La publicación de estos apuntes sobre Historia Argentina, no tienen otra pretensión que prestar ayuda, tanto a estudiantes como a profesores de la materia en cuestión.

Muchos de ellos, simplemente son los apuntes confeccionados por el suscripto, para servir como ayuda memoria en las respectivas clases de los distintos temas que expusiera durante mi práctica en el Profesorado. Me daría por muy satisfecho si sirvieran a otras personas para ese objetivo.

Al finalizar cada apunte, o en el transcurso del mismo texto se puede encontrar la bibliografía correspondiente a los diferentes aspectos mencionados.

Al margen de ello invitaremos a personas que compartan esta metodología, a sumarse con nuevos apuntes de Historia Argentina.




Profesor Roberto Antonio Lizarazu

roberto.lizarazu@hotmail.com



jueves, 2 de abril de 2015



EL GENERAL DON BARTOLOMÉ MITRE, SU ABJURACIÓN A LA MASONERÍA ARGENTINA


Por: Prudencio Martínez Zuviría

Como Bartolomé Mitre fue un personaje que también gravitó, en parte, durante el gobierno de Rozas, es interesante ver como han muerto esos hombres que pertenecieron a las logias de la secta masónica, que enfrentaron a Rozas, lo combatieron, estuvieron y fueron parte de la traición de Caseros, apoyaron el cobarde ataque a Paysandú y fueron partícipes y organizadores de la criminal guerra del Paraguay.

Hace tiempo encontré este maravilloso dibujo del general don Bartolomé Mitre en su lecho de muerte y que representa al general Mitre pocos días antes de entregar su alma al Buen Dios, en su dormitorio, de su antigua casa de la calle San Martín en Buenos Aires, hoy convertida en un maravilloso y lindo Museo que recuerda la memoria de Mitre, entrar allí es cruzar el umbral del tiempo, todo lo que allí hay es lo mismo que existía en vida de don Bartolo y realmente es un placer visitarlo, todo muy bien reguardado del tiempo gracias a un cuidado lleno de esmero por parte de las personas que trabajan en el mismo.

Hace muchos años, me interesé en la vida de este personaje de nuestra historia, debo reconocer que no es de mis preferidos, lo considere siempre un pésimo militar y uno de los responsables y culpables de tantos y tantos males que atacaron a nuestra querida patria, manejados desde la logia masónica, la traición de caseros, la toma de la ciudad de Paysandú por parte del Brasil apoyado por Mitre y el partido colorado del Uruguay contra sus propios hermanos, y también la triste y terrible guerra del Paraguay, en donde murió parte lo más granado de la juventud argentina de ese tiempo y la gran mayoría de los hombres del Paraguay, quedando allí sólo mujeres, niños y ancianos; pero a pesar de ello, admiro a Mitre en su inteligencia y su pluma; su liberalismo laicista y su fuerte pertenencia a la masonería Argentina, ante la cual se puso de rodillas y a la que le hizo grandes favores , llegando a su cima cuando accedió al grado 33 de la masonería argentina.

Según nos cuenta don Alcibíades Lappas quien también como Mitre fue masón del grado 33, en su libro “La masonería Argentina a través de sus hombres”, en la parte que toca a la biografía del Mitre masón, nos dice Lappas entre otras cosas lo siguiente: 

“ ….Eminente laicista, en las columnas del diario La Nación fundado por él, emprendió memorables campañas en los años 1882-1884, (Nota mía: se refiere a los años en que en el Senado de la Nación los católicos como Frías, Goyena, Estrada y tantos otros peleaban por defender la enseñanza católica y a la Iglesia Católica contra las garras de la masoneria liberal y laicista, y Mitre que fue uno de los que más ataco a Cristo y la Iglesia en esos tiempos, lo hacía desde su diario La Nación,), a favor de la enseñanza laica. Según acta de la logia confraternidad argentina N° 2, del 5/11/1858, de la que ya eran miembros su hermano Emilio y su cuñado Julio de Vedia, el venerable maestro anunció que: “el Coronel Bartolomé Mitre pronto sería miembro de nuestro taller”. Iniciado aparentemente en Bolivia, fue regularizado en los tres grados simbólicos en la ciudad de Buenos Aires e incorporado a la logia confraternidad argentina N° 2. Asimismo fue miembro honorario de la logia unión del plata N° 1. El sábado 21/7/1860 recibe el grado 33 del escocismo, siendo gobernador de Buenos Aires, juntamente con el presidente de la Nación , doctor Santiago Derqui, el ex presidente y gobernador de Entre Rios, Capitán General Justo José de Urquiza, el futuro presidente de la Nación Domingo Faustino Sarmiento y el general Juan Andrés Gelly y Obes. El 28/10/1864 es proclamado gran protector y conservador de la orden masónica en la República Argentina. El 9/6/1865 es proclamado gran comendador de honor del supremo consejo grado 33 para la República Argentina. El 22/8/1892 se realiza en la logia unión N° 17 de Rosario, un acto en cuyo transcurso se hace entrega a la misma de los ejemplares de la Historia de Belgrano y San Martín, que Mitre con emotiva dedicatoria, destina a la biblioteca de la logia. El 24/8/1894 el general Mitre asume el cargo de gran maestre de la gran logia de la Argentina que desempeña por pocos meses. El 15/6/1901 la antes mencionada logia Unión N° 17,a propuesta de don Juan Francisco de Larrechea “, designa al general Mitre miembro honorario. El diploma hecho en pergamino, y la medalla de oro mandada a acuñar al efecto, le son entregados por Larrechea, Guillermo Tallón y Norberto de Allende, en una ceremonia especial que tuvo lugar en la casa particular del patricio, el día de su natalicio. Al constituirse la logia Mitre N° 184 de Villa Libertad (Entre Ríos), el 17/7/1903, el general acepta ser su venerable maestro de honor. El 25/5/1921 la masonería recordó el centenario de Mitre en una solemne tenida”.

Hasta aquí las palabras del masón don Alcibíades Lappas recordando a don Bartolomé Mitre, ambos masones, ahora bien, lo llamativo de esto, y que es lo que me invita a contar ésta oculta historia, es mostrar como mienten los masones, como miente don Alcibíades Lappas en su libro, en el que nunca hace mención a la “abjuración de la masonería” por parte del general don Bartolomé Mitre, lo que es peor, miente como lo hacen los masones cuando dicen que San Martín, Belgrano o Saavedra eran masones, pues no hay ninguna prueba que ellos puedan aportar a esa mentira sobre nuestros queridos próceres que fueron buenos hombres católicos; y si existen mil pruebas de que no pertenecieron a las sectas o logias masónicas.

Volviendo al dibujo sobre el general don Bartolomé Mitre en su lecho de enfermo, el mismo me trajo a la memoria esos días en que investigaba la abjuración del general Mitre.
Resulta que hace ya muchos años, investigaba las abjuraciones a la masonería de algunos personajes de nuestra historia en general, y la vida de Mitre y su pertenencia a la masonería en particular, sabiendo que había abjurado ante dos Obispos de la Iglesia Católica y no entendiendo el por qué del silencio de la masonería ante la muerte del general Mitre, aunque lo sabía en mí interior, me propuse descubrirlo yo mismo investigando en la vieja casona que le fuera regalada al general Mitre por suscripción pública, ubicada en la antigua calle San Martín de Buenos Aires, en donde viviera y muriera don Bartolo, la que hoy se conserva en un magnifico estado y muy bien administrada, la misma es a mi humilde entender uno de los museos pequeños más lindos que quedan del viejo Buenos Aires.

Un día estando en el mencionado Museo, pedí ver la habitación en donde le había entregado su alma a Dios el general Mitre; en la misma y de una forma maravillosa se mantienen intactos y casi de la misma forma que los dejó su dueño, su ropa, sus levitas fina y cariñosamente guardadas en el viejo ropero del General, sus utensillos, su cama, y los muebles que le pertenecieron, todos magníficamente cuidados con mucho esmero y dedicación.

Me quedé mirando un rato esa cama de bronce y no pude dejar de pensar en el alma inmortal de Mitre, salvada a último momento por la gracia y bondad del Buen Dios y la buena predisposición del enfermo que ante el inminente final de su vida mortal y sabiendo que debería cruzar el puente de la esperanza eterna que lleva a Dios, debía renegar de todo su pasado masónico, de esos tremendos pecados que lo acompañaron en el camino de su vida mientras integró las sectas masónicas llegando a su grado máximo, venerable maestro grado 33, atalaya masónica desde la cual combatió sin descanso a la Iglesia de ese Cristo al que estaba a punto de ver en su juicio personal después de su muerte.

A ese maravilloso y bendito Cristo al que había combatido durante su vida terrena, esa vida llena de triunfos y halagos y llena de humanas vanidades que le regalara el Señor, a ese Cristo amado al que se rindió a sus pies y le pidió perdón para salvar su alma, y así lo hizo el general mitre, “abjuró de la masoneria enemiga de Cristo y su Iglesia, y así salvó su alma inmortal”.
Supo bajar con humildad y pidiendo perdón a Dios, de esa atalaya masónica, cumbre de sus combates anticatólicos durante su vida.

Mientras miraba su cama tendida tal cual el día que él murió en ella, a sus costados había sendas mesas de luz, sobre cada una de ellas un crucifijo, uno, no recuerdo creo el de la mesa de la izquierda con un fanal de vidrio y escrito en una chapita que ese Crucifijo era el que había besado y sostenido el general Mitre antes de su muerte, no recuerdo bien su leyenda pero era algo parecido.

La abjuración del general don Bartolomé Mitre a la masonería y su cristiana muerte reconciliado con la Iglesia y asistido por los monseñores Gregorio Romero y Antonio Rasore, que le administraron los Santos Sacramentos fue así:
Monseñor Romero estuvo dos horas con el General Mitre y lo confesó. Al día siguiente celebró la misa en el aposento del enfermo y le dio la comunión, comulgando también las hijas del general Finalmente le impartió la bendición papal que le enviaba San Pío X, y Mitre respondió: “Llueven las bendiciones. Demos gracias a Dios”. Luego Monseñor Rasore le administró la extremaunción cuatro días antes de morir. La declaración antiliberal que firmó Mitre, a pedido de monseñor Romero, fue entregada por éste a monseñor Espinosa con destino al archivo secreto de la curia [27] 
(27) El Diario del 23 de diciembre de 1905, Rev. Eclesiástica .de Buenos Aires, Pág. 145, año 1906. El Pueblo del 19 de diciembre de 1905

Luego de ver su dormitorio y las mesas de luz, pedí a alguien del museo si tenían alguna foto del General Mitre enfermo en su cama o durante su agonía, muy gentilmente me llevaron a la magnífica y gigantesca biblioteca del general llamada “Biblioteca Americana”, sabido es que Mitre fue un hombre muy culto, eximio escritor y traductor, lo que se llama un hombre culto, como no admirar su gran cultura y su buena pluma.

Volviendo a las fotos que me mostraron gentilmente en la Biblioteca Americana, recuerdo una en la que está el general Mitre en su cama, y era justo la foto que quería ver, lo primero que hice fue mirar las mesas de luz, le pregunté a la persona del museo que generosamente me acompañaba si esas fotos eran del tiempo en que murió Mitre, y me contestó que sí, que eran de pocos días antes de su muerte, estando ya enfermo y en cama.

Mi sorpresa, pero más que ello, mi alegría de católico fue el ver que en las mesas de luz no había ningún Crucifijo, simplemente libros y un vaso supongo de agua. Es decir, que el dibujo de mitre en su lecho de enfermo antes de morir, esta tomado de la vida real, es casi similar a la fotografía de Mitre, que mencioné ví en su lecho de enfermo, y en el cual las mesas de luz que menciono en la foto son las mismas del dibujo, todavía Cristo no había llegado al alma del general Mitre ni tampoco a sus mesas de luz como veremos más adelante, es decir que las fotos fueron tomadas poco tiempo antes de la abjuración de Mitre a la masonería, y tal vez este dibujo haya sido pintado en ese mismo tiempo.

La cristiana muerte del general Bartolomé Mitre y su entrega llena de amor a su Dios y Señor ante su inminente muerte, me llena como católico de alegría y de paz. De alegría al ver que un hombre que tuvo un inmenso poder e inteligencia, y que representó todo lo que a mi humilde entender considero malo, dejó de lado la soberbia mundana y las humanas vanidades que nos alejan de Cristo, y se dió cuenta que todo lo que había hecho en su vida respecto a la masonería era “simplemente una mentira” que en los finales de su vida eso era simplemente un pecado del pasado y que había vivido su vida, sin sentido, inmerso en las oscuras mentiras de las logias masónicas y alejado de Dios.

Bendito sea el Buen Dios con su infinito amor y su infinita misericordia! pensé en mis adentros. Me fui del museo tranquilo, en paz, rezando en silencio un avemaría por el alma de Mitre y feliz por saber que el Buen Dios lo había perdonado y que él, le había pedido perdón en el supremo momento de su muerte. El humilde mensaje de lo aquí escrito, es mostrar la maravillosa misericordia del Buen Cristo, y la mentira que emana de la logia masónica, que vive en lo oculto, en la oscura mentira de la noche, donde todo es oculto.

Son muchísimos los que han abjurado de la masonería en la Argentina, mucho más de lo que el común de la gente cree, pero deben ser muchísimos más los que lo han hecho y lohacen en silencio. ¿Será por eso que la masonería no habla de las abjuraciones en general y de la del general don Bartolomé Mitre en particular, y en general de las miles de abjuraciones que hay día a día en la masonería argentina?

ABJURACIONES DE LA MASONERIA DE ALGUNOS HOMBRES QUE PERTENECIERON A LA MASONERIA ARGENTINA Y ABJURARON ANTE SACERDOTES DE LA IGLESIA CATOLICA APOSTOLICA ROMANA DE SU PERTENENCIA A LAS SECTAS Y LOGIAS MASONICAS.

Hay y habrá infinidad de masones que abjuraron ante el Buen Dios en el secreto de su alma o ante un sacerdote católico, abrazando la paz y la esperanza eterna que solamente nos da El Buen Dios con su infinito amor e infinita misericordia, aquí pongo como ejemplo a algunos de ellos que fueron personajes conocidos en nuestra historia y que pertenecieron a la masonería argentina y abjuraron de ella momentos antes de sus muertes.

Vale la pena consignar aquí el hecho, por demás significativo, que el Gran Maestre Lord Ripon, elegido virrey de la India en 1880 por la reina Victoria, había sido encargado por la secta masónica para escribir un libro que demostrara, en nombre de la civilización y de la historia, que el catolicismo era la suprema rémora de la sociedad; pero, al hacer el estudio concienzudo de la materia, se vio obligado, por la evidencia de la grandeza histórica de la Iglesia Católica, a abjurar de la masonería y del protestantismo y hacerse católico.
Comentando tal hecho escribía el cronista de la Revista Masónica Americana, el 30 de diciembre de 1874, refiriéndose a Lord Ripon que había abjurado de la masoneria: “Tanto da uno más o uno menos. Ya ha sido reemplazado por el Príncipe de Gales”.
En la Argentina siguieron su ejemplo los Grandes Maestres don Emilio Gouchón, don Liborio Bernal, don Rudesindo Roca, y don José Roque Pérez, un rosista, y quien fuera el primer gran maestre de la gran logia argentina Arentina; y muchos otros masones distinguidos, que abjuraron de su masonería ante Dios Nuestro Señor.

Roque Pérez, quien Con Carta Patente otorgada por la masonería, procedió a fundar, el 11 de diciembre de 1857, la actual Gran Logia de la Argentina de Libres y Aceptados Masones, de la que fue Gran Maestro entre 1857 y 1861 y de 1864 a 1867. Abjuró de la masonería y recibió los sacramentos en su lecho de muerte, según escribió el masón Héctor Varela en el diario La Tribuna del 28 de marzo de 1871.
El 8 de octubre de 1903 enferma gravemente el general Rudecindo Roca, Gran Maestre de la Masonería argentina, se confiesa con monseñor Mariano Espinosa, arzobispo de Buenos Aires, recibiendo luego de sus manos la extremaunción. Su deceso se produjo el 18 de noviembre de ese mismo año. Rev. Ecl de Bs. As., p. 798, año 1903. El Pueblo del 9 de oct. de 1903.

En la noche del 2 de febrero de 1901, muere en Quilmes en el seno de la Iglesia Católica y fortalecido con los santos sacramentos el general de brigada don Liborio Bernal, Gran Maestre de la masonería argentina. Los santos sacramentos le son administrados por el señor cura de la Concepción, canónigo Luís de la Torre y Zúñiga, llamado por el enfermo, el cual le dijo: “Quiero morir en el seno de la Iglesia Católica y reconciliado con mi Dios”.
Antes de la confesión el cura exige de los tres médicos presentes la declaración expresa de que el paciente se halla en pleno uso de sus facultades intelectuales”. El general era devoto de la Virgen de la Merced, y la Santa Iglesia realizó sus solemnes exequias con misa de cuerpo presente en la parroquia de la Concepción. Rev. Ecl. de Bs. As., pág. 151, año 1901. La Nación del 4 de febrero de 1901.

También Emilio Gouchón expresó su deseo de morir en el seno de la Iglesia Católica, Apostólica, Romana; por eso tuvo misa de cuerpo presente y sobre su cadáver el crucifijo, el rosario y un medallón de la Virgen de Luján. Le administró los sacramentos el teniente cura de la Merced, presbítero Benito Barbarrosa, “recibiendo antes la abjuración de todos sus errores”. Boletín Eclesiástico de la Diócesis de La Plata, pág. 320, año 1912. Rev. Ecles. de Bs. As., pág. 936, año 1912. Semana Social, Nº 39, año I, agosto 18 de 1912.
El 14 de junio de 1875 el Gran Maestre y Soberano Gran Comendador de la masonería argentina, Carlos Urien, comunicaba a los masones de Londres, que se quejaban de no tener noticias masónicas de Buenos Aires, que esto era debido a que el delegado de la Gran Logia Unida de Inglaterra, don Bernardo de Irigoyen, “hacía años que se había retirado de la masonería”. Bernardo de Irigoyen, el 18 de marzo de 1890, visitó con su familia el santuario de Luján y dejó escrito en el libro de oro : “Esta visita a Nuestra Señora de Luján es un testimonio de amor y veneración y una manifestación de nuestra fe religiosa mantenida entre nosotros como tradición sagrada”. Luego solicita al cura párroco, Jorge Salvaire, envíe un sacerdote a su estancia de San Fermín para rezar misa en su capilla el día de Pascua de ese año, 6 de abril de 1890 Y el 9 de abril de 1899, siendo padrino de la consagración episcopal de monseñor Francisco Alberti, besó los anillos de los obispos consagrantes a su ingreso en la iglesia de San Ponciano de La Plata, ante la admiración de los funcionarios públicos presentes y con general aprobación del pueblo creyente que colmaba el atrio y las naves del templo. Rev. Mas. Amer., año III, Nº 9 del 15 de junio de 1875, p. 243. Rev. La Perla del Plata, Luján, año 1890, pp. 217 y 236.
Bernardo de Irigoyen supo abjurar a tiempo a su afiliación masónica, como lo hicieron también Joaquín V. González, Leopoldo Lugones y tantos otros.

El ex Presidente José Figueroa Alcorta. Quien en su juventud fue liberal y que tuvo mucha relación con la masoneria, y que solía asistir en su juventud en córdoba al club “El Panal”, que era un club social y político de córdoba, creado por Marcos Juarez donde funcionaba la Logia “Piedad y Unión”, si bien Alcibiades Lappas en su libro “La masonería argentina a través de sus hombres”, dice que Figueroa Alcorta era masón y lo pone como iniciado en la Logia Bernardino Rivadavia de Buenos Aires, nunca apareción documentación alguna que respalde lo dicho por Lappas,quien viene bien recordar que su libro está lleno de errores y mentiras. Antes de su muerte, Figueroa Alcorta, regresó a la Iglesia Católica, y murió reconciliado con el buen Dios, fue asistido por Monseñores Franceschi y de Andrea. Se confesó. Recibió el escapulario del Carmen. Abjurando del liberalismo de su juventud, afirmando entre otras cosas, que nunca se había ido a dormir sin haber rezado una Salve antes.

Carlos Pellegrini, ex Presidente de la Nación. Un caso interesante es el del Dr. Carlos Pellegrini, al cual sin ser masón, las dos potencias de la orden existentes en Buenos Aires, le ofrecieron sus respectivos Grandes Maestrazgos. “En cuanto al inconveniente de que el Dr. Carlos Pellegrini no se masón –dice la revista Masónica de junio/julio de 1904 –ambos orientes, en caso de aceptación, se proponen iniciarlo e investirlo del grado más elevado del rito respectivo, tratándose de una bandera política de esa magnitud”. Así fue como Carlos Pellegrini llegó a ser jefe de la masonería argentina en 1906, año de su muerte, como en el caso de Mitre, también a Monseñor Rasore cupo en suerte la misión apostólica de preparar el alma del ilustre estadista para presentarse ante el Divinio Tribunal.
Es inmensa la cantidad de personajes importantes y conocidos y también desconocidos de la historia argentina que han abjurado de su pertenencia a las logias de la secta masónica, y que han abrazado el crucifijo antes de morir.




5 comentarios:

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  2. Ser masón no es ser anticatólico, lastimosamente es una mentira tan arraigada en la visión de muchas personas como la de creer que la masonería estuvo detrás de la independencia.

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  3. Por supuesto que lo es.... sinó de qué se arrepintió?

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  4. Muy interesante y esclarecedor el escrito, Prudencio

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    1. Por si no te sale la identidad del mensaje soy Daniel Albani

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