionero a Gerónimo Costa, y el 2 de febrero éste fue ejecutado por orden del gobierno, junto con otros compañeros. 

Gerónimo Costa no tuvo ni siquiera un juicio previo; la pena de muerte había sido establecida por Decreto y antes de ser habidos los inculpados. Lo fusilaron el 3 de febrero de 1856 y su cadáver fue abandonado. 

Los restos de Costa pudieron recibir sepultura gracias al empeño de doña Mercedes Ortiz de Rozas de Rivera, hermana de Don Juan Manuel y de Don Prudencio Ortiz de Rozas, y de Don León Ortiz de Rozas, (hijo mayor de Don Prudencio) y de Don Lucio Victorio Mansilla (hijo de Doña Agustina Rozas de Mansilla), todos ellos queridos amigos de Costa,

El 24 de febrero de 1877, los restos de Costa fueron trasladados al Cementerio del Norte hoy de la Recoleta por Don Lucio Victorio Mansilla.

Gran y querido amigo de mi familia materna los Ortiz de Rozas, supo tener la amistad de mi chozno el Gral. D. Prudencio Ortiz de Rozas, y particularmente de D. Alejandro Baldez y Rozas, hijo de una hermana de D.Juan Manuel y Prudencio llamada María Ortiz de Rozas, quien fuera su asistente y amigo durante mucho tiempo.

Su valentía, su patriotismo y su fidelidad a D. Juan Manuel de Rozas y a la causa federal, lo hacen ser un grande entre los grandes en la historia de nuestra querida patria.

Va aquí mi cariño y admiración a su magnífica y querida persona, como un homenaje de la sangre que llevo y que a través de los años no olvida la fidelidad ni la amistad de mis mayores al General Don Gerónimo Costa.
Pasan los años y se agiganta la figura de éste valiente soldado rosista, ejemplo de virtudes, caballero, buen militar.

Como sabemos Costa junto al Señor Coronel Don Ramón Bustos y otros más es alcanzado el 1º de Febrero del año 1856 en el paraje conocido como Villa Mayor, partido de la Matanza, por el Coronel Esteban García "a" El Gato, quien por orden del entonces Gobernador de Buenos Aires, el traidor al rosismo Pastor Obligado que como varios rosistas se dieron vuelta entre ellos el célebre D.Lorenzo Torres o Rufino de Elizalde, que al haberse pasado al bando vencedor, debían demostrar su odio a los hombres que sirvieron a Rosas, a fin de aventar las sospechas que podrían existir sobre su conducta, y probar su lealtad al nuevo régimen. Pastor Obligado, gobernador de la provincia en ese momento, había sido secretario y consejero de Cuitiño. Costa y Bustos son alcanzados, en el encuentro muere en la pelea el Coronel Don Ramón Bustos un rosista leal, mientras que Costa es fusilado el ia 2 de Febrero de 1856, algunas versiones decían que fué muerto innoblemente cuando se entregaba prisionero. los cuerpos de ambos fueron abandonados por la barbarie masónica-unitaria a la interperie, y enterrados por la familia de Don Juan Manuel de Rozas, en esa ocasión la hermana del Restaurador Doña Mercedes Ortiz de Rozas de Rivera, junto a sus sobrinos Don Lucio Victorio Mansilla y Don León Ortiz de Rozas (el hijo mayor del Gral. Don Prudencio Ortiz de Rozas hermano menor del Restaurador),los que se presentaron al gobierno a pedir los cuerpos abandonados de sus amigos muertos, Don Lucio el de Costa y Don León el de Bustos, fueron con carruajes propios y sacaron como nos cuenta Mansilla los cuerpos de entre el barro para amortajarlos, y en el mismo carruaje de Doña Mercedes Rozas la que pagó los entierros fueron conducidos estos dos leales soldados federales rosistas al antiguo cementerio de Flores

Años después, el 24 de febrero de 1877 y bajo un sol radiante, el mismo Don Lucio Victorio Mansilla, sobrino de Don Juan Manuel, (Don León Ortiz de Rozas su primo hermano había muerto en marzo de 1871 por la fiebre amarilla en Buenos Aires) trasladó nuevamente los restos del Gral. Costa y del Coronel Bustos hasta su descanso definitivo en el antiguo cementerio del Norte, hoy de la Recoleta para su descanso definitivo, en donde se encuentra hoy en día. Ese día radiante y caluroso en un Buenos Aires en donde los odios contra el rosismo por parte de los liberales y masones perdidos en las tinieblas del tiempo estaba en su esplendor, brilló el sol fuertemente en un día azul y límpido como despidiendo a estos dos leales soldados federales en el antiguo cementerio del Norte. Lo más llamativo de todo esto es que dos meses después es decir el día 24 de abril de 1877, eran enterrados en el mismo cementerio del Norte los restos del Coronel Esteban García "a" El Gato, quien fuera el vencedor de Costa y Bustos y quien de una forma u otra les dio muerte.

Ese día 24 de febrero de 1877 y ante los amigos del General Don Gerónimo costa y el Coronel Don Ramón Bustos que concurrieron al cementerio del Norte a despedir sus restos, el entonces Diputado Don Lucio Victorio Mansilla despidió al amigo y camarada de armas con las siguientes palabras

Deseo agregar que a través de las generaciones, a través de los años, los hombres de bien, los que llevamos sangre federal y rosista en las venas, rendimos culto a la amistad que forjaron nuestros mayores, y para mí es el caso del Señor General Don Gerónimo Costa, quien fue en vida gran amigo de mi familia materna los Ortiz de Rozas, todos ellos tuvieron un gran cariño por este buen amigo y buen militar y buen rosista, comenzando por Don Juan Manuel, por mi cuarto Don Prudencio Ortiz de Rozas, por Doña Mercedes Ortiz de Rozas de Rivera (hermana de los dos nombrados) y por la generación siguiente más joven de la familia Rozas, la que continuó con la misma amistad y el mismo cariño, como es el caso de tres primos hermanos Don Lucio Victorio Mansilla hijo de Agustina Ortiz de Rozas de Mansilla, de Don León Ortiz de Rozas y Almada, hijo de Don Prudencio Rozas y de Don Alejandro Baldez y Rozas, hijo de Doña María Dominga Ortiz de Rozas de Baldez, todos ellos fueron grandes y queridos amigos de Costa, especialmente Lucio Victorio y Alejandro que fueron militares y estuvieron a las órdenes del querido General Costa, en tanto Don León Ortiz de Rozas era amigo pero no sirvió bajo sus órdenes ya que no era miliar, Don León Ortiz de Rozas fue el que reclamó al gobierno de Pastor Obligado (un rosista traidor) el cadáver insepulto del benemérito Coronel Don Ramón Bustos quien murió en el entrevero, mientras que su primo hermano y cuñado Don Lucio Victorio Mansilla pedía el cuerpo también insepulto del benemérito General Don Gerónimo Costa. Continuando con la tradición de mi familia Rozas, rindo mi homenaje a estos dos grandes soldados federales rosistas en honor a la amistad de mis mayores que supieron tener en vida con mis mayores.

También es importante recalcar que ambos cuerpos fueron recuperados por los primos hermanos Don Lucio Victorio Mansilla y Don León Ortiz de Rozas, estando junto a ellos y colaborando con ellos también Doña Mercedes Ortiz de Rozas de Rivera, hermana de Don Juan Manuel, quien fue con su propio carruaje y pagó los cajones en donde fueron enterrados los nombrados y junto a sus sobrinos amortajó los queridos restos mortales de los buenos amigo Costa y Bustos .

Limpiaron con devoción, respeto y cariño los cuerpos y los depositaron en sendos cajones los que fueron llevados por ellos al segundo cementerio de Flores y enterrados en cristiana sepultura, para luego de 22 años exhumarlos de allí y llevarlos a su entierro definitivo en el entonces cementerio del norte o de la Recoleta, los que descansan juntos en la misma tumba.

DESPEDIDA FUNEBRE PRONUNCIADA POR EL ENTONCES DIPUTADO D.LUCIO VICTORIO MANSILLA ANTE LA TUMBA DEL GRAL. D. GERÓNIMO COSTA EN EL ANTIGUO CEMENTERIO DEL NORTE, HOY DE LA RECOLETA.

“También
Señores, este notable guerrero tiene paginas brillantes en la historia militar de nuestro país. Hace 21 años (2 de febrero de 1856) yacía olvidado en un cementerio de campaña, allí donde yo lo coloqué(2º Cementerio de Flores) en que pudiera venir a descansar tranquilo entre los suyos. Más adelante todavía, cuando las pasiones del partido se acaben entre hermanos, alguna mano amiga redactará y hará conocer de todos los admirables rasgos de valor, de lealtad, de serenidad y sangre fría, de patriotismo y de honradez que formaban el carácter del que fue el General D.Jerónimo Costa. Sólo recordaré de entre sus hechos ; de entre sus dies y ocho campos de batalla, que en la memorable jornada de Ituzaingó fué ascendido a Capitan sobre el mismo campo. Que en la banda oriental efectuó una retirada que haría honor al mejor militar. Y sobre todo, aquél combate de Martín García, en el que un puñado de soldados sostuvo por horas el fuego de la escuadrilla francesa; estaban en proporción de uno contra diez y con piezas antiguas de calibre menor contra la magnífica artillería francesa. Sin embargo no entregó su espada hasta que hubo quemado el último cartucho; hasta que no quedaron él y sus valientes compañeros, ciegos por la tierra de las trincheras que saltaban a pedazos. Tanto, este hecho, llama la atención del jefe de la flota (Hipólito Daguennet) que lo llevó a su lado, tratándole con toda consideración, más que como prisionero, como un amigo y concluyó por devolverlo, en libertad al gobierno de Buenos Aires, con una honorífica mención. El General Costa era generoso y muy humano con los vencidos, como era escrupuloso y severo en todo lo relativo a su administración militar y en todo lo concerniente a sus soldados, de los que se hacía idolatrar. Yo señores, que tuve el honor de servir bajo sus órdenes, como tantos otros, puedo dar fe de ésta verdad. No mereció, ciertamente, la muerte que se le decretó ni mucho menos como fue ejecutada. Hoy, seguramente no habría tenido el mismo fin. Aunque entonces mismo no faltó quien hiciera justicia a su lealtad. Cuando fui a pedir al gobierno su cuerpo en compañía de mi finado primo y amigo Don León Ortiz de Rozas (*) que pedía por el del Coronel D. Ramón Bustos, el entonces Coronel Don Bartolomé Mitre, que formaba parte de ese gobierno dijo "Mi pobre Costa, no tuvo más defecto que el de ser siempre fiel a su bandera". No Debo abusar por más tiempo de la atención de estos señores, el sol está fuerte. No tan fuerte como aquél día tremendo, que con mi citado primo tuvimos que sacar a mi pobre General Costa y al Coronel Bustos, de entre el barro para amortajarlos y colocarlos de modo que descansaran, al menos decentemente. Adiós, mi General, entonces me despedí hasta mejor oportunidad, ahora sí, reciba el último adiós de su amigo y compañero de armas. 24 de febrero de 1877.”


(*) Don León Ortiz de Rozas, era hijo del Gral. Don Prudencio Ortiz de Rozas (hermano menor de Don Juan Manuel) y por ende era primo hermano y cuñado de Lucio Victorio Mansilla, ya que éste último se había casado con su prima hermana Doña Catalina Ortiz de Rozas y Almada, hija de Don Prudencio Rozas y hermana menor de Don León Ortiz de Rozas y Almada, murió soltero víctima abnegada, formó parte de las comisiones de ayuda a los enfermos por la fiebre amarilla que azotó Buenos Aires en 1871, falleció en el mes de marzo de ese año.

(**) Don Lucio Victorio Mansilla, era hijo del también General Don Lucio Norberto Mansilla, soldado de la independencia y héroe de la Vuelta de Obligado y de Doña Agustina Ortiz de Rozas de Mansilla, hermana menor de D.Juan Manuel de Rozas y del Gral. Don Prudencio Ortiz de Rozas, estaba casado con Doña Catalina Ortiz de Rozas y Almada hija del Gral. Don Prudencio Ortiz de Rozas.








1 comentario: