La publicación de estos apuntes sobre Historia Argentina, no tienen otra pretensión que prestar ayuda, tanto a estudiantes como a profesores de la materia en cuestión.

Muchos de ellos, simplemente son los apuntes confeccionados por el suscripto, para servir como ayuda memoria en las respectivas clases de los distintos temas que expusiera durante mi práctica en el Profesorado. Me daría por muy satisfecho si sirvieran a otras personas para ese objetivo.

Al finalizar cada apunte, o en el transcurso del mismo texto se puede encontrar la bibliografía correspondiente a los diferentes aspectos mencionados.

Al margen de ello invitaremos a personas que compartan esta metodología, a sumarse con nuevos apuntes de Historia Argentina.




Profesor Roberto Antonio Lizarazu

roberto.lizarazu@hotmail.com



martes, 5 de noviembre de 2013


LA RECONQUISTA DE BUENOS AIRES, GERMEN DE LA EMANCIPACIÓN ARGENTINA


Por: Profesora Marta Hebe Loureiro


La Reconquista de Buenos Aires, fue sin lugar a dudas, la puerta de acceso al devenir de la Historia Argentina, el punto de inflexión que marcó el final de la subordinación a la Corona española y el comienzo del deseo de libertad que se efectivizó el 9 de julio de 1816, diez años después.           

La Reconquista fue también el acontecimiento que terminó por demostrar, no sólo el fracaso de la administración española, sino también la derrota británica por el control de esta rica región, que no resignaron hasta 1833, fecha en la que se apoderaron de nuestras Islas Malvinas dependientes de la Gobernación de Buenos Aires, y unos años después el bloqueo anglo- francés en 1845, que provocó, con la Vuelta de Obligado, una reacción social en contra de ese acto de invasión extranjera.             

La victoria en Trafalgar en 1805 sobre la escuadra franco-española dejó claro quién era  el dueño de los mares, y es por ello que Gran Bretaña recurrió a atacar en los puntos más débiles de sus enemigos: las colonias españolas en América.

 La invasión británica en 1806 articuló los acontecimientos internacionales con los  movimientos indigenistas y criollos que precedieron a los de 1810. Confiados en el apoyo que esperaban encontrar, debido a los planes que Miranda había presentado ante la corona británica tendientes a la independencia de estas tierras, los británicos cometieron un grave error: subestimaron la alianza que ambos grupos llevaron a cabo para repeler esta invasión, al decir de Manuel Belgrano “el amo viejo o ninguno”, y
que muchos jefes militares y políticos que actuaron durante las Invasiones Inglesas terminaron como protagonistas de la política rioplatense de los años subsiguientes entre ellos Cornelio Saavedra, Juan José Castelli, Manuel Belgrano, Juan Martín de Pueyrredón Martín de Álzaga y Santiago de Liniers entre otros.

 Sin duda, la Reconquista de Buenos Aires en 1806 fue el campo de pruebas de nuestra libertad, de una nación que tomó por sí misma el manejo de su propio destino, el amanecer de nuestra nacionalidad.                                                                       
  
El Río de la Plata durante 1806 y 1807 tuvo que hacer frente a dos incursiones británicas. La aplicación del Reglamento de Libre Comercio de 1778 no eliminó el carácter monopólico del sistema comercial español, el que privaba a los comerciantes ingleses de un importante mercado para sus productos.

Las Invasiones Inglesas no fueron inesperadas, desde hacía una década la Corona española se preparó para eventuales incursiones en sus colonias americanas. (1)             

No es casualidad que los virreyes que se sucedieron en el Río de la Plata fueran militares y de probada experiencia política en América, pues hubo que asegurar el orden interno e internacional del nuevo virreinato iniciado con Cevallos, y así fortalecer en una figura todo el poder; la excepción a ello fue Sobremonte que rompió esa unidad, cuando las circunstancias políticas de su gobierno lo llevaron a perder el poder militar, quedando limitado al poder civil o potestad y éste aún con limitaciones. (2)

 En el plano internacional, a raíz del bloqueo económico impuesto a los productos ingleses en los puertos europeos por parte de Napoleón, el gobierno inglés encontró oportuno lanzar un ataque combinado sobre las colonias que se encontraban bajo la órbita enemiga, de ese modo golpear, no en el centro de su poder, sino en los puntos débiles, de  manera que sin obtener una victoria decisiva, se mejorase gradualmente la situación estratégica general, obteniendo pequeños triunfos y pequeños territorios que hiciesen costoso al enemigo la prosecución de la guerra y ventajosa la posición británica para las discusiones de paz, recurrir a golpear los pies, de tal modo que se viese imposibilitado de caminar. (3) 

El gobierno inglés encontró oportuno lanzar un ataque sobre la colonia de El Cabo, en Sudáfrica, posesión holandesa bajo la influencia napoleónica; su fácil captura hizo pensar que con los medios militares disponibles en aquellas regiones, se podría repetir la operación en el Río de la Plata. Supusieron una colonia mal defendida, enemistada con su gobierno y favorable a la aceptación del invasor que los liberaría del dominio español. Fue indudable la influencia de Francisco de Miranda, el héroe venezolano, quien para obtener el apoyo a sus planes independentistas, sembrara la idea sobre la conveniencia de la importancia de una invasión británica en el Río de la Plata, sin darse cuenta que de esta manera sembró el germen de la emancipación argentina y americana. (4)

Miranda desde 1803 convenció a sir Home Popham de los beneficios de dicha empresa, pero, el gobierno inglés no consideró oportuno atacar las posesiones españolas por temor
a fortalecer la alianza hispano-francesa. Popham  nunca se pronunció sobre los propósitos de la expedición: buscó provocar una sublevación americana,  constituir un punto de apoyo territorial británico,  ambas cosas o  una simple conquista. (5)

Por información de espías, supo lo inconveniente de un ataque sobre Montevideo, por estar fortificado aquel puerto, y sí la conveniencia de desembarcar directamente sobre Buenos Aires,  ciudad desguarnecida y capital política y económica del virreinato  por donde la plata peruana aventuraba la travesía atlántica. (6)

Confiaron en que obtendrían el apoyo de la población, y fue en este  punto en el que los ingleses se equivocaron, pues la base del plan consistió en suponer que la división entre los  criollos y españoles era tan marcada que los primeros recibirían a los invasores como libertadores y constituirían el apoyo político de la ocupación. Esa base fue un gran error  y fue la fuente del fracaso británico. Existió entre ambos bandos una rivalidad y desafecto que se expresó en el desplazamiento que los criollos tenían de la función pública. Dicha rivalidad no llegaba al odio ni adquirió formas de aspiraciones políticas concretas y generalizadas, excepto para una pequeña minoría entre los que se encontraban Rodríguez Peña, Castelli, Pueyrredón, Arroyo y otros. (7)

Es verdad que el virreinato no conoció movimientos políticos en sus primeros años como  los de los comuneros de Antequera en el Paraguay en 1728,  y posteriormente en Corrientes, durante las guerras guaraníticas. Estos movimientos fueron precedidos por la acción de hombres reconocidos como precursores de la emancipación como Francisco de Mendiola en México, Gual en Venezuela, y Antonio Nariño en Colombia, los que revelaron una agitación simultánea que movía los espíritus de ciertos americanos que presentían mejor que la mayoría de sus paisanos el destino de sus respectivas patrias; así se reveló el sentido de unidad que para los precursores tuvo el gesto emancipador, no reducido a los intereses locales sino que llevó el signo de América. (8)

                                                             
El 8 de junio los incursores  estaban frente al Cabo de Santa María, en la costa de la Banda oriental; el virrey Sobremonte seguro  que la amenaza se dirigía a Montevideo, envió su escasa tropa veterana; pero cuando apareció en el río la pequeña flota incursora no fue seguida por un ataque contra el puerto fortificado de Montevideo, comenzó a dudar de que ése fuese finalmente su destino; juzgó imposible que el objetivo fuera Buenos Aires, creyó que los ingleses dañarían la navegación en la boca del Río de la Plata. El desembarco de las tropas de Beresford en Quilmes lo desengañó obligándolo a   Improvisar una resistencia a cargo de los blandengues- veteranos en la lucha de fronteras- y milicianos urbanos. Estas tropas fueron improvisadas e ineficaces. La línea de defensa sobre el Riachuelo se quebró y Beresford entró en Buenos Aires.

Encuentran allí una recepción inesperadamente favorable, mientras que el virrey se marcho con lo más importante de los caudales, y desde el 27 de julio está en Luján, en vana espera de refuerzos formados por la campaña. Pero las corporaciones urbanas se apresuraron a prestar adhesión al nuevo orden, persuadieron al virrey de que entregue los caudales regios  al conquistador, salvando así las fortunas privadas de las que Beresford amenazó recurrir como fuente alternativa de botín. (9) Manuel Belgrano, dejó su testimonio de tal indignante espectáculo, hasta entonces fortaleza de la lealtad a España. (10)

La aparente unanimidad de las adhesiones terminó  por debilitar a los ocupantes y descartar por peligrosa cualquier tentativa de buscar apoyo político de ciertos sectores descontentos con el régimen español. Al conquistar Buenos Aires por propia iniciativa, ignoraba por entero la actitud de su gobierno con esta conquista, pero la acción de los ingleses fue la de mantener a todos los magistrados y funcionarios en sus cargos, y confirmó a los esclavos en el deber de obedecer a sus amos y que no estaba en la intención de las autoridades británicas tender a su emancipación. A pesar de todo, el 4 de agosto implementaron el libre comercio, con muy bajas tasas aduaneras, sentando así las bases de un nuevo pacto colonial. (11)

Sumado a esto, los británicos ofrecieron como garantía de la bondad del nuevo monarca a quien debían obedecer, la seguridad del libre culto católico. Ambas bondades no fueron del todo las esperadas, pues la prometida libertad religiosa no pudo competir con el ánimo de una población católica identificada con la Iglesia y el Estado, del que fue éste su protector y custodio; en cuanto a la libertad de comercio, el libre comercio solo fue la participación dentro de la estructura mercantil inglesa, igualmente proteccionista que la española, aunque más amplia y elástica, oponiéndose a los intereses mercantilistas del grupo comercial monopolista integrado por españoles y aunque menos directamente a las ideas de quienes querían comerciar libremente con todo el mundo, como los comerciantes criollos y los ganaderos exportadores. (12)

A diferencia de Floria y Belzunce, existieron tres espíritus ante la llegada de los invasores, por un lado los que preferían continuar con el viejo amo;  los que se acercaron a los ingleses o colaboracionista, entre los que se contaron Francisco Antonio Cabello y Mesa, el antiguo editor del Telégrafo Mercantil, Manuel Collantes recaudador del ramo de pulperías y un escándalo mayúsculo produjo la noticia de que dos poderosos comerciantes Martín Simón de Sarratea y su cuñado León de Altolaguirre se esmeraron por dar una recepción a Beresford y demás jefes invasores. (13)

Finalmente, estuvieron los grupos más avanzados en ideas políticas y que esperaron de los ingleses ayuda para independizarse, conforme a las ilusorias promesas de Miranda. Juan José Castelli, se entrevistó con Beresford, sin obtener  otra promesa que la de pedir instrucciones a Londres. Pueyrredón, a su vez se entrevistó con Popham, y quedó convencido de la improvisación de los independentistas. Fue entonces allí, días después de la invasión que seprodujo una alianza entre todos los sectores de la población-criollos, peninsulares, comerciantes, productores clérigos y militares- dispuestos a expulsar al invasor inglés. (14)

Los adversarios dentro de Buenos Aires, considerando que el virrey se encontraba en Córdoba , decisión que el tomó  de acuerdo a las conclusiones de la Junta de Guerra, que  el 2 de abril d 1805 le recomendó abandonar Buenos Aires, en el caso de un ataque no resistible y concentrar sus refuerzos de todo el Virreinato más al norte, aislando al invasor del puerto, para luego volver sobre él con fuerzas superiores, medida que cumplió apresuradamente, sin pensar las consecuencias políticas de tal actitud (15), en la ciudad se organizaron grupos de resistencia: Juan Martín de Pueyrredón y Manuel Arroyo y Pinedo, los armaban en la campaña, mientras que un emigrado francés, Santiago de LIniers, capitán de navío acantonado en la Ensenada, prefirió marcharse a la Banda Oriental, y utilizar sus recursos en una reconquista en regla. (16)            

Pasó Liniers a La Colonia y el 18 de julio estaba en Montevideo, donde persuadió al gobernador militar español que le confiase la tropa veterana allí enviada por el virrey. Con esos quinientos cincuenta soldados y cuatrocientos milicianos volvió a embarcarse  en La Colonia. (17). Dos días antes Pueyrredón en la chacra de Perdriel, con un efectivo de mil hombres, tal vez por indisciplina que allí reinaba y por informes de algunos espías al servicio de Beresford, no pudieron mantener el secreto y los planes de la existencia de aquel campamento llegó a oídos de los ingleses. Así fue que el 1 de agosto, sorpresivamente los británicos, con un batallón de infantería reforzado con caballería abortó todo el plan. Lo cierto es que Liniers, enterado del combate de Perdriel, embarcó desde el puerto de Colonia de Sacramento aquella extraña expedición comandada por un francés al servicio de la corona de España para liberar al virreinato del Río de la Plata del yugo inglés. (18). Confiados en la oscuridad de la noche, alcanzaron la playa cercana a la desembocadura del río de las Conchas,  treinta kilómetros al norte de Buenos Aires. Fue un desembarco sorpresivo, rápido, copiado casi de la doctrina inglesa que al mediodía puso mil hombres de tierra más trescientos de mar en aquella” cabeza de playa”, según la terminología actual, en una operación anfibia que solamente pudo repetirse luego en la reconquista de las Malvinas en 1982. (19)                                     
Liniers ocupó el pueblo de las Conchas (actual San Fernando) sin inconvenientes y sumó voluntarios al Ejército Reconquistador. El 8 permaneció en San Isidro por un fuerte temporal que anegó los caminos a Buenos Aires. El 9 alcanzó Colegiales y el 10, marchó sobre los lodazales y llegó a los corrales de Miserere, al oeste de la ciudad sin combatir, moviéndose con seguridad gracias a los datos proporcionados por los ciudadanos.

Convencido de la victoria final, Liniers y su Ejército Reconquistador que incrementó sus efectivos, intimó  ese día a Beresford, del que obtuvo una respuesta negativa, llevó a que iniciara la marcha de la vanguardia del ejército.(20). El 11 de agosto, con las primeras luces, avanzó sobre el fuerte de Buenos Aires que fue interceptado por una fracción inglesa de doscientos hombres y que fue rápidamente dispersada, el Ejército Reconquistador organizó sus fuerzas en el Retiro. Pueyrredón fue citado por Beresford con la esperanza de que tal vez aceptara condiciones que Liniers ya había rechazado.

 Mientras se desarrollaba aquella reunión, Liniers pasaba revista a su Ejército en el Retiro. De pronto,  observó sobre la costa una nave con bandera inglesa aproximándose. Liniers va a un cañón, apunta, dispara y el mástil central de la nave en cuyo extremo flamea la bandera inglesa cae sobre la cubierta partido en dos. Ya no hay dudas, la victoria sonríe a la causa de la Reconquista, aunque en el fondo, aquel llamado de Beresford a Pueyrredón fue también un disparo que dio en el blanco. A partir de allí nunca la amistad entre Liniers y Pueyrredón volvió a ser la misma.
Por fin llegó el 12 de agosto, martes, día de Santa Clara virgen,  Día de la Reconquista de Buenos Aires  y nacimiento de la República Argentina, que amaneció con neblina y muy frío. (21) 

El ataque estaba previsto para las doce del mediodía iniciado desde el Retiro, en dos columnas. Una por la calle de La Merced, hoy Reconquista, al mando de Liniers, la otra por la calle de la Catedral, hoy San Martín. Una vanguardia constituida por la caballería de Pueyrredón y un número de catalanes, al mando de Sentenach, protegió el movimiento. (22)  

El doce se luchó en las calles mientras desde las azoteas se arrojaron a los ocupantes piedras y tizones ardientes. Las fuerzas de Liniers arrollaron a los inglese hasta el fuerte, donde Beresford izó la señal de capitulación.

Los efectos de la Reconquista de Buenos Aires se hicieron sentir inmediatamente. El 14 de agosto se convocó a un cabildo abierto con el fin de asegurar la victoria obtenida,

cabildo que adoptó formas revolucionarias, pues el pueblo invadió el recinto y exigió se delegara el mando en Liniers. Para salvar las formas legales se designó una comisión que entrevistó al virrey, que bajaba hacia Buenos Aires, primera víctima de aquella nueva potencia, y quien preparó demasiado parsimoniosamente la reconquista de su capital, (23) la que obtuvo que éste delegó en Liniers el mando de armas y en el regente de la Audiencia el despacho urgente de los asuntos de Gobierno y Hacienda. La comisión recomendó al virrey no entrar en Buenos Aires.

Si bien con este procedimiento la legalidad se había salvado, la realidad política era muy otra: por primera vez la población  había impuesto su voluntad al virrey, no sin resistencia de parte de éste. De hecho, puede decirse que la convulsión revolucionaria que culminó en 1810, comenzó con el Cabildo del 14 de Agosto de 1806. (24)

Mientras estos cambios operaban en Buenos Aires, Londres se vio sacudido sucesivamente por la noticia del éxito de la expedición no autorizada, y el impacto de su fracaso final. El gobierno whig, que reemplazó al equipo tory de Pitt, que fue menos afecto a que éste a las ideas independentistas de América y proclive en cambio a la de la conquista, la que se vio súbitamente reforzada por la fácil ocupación de Buenos Aire, y por las presiones de los comerciantes ingleses que vieron en Sudamérica un excelente mercado. Inmediatamente se enviaron a Buenos Aires grandes cantidades de mercaderías y  tropas de refuerzos con la idea de otra expedición para atacar la costa chilena.
     
La noticia de la capitulación de Beresford no tronchó estas esperanzas y provocó los esfuerzos militares para una nueva invasión en el Río de La Plata. (25)   Mientras tanto, los que lograron apartar al rey de su cargo, tomaron a su cargo la organización de la defensa de Buenos Aires ante un posible ataque: el Cabildo quien aumentó sus aspiraciones de exceder el ámbito municipal y Liniers a quien el Cabildo contribuyó a dotar de poder militar. Ambos presidieron la militarización de la ciudad, sobre la base de milicias obligatorias para todos los vecinos de 16 a 50 años con ejercicios cotidianos. (26)
                                                                
La militarización  fue recibida con sentimientos divididos; si bien no faltaron los sentimientos antipatrióticos que se resistían a integrase a la milicia y burlarse del entusiasmo de los reclutas, en la ciudad se despreciaba  tradicionalmente la profesión militar, y en cambio más honorable y lucrativa fue siempre la carrera mercantil. El mismo Belgrano guardó para nosotros una imagen sarcástica de esta sorprendente metamorfosis. En efecto, la militarización creó una nueva elite urbana: los comandantes y jefes de los cuerpos milicianos. El Cabildo –con el Consulado y la catedral- fue la institución que agrupó a figuras provenientes de los sectores locales que a diferencia de aquellos cuerpos, jugaron una gravitación política creciente, creando una nueva elite que la dotará de consecuencias duraderas e institucionalizará los vínculos entre la nueva elite y las masa urbanas así organizadas. (27)

Fue total la derrota de las armas invasoras, que sufrieron 157 bajas, 1600 fusiles perdidos, 8 cañones, y el trofeo más preciado, todas sus banderas. El pueblo de Buenos Aires  que luchó para conseguir la liberación de la ciudad, plasmó en un verso lo sucedido al famoso 71 de Highlanders.                             

Como correspondió a un hombre de honor y militar de palabra el 24 de agosto de 1806, en medio de una solemne función, a la que concurrieron la Real Audiencia y el Cabildo, luego de una tripla salva de artillería, Santiago de Liniers entregó al prior de Santo Domingo las 4 banderas que tomó a los ingleses bajo el patrocinio de Nuestra Señora del Rosario, para que las colocasen en las 4 ochavas del altar mayor. También se envió a Córdoba otras 2 insignias como ofrenda a la misma advocación de Nuestra Señora.Una gran alegría reinó en Buenos Aires y en todo el virreinato, pero vencidos y no escarmentados, los ingleses atacarían de nuevo. (28) 

CONCLUSIÓN

Si se considera la alianza que se efectivizó entre todos los sectores opuestos a la invasión, el destino de los invasores estaba sellado, pues la población no escatimó esfuerzos por recuperar la capital virreinal, empleando para ello todos los medios disponibles, pues aquéllos reunían dos cualidades que los hacía despreciables: para los católicos hijos de Buenos Aires: eran invasores y eran herejes.

Así nació con la defensa de Buenos Aires cuerpos militares, escuadrones de húsares, patricios, como también batallones y escuadrones que se organizaron por afinidades regionales: catalanes, vizcaínos, gallegos, etc. y los criollos, los de patricios, arribeños, correntinos, etc. esta organización, típica manifestación de regionalismo que animó a españoles y americanos, resultó definitivamente nefasta para los afanes centralizadores de la Corona, pues los cuerpos criollos constituyeron un poder militar nativo, que pronto terminó por rivalizar con sus colegas peninsulares, y lo más importante fue que después de 1807 de los diversos regimientos que se formaron, sólo se mantuvieron los compuestos por criollos., de manera que se volvió atractiva y prestigios la carrera militar para estos grupos .Algunos de esos jefes militares fueron los que participaron en la política del Río de la Plata en los años siguientes (Cornelio Saavedra, Santiago de Liniers, Martín de Álzaga).

El Cabildo no dejó de ver el peligro que ese cambio significaba y buscó contrarrestarlo creando un cuerpo miliciano que costearía y mantendría su obediencia- el de Artilleros de la Unión- cuya gravitación fue muy escasa. (29)

A partir de esta división se dio otra consecuencia de la militarización, en la que sin duda los criollos jugaban como una minoría en los sectores altos, su influencia crecía en cuanto que en ese momento comenzó a revertirse en su favor el predominio de los americanos en el conjunto de la población urbana; habían sido marginados por la estructura social que existió desde tiempo atrás, formaron lo que esa nueva élite creada por la militarización tenía específicamente de nuevo.

Por lo tanto, todo ello anticiparía las futuras tormentas de los años subsiguientes, pero la colaboración entre el Cabildo, la milicia y su plebiscitado, duraría dos años más, y sólo cesó bajo la disolución del orden español en las Indias. Dicha colaboración se puso de manifiesto en la eliminación definitiva del virrey, tras de su resonante segundo fracaso. (30)

La semilla de la Independencia ya estaba echada,  la heroicidad de los ciudadanos demostró la capacidad y el valor de los criollos para defender su libertad, un nuevo sentimiento se abrió paso, el de la emancipación. En el Cabildo del 14 de agosto de 1806 ,se cumplió la voluntad popular, en teoría el virrey tuvo  el poder, pero en los hechos, Liniers fue la verdadera autoridad.

La Invasiones Inglesas constituyeron el episodio fundamental, destinado a gravitar en la Historia Argentina, el germen de nuestra emancipación.




OBSERVACIONES

1. Halperín Donghi, T. Historia Argentina de la Revolución a la Confederación Rosista. México, Paidós .1998 pág.24
2.  Floria, C-Belzunce, C.G. “Historia de los Argentinos” Vol. I. Bs. As. Larrousse.1992.  pág.230.
3.  Ibidem. Pág. 235.
4. Floria-Belzunce Op.Cit. Pág. 235
5. Ibidem. pág.237                                                   
6. Halperín Donghi Op.Cit. pág.24                      
7. Floria,C  -Belzunce,C. Op.Cit. pág. 237.
8. Ibidem Pág232-233,                                                              
9. Halperin Donghi Op.Cit. pág. 25
10. Belgrano, Manuel “Escritos Económicos” Buenos Aires, 1954. pág. 52.
11.Halperin Donghi Op.Cit. pág.26                                                           
12. Ferns,H.S.” Gran Bretaña y Argentina en el siglo XIX.” Bs.As., Solar Hachette 1966.pág.60-61
13. Episodios militares de Nuestra Historia”. Bs. As. 2006. fasc. I pág, 32.
14. Floria,C_Belzunce, Op. Cit. 239                                                                       15. Floria,C_Belzunce,C Op. Cit. Pág 239.
16. Halperin Donghi, T. Op. Cit. Pág 27.
17. Ibidem. Pág.27
18. Grl. Maffey, Alberto, “Crónicas de las grandes Batallas del Ejército Argentino” Bs. As.
Círculo Militar, 2000.pág.48.
19. Ibidem. Pág. 50.
20. Ibidem Pág. 51
21. Ibidem Pág. 52 
22. Ibidem Pág.53
23. Floria, C. Belzunce, C. Op. Cit Pág.240.                                                               
24. Ibidem. Pág. 240.
25. Ibidem. Pág. 241
26. Halperin Donghi Op. Cit. Pág.29
27. Ibidem Pág.30
28. Episodios Militares de Nuestra Historia. Op. Cit Pág. 62
29.  Halperín Donghi Op .Cit.  pág.30
30. Ibidem pág, 30



BIBLIOGRAFÍA GENERAL

Carlos Floria –César G. Belzunce- “Historia de los argentinos volumen 1” Buenos Aires, Larrouse, 1992 

Tulio Halperin Donghi ”Historia Argentina de la Revolución a la Confederación Rosista” México, Paidos, 1998

Grl. Alberto Maffey “Crónica de las Grandes Batallas del Ejército Argentino” Buenos Aires, Círculo Militar 2000

“Episodios Militares de Nuestra Historia.1806 Reconquista de Buenos Aires”. Buenos Aires, 2006.  

                     







 

      









                                                                                                                               

       







                                                                                                                                 


                         
   






  


  
 

    




                                                                                                                                
                                                                                                                                 







                                                                                                                                  



                                                                                                                           





                                                          


                                                            
                                                                                                                                                 

         
                                                                                                           
                      



                                                                                                                              

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