Firma de Santiago de Liniers |
ALGUNAS OPINIONES CRÍTICAS SOBRE LINIERS
Por: Roberto Antonio
Lizarazu
Así
como existe en nuestros autores historiográficos de diferentes orientaciones -un
criterio casi unánime-, respecto a los
incuestionables méritos de Liniers, en las acciones bélicas de 1806 y 1807,
muchos de ellos son severamente críticos cuando se trata de su proceder en el manejo en función de gobierno, en las
distintas tareas que se le encomendara ejercer. Lo que en la actualidad llamamos gestión de gobierno.
El suscripto es un consecuente
admirador de su coherente personalidad. No digo que sea bueno ni malo tener esa
personalidad, digo que admiro a las personas que la tienen. Dicen lo que luego hacen; y viven y mueren en
un circulo virtuoso acorde a si mismos (1). Esta admiración se trasluce en los
diversos comentarios publicados sobre Liniers en este blog. Pero los críticos
son muchos, muy bien documentados y están fuera de toda sospecha de carecer de
objetividad en la aplicación de las normas de la hermenéutica para sostener sus opiniones. (2)
Llama la atención que a pesar
de la poca duración del gobierno de Liniers, puntualmente en el cargo de
Virrey, su actuación pueda haber causado tremenda oposición. Liniers perdura en
su cargo desde el 10 de febrero de 1807 hasta el 30 de junio de 1809, apenas
diecisiete meses. Seis de ellos en carácter de Virrey Interino, hasta la
confirmación de Carlos IV y el resto como Virrey del Río de la Plata. Son notables los
esfuerzos realizados por el Cabildo (órgano que lo nombró) requiriendo su
destitución y de los partidarios de Liniers, en franca minoría, para sostenerlo
en su gobierno. Tan marcada es esta minoría, que no se conoce, o por lo menos
no conoce el suscripto, ningún requerimiento al monarca, vía la Junta Central de Madrid, que
defienda las distintas medidas políticas
adoptadas por el Virrey. Quedan si las notas del Liniers remitidas al Cabildo
de Buenos Aires, pero no tuvieron la fuerza necesaria para que las mismas
lleguen a Madrid. Primero la Junta Central
de Madrid y luego Carlos IV solamente se informaron de una sola versión de los
sucesos.
Opinión
del doctor Vicente Dionisio Sierra
El doctor Vicente Dionisio
Sierra en su Historia de la Argentina ,
Tomo IV, Fin del Régimen Virreinal e Instalación de la Junta de Mayo de 1810,
(1800-1810) nos ilustra de manera muy crítica definiéndolo como un protopopulista:
La actuación virreinal de Santiago
Liniers se resume en cuatro vocablos: anarquía, corrupción, despotismo y
popularidad. Fue hombre honesto y de orden: pero de temperamento débil. Fue
despótico para ocultar su debilidad; fomentó los elementos anarquizantes para
mantener lo que entendía por orden, y facilitó la corrupción para afirmar su
fuerza. (3)
Pero
la suma de esos elementos, que le ganaron el repudio de los sectores más
prestigiosos y poderosos, hizo que se sumara el apoyo del bajo pueblo y, por
razones políticas, el de los mejores sectores criollos. En tal sentido Liniers
aparece como una extraña mezcla de absolutismo y demagogo.
Nada
odiaba más que lo popular, y en lo popular tuvo que apoyarse, sin ánimo de
concederle la mayor jerarquía. No comprendió el significado de la caída de
Godoy, ni el sentido que para el pueblo del imperio tuvo la elevación al trono
de Fernando VII, ni la afirmación nacionalista y populista de las Juntas de
España de 1808. Y menos comprendió todo eso en sus relaciones con
Hispanoamérica. Señalar estos rasgos no es hacerle un cargo. Lo mismo les
ocurrió a todos los funcionarios instalados en el continente y, lo que fue más
grave, a los propios miembros de las Juntas de España. Como ellos, Liniers vio
en América un dominio de la
Metrópoli , de manera que el cambio de dinastía preparado por
Napoleón fue considerado una cuestión a resolver en Europa, en la que nada
tenía que hacer la opinión americana, fuera de aceptar lo que allá se acordara.
Opinión
de Manuel Moreno. Manuel Moreno -que fuera por lejos el más
lúcido y criterioso de los hermanos y un verdadero y auténtico luchador e
ideólogo de la independencia americana de toda sujeción extraña- explica en Vida y Memorias de Mariano
Moreno, (4) sus agudas observaciones sobre Liniers: Después de las invasiones
inglesas, sus naturales adquirieron
más bien el conocimiento de sus fuerzas que el deseo de emplearlas en mejorar
su situación; y fieros de haberse
libertado de una operación extraña, se hallaban en cierta forma avenidos con la
antigua, que les parecía menos violenta cuanto debía su permanencia a actos
espontáneos de su coraje… Por otra parte, la fidelidad de aquel pueblo, llevado
en repetidos actos hasta cierto fanatismo, sus costumbres, sus relaciones,
hacían quiméricos cualquier aspecto de mutación formal, y aun la reforma de
abusos que no había nadie que no admitiese la inconveniencia de cambiar de dependencia de otra monarquía.
Esa
orgullosa fidelidad a España afirmada
por las armas, fue capitalizada por
Liniers para sus propios intereses y planes y se manifiesta con mayor vigor en
la tropa, cuya devoción por Liniers era también consecuencia de considerarlo
encarnación de sus propias glorias.
Liniers
aprovechó esa circunstancia, y no se detuvo en fomentar con posturas
demagógicas una rivalidad peligrosa entre los cuerpos asalariados integrados
por nativos, y los de los voluntarios europeos que por supuesto no recibían sueldo.
Expulsado
el invasor, los voluntarios debieron regresar a sus actividades específicas,
pero los regimientos de nativos en la seguridad de que los ingleses intentarían
una tercera invasión, la mayoría rehusó someterse a la disciplina y al
cumplimiento de las ordenanzas vigentes. Se acordó en consecuencia, transformar
los regimientos de nativos, en fuerza acuartelada, y por lo mismo, con salario.
Los
cuerpos de Vizcaínos, Gallegos, Catalanes, etc. no se avinieron a tal medida,
pues sus integrantes tenían que atender sus ocupaciones civiles, pero quedaron
organizados con el compromiso de efectuar ejercicios semanales para mantener su
estado militar. Se comprende que la diferencia entre los que servían sin
interés por la paga y los que lo hacían por soldada, se trocara en rivalidad en
cuanto alguien la provocara. Y Liniers la provocó.
Enfrentamiento
con el Cabildo de Buenos Aires. Algunas
opiniónes de los capitulares.
El crónico enfrentamiento entre
el Cabildo de Buenos Aires y Liniers -su duración y su virulencia-, es uno de los ejemplos más notorios de la
mala praxis en la práctica del ejercicio de gobierno. En los planes de estudio
de varias materias de la
Licenciatura de Ciencias Políticas, de otras tantas
Universidades, se puede encontrar este
disparatado enfrentamiento como ejemplo de lo que no se debe hacer, a no ser
que los gobernantes estén empeñados, en que ambas partes fracasen. En nuestro caso puntual, lo lograron totalmente
y cronológicamente fue una de las primeras antinomias en la que nos subyuga
participar.
Inmediatamente luego de Liniers versus Cabildo, en menos de un lustro ya contábamos con Saavedra versus Moreno que duró poco más de una década. A partir de allí los versus
de Fulano contra Mengano ocupó y preocupó
toda la joven historia de nuestra patria.
En nota del 13 de setiembre de
1808, dirigida a la Junta Central
de Madrid, los capitulares pintaban la situación política de Liniers de manera
terminal: En la administración de
Justicia se procede sin sujeción a las leyes; la policía no conoce reglas; la Real Hacienda se maneja sin
economía y con criminal indolencia; la milicia no se rige por su ordenanza y de
nada dista más que de observarla y cumplirla.
Todo
es un trastorno en esta parte de la dominación
española y un desorden que lleva tras si la ruina de la América del Sur. (4)
La razón de tanto desaguisado,
mal que me pese a mí que soy su admirador, era notoria y real. La nota de los
capitulares agregaba otros conceptos: Sea
la distancia que nos separa, sea el asilo
y proyección que ha dispensado ese mal hombre, árbitro de la monarquía (6);
la América
en muchos años ha tenido que sufrir
jefes corrompidos y déspotas, ministros ignorantes y prostituidos, militares
inexpertos y cobardes. La conveniencia propia ha sido el norte y guía de sus
operaciones. El bien del Estado y felicidad de la nación se han mirado como
quimeras, y solo se ha hecho uso de estas voces sagradas para encubrir la
maldad, fomentar la estafa y sacrificar los pueblos.
La falta de tino con que Liniers
había procedido en sus relaciones institucionales con el gobernador de
Montevideo Elío, respecto al fraude que representaron los Vales Patrióticos (5), la
inquietud que despertaban las aspiraciones de Portugal, que a fines de 1808
nuevamente intentó negociar la posesión de la Colonia de Sacramento; la
quiebra de las finanzas virreinales; el crónico contrabando inglés; el también
crónico contrabando entre Buenos Aires y La Colonia del Sacramento realizado por la nueva
burguesía porteña; las sospechosas relaciones del Virrey con los franceses, no
del todo claras y la colocación en la administración virreinal de ciudadanos
franceses y/o partidarios bonapartistas, en momentos en que la nación española
se encontraba en plena guerra contra la ocupación territorial francesa, y la restitución de la Casa monárquica, realmente justificaban las expresiones
extremas del Cabildo que en otra nota a la Junta Central , clamaban a la Corona por la toma de
medidas:
En nota del 2 de diciembre de
1808, se despachan con categóricas denuncias: Peligra la tierra en manos de este jefe, peligra también, sino se trata
de una breve reforma en cuanto al gobierno de estas Américas, limitando las más
altas funciones de los virreyes, a cuya sombra se constituyen en déspotas y árbitros
de empleados y de Ministros de los ramos todos de Justicia, Hacienda, Policía y
Guerra. La depravación ha tocado ya sus últimos términos.
No
se administra justicia sino con el infeliz y miserable; la Real Hacienda se prodiga en
multitud de empleos inútiles y aún
perjudiciales, cuando no se invierte en otros usos de criminalidad notoria. Si
en algo se advierte eficacia es en consumir los caudales del Erario con plazas
supuestas e inútiles, con multitud de oficiales de ninguna confianza, con otros
que pudieran ser útiles en sus respectivos destinos, como en el día sucede con
la numerosa marina que reside en estas partes sin ejercicio alguno.
En otra nota fechada en marzo
de 1809, los cabildantes continuaban in crescendo
con sus reclamos y denuncias, esta
vez puntualmente, en la degradación del
ejército: Ha prodigado los grados
militares en términos que a los pocos que há vimos (sic) de presidiarios trabajar en grillete en las
obras públicas, a los que tienen aún pendientes causas por ladrones, o guardas,
cabos de brigada, y otros de la hez del pueblo, los vemos hoy con las divisas
de tenientes coroneles; a reos de estado , a los traidores, (se refieren a
los nativos colaboradores de los británicos
en ambas invasiones, que fueron muchos y poderosos) a los convencidos de cómplices y factores en la fuga del general
Beresford y del teniente coronel Dionisio Pack los vemos absueltos, , libres y
aun premiados. ¿Que quiere decir esto, sino que pretende formar partido con
esta gente soez, vil y baja, para sus fines, adecuada y propia a todo lo que
sea bajeza? Contamos con dos mil fusiles menos aun para las tropas voluntarias
alistadas, y ha sido preciso imponer exorbitantes contribuciones para pagarlas;
sin embargo un oficial de los Granaderos de Liniers ha salido a reclutar gente
para este cuerpo en la jurisdicción de Corrientes (7) y se ha dirigido otro al mismo fin a la provincia del Tucumán.
Por oficio del 15 de diciembre
de 1809, siguen las quejas sobre los cuerpos asalariados creados por Liniers: Un cuerpo creado después de nuestra Defensa (la defensa comandada por Martín de Alzaga en
1807) que hasta ahora no ha hecho fatiga,
por falta de gente de tropa, y tiene primero y segundo Comandante, sargento
mayor, ayudantes, abanderado, capellán, cirujano, y una multitud de capitanes,
tenientes, y alfereces. Hay otros que no cuentan con cien hombres y se hallan
con igual o mayor oficialidad, Los escuadrones de caballería, que nada operaron
en la defensa de esta ciudad y que ni aun merecen tal nombre por su poca gente,
se hallan en idéntico caso. En las baterías se puede afirmar, sin exageración,
que es mayor el número de oficiales que el de las tropas destinadas a
servirlas. Todos ellos disfrutan de sueldos crecidos, con la circunstancia de
que de las cuatro partes, tres lo menos no concurrieron a nuestra defensa
porque , o se ausentaron o permanecieron ocultos ante el invasor.
Este es un pequeño muestreo de
los textos remitidos a Madrid. Se registran muchos más y sería aburrir al
lector con su detalle. Terminaremos este breve trabajo cerrando con otra
opinión del doctor Vicente Sierra que se puede encontrar en la bibliografía
mencionada y que se refiere a varios aspectos del gobierno de Liniers: Sobre un total de que no llegaba a cinco mil
hombres de tropa, la plana de jefes , oficiales, y clases pasaba de mil
doscientos, para cuyo sostenimiento Liniers llegó a emplear hasta el monto de
los donativos hechos por el vecindario con destino al socorro de los huérfanos
de la Metrópoli. La
corrupción administrativa se traducía en un acrecentamiento del contrabando,
que hundía al comercio honesto a la par que abarataba la vida del pueblo;
mientras la división fomentada entre europeos y americanos por medio de los
cuerpos armados voluntarios y asalariados, fortalecía un importante factor de desorden.
Se
comprende pues que no haya exageración en señalar que la anarquía, la
corrupción y el despotismo fueran las características del gobierno de Liniers,
y que sobre ellas apoyara una notoria popularidad , que dio forma a un
fortalecimiento de la masa de criollos en un sentido político que no estaba en
sus planes, y terminó por ser más fuerte que su prestigio, abriendo una nueva
era en la historia del país.
La era de Fulano versus Mengano
que aún perdura.
Observaciones
(1)
No son muchas las personalidades históricas
que logran ese mágico equilibrio entre el decir, el hacer, el vivir y el morir.
No deseo intentar mencionarlas a todas porque me olvidaré de algunas, pero como ejemplos
diré: Manuel Dorrego, Martiniano Chilavert y Ciriaco Cuitiño.
(2) Respecto a la hermenéutica,
palabra que proviene del dios griego Hérmes, y que con los siglos se convirtió
en el terror de los cronistas de historia, las opiniones no son unánimes
respecto a su utilidad en el análisis de los hechos históricos. Por ejemplo, Mario
Augusto Bunge sostenía lo contrario; y que si una persona con dificultades para
interpretar algún hecho recurría a ella, acorde a sus leyes, cuando finalizaba
entendía menos que al comenzar. Como dice el refrán no aclare que oscurece. Personalmente no me atrevería a contradecir
a una eminencia que mereció más de veinte
honoris causa de distintas universidades
de todo el mundo. Así como Carlos Warnes es el responsable de Agarren los libros que no muerden, Mario Augusto Bunge es el autor de: Estudien historia, el pasado no muerde. Eso sí, recomendaba que al estudiarla, no
hacerle mucho caso al dios Hermes y menos a la hermenéutica.
(3) Se puede leer en este blog,
los comentarios Los Vales Patrióticos de Liniers, de fecha 2 de
mayo 2012, Cuando Liniers fue Gobernador de las Misiones, de fecha
29 de marzo 2012, Las Pastillas de
Liniers, de fecha 26 de marzo 2012 y Finalmente
¿Liniers era bonapartista o no?
publicado en fecha 27 de junio
del 2012.
(4) Manuel Moreno. Vida y Memorias de Mariano Moreno. Editado
por La Cultura Argentina ,
Introducción de Juan María Gutierrez, Buenos aires, 1918.
Manuel Moreno, es un destacado
político y médico de nuestro medio, hermano menor de Mariano y uno de los
fundadores del Partido Federal. Fue uno de los diplomáticos de mayor probidad y
confianza durante los gobiernos de
Rosas. El único Moreno que mencionan desde 1810 hasta 1852 los cronistas e historiadores del momento,
era Manuel Moreno. A Mariano Moreno lo
descubren luego del derrocamiento de Rosas, por medio de la Academia de Historia.
Después de Monte
Caseros, Manuel Moreno regresa al país y no participa en política. Dedicó sus últimos años a
organizar un fundamental Archivo
Diplomático, que sirvió de repositorio a nuestra documentación de las
relaciones internacionales desde 1810
a 1852. Salvando la distancia con Pedro de Angelis, ambos
deberían ser considerados como los
precursores de la conservación de nuestra documentación histórica. Por supuesto
esto no es así, sencillamente porque el relato liberal es diferente y sobre
ambos personajes pesa el baldón de haber sido federales y rosistas.
(5) Se amplía el aspecto
económico financiero del virreinato en el comentario Los Vales Patrióticos de Liniers, de fecha 2 de mayo 2012 y el
enfrentamiento con el Virrey Elio de Montevideo sobre este aspecto.
(6) Ese mal hombre, árbitro de la
monarquía, es Manuel Godoy y Álvarez de Faria, (1767-1851).
(7) Ambos datos son correctos.
Liniers había organizado un cuerpo de granaderos montados que llevaba su
nombre; y designó un oficial de su
confianza de apellido Maidana, que viajó a Corrientes y a Candelaria, en Misiones
para reclutar personal militar, con promesa de pago. Se debe considerar que
Liniers fue Gobernador Interino de los Treinta Pueblos de Misiones Guaraníes y
Tapes, entre el 5 de noviembre de 1802 y el 3 de enero de 1804, conociendo el
medio a la perfección.
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