EL TUCUMÁN Y SUS PRIMEROS
CRONISTAS
Por: Roberto Antonio
Lizarazu
Cuadro
de Situación
Este breve apunte tiene la
pretensión de recordar, la fundamental tarea de cuatro cronistas españoles que
se ocuparon en referirse al descubrimiento, conquista y colonización de la
denominada Provincia de Tucumán en el siglo XVI. Me veo obligado a reiterar
casi dos párrafos completos del comentario publicado en este mismo blog
titulado Pedro Chamijo, de delincuente
andaluz a Inca del Tucumán, de
fecha 14 de abril 2014, para que se entienda de que Tucumán estamos hablando: un
territorio de 700.000 kilómetros cuadrados de extensión, conformado por
las actuales provincias de Jujuy, Salta, Tucumán, Catamarca, La Rioja , Santiago del Estero y parte de Córdoba y
Chaco.
Nos precisa el doctor Lizondo Borda que: De acuerdo a los censos de la época, había 700
españoles contando solamente los individuos de sexo masculino. De éstos, 350 a 400 eran habitantes o vecinos,
llamados también encomenderos o feudatarios, gente establecida en las distintas
ciudades y poseedora de grandes latifundios poblados por aborígenes, que les
había sido otorgados en reconocimiento a sus méritos como conquistadores de
nuevas tierras para la corona o como defensores de éstas, una vez conquistadas.
Los restantes eran moradores, o gente de paso por la gobernación, tales como
funcionarios o comerciantes.
La suerte
de estos cronistas y de sus obras, corrieron
diversa suerte. Estamos hablando de: Pedro Gutiérrez de Santa Clara,
de Pedro de Cieza de León, de Diego Fernández el Palentino y de Ruy Díaz de
Guzmán. En ellos y sus crónicas han abrevado todos los que tenían algo que
aprender sobre la gobernación del Tucumán de esa época. O lo hicieron porque los leyeron directamente, o lo hicieron
porque leyeron a quienes lo habían hecho antes. No se trata de coincidir o no,
se trata de conocer lo que escribieron porque ellos dicen que lo vieron u
oyeron. Eso en historia no es poca cosa.
Al respecto nos ilustra Ricardo
Jaimes Freyre. Las demás historias (las posteriores a estas
cuatro) son simples copias, extractos o
paráfrasis de alguna de las cuatro primitivas, y, en la mayor parte de los
casos, copias de copias.
Ya lo enseñaba el doctor Mario
Augusto Bunge: Lean historia, la historia no muerde.
Pedro Gutiérrez de Santa Clara.
Nació en México en 1521; y era hijo del
conquistador Bernardino de Santa Clara y de una india mejicana. Entre 1534 y 1544 viajó a Perú donde
presenció los sucesos donde Gonzalo Pizarro avanzó del Cusco a Lima. Perteneció
como soldado de la compañía del capitán Pablo de Meneses, partidario del
Virrey. Luego fue testigo de la entrada de Gonzalo a Lima.
Con su capitán Pablo de Meneses marchó a Panamá y
vió desembarcar a La Gasca. Posteriormente
fue secretario de Lorenzo de Aldana y figuró en la expedición de Francisco de
Carvajal y en otras posteriores, recorriendo buna parte del Perú.
Al no tener ningún beneficio económico de su
estadía en Perú, regresó a México donde sirvió en la guerra contra los
chichimecas.
Escribió los
famosos Quinquenios, cuyo manuscrito
está titulado como Los Cinco Libros
Llamados Quinquenarios y al editarse en 1904, en
Madrid, en la
Librería General de Victoriano Suarez, se tituló la obra como: Historia de las Guerras Civiles
del Perú (1544-1548) y de Otros Sucesos de Las Indias. Formando parte de La
Colección de Libros y Documentos Referentes a la Historia de América que
editara la librería mencionada.
El manuscrito
autógrafo, el titulado por su autor como Los
Cinco Libros Llamados Quinquenarios,
se encuentra en la Colección Borbón Lorenzana de la Biblioteca Provincial de Toledo. En esta obra Gutiérrez de Santa
Clara precisó hechos y circunstancias de las que el sostiene haber participado
y comenta observaciones en las que nos deja detallados retratos de los
protagonistas y sus sorprendentes vicisitudes.
Gutiérrez de Santa
Clara, fue un cronista profundamente observador que nos regaló una obra
indispensable para la comprensión de los sucesos y de los personajes.
Pedro
de Cieza de León.
Nace en Llerena, España en 1518 y
fallece en Sevilla el 2 de julio de 1554, fue conquistador pero se destaca, sobre
todo, como cronista e historiador del mundo andino. Escribió una Crónica del Perú , en tres partes, de las que sólo la
primera se publicó en vida de su autor, quedando inéditas las otras dos hasta
los siglos 19 y 20 respectivamente.
En América y puntualmente en Cartagena de Indias desempeñó una gran actividad en
expediciones, fundaciones, encomiendas gubernamentales y otros cargos, aunque
quizá su obra principal, y por lo que es un personaje interesante, sea la
crónica y el ambicioso proyecto de una historia del mundo andino. Luego sirvió a las órdenes de Sebastián de Belalcázar, gobernador de Popayán, que le
concedió una encomienda.
Sus actividades en el nuevo mundo,
cronológicamente, se podrían resumir así:
En 1543 se reunió de nuevo con Robledo, quien, tras una estancia en España,
había regresado a Indias con el propósito de afirmarse en su gobernación de
Antioquia y ampliar sus dominios, lo que derivó en un enfrentamiento con Belalcázar. Cieza
intentó que desistiera de sus propósitos, pero fracasó, y Robledo fue derrotado
y mandado ejecutar por Belalcázar en 1546.
Para 1547 se encontraba en
viaje hacia tierras peruanas junto a Pedro de La Gasca en la expedición de
pacificación de Perú. Ejecutado Gonzalo Pizarro en
Xaquixahuana en 1548, Cieza se trasladó a la Ciudad de los Reyes, la actual Lima, donde fue
nombrado cronista oficial de Indias. Entre 1549 y 1550 recorrió los lugares más
importantes de Perú: (Cuzco, Potosí y La Plata , entre otros) recogiendo información con la
que compuso su obra.
En 1551 regresó a España para
casarse en Sevilla con Isabel López. En la misma ciudad publicó laPrimera
parte de la crónica del Perú (1553),
poco antes de la muerte de su esposa y de la suya, el año 1554. Siglos después
se publicó el resto del material que había escrito: Segunda parte de la crónica del
Perú, que trata del señorío de los incas yupangueis y de sus grandes hechos y
gobernación (1871), y Tercer libro de las guerras civiles
del Perú, el cual se llama la guerra de Quito (1979).
La importancia
de Cieza y de su Crónica del Perú
La importancia de Cieza como
cronista consiste en que no se limitó a realizar una mera crónica de los
acontecimientos que veía o vivía, sino que tuvo conciencia de historiador, es
decir, de narrar una gesta más o menos épica, con un estilo discursivo y con la
intención de contar verdades, y esto puede leerse en el prólogo o proemio de la Primera parte de la crónica del
Perú, donde incluso llega a decir que escribirá teniendo como modelo a
Cicerón. Lo interesante de la Crónica
del Perú es que analiza un
cuadro global de la historia de Perú, principalmente, dando todo tipo de
información tanto sobre la cultura inca, la flora y la fauna andina y amazónica
como del comportamiento de los conquistadores y sus enfrentamientos. En este
sentido, podríamos afirmar que Cieza de León fue el primer cronista con visión
de modernidad.
Desde 1541, Cieza había comenzado a recopilar información sobre los territorios sudamericanos que recorrió como miembro de distintas expediciones y campañas. El ambicioso objeto de la obra completa era describir y narrar el acontecer histórico desde los tiempos anteriores al Imperio Inca hasta los últimos hechos vividos en aquellas tierras por su autor (es decir, hasta 1550). Pese a lo que puede indicar el título por el que se conoce a la Crónica, ésta incluye también entre las zonas estudiadas a grandes extensiones de la actual Colombia, como Antioquia o Popayán, bien conocidas por el autor.
La primera parte se ocupa de la
descripción de la historia y de los pobladores de las regiones recorridas por
Cieza, desde el golfo caribeño de Urabá hasta Chile, así como de la demarcación
de las primeras provincias conquistadas por los españoles y, especialmente, de
la fundación de las nuevas ciudades. La segunda, que no fue publicada sino
hasta 1871, aunque incompleta, trata de la historia anterior al dominio inca y,
primordialmente, la del propio Imperio Inca. La tercera versa sobre el periodo
de descubrimiento y conquista del Perú hasta el inicio de las guerras civiles
entre los propios españoles, y vio la luz en fecha tan tardía como 1979,
después de estar perdida mucho tiempo en la Biblioteca Vaticana.
De la cuarta y última parte, que se refiere a dichas guerras civiles, sólo se
conocen los tres primeros libros; no se tiene constancia de que Cieza
escribiera los dos últimos, como anticipaba en el prefacio, que debían
finalizar con la llegada del virrey Antonio de Mendoza.
La obra, muy nutrida de noticias,
se caracteriza por sus apreciaciones juiciosas e imparciales y una exposición
sencilla y animada por una gracia espontánea. Las banderías y disensiones que
las luchas civiles originaron no le hicieron perder su ecuanimidad, como
muestra el sereno dictamen que se transparenta en su relato.
Como ocurre con muchas crónicas
americanas, una parte importante del material corresponde a manuscritos o
relatos de los propios indígenas. En este caso se recogieron los testimonios
orales de los quipucamayoc, u orejones indígenas, que refieren datos
invalorables sobre su pasado. Aunque no se conoce con seguridad la formación
cultural de Cieza, a él se deben algunas de las informaciones antropológicas
más interesantes, no sólo de Perú, sino también de las poblaciones con las que
tuvo contacto desde su llegada a Panamá.
A través de los escritos del cronista se
conocieron las reglas de parentesco de la costa del Pacífico, donde
predominaban las líneas maternas, así como las leyes que prohibían el incesto o
las diversas formas del tabú de la virginidad. Sus interesantes observaciones
sobre el papel de la mujer sirvieron para verificar que en muchos de los
pueblos del antiguo Ecuador y del Cuzco las mujeres practicaban la agricultura
y el comercio, en tanto que los hombres hilaban y tejían. Hasta se dio tiempo para comentar las propiedades, características y
las bondades del consumo de las hojas de coca. Todo un precursor.
Diego Fernández de Palencia
Nacido precisamente en Palencia (c.) 1520 y fallecido en Sevilla
(c.) 1581.
Es conocido por la gente del gremio
como: El Palentino.
Fue educado para seguir la carrera eclesial pero alrededor de 1545 embarcó hacia el Virreinato de Perú donde sirvió en el ejército real bajo las órdenes de Alonso de Alvarado. Andrés Hurtado de Mendoza, marqués de Cañete, quien llegaría a ser virrey de Perú en 1555, le otorgó a Fernández el puesto de cronista del Perú, y en este puesto escribió una narración de la insurrección de Francisco Hernández Girón, de la rebelión de Gonzalo Pizarro, y de la administración de Pedro de la Gasca. El conjunto de la obra, bajo el título de Primera y segunda parte dela
Historia del Perú, fue publicada en Sevilla en1571 y dedicada al rey Felipe II de España. Está escrita en un estilo
claro y fácil de leer. La obra da muchos detalles, y puesto que tenía acceso a
la correspondencia y a documentos oficiales es, aún teniendo en cuenta sus
tendencias, la más completa y verídica descripción de los acontecimientos que
relata.
Fue educado para seguir la carrera eclesial pero alrededor de 1545 embarcó hacia el Virreinato de Perú donde sirvió en el ejército real bajo las órdenes de Alonso de Alvarado. Andrés Hurtado de Mendoza, marqués de Cañete, quien llegaría a ser virrey de Perú en 1555, le otorgó a Fernández el puesto de cronista del Perú, y en este puesto escribió una narración de la insurrección de Francisco Hernández Girón, de la rebelión de Gonzalo Pizarro, y de la administración de Pedro de la Gasca. El conjunto de la obra, bajo el título de Primera y segunda parte de
Una descripción de esta obra se
puede encontrar en History of
the Conquest of Peru de William H. Prescott.
Ruy
Díaz de Guzmán
Ruy Díaz de Guzmán (1558-1629)
es el autor de Historia Argentina del
descubrimiento, población y conquista de las provincias del Río de la
Plata , escrita en el año 1612.
La publicación original de esta
obra fue realizada en Buenos Aires, en la Imprenta del Estado, en 1835 en el segundo
período de la
Gobernación de la Provincia de Buenos Aires, a cargo del Poder
Ejecutivo Nacional de Juan Manuel de Rosas, gracias a la recopilación de Pedro
de Angelis en su Colección de obras y
documentos de la Historia Antigua
y Moderna de las Provincias del Río de La Plata.
En el libro I de esta obra, que
data de 1612, Ruy Díaz de Guzmán titula el capítulo I como Argentina. La carátula
completa de este capítulo es: Argentina,
del descubrimiento y descripción de
las provincias del Río de la
Plata , desde el año de 1512 que lo descubrió Juan Díaz de
Solís, hasta que por muerte del general Juan de Oyolas, quedó con la superior
gobernación el capitán Domingo Martínez de Irala.
Entre Argentina y Conquista del Río de la Plata con otros
acaecimientos de los reinos del Perú, Tucumán y el Estado del Brasil, de 1602, poema histórico de
Martín del Barco Centenera y el capítulo Argentina
de Ruy Díaz de Guzmán, existe una
década a favor del topónimo usado por del Barco Centenera. Como este punto
desde siempre, muestra controversia en
quien fue la primer persona o cronista
que usara esta denominación, nunca está de más sostener, que hasta la
documentación encontrada actualmente, sería Ruy Díaz de Guzmán el padre de la
criatura-topónimo: Argentina.
Ricardo Jaimes
Freyre, le reconoce ser uno de los cuatro primeros cronistas que escribieron
sobre El Tucumán, pero es muy crítico con la obra del mismo: Ruy Díaz consagró un solo capítulo, y bastante
breve y lleno de inexactitudes, a la expedición descubridora de Tucumán. Debió
de recoger sus noticias en el Mismo Tucumán, donde el cronista residió algún
tiempo, y en cuya capital, en Córdoba, en San Miguel y en Esteco, vivían aún
algunos de los descubridores, Miguel de Ardiles, Juan Pérez Moreno y Gonzalo
Sánchez Garzón, entre ellos. Él mismo (Ruy Díaz) cita a éste último (Gonzalo Sánchez Garzón) de quien obtuvo numerosas noticias sobre la Trapalanda.
Efectivamente Ruy
Díaz en su obra Argentina y Conquista del
Río de la Plata …
se refiere sobre la
Trapalanda en su libro I, capítulo IX. (Consultar apunte en
este blog Pedro Chamijo, de delincuente andaluz a Inca del Tucumán, de fecha
14 de abril 2014).
A estas cuatro versiones primitivas sólo es posible agregar
ciertos datos aislados y dispersos de las historias de Agustín de Zárate, de
Garcilaso de la Vega ,
de Pedro Pizarro y de otros, y las referencias que contienen algunos documentos
contemporáneos, entre los cuales puede citarse las cartas de Vaca de Castro y
de La Gasca y
las informaciones de servicios de las ciudades y los conquistadores. No sé que
exista relación especial alguna entre las numerosísimas que duermen en los
archivos españoles.
Las fuentes de este libro son las historias y los documentos
contemporáneos a que me he referido en los párrafos que anteceden… No se
extrañe mi prescindencia casi completa de Antonio de Herrera y del padre Pedro
Lozano, clásicos guías de los historiadores del Tucumán, pues, en lo que
concierne al descubrimiento, el primero no ha hecho otra cosa que transcribir o
extractar a Cieza de León y el segundo parafrasear a Herrera, aumentando
algunas noticias que tomó de Ruy Díaz de Guzmán.
Bibliografía General
Ricardo Jaimes
Freyre. Historia del Descubrimiento de
Tucumán, Seguida de investigaciones históricas. Publicación de la
Universidad de Tucumán, Imprenta de Coni Hermanos, Buenos
aires, 1916.
El doctor Freyre, es boliviano, nacido en Tacna
el 12 de mayo de 1868 y fallece en Buenos Aires el 8 de noviembre de 1933.
Notable historiador y preciosista poeta. Algunos autores confunden a Ricardo Jaimes Freyre con
Brocha Gorda, que es el seudónimo de
Julio Lucas Jaime, padre de Ricardo.
Casualmente Ricardo Jaimes Freyre fue en el
Colegio Nacional de Tucumán, profesor de Lizondo Borda, que se registra abajo
como autor de una de las bibliografías consultadas.
Por otra parte, Freyre es autor de una notable
obra convenientemente ignorada, titulada
Historia de la República de Tucumán,
1911.
La República Federal del Tucumán, también conocida como República del Tucumán, fue un estado independiente conformado por lo que hoy son
las provincias argentinas de Tucumán, Catamarca y Santiago del Estero que estonces
formaban la Gobernación Intendencia de San Miguel de Tucumán. Se estableció en medio de las luchas entre Buenos
Aires y las provincias
del recién formado Estado Argentino y duró menos de un año: desde septiembre de 1820 hasta agosto de1821. Si Dios quiere,
a este tema ya le llegará el turno.
Biografías y
Vidas. Biografía de Pedro Cieza de León.
Sitio Internet.
Manuel Lizondo Borda. Historia del Tucumán. (Siglos XVII y
XVIII). Universidad nacional de Tucumán, Departamento de Historia, Lingüística
y Folklore, Tucumán, Argentina, 1941.
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