GENERAL DON GERÓNIMO
COSTA
Por: Prudencio Martínez Zuviría
Con su permiso
Señores, me voy a poner de pié al hablar de este caballero, de éste Señor,
soldado fiel a su patria y a Don Juan Manuel de Rozas.
Valiente como pocos, supo hacer honor a su valor.
Agrego algunos datos de su vida tomados de nuestros
queridos amigos de la
Gazeta Federal.
F ue teniente de cazadores durante al guerra con del Brasil, y
su valeroso comportamiento en los campos de Ituzaingó le valió el grado de
capitán en el mismo teatro de esta acción. En diciembre de 1828 se hallaba en
Buenos Aires y se contó entre los oficiales que rechazaron sumarse al golpe de
Lavalle contra Dorrego.
En 1833 hizo con don Juan Manuel la campaña del
desierto, hasta el río Colorado, ostentando ya el grado de teniente coronel.
HÉROE Y DEFENSOR DE LA ISLA DE MARTIN GARCIA.
El combate de la Isla de Martín García.
Nos narra don Adolfo Saldías en su maravillosa obra
“Historia de Rozas y de su Época. T°II. Año 1884-:
F
“ ..La Isla de Martín García, situada frente a la costa
Oriental, a poca distancia de la confluencia de los ríos Paraná y Uruguay, y en
el punto preciso de entrada al gran estuario del Plata, estaba naturalmente
bajo la vigilancia de los buques bloqueadores; y su reducida guarnición sufría
los rigores de del bloqueo tanto por lo que hacía a provisiones de boca como
por la escasez de municiones, cuando a principios de octubre se unieron a la Bordelaise , estacionada
frente a la Isla ,
los buques franceses Vijilant, Expeditive, Ana y diez y seis lanchones, con más
la escuadrilla del General Rivera, compuesta por las goletas Loba, Eufrasia,
Estrella del Sud, Falucho, Despacho y siete lanchones todos los cuales buques
fondearon en el canal S.O. de la
Isla y a tiro de fusil. La guarnición de la Isla apenas alcanzaba a 125
hombres siendo 7 artilleros, 21 infantes de línea, 63 milicianos del Batallón
Restaurador, y el resto presos y armados de lanza y garrote; sus medios de
defensa eran dos baterías una con cañón de a 24 y la otra con dos cañones de a
12. El teniente Coronel Gerónimo Costa era el jefe de la Isla y su segundo el Sargento
Mayor Juan B. Thorne, el mismo que después se encontró en el famoso combate de
Obligado y quien me ha corroborado estos datos y los que siguen.
En la mañana del 11 de Octubre el Capitán don Hipólito
Daguenet, Comandante de las fuerzas navales francesas dirigió al Comandante
Costa una intimación en la que comunicaba que
habiendo recibido órden de apoderarse de la Isla de Martín García, y siendo sus fuerzas muy
superiores a las que la defendían, le concedía una hora para que respondiera si
la entregaba o no, y que si esta respuesta no era conforme a aquella órden , la
consideraría como señal de las hostilidades que comenzarían inmediatamente. El
Comandante Costa reunió a sus oficiales y les expuso que estaba dispuesto a
sostener a todo trance el destino que mandaba y el honor del pabellón de la
patria. El Mayor Thorne declaró noblemente que aunque él no había nacido en la República Argentina
estaba acostumbrado a combatir con gloria bajo ese pabellón, y que combatir era
el deber de los que defendían la
Isla. Así se pronunciaron valientemente los demás oficiales,
y el Comandante Costa envió con el mismo parlamentario al jefe francés esta
dignísima respuesta que constituirá siempre un timbre de gloria para las armas Argentinas: En contestación a la nota
del Señor Comandante solo tengo que decirle que estoy dispuesto a sostener
según es mi deber el honor de la nación a que pertenezco. En seguida se preparó
a recibir el ataque, confiando al Mayor Thorne la artillería, y destacando tres
guerrillas en dirección al muelle viejo y barrancas que miran al O. Poco
después los franceses y orientales desprendían sobre el muelle viejo cuarenta y
cinco embarcaciones entre lanchones y lanchas, con gente de desembarco,
desembarcando en efecto fuertes de 550 hombres, organizándose en tres columnas
de ataque y emprendiendo su marcha sobre el reducto, al mando de los jefes
orientales Susviela y Soriano. Los buques franceses hacían al mismo tiempo un fuego
nutrido sobre el reducto de la
Isla , y aunque la artillería de Thorne les respondió
bizarramente cerca de una hora metiéndoles con algún éxito algunas balas de a
24, la reducida guarnición se vió obligada a replegarse después de una lucha
desigual con las tres columnas enemigas. Thorne pudo contenerlas todavía
avocando sobre ellas las dos piezas de a 12 mientras que el Subteniente Molina
agotaba las balas de a 24 que quedaban. Pero rehaciéndose a pesar de las bajas
que sufrieron, las columnas enemigas aliadas se apoderaron del reducto, despues
de hora y media de un combate heroicamente sostenido y cuya gloria cabía
únicamente a los vencidos.
Parte oficial del Comandante Costa el parte oficial y
que fuera publicado en la
Gaceta Mercantil del 17 de Octubre de 1838. Datos del hoy
Coronel Juan B. Thorne, y papeles que están en mi poder.”
"La artillería de los barcos no nos dio un momento de
respiro, pues numerosos proyectiles dieron en la plataforma todavía sin
concluir, levantando nubes de tierra y volcando varios hombres. Las columnas
arriba mencionadas de ataque, obraron con vigor, pero fueron detenidos por
nuestros bravos hombres que tuvieron que soportar a descubiertos el fuego, pues
los parapetos estaban sin concluir; esto lo hicieron con gallardía. Después de
un combate de una hora y cuarto, tan desigual como contestado, todas las
columnas cargaron sobre el reducto, cuyas trincheras hubiera podido saltar un
niño de cuatro años, porque estaban inconclusas. El enemigo colocado bajo
nuestro fuego y nuestros doce libras desmanteladas como ocurrió en la acción,
pues caían a cada descarga, teniendo por consiguiente que volverlos a colocar
por la fuerza. Observé que una caja de municiones estaba incendiada siendo el
fuego extinguido con gran dificultad. En esta emergencia el enemigo tomó
posesión del reducto. Triunfaron, pero ello fue
debido a su fuerza mucho mayor, su escuadra y otras circunstancias que han sido
relatadas. Yo y mis compañeros de armas fuimos hechos prisioneros, pero fuimos
tratados con la mayor generosidad por oficiales y soldados franceses. Durante
el asalto todas las habitaciones de la isla fueron saqueadas, pero los
oficiales del enemigo devolvieron todo lo que encontraron. Las pérdidas del
enemigo han sido considerables ; por nuestra parte tenemos que deplorar la
pérdida de 12 soldados muertos y 20 o 25 heridos. Siendo infinito placer en
recomendar a la consideración del gobierno la brava conducta de dos valientes
oficiales: mayor graduado Juan B. Thorne, quien tenía el cargo de la artillería
con el intrépido subteniente Molina; como también la bravura de los tenientes
de milicias Benito Argerich, que encabezaba la infantería, Antonio Miranda,
Juan Rosas y Domingo Turreiro. El valor y entusiasmo de las tropas son sin
paralelos y por consiguiente, los reconocimientos, los recomiendo a la
consideración de Su Excelencia, habiendo cumplido honorable y dignamente con su
deber."
“Prisioneros y rendidos el
Comandante Costa, el Mayor Thorne y toda la guarnición, solicitaron y
obtuvieron del Comandante Daguenet el ser trasladados a Buenos Aires donde
fueron recibidos con manifestaciones entusiastas.
El Comandante Daguenet hizo además acto de hidalguía
dirigiendo al General Rozas una nota en la que hacía resaltar los talentos
militares del bravo Coronel Costa y la –animosa lealtad de éste hacia su país-
Esta opinión tan francamente manifestada, agregaba, es también de los Capitanes
de las corbetas Espeditive y Bordelaise, testigos de la increíble actividad del
Señor Coronel Costa. Como de las acertadas disposiciones tomadas por este
oficial superior para la defensa de la importante posición que estaba encargado
de conservar. He creído que no podría darle una prueba mejor de los
sentimientos que me ha inspirado, que manifestando a V.E. su bizarra conducta
durante el ataque dirigido contra él el 11 del corriente por fuerzas muy
superiores a las de su mando. Análoga comunicación le dirigió al Mayor Thorne
el jefe oriental que lo rindió al pie de los cañones.”
Daguenet reintegró las espadas a sus prisioneros,
Costa, Thorne y oficiales que lo acompañaban. El jefe francés envió la nota
mencionada más arriba, al Gobernador Rozas, con fecha del 14 de octubre de
1838, y a bordo de la nave que lo condujo hasta Buenos Aires, donde expresó su
admiración por “...los talentos militares del bravo coronel Costa”,
y por lo que calificaba de “increíble
actividad…”.
El General don Gerónimo Costa peleó en su larga vida
militar, a las órdenes de Oribe en Quebracho Herrado y en Rodeo del Medio
Se batió contra Rivera en Arroyo Grande e hizo toda la
campaña del Estado Oriental
Durante todo el sitio de Montevideo (1843 1851),
revistó en el ejército federal sitiador. Y cuando Oribe acordó con Urquiza el
arreglo del Pantanoso, en octubre de 1851 se negó a aceptar el pacto; se embarcó
para Buenos Aires, junto al Coronel Don Hilario Lagos y otros oficiales
rosistas y se alistó en el ejército de Don Juan Manuel.
En la batalla de Caseros peleó mandando el batallón
Independencia, cuya bandera llevaba en el centro esta inscripción: “Ni pide ni
da cuartel.
La noche anterior a la batalla participó en la célebre
junta de guerra que presidió el Restaurador.
El coronel Costa se exilió por algún tiempo, pero
regresó a Buenos Aires a mediados de 1852. El 4 de agosto, Urquiza lo designó
comandante de la
Guardia Nacional de Infantería. No se adhirió en setiembre de
ese año al movimiento liberal y fue de los jefes porteños que acompañaron a
Urquiza a Entre Ríos. En diciembre se plegó al pronunciamiento federal de
Hilario Lagos y efectuó operaciones militares en Chascomus contra el coronel
Pedro Rosas y Be1grano, que avanzó desde el sur.
Después de levantado el sitio de Lagos, Urquiza lo
nombró general en jefe del Ejército del Norte, con asiento en Rosario; y desde
esta ciudad preparó una invasión a la provincia de Buenos Aires, junto con
Lagos, Cayetano Laprida, Baldomero Lamela y Juan Francisco Olmos. Ella se
produjo en noviembre de 1854: unos 300 hombres avanzaron por entre San Nicolás
y Pergamino, en marcha paralela al Paraná; pero a la altura de San Pedro, en el
arroyo El Tala, el 8 de noviembre, Costa fue vencido por el ejército de Buenos
Aires al mando del general Manuel Hornos. Después de esta campaña fracasada
pasó al Estado Oriental.
En enero de 1856 dirigió una nueva invasión federal, por
Zárate; pero el gobierno de Buenos Aires (encabezado por Pastor Obligado)
reaccionó rápidamente. El coronel Esteban García (a) "el Gato" batió
a los federales en Villamayor (el 31 de enero). El coronel Emilio Conesa tomó
prisionero a Gerónimo Costa, y el 2 de febrero éste fue ejecutado por orden del
gobierno, junto con otros compañeros.
Gerónimo Costa no tuvo ni siquiera un juicio previo; la
pena de muerte había sido establecida por Decreto y antes de ser habidos los
inculpados. Lo fusilaron el 3 de febrero de 1856 y su cadáver fue abandonado.
Los restos de Costa pudieron recibir sepultura gracias
al empeño de doña Mercedes Ortiz de Rozas de Rivera, hermana de Don Juan Manuel
y de Don Prudencio Ortiz de Rozas, y de Don León Ortiz de Rozas, (hijo mayor de
Don Prudencio) y de Don Lucio Victorio Mansilla (hijo de Doña Agustina Rozas de
Mansilla), todos ellos queridos amigos de Costa,
El 24 de febrero de 1877, los restos de Costa fueron
trasladados al Cementerio del Norte hoy de la Recoleta por Don Lucio Victorio
Mansilla.
Gran y querido amigo de mi familia materna los Ortiz de
Rozas, supo tener la amistad de mi chozno el Gral. D. Prudencio Ortiz de Rozas,
y particularmente de D. Alejandro Baldez y Rozas, hijo de una hermana de D.Juan
Manuel y Prudencio llamada María Ortiz de Rozas, quien fuera su asistente y
amigo durante mucho tiempo.
Su valentía, su patriotismo y su fidelidad a D. Juan
Manuel de Rozas y a la causa federal, lo hacen ser un grande entre los grandes
en la historia de nuestra querida patria.
Va aquí mi cariño y admiración a su magnífica y querida
persona, como un homenaje de la sangre que llevo y que a través de los años no
olvida la fidelidad ni la amistad de mis mayores al General Don Gerónimo Costa.
Pasan los años y se agiganta la figura de éste valiente
soldado rosista, ejemplo de virtudes, caballero, buen militar.
Como sabemos Costa junto al Señor Coronel Don Ramón
Bustos y otros más es alcanzado el 1º de Febrero del año 1856 en el paraje
conocido como Villa Mayor, partido de la Matanza , por el Coronel Esteban García
"a" El Gato, quien por orden del entonces Gobernador de Buenos Aires,
el traidor al rosismo Pastor Obligado que como varios rosistas se dieron vuelta
entre ellos el célebre D.Lorenzo Torres o Rufino de Elizalde, que al haberse
pasado al bando vencedor, debían demostrar su odio a los hombres que sirvieron
a Rosas, a fin de aventar las sospechas que podrían existir sobre su conducta,
y probar su lealtad al nuevo régimen. Pastor Obligado, gobernador de la
provincia en ese momento, había sido secretario y consejero de Cuitiño. Costa y
Bustos son alcanzados, en el encuentro muere en la pelea el Coronel Don Ramón
Bustos un rosista leal, mientras que Costa es fusilado el ia 2 de Febrero de
1856, algunas versiones decían que fué muerto innoblemente cuando se entregaba
prisionero. los cuerpos de ambos fueron abandonados por la barbarie
masónica-unitaria a la interperie, y enterrados por la familia de Don Juan
Manuel de Rozas, en esa ocasión la hermana del Restaurador Doña Mercedes Ortiz
de Rozas de Rivera, junto a sus sobrinos Don Lucio Victorio Mansilla y Don León
Ortiz de Rozas (el hijo mayor del Gral. Don Prudencio Ortiz de Rozas hermano
menor del Restaurador),los que se presentaron al gobierno a pedir los cuerpos
abandonados de sus amigos muertos, Don Lucio el de Costa y Don León el de
Bustos, fueron con carruajes propios y sacaron como nos cuenta Mansilla los
cuerpos de entre el barro para amortajarlos, y en el mismo carruaje de Doña
Mercedes Rozas la que pagó los entierros fueron conducidos estos dos leales
soldados federales rosistas al antiguo cementerio de Flores
Años después, el 24 de febrero de 1877 y bajo un sol
radiante, el mismo Don Lucio Victorio Mansilla, sobrino de Don Juan Manuel,
(Don León Ortiz de Rozas su primo hermano había muerto en marzo de 1871 por la
fiebre amarilla en Buenos Aires) trasladó nuevamente los restos del Gral. Costa
y del Coronel Bustos hasta su descanso definitivo en el antiguo cementerio del
Norte, hoy de la Recoleta
para su descanso definitivo, en donde se encuentra hoy en día. Ese día radiante
y caluroso en un Buenos Aires en donde los odios contra el rosismo por parte de
los liberales y masones perdidos en las tinieblas del tiempo estaba en su
esplendor, brilló el sol fuertemente en un día azul y límpido como despidiendo
a estos dos leales soldados federales en el antiguo cementerio del Norte. Lo
más llamativo de todo esto es que dos meses después es decir el día 24 de abril
de 1877, eran enterrados en el mismo cementerio del Norte los restos del
Coronel Esteban García "a" El Gato, quien fuera el vencedor de Costa
y Bustos y quien de una forma u otra les dio muerte.
Ese día 24 de febrero de 1877 y ante los amigos del
General Don Gerónimo costa y el Coronel Don Ramón Bustos que concurrieron al
cementerio del Norte a despedir sus restos, el entonces Diputado Don Lucio
Victorio Mansilla despidió al amigo y camarada de armas con las siguientes
palabras
Deseo agregar que a través de las generaciones, a
través de los años, los hombres de bien, los que llevamos sangre federal y
rosista en las venas, rendimos culto a la amistad que forjaron nuestros
mayores, y para mí es el caso del Señor General Don Gerónimo Costa, quien fue
en vida gran amigo de mi familia materna los Ortiz de Rozas, todos ellos tuvieron
un gran cariño por este buen amigo y buen militar y buen rosista, comenzando
por Don Juan Manuel, por mi cuarto Don Prudencio Ortiz de Rozas, por Doña
Mercedes Ortiz de Rozas de Rivera (hermana de los dos nombrados) y por la
generación siguiente más joven de la familia Rozas, la que continuó con la
misma amistad y el mismo cariño, como es el caso de tres primos hermanos Don
Lucio Victorio Mansilla hijo de Agustina Ortiz de Rozas de Mansilla, de Don
León Ortiz de Rozas y Almada, hijo de Don Prudencio Rozas y de Don Alejandro
Baldez y Rozas, hijo de Doña María Dominga Ortiz de Rozas de Baldez, todos
ellos fueron grandes y queridos amigos de Costa, especialmente Lucio Victorio y
Alejandro que fueron militares y estuvieron a las órdenes del querido General Costa,
en tanto Don León Ortiz de Rozas era amigo pero no sirvió bajo sus órdenes ya
que no era miliar, Don León Ortiz de Rozas fue el que reclamó al gobierno de
Pastor Obligado (un rosista traidor) el cadáver insepulto del benemérito
Coronel Don Ramón Bustos quien murió en el entrevero, mientras que su primo
hermano y cuñado Don Lucio Victorio Mansilla pedía el cuerpo también insepulto
del benemérito General Don Gerónimo Costa. Continuando con la tradición de mi
familia Rozas, rindo mi homenaje a estos dos grandes soldados federales
rosistas en honor a la amistad de mis mayores que supieron tener en vida con
mis mayores.
También es importante recalcar que ambos cuerpos fueron
recuperados por los primos hermanos Don Lucio Victorio Mansilla y Don León
Ortiz de Rozas, estando junto a ellos y colaborando con ellos también Doña
Mercedes Ortiz de Rozas de Rivera, hermana de Don Juan Manuel, quien fue con su
propio carruaje y pagó los cajones en donde fueron enterrados los nombrados y
junto a sus sobrinos amortajó los queridos restos mortales de los buenos amigo
Costa y Bustos .
Limpiaron con
devoción, respeto y cariño los cuerpos y los depositaron en sendos cajones los
que fueron llevados por ellos al segundo cementerio de Flores y enterrados en
cristiana sepultura, para luego de 22 años exhumarlos de allí y llevarlos a su
entierro definitivo en el entonces cementerio del norte o de la Recoleta , los que
descansan juntos en la misma tumba.
DESPEDIDA FUNEBRE PRONUNCIADA POR EL ENTONCES DIPUTADO
D.LUCIO VICTORIO MANSILLA ANTE LA
TUMBA DEL GRAL. D. GERÓNIMO COSTA EN EL ANTIGUO CEMENTERIO
DEL NORTE, HOY DE LA
RECOLETA.
“También Señores, este notable guerrero tiene
paginas brillantes en la historia militar de nuestro país. Hace 21 años (2 de
febrero de 1856) yacía olvidado en un cementerio de campaña, allí donde yo lo
coloqué(2º Cementerio de Flores) en que pudiera venir a descansar tranquilo
entre los suyos. Más adelante todavía, cuando las pasiones del partido se
acaben entre hermanos, alguna mano amiga redactará y hará conocer de todos los
admirables rasgos de valor, de lealtad, de serenidad y sangre fría, de
patriotismo y de honradez que formaban el carácter del que fue el General
D.Jerónimo Costa. Sólo recordaré de entre sus hechos ; de entre sus dies y ocho
campos de batalla, que en la memorable jornada de Ituzaingó fué ascendido a
Capitan sobre el mismo campo. Que en la banda oriental efectuó una retirada que
haría honor al mejor militar. Y sobre todo, aquél combate de Martín García, en
el que un puñado de soldados sostuvo por horas el fuego de la escuadrilla
francesa; estaban en proporción de uno contra diez y con piezas antiguas de
calibre menor contra la magnífica artillería francesa. Sin embargo no entregó
su espada hasta que hubo quemado el último cartucho; hasta que no quedaron él y
sus valientes compañeros, ciegos por la tierra de las trincheras que saltaban a
pedazos. Tanto, este hecho, llama la atención del jefe de la flota (Hipólito
Daguennet) que lo llevó a su lado, tratándole con toda consideración, más que como
prisionero, como un amigo y concluyó por devolverlo, en libertad al gobierno de
Buenos Aires, con una honorífica mención. El General Costa era generoso y muy
humano con los vencidos, como era escrupuloso y severo en todo lo relativo a su
administración militar y en todo lo concerniente a sus soldados, de los que se
hacía idolatrar. Yo señores, que tuve el honor de servir bajo sus órdenes, como
tantos otros, puedo dar fe de ésta verdad. No mereció, ciertamente, la muerte que se le decretó ni mucho menos como fue
ejecutada. Hoy, seguramente no habría tenido el mismo fin. Aunque entonces
mismo no faltó quien hiciera justicia a su lealtad. Cuando fui a pedir al
gobierno su cuerpo en compañía de mi finado primo y amigo Don León Ortiz de
Rozas (*) que pedía por el del Coronel D. Ramón Bustos, el entonces Coronel Don
Bartolomé Mitre, que formaba parte de ese gobierno dijo "Mi pobre Costa,
no tuvo más defecto que el de ser siempre fiel a su bandera". No Debo
abusar por más tiempo de la atención de estos señores, el sol está fuerte. No
tan fuerte como aquél día tremendo, que con mi citado primo tuvimos que sacar a
mi pobre General Costa y al Coronel Bustos, de entre el barro para amortajarlos
y colocarlos de modo que descansaran, al menos decentemente. Adiós, mi General,
entonces me despedí hasta mejor oportunidad, ahora sí, reciba el último adiós
de su amigo y compañero de armas. 24 de febrero de 1877.”
(*) Don León Ortiz de Rozas, era hijo del Gral. Don
Prudencio Ortiz de Rozas (hermano menor de Don Juan Manuel) y por ende era
primo hermano y cuñado de Lucio Victorio Mansilla, ya que éste último se había
casado con su prima hermana Doña Catalina Ortiz de Rozas y Almada, hija de Don
Prudencio Rozas y hermana menor de Don León Ortiz de Rozas y Almada, murió
soltero víctima abnegada, formó parte de las comisiones de ayuda a los enfermos
por la fiebre amarilla que azotó Buenos Aires en 1871, falleció en el mes de
marzo de ese año.
(**) Don Lucio Victorio Mansilla, era hijo del también
General Don Lucio Norberto Mansilla, soldado de la independencia y héroe de la Vuelta de Obligado y de
Doña Agustina Ortiz de Rozas de Mansilla, hermana menor de D.Juan Manuel de
Rozas y del Gral. Don Prudencio Ortiz de Rozas, estaba casado con Doña Catalina
Ortiz de Rozas y Almada hija del Gral. Don Prudencio Ortiz de Rozas.
“También
Muy buen resumen de un valiente soldado. Carlos Miguel Molina
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