La publicación de estos apuntes sobre Historia Argentina, no tienen otra pretensión que prestar ayuda, tanto a estudiantes como a profesores de la materia en cuestión.

Muchos de ellos, simplemente son los apuntes confeccionados por el suscripto, para servir como ayuda memoria en las respectivas clases de los distintos temas que expusiera durante mi práctica en el Profesorado. Me daría por muy satisfecho si sirvieran a otras personas para ese objetivo.

Al finalizar cada apunte, o en el transcurso del mismo texto se puede encontrar la bibliografía correspondiente a los diferentes aspectos mencionados.

Al margen de ello invitaremos a personas que compartan esta metodología, a sumarse con nuevos apuntes de Historia Argentina.




Profesor Roberto Antonio Lizarazu

roberto.lizarazu@hotmail.com



miércoles, 27 de marzo de 2013



Domingo Faustino Sarmiento
 
Gobernador Pedro Ferré





LA LEY 1420 ES UNA DE LAS LEYES FUNDAMENTALES DE NUESTRA NACION ¿PERO EL PADRE DE LA CRIATURA ES PEDRO FERRÉ o DOMINGO FAUSTINO SARMIENTO?


Por: Roberto Antonio Lizarazu

Todos sabemos que el Brigadier Don Pedro Ferré (1788-1867) fue gobernador de nuestra provincia durante tres períodos de 1824 a 1828, de 1830 a 1833 y de 1839 a 1842. Igualmente sabemos que la ley 1420, es la ley de educación universal, obligatoria, gratuita y laica de nuestro país.

La 1420, ley fundamental y trascendente como pocas,  fue sancionada en 1884 durante el mandato presidencial de Julio Argentino Roca y promovida por Domingo Faustino Sarmiento. Pero esas mismas características  tenía la ley aprobada por nuestra Legislatura en 1826 y que fuera promovida y luego establecida como ley por nuestro Gobernador Pedro Ferré, en la denominada “Ley de la Enseñanza y Educación Pública para la Provincia de Corrientes”.

Efectivamente es desde esta fecha (1826), en el gobierno de Don Pedro ferré, en el que realmente se organiza la instrucción pública en Corrientes. Por supuesto existiendo además en nuestra provincia, antes y después  de esa fecha, la enseñanza en instituciones religiosas y confesionales de variada índole y características.

Por ley del 7 de febrero de 1826, se fundan escuelas en todos los pueblos de la provincia en ese momento: Itatí, Ensenada, San Roque, Goya, Esquina, Caa Catí y Curuzú Cuatiá.

Se asigna un retribución anual de cien pesos como presupuesto,  no debiéndose cobrar de sus alumnos emolumento alguno, con excepción “de los alumnos que tengan facultades para un estipendio moderado”.   Era totalmente gratuita para el que no pudiese pagar costo alguno. Quedando exceptuados los alumnos cuyos padres podían costear los estudios de sus hijos. Sentido común a pleno.

Por un decreto reglamentario de las funciones de policía y alcalde de barrio, del 4 de febrero de 1826, se imponía la enseñanza obligatoria al establecer en el artículo 9: “Los alcaldes de barrio obligarán a todos los padres de familia a que manden a sus hijos a la escuela y en caso de que aquellos se muestren reacios, lo notificará al juez de policía para que proceda a hacer cumplir esta disposición”. Era obligatoria y universal.

Como vemos, la obligación escolar era entonces, en esa legislación provincial, de carácter impositivo y eficaz, pues imponía como deber a la autoridad policial el de “hacer cumplir la disposición”. Pero la preocupación del gobierno iba más allá aún; vigilaba con atención que podríamos llamar ahora, con  poder de policía, la conducta del estudiante en la calle pública: “Todo alumno de la escuela o clase de latinidad que se encuentre en los billares o reunión de juego donde pueda viciarse su educación, será conducido a la guardia principal, donde sufrirá el arresto de seis horas, después de lo cual se entregará a los padres o tutores encargándoseles la corrección apropiada del alumno”, agrega en su artículo 10.

A partir de este momento el entrecomillado corresponde a nuestro eminente académico Manuel F. Mantilla de su obra “Patriotas Correntinos”, Buenos Aires, 1884.

Por Ley del 29 de noviembre de 1826, por iniciativa del gobernador de la provincia, en mensaje y proyecto enviado a la Legislatura desde su cuartel general de Curuzú Cuatiá (1), se organiza por primera vez una autoridad propia para el gobierno de la enseñanza y educación pública en todo el territorio de la provincia.

“Importaba un acontecimiento de trascendencia en la historia de la instrucción pública argentina, con la definición de un concepto serio y orgánico de lo que esta función de gobierno significaba a los gobernantes correntinos.”

La ley establecía “1º Será formado, bajo el nombre de Instrucción Pública, un cuerpo encargado exclusivamente de la enseñanza y educación Pública, en todo el territorio de la provincia; 2º Los miembros del cuerpo enseñante (sic), contratarán con el gobierno obligaciones civiles, especiales y temporarias. Y 3º El mando de la instrucción pública será confiado a un inspector general que quedará encargado de su organización”

Además el gobernador Ferré, el 26 de abril de 1826 envió un mensaje a la Legislatura expresando la necesidad de fundar en la ciudad capital y a la mayor brevedad posible, una escuela de primeras letras ,una escuela de latinidades, conjuntamente con otras de matemática y pintura y dibujo.
Todos estos proyectos fueron sancionados por Ley el 12 de mayo de 1826. Otorgándoles para su funcionamiento parte de las instalaciones del Convento de la Merced de la ciudad de Corrientes. Funcionaban en instalaciones de un Convento religioso, pero la enseñanza era totalmente laica en esos institutos.

Se debe aclarar que las escuelas de latinidades serían en parte el equivalente a los estudios secundarios de hoy en día. Se preparaba en ellas a los alumnos que pretendían  continuar estudios universitarios.
Pasados sesenta años de esos proyectos, que efectivamente se realizaron y se llevaron a cabo, cuesta suponer que Sarmiento que era un estudioso obsesivo del tema educativo, haya ignorado la existencia de los mismos. Si Ferré como Gobernador de Corrientes no fue el padre de la Ley 1420, por lo menos fue uno de sus abuelos.

Pero como se explica en la precisa cita atribuida erróneamente a Miguel de Unamuno: “Las ideas como los hijos, no son de quien los pare si no de quien los cría”.

Se debe mencionar que tanto Ferré como Sarmiento, defensores acérrimos de la enseñanza pública, eran totalmente opuestos respecto al modelo del sistema educativo. Ferré era partidario del “Método lancasteriano” y Sarmiento enemigo declarado del mismo. Entre una y otra opinión existe más de medio siglo de diferencia en la evolución de la educación. Como ejemplo se puede mencionar que Belgrano era uno de los lancasterianos más conspicuos en nuestro medio y José Manuel Estrada fue uno de sus más firmes adversarios. Eran generaciones diferentes.

(1) Es extraño que los curuzucuateños no promuevan que su ciudad sea declarada capital provincial de la educación pública, por que es precisamente desde Curuzú Cuatiá, donde Ferré remitió a la Legislatura, el texto de la notable y precursora ley que mencionamos en esta nota. Además siendo beneficiada con la construcción de una de las siete primeras escuelas públicas que menciona la ley que nos ocupa.

domingo, 24 de marzo de 2013

 
CRONICA HISTÓRICA SOBRE YPF
 Por: Contador Carlos Andrés Ortiz
Fue la primera petrolera estatal del mundo, y el espejo en el que se miraron todas las petroleras estatales que fueron creándose, como herramientas para que los Estados Nacionales dominaran y regularan sus respectivos mercados energéticos internos, que hasta ese entonces (1922) habían sido manejados a discreción por las petroleras anglosajonas.
Al término de la Primera Presidencia de Yrigoyen, se tomó la trascendental decisión de crear la petrolera estatal, que pasó a tener primerísima importancia desde lo puramente energético, pero también en lo económico y sobre todo en lo estratégico.
Desde su creación, hasta el golpe de Estado de 1930, YPF fue dirigida por los Generales Ingenieros Enrique Mosconi y Alonso Baldrich.
Precisamente su creación fue motivada por la soberbia de las petroleras anglosajonas que hasta entonces manejaban a discreción el mercado interno argentino, las cuales –entre otras actitudes similares- se negaron a suministrar el carburante que necesitaba la joven Fuerza Aérea Argentina, por entonces dependiente del Ejército Argentino.
Fue entonces cuando Mosconi y Baldrich comprendieron que las necesidades de la Defensa Nacional no podían –ni debían- estar supeditadas a la buena o mala voluntad de empresas privadas –una británica y otra norteamericana-, las cuales además manejaban los precios y el abastecimiento a su entera voluntad, incluso frenando el desarrollo petrolero argentino.
Ya antes, en 1907, se descubrió el primer gran yacimiento petrolífero argentino, cerca de Comodoro Rivadavia. Hasta ese entonces se repetía como letanía permanente, que “Argentina no tiene petróleo”, para hacernos seguir dependientes de las importaciones de carbón británico y petróleo manejados por Standard Oil (Esso) y Shell…”ninguneándose” que ya a fines del siglo pasado pequeñas empresas criollas explotaban en pequeña escala el petróleo en el norte argentino.
En los ocho muy activos años de las gestión de Mosconi – Baldrich, YPF pasó de la nada, a ser la primera petrolera argentina, con capacidad de regular precios, y fijándolos en función de los costos argentinos, por entonces mucho menores a los del Medio Oriente, que eran los predominantes en el mercado petrolero transnacional. Es decir que YPF impidió que las petroleras anglosajonas tuvieran descomunales sobre -  utilidades, tal como estaban acostumbradas con el anterior mercado oligopólico y cautivo.
El golpe de Estado de 1930, rápidamente impuso “el orden” liberal, persiguiendo encarnizadamente a Mosconi y Baldrich, básicamente por el “delito” de haber sido honestos y patriotas, dejó que los precios internos de los combustibles se fijaran según parámetros transnacionales –mucho más caros- y achicó el papel de la petrolera estatal, reestableciendo el predominio de las petroleras anglosajonas. Pero no pudo disolver o “privatizar” a YPF, perverso objetivo largamente perseguido por los sectores más reaccionarios de la política local, siempre jugando a ser subordinados a las potencias de turno.
Desde 1943 a 1955 YPF recobró su rol rector, pero su reequipamiento estuvo permanentemente obstaculizado por las potencias vencedoras en la 2da. Guerra Mundial, “pasándonos factura” por la neutralidad argentina (no suministramos “carne de cañón” a unos ni a otros). Resulta claro que la neutralidad argentina fue funcional a Gran Bretaña, que pudo seguir recibiendo carne y trigo argentinos, transportados en nuestros buques, con bandera neutral, en cuyo carácter no eran atacados por los submarinos alemanes…pero esa es otra historia (descripta por el Dr. Julio A. González en su libro “M76 – Motivos y Pretextos – Asalto a la Argentina”).
Los largos 18 años de proscripción política entre 1955 y 1973, además de varias medidas crudamente liberales (antinacionales por definición), tuvieron los aditamentos de los contratos petroleros del frondizismo, con los cuales se alcanzó efímeramente el autoabastecimiento petrolero; contratos duramente criticados por el radicalismo que los anuló…sin otra alternativa de reemplazo. Cabe señalar que esos contratos ponían todo el crudo extraído por las petroleras concesionarias, a plena disposición de YPF.
Experimentó nuevos impulsos expansivos en el breve tercer gobierno peronista, de 1973 a 1976; y a partir del gobierno “marzista” del “proceso”, comenzaron las acciones de destrucción sistemática de la gran petrolera estatal argentina.
La estrategia de desgobierno sistemático de las Empresas Estatales implementada por Martínez de Hoz y sus “Chicago’s Boys”, fue rebuscadamente perversa, y eficaz para lograr sus corrosivos objetivos: frenar, descapitalizar, desprestigiar y sembrar el caos en todas ellas, con fuerte énfasis puesto sobre la principal Empresa Estatal: YPF.
A partir del “proceso” y sus continuadores en lo económico, en la larga noche del cuarto de siglo neoliberal, la petrolera estatal, fue puesta bajo el mando de privatistas a ultranza (interesados en su desguace sistemático), y en muchos casos la Presidencia y el Directorio de YPF estuvieron manejados por personeros de las petroleras extranjeras. ¡Fue como poner al zorro a cuidar el gallinero!
El tremendo endeudamiento con el que se ató a todas las Empresas Estatales, fue de una contundencia y perversión notables, mecanismo que en aquellos oscuros años se mantuvo casi en secreto, además que ante cualquier asomo de protesta se colgaba el peligroso sambenito de supuestos “subversivos” a quienes se opusieran a las tropelías privatistas y destructivas de los neoliberales enquistados en el poder.
En ese contexto violento, Martínez de Hoz –con el pleno aval de la Junta de Comandantes- obligó a las Empresas del Estado a endeudarse irracional e innecesariamente, y los cuantiosos fondos de los créditos internacionales que abultaron los pasivos de YPF y las demás Empresas Estatales, eran automáticamente girado al Ministerio de Hacienda, para enjugar los descomunales y crecientes déficits presupuestarios, que la cruda ortodoxia (neoliberalismo salvaje) no hacía más que incrementar.
De esa forma YPF (y todas las Empresas Estatales) se quedaban con ruinosas deudas que no les correspondían, y sin los fondos correspondientes.
Además, tanto a YPF como a Gas del Estado y SEGBA y otras empresas eléctricas, se las obligó a mantener precios o tarifas intencionalmente deficitarias. Con eso Martínez de Hoz y sus continuadores, lograban bajar en algo –y muy artificialmente- la enorme inflación, y a la vez acentuaban las crisis financieras de las Estatales.
En poco tiempo, toda esa batería de perversiones rindió sus efectos, e YPF (y las demás Estatales) pasaron a ser fuertemente deficitarias. Un cuidadoso análisis de sus balances contables de esos años revela que los resultados operativos de YPF (y de otras Estatales) reflejaban ganancias, pero el enorme peso de sus pasivos financieros, revertía el cuadro de situación provocando graves pérdidas.
Por supuesto que los mercenarios de la comunicación, los economistas “prestigiosos” (del establishment), y otros opinólogos, se cuidaban muy bien de hacer saber esos “molestos detalles”. Preferían centrar sus dardos en atacar la supuesta “ineficiencia del Estado” que ellos mismos habían provocado…
El muy condicionado período del alfonsinato –jaqueado por el establishment ultra liberal, por algunos militares procesistas, y por sus propias contradicciones- agravó el cuadro de situación de las Empresas Estatales. El contexto internacional con las presiones de la “revolución conservadora” de Reagan – Tatcher, agravó el ya endeble cuadro de situación económica de Argentina. El caos estaba instalado.
El arribo del menemato, con el ultra liberalismo impuesto de la mano de los Alsogaray, dejó libre el camino para que Dromi pudiera imponer la política de las denominadas “privatizaciones salvajes”, concesionando o vendiendo –según cada caso- a precios irrisorios las Empresas  Estatales, desguazando al Estado, y dejando al país sin las formidables herramientas estratégicas que había tenido para operar en sectores de gran importancia geopolítica, social y económica.
Estaban dadas las condiciones para que un puñado de empresas –entre ellas Repsol- se dedicaran a “ordeñar” apresuradamente nuestras importantes reservas de petróleo y gas –conseguidas tras décadas de costosas exploraciones-, con lo cual se llegó a límites cercanos al agotamiento total de esas reservas. Además la falta de inversiones en nuevas exploraciones, nuevas refinerías, etc., condujo a los cuellos de botella que hoy operan como factores negativos muy críticos que condicionan nuestro desarrollo.
Sin duda la reestatización de YPF debió hacerse mucho antes, y no es la única materia pendiente. Claro está que si temas “menores” como terminar con el negativo, caro e ineficiente (para los aportantes) sistema de “jubilaciones privadas” de las AFJP, la tan meneada Resolución 125, el pago de deudas sin nuevos créditos, y el necesario cambio de la carta orgánica del BCRA, provocaron tan virulentas reacciones del establishment…¿que hubiera sucedido de haberse intentado recuperar YPF en un marco de mayor vulnerabilidad económica o institucional?
Es hora que Argentina recupere su petrolera estatal, tal como la tiene la mayoría de las naciones del mundo, y casi toda América del Sur. Las cuantiosas rentas petroleras deben apuntalar nuestro desarrollo, en vez de seguir volcándose fuera de nuestras fronteras.

viernes, 22 de marzo de 2013

Genaro Berón de Astrada
 
 
 
APUNTES PARA UNA HISTORIA DE LA BATALLA DE PAGO LARGO

Por: Roberto Antonio Lizarazu

La Batalla de Pago Largo  acaeció el 31.03.1839, y es el triunfo del gobernador de Entre Ríos al mando del Ejército Federal, el Brigadier Pascual  Echagüe, sobre las fuerzas del gobernador de Corrientes el Coronel Genaro Berón de Astrada, al mando del Ejército de la Provincia de Corrientes.

Las razones inmediatas de este conflicto, sucintamente  fueron las siguientes: El Gobernador Berón de Astrada, motivado por la prohibición de Rosas de la libre navegación de los ríos, hace un acuerdo para contrarrestar la medida porteña, con el Brigadier Fructuoso Rivera, presidente uruguayo, conjuntamente con el gobernador de Santa Fe Domingo Cullen y la anuencia  del futuro enemigo, el gobernador de Entre Ríos, Pascual Echagüe.

Rosas reacciona y ordena a Echagüe que actúe en  contrario de lo que este mismo, previamente  había acordado.
Echagüe luego de   recibir las expresas órdenes escritas de Rosas, secundado por el Coronel Mayor (General) Justo José de Urquiza y por el Coronel Servando Gómez, moviliza sus tropas y rápidamente hace avanzar las mismas desde su posición inicial en que se hallaban en el arroyo Calá, hacia Curuzú Cuatiá. El Campamento de Calá o Campamento Calá,  se encontraba ubicado cerca de la actual ciudad de Basabilvaso y fue durante varias décadas el centro de maniobras y preparación de las tropas entrerrianas.

Igualmente Berón de Astrada, quien había formado campamento en  Ombú, al norte de Curuzú Cuatiá, se dirige hacia el arroyo Pago Largo.
A orilla del arroyo Pago Largo, quien da su nombre a la batalla, al sur de Curuzú, culminan las escaramuzas previas entre ambos bandos y se decide finalmente la suerte de la batalla.

En principio el choque inicial efectuado por la infantería correntina resulta favorable y deja una relativa  ventaja en el centro de las tropas entrerrianas.
Pero esto dura poco, la caballería entrerriana al mando de Urquiza fue arrolladora para las inexpertas tropas del ejército correntino.
Las persecuciones de las partidas dispersas y las ejecuciones posteriores  duraron dos días enteros.

Las bajas producidas en ambos bandos son visiblemente dispares. En el Ejército Federal fueron casi nulas y en el de nuestra provincia 2000 muertos y 800 prisioneros.

El propio Berón de Astrada es muerto a lanzazos y sus restos mutilados al mejor estilo  piel roja, la diferencia es que no le quitaron la cabellera sino la piel de la espalda. Luego se realiza la ya conocida fabricación de una manea que Urquiza le obsequiara a Rosas y que este macabro trofeo fuese expuesto en su escritorio personal de la casona de Palermo.

Si comparamos la cantidad de muertos con la cantidad de participantes en combate, que fueron 5000 del lado correntino y 6000 del bando entrerriano, no cierran las cifras, a no ser que reconozcamos como verídicas las múltiples  crónicas que narran los excesos que se cometieron. De las cuales solamente reproduciré algunas pocas.

Si leemos a nuestro notable historiador el Doctor Manuel F. Mantilla, en Crónica histórica de la provincia de corrientes, Buenos Aires, 1928, tomo I pp. 300 y 301, se puede observar “Los historiadores destacan la ferocidad de los vencedores, señalando que no tomaban prisioneros: Los mataban. El cadáver de Berón de Astrada fue mutilado, cortándosele una oreja y sacándole la lonja de la espalda para maniota”

Bartolomé Mitre en su casi ignota obra Una provincia guaraní, Buenos Aires, 1878, p 4 dice: “Ninguna sola voz contestó desde el Plata a los Andes a este grito valeroso de redención lanzado por un pueblo inerme: ni un solo argentino  fue a incorporarse a sus filas populares. Ante esa actitud inconscientemente heroica de un pueblo varonil, que solo y en el nombre de la dignidad humana, reivindicaba los derechos de todos, todos sintieron miedo y perdieron hasta la última esperanza de libertad”. Mas adelante dice “Casi todos murieron y su gobernador primero. Mil doscientos cadáveres quedaron en el campo. De la piel del gobernador se hizo una manea; los prisioneros fueron degollados y los caballos de los vencedores se ataron a los cadáveres de los vencidos. El vencedor, como Carlos IX ante el cadáver putrefacto de Coligny, dijo, que siempre olía bien el enemigo muerto”.

Como al doctor José María Rosa se le pueden achacar críticas de variada índole en el tratamiento histórico de sus obras, pero jamás el de no ser proclive al rosismo y al partido federal, deliberadamente elegí su opinión al respecto. Historia Argentina Tomo IV, Unitarios y federales (1826-1841) Página 374 “El 31 Echagüe sorprendió las milicias en Pago Largo.  Aquello no fue batalla ni nada parecido:  4 o 5 mil hombres sin dirección, sin instrucción, sin saber por qué se los hacía morir, enfrentados a una carga conducida personalmente por Echagüe secundado por Urquiza y Servando Gómez. Fue una masacre: dos mil correntinos según el parte de Echagüe, que no sabían rendirse murieron al grito de ¡Viva la Federación!, el mismo de sus atacantes”.

Hilario Ascasubi dedica algunos versos de su poema Isidora a este singular obsequio que Urquiza ofreciera a Rosas. En la parte que nos interesa, Ascasubi dice lo siguiente:

Lo primero que vio
Isidora en cuanto entró
Fue un cartel
Con grandes letras en él,
Y una manea colgada
De una lonja bien ganada
Y el letrero
Decía así:
¡Esta es del cuero
Del traidor Berón de Astrada
Lonja que le fue sacada
Por unitario salvaje,
En el paraje
Del Pago Largo afamado
Donde fue descuartizado!

En realidad este verso Isidora o Isadora, según los diferentes  autores, debería leerse completo para intentar aproximarnos a comprender cabalmente el tema de la idiosincrasia y nuestra recurrente utilización de prácticas barbáricas para la solución de nuestros diferentes conflictos.

viernes, 15 de marzo de 2013




CARTA DE SAN MARTIN A ROSAS, POR LA  MERITORIA DEFENSA DE LA SOBERANÍA NACIONAL EN LA VUELTA DE OBLIGADO.


Recopilación: Roberto Antonio Lizarazu

Primera Parte.

Generalmente conocemos los términos del testamento del Libertador, donde en su artículo 3º   deja como herencia a Rosas  la espada que usara en sus campañas militares.

“3º El sable que me ha acompañado en toda la Guerra de la Independencia de la América del Sud, le será entregado al general de la República Argentina don Juan Manuel de Rosas, como una prueba de la satisfacción que como argentino he tenido al ver la firmeza con que ha sostenido el honor de la República contra las injustas pretensiones de los extranjeros que trataban de humillarla.”
   
Pero la correspondencia entre ambos, cuando Rosas era gobierno; y la mantenida luego de su derrocamiento en Monte Caseros, se la ignora deliberadamente. Es verdad existe poca  correspondencia entre ambos personajes. Y si algo llama la atención de la misma, (probablemente ese sea el motivo de su desconocimiento), es la forma amable, gentil, respetuosa, como corresponde a verdaderos amigos que mantenían en esa correspondencia.

Hoy reproduciremos una carta de San Martín a Rosas motivada por la Batalla de la Vuelta de Obligado del 20 de noviembre de 1845; y la respuesta de Rosas a esa carta. No se puede tapar con un dedo que en la primera de ellas, San Martín se dirige a Rosas como “Mi respetable general y amigo” y se despide de él con un “Que goce usted la mejor salud, que el acierto presida en todo lo que emprenda son los votos de este su apasionado amigo y compatriota”.

En la respuesta, Rosas se dirige a San Martín con un “Mi querido general y amigo”  Y se despide de él con un “Deseándole, pues, un pronto y seguro restablecimiento y todas las felicidades posibles, tengo el mayor gusto suscribiéndome como siempre su apasionado amigo y compatriota”.  Estas no son notas entre políticos que pretenden ganar adeptos o especulan con cambiar de partido, son cartas entre dos Generales de la Nación que combatieron, sumando las de ambos, en más de sesenta batallas, combates y escaramuzas, con las armas en la mano y no llevándolas de adorno precisamente. Salvemos las distancias para medir con precisión el valor de estas palabras, observando las acciones de los personajes que las pronunciaban, en este caso que las dejaron por escrito y las firmaron.

José de San Martín
Boulogne-sur- Mer, 2 de noviembre de 1848.
Excmo. Sr. Capitán general D, Juan Manuel de Rosas.

Mi respetable general y amigo:
A pesar de la distancia que me separa de nuestra patria, usted me hará la justicia de creer que sus triunfos son un gran consuelo a mi achacosa vejez.

Así es que he tenido una verdadera satisfacción al saber el levantamiento del injusto bloqueo con que nos hostilizaban las dos primeras naciones de Europa; esta satisfacción es tanto más completa cuanto el honor del país, no ha tenido nada que sufrir, y por el contrario presenta a todos los nuevos Estados Americanos, un modelo que seguir y más cuando éste está apoyado en la justicia. No vaya usted a creer por lo que dejo expuesto, el que jamás he dudado que nuestra patria tuviese que avergonzarse de ninguna concesión humillante presidiendo usted a sus destinos; por el contrario, más bien he creído no tirase usted demasiado la cuerda de las negociaciones seguidas cuando se trataba del honor nacional. Esta opinión demostrará a usted, mi apreciable general, que al escribirle, lo hago con la franqueza de mi carácter y la que merece el que yo he formado del de usted. Por tales acontecimientos reciba usted y nuestra patria mis más sinceras enhorabuenas.

Para evitar el que mi familia volviese a presenciar las trágicas escenas que desde la revolución de febrero se han sucedido en París, resolví transportarla a este punto, y esperar en él, no el término de una revolución cuyas consecuencias y duración no hay precisión humana capaz de calcular sus resultados, no sólo en Francia, sino en el resto de la Europa; en su consecuencia, mi resolución es el de ver si el gobierno que va a establecerse según la nueva constitución de este país ofrece algunas garantías de orden para regresar a mi retiro campestre, y en el caso contrario, es decir, el de una guerra civil (que es lo más probable), pasar a Inglaterra, y desde este punto tomar un partido definitivo.

En cuanto a la situación de este viejo continente, es menester no hacerse la menor ilusión: la verdadera contienda que divide a su población es puramente social; en una palabra, la del que nada tiene, tratar de despojar al que le posee; calcule lo que arroja de sí un tal principio, infiltrado en la gran masa del bajo pueblo, por las predicaciones diarias de los clubs y la lectura de miles de panfletos; si a estas ideas se agrega la miseria espantosa de millones de proletarios, agravada en el día con la paralización de la industria, el retiro de los capitales en vista de un porvenir incierto, la probabilidad de una guerra civil por el choque de las ideas y partidos, y, en conclusión, la de una bancarrota nacional visto el déficit de cerca de 400 millones en este año, y otros tantos en el entrante: éste es el verdadero estado de la Francia y casi del resto de la Europa, con la excepción de Inglaterra, Rusia y Suecia, que hasta el día siguen manteniendo su orden interior.

Un millar de agradecimientos, mi apreciable general, por la honrosa memoria que hace usted de este viejo patriota en su mensaje último a la Legislatura de la provincia; mi filosofía no llega al grado de ser indiferente a la aprobación de mi conducta por los hombres de bien.

Esta es la última carta que será escrita de mi mano; atacado después de tres años de cataratas, en el día apenas puedo ver lo que escribo, y lo hago con indecible trabajo; me resta la esperanza de recuperar mi vista en el próximo verano en que pienso hacerme hacer la operación á los ojos. Si los resultados no corresponden a mis esperanzas, aun me resta el cuerpo de reserva, la resignación y los cuidados y esmeros de mi familia.

Que goce usted la mejor salud, que el acierto presida en todo lo que emprenda, son los votos de este su apasionado amigo y compatriota.

José de San Martín”.







RESPUESTA DE ROSAS A SAN MARTIN POR LA CARTA DE FELICITACIÓN CON MOTIVO DE LA BATALLA DE LA VUELTA DE OBLIGADO  


Recopilación: Roberto Antonio Lizarazu

Segunda parte.

“Juan Manuel de Rosas
Marzo de 1849
Mi querido general y amigo:

Tengo sumo placer en contestar su muy estimada carta fecha 2 de noviembre último. Aprecio intensamente las benevolentes expresiones en cuanto a mi conducta administrativa sobre el país en la intervención anglo-francesa, en los asuntos de esta república. La noble franqueza con que usted me emite sus opiniones da un gran realce a la justicia que usted hace a mis sentimientos y procederes públicos.

Nada he tenido más a pecho en este grave y delicado asunto de la intervención, que salvar el honor y dignidad de las Repúblicas del Plata, y cuanto más fuertes eran los enemigos que se presentaban a combatirlas, mayor ha sido mi decisión y constancia para preservar ilesos aquellos ídolos queridos de todo americano. Usted nos ha dejado el ejemplo de lo que vale esa decisión, no he hecho más que imitarlo.

Todos mis esfuerzos siempre serán dirigidos a sellar las diferencias existentes con los poderes interventores de un modo tal, que nuestra honra y la independencia de estos países, como de la América toda, queden enteramente salvos e incólumes.

Agradezco sobremanera las apreciables felicitaciones que me dirige por el levantamiento del bloqueo de estos puertos, por las fuerzas de los poderes interventores. Este hecho, que ha tenido lugar por la presencia sola de nuestra decidida constancia y por la abnegación con que todos nos hemos consagrado en la defensa del país tan injustamente agredido, será perpetuamente glorioso. Ha tenido lugar sin que por nuestra parte hayamos cedido un palmo de terreno. Acepto complacido, pues, sus felicitaciones, y al retornárselas con encarecimiento, me es satisfactorio persuadirme que usted se regocijará de un resultado tan altamente honorífico para la República.

Siento que los últimos acontecimientos de que ha sido teatro la Francia hayan perturbado su sosiego doméstico y obligándolo a dejar su residencia de París por otra más lejana, removiendo allí su apreciable familia, a esperar su desenlace. Es verdad que éste no se presenta muy claro: tal es la magnitud de ellos y tales las pasiones e intereses encontrados que compromete.

Difícil es lo pueda alcanzar la previsión más reflexiva. En una revolución en que, como usted dice muy bien, la contienda que se debate es sólo del que nada tiene contra el que posee bienes de fortuna, donde los clubs, las logias y todo lo que ellas saben crear de pernicioso y malo, tienen todo predominio no es posible atinar qué resultados traigan, y si la parte sensata y juiciosa triunfará al fin de sus rapaces enemigos y cimentara el orden en medio de tanto elemento de desorden.

Quedo instruido de su determinación de pasar a Inglaterra, si se enciende una guerra civil (muy probable) en Francia, para desde ese punto tomar un partido definitivo, y deseo vivamente que ella le proporcione todo bien, seguridad y tranquilidad personal.

Soy muy sensible a los agradecimientos que usted me dirige en su carta por la memoria que he hecho de usted en el último mensaje a la Legislatura de la Provincia; ¿cómo quiere usted que no lo hiciera, cuando aún viven entre nosotros sus hechos heroicos, y cuando usted no ha cesado de engrandecerlos con sus virtudes cívicas? Este acto de justicia ningún patriota puede negarlo (y mengua fuera hacerlo) al ínclito vencedor de Chacabuco y Maipú. Buenos Aires y su Legislatura misma me harían responsable de tan perjudicial olvido, si lo hubiera tenido. En esta honrosa memoria sólo he llenado un deber que nada tiene usted que agradecerme. Mucha pena siento al saber que la apreciable carta que contesto, será la última que usted me escribirá, por causa de su desgraciado estado de la vista; ¡ojalá que sus esperanzas de recuperarla por medio de la operación que se propone, tenga por feliz resultado su entero restablecimiento! Fervientemente ruego al Todopoderoso que así sea y que recompense sus virtudes con ese don especial. Al menos, mi apreciable general, es consolante para mí saber que, en caso desgraciado, no le faltará resignación. Ella y los cuidados de su digna familia harán más soportables los desagrados de una posición mucho más penosa para cualquier otro que no tenga la fortaleza de espíritu de usted.

Deseándole, pues, un pronto y seguro restablecimiento y todas las felicidades posibles, tengo el mayor gusto, suscribiéndome, como siempre su apasionado amigo y compatriota.               

Juan Manuel de Rosas”

lunes, 11 de marzo de 2013

Jorge Mariano Mitre
 
 
 
JORGE MARIANO MITRE, UN POETA Y SU TRAGEDIA

Por: Roberto Antonio Lizarazu
 
Bartolomé Mitre fue Presidente de la Nación entre 1862 y 1868. Sarmiento lo sucede y asume el 12 de octubre de 1868; y seguramente el peor momento que Mitre tiene que haber pasado en su ámbito privado en esos años,  debe haber sido el suicidio de su hijo Jorge Mariano, de dieciocho años recién cumplidos.

Ni siquiera pretenderé interpretar las motivaciones ni los porqués llevaron al talentoso Jorge Mariano a adoptar esa extrema medida; y resumiré los hechos lo más objetivamente que me permita el tema.

Jorge Mariano Mitre (1852-1870) fue el cuarto hijo  de los seis que tuviera el matrimonio entre Bartolomé Mitre y Delfina de Vedia. A la temprana edad de trece años comienza a perfilarse como un notable y precoz creador en el campo de la literatura. A esa edad escribe un excelente poema, titulado “A México”,  en el que narra la resistencia de la nación mexicana ante las dos invasiones francesas que sufriera  en el siglo 19.

Jorge Mariano era distinto, era diferente a los demás adolescentes, a los diecisiete años goza de una fama literaria impensada. Era precoz y comienza a caminar por los extraños caminos de los círculos literarios porteños. Hijo del Presidente de la República, de muy buena posición económica, incipiente poeta y literato ya reconocido por la crítica y por la sociedad. Todo esto tiene que marear al más centrado. Pero ese éxito lo lleva a abandonar sus estudios  y entra en razonables conflictos familiares con sus padres, y con sus hermanos mayores.

Para los lectores que lo crean interesante, la obra completa de Jorge Mariano Mitre se encuentra recopilada en su libro “Poesías”, editado en Buenos Aires, por Editorial El Ateneo, 1945. Igualmente Ricardo Rojas en su monumental Historia de la Literatura Argentina, Los Modernos, Tomo VII, de Editorial Kraft, Buenos Aires, 1957, reproduce casi completamente la obra del joven Mitre.

Al llegar Sarmiento a la Presidencia en 1868, nombra como presidente de la delegación argentina ante Brasil, con el cargo de embajador plenipotenciario al general Wenceslao Paunero, íntimo amigo de Mitre. Bartolomé vio como una oportunidad este nombramiento de Paunero y le pide a Sarmiento que en la delegación ante Brasil, nombre como integrante de la misma a su hijo Jorge Mariano, al que el notaba “como demasiado disperso en actividades que no lo llevarían por la senda de la prosperidad”, según sus propias palabras.

Jorge Mariano toma esta designación de la peor manera, como si fuese una penalidad de ostracismo. Paunero lo recibe y lo trata como si fuera su propio hijo. Un trabajo en la delegación argentina en Río de Janeiro, donde dependía de un amigo de su padre y donde su única tarea debe haber sido dedicarse a escribir lo que quisiera, resulta para él, un preanuncio de la tragedia.

Ya antes de partir, el 14 de septiembre de 1870, deja cartas a dos de sus amigos, despidiéndose con un terminante e inexplicable “Parto para siempre”.

Desde Río escribe a su madre en relación a que no le agrada ni su trabajo ni Río de Janeiro: “Y todo esto, sin embargo, sólo logra llenarme de tristeza y melancolía” “… Prefiero pisar de nuevo las llanuras áridas de mi patria”.

El desenlace. El joven Mitre participa en una de las permanentes reuniones sociales que se realizan en la Embajada y conoce a una señorita brasileña. De común acuerdo quedan en verse, pasando la  medianoche en el dormitorio de la joven, cuya casa quedaba apenas a seis cuadras de la delegación.  El plan de los enamorados se ve frustrado por  una criada que oye ruidos en la alcoba y descubre a la pareja.  Gran escándalo familiar y nuestro joven poeta esa noche termina preso. El padre de la novia denuncia lo ocurrido ante el Ministerio de Negocios Extranjeros de Brasil y  el escándalo familiar termina convirtiéndose  en un conflicto diplomático.

A la mañana siguiente Paunero logra ponerlo en libertad y decide, con muy buen criterio, alejarlo  del lugar del conflicto, y alejarlo de la ofendida familia de la joven, planeando que Jorge Mariano regrese a Buenos Aires a la mayor brevedad.

La noche anterior a su viaje de regreso, el joven Mitre, decide terminar con todos los problemas, tomando la peor de las opciones para solucionar algo de lo que aún era factible ser solucionado. Escribe varias cartas, una de ellas a su madre, donde intenta explicar lo inexplicable: “No porqué me tiemble el pulso dejo de tener el alma entera, en posesión de todas mis facultades. Soy de mi muerte el único culpable”. Y luego escribe una inexplicable argumentación: “Muero sin saber por qué”. Se mató de un balazo en la sien, colocando a sus pies un retrato de su padre. El suicidio ocurrió a las tres de la tarde del 17 de octubre de 1870, en la habitación 12 del “Hotel Dos Estrangeiros” cuando recién había cumplido los dieciocho años. A la mañana siguiente fue enterrado en el Cementerio San Juan Bautista de Río de Janeiro.

Recién dos años más tarde el 7 de enero de 1873, luego de diversos trámites burocráticos, judiciales y policiales, los restos de Jorge Mariano Mitre son traídos a Buenos Aires y enterrado en la Recoleta. Todo esto hecho con la  mayor reserva y sigilo. Se supone, por que no hay constancias escritas del traslado, que el mismo se realiza en el vapor de bandera uruguaya, “Río de la Plata”.

Fuentes consultadas: Ada Jijena, Gloria y tragedia de Jorge M. Mitre. Revista Todo es Historia.

Juan Ignacio Verni, La pérdida de Mitre//notio.com.ar

martes, 5 de marzo de 2013

¿YO? ARGENTINO


Por: Roberto Antonio Lizarazu

Una de las características más relevante de nuestra deficiente idiosincrasia individual y social es, que ante cualquier error,  dificultad o inconveniente en nuestro camino, nosotros no tenemos la menor responsabilidad de ello. Somos totalmente ajenos a los resultados de nuestras acciones y/o de nuestra inacción. En realidad nuestro apotegma de cabecera pareciera ser: ¿Yo? Argentino.

Hace ya unos meses en este mismo sitio, el 12 de junio del 2012, publicamos un apunte titulado “Recibí un muy buen regalo, un libro de Enrico Udenio”, referido al libro La Hipocresía Argentina. Este concienzudo trabajo de Udenio,  pone el dedo en la llaga y explicita, en la Tercera Parte del mismo, en el Capítulo El Pueblo no es Inocente, lo que los teóricos y demagogos que escriben sobre el tema de la decadencia argentina, tratan de explicar lo inexplicable y de justificar lo injustificable. Resumiendo Udenio sostiene argumentalmente,  lo que el suscripto opina desde hace décadas. El problema de la argentina somos los argentinos.

Transcribo textualmente. “Casi todas las exposiciones y análisis que investigadores y periodistas realizan sobre el proceso de involución del desarrollo argentino, exculpa generalmente a la población, señalando que ella es una inocente víctima. Y la identidad de los culpables, varía según la ideología del que la señala: manipulación de los países poderosos, los populistas ambiciosos del poder, los perversos conservadores, liberales, fascistas, izquierdistas totalitarios, neoliberales, ingenuos progresistas, políticos corruptos, empresas expoliadoras de la riqueza, extranjeros codiciosos, la curia católica reaccionaria, los militares golpistas, la España colonizadora de los reyes, son sólo algunos de los tantos malvados que pululan y aún proliferan por el mundo, aparentemente obsesionados por someter a los argentinos. Si aceptáramos sólo una porción de todas estas maquinaciones como probable realidad, resultaría llamativa la cantidad de energía que el mundo insumió e insume en el objetivo de dominar a la Argentina.”

El señor Enrico Udenio se olvidó y se pasó de largo a uno de los clásicos culpables de nuestra decadencia: Los judíos. Este maligno culpable es infaltable en el listado del feraz imaginario colectivo autóctono, cuando llega el momento de achacarles las culpas de nuestros males a los demás. Casualmente en este momento se reflotan viejas taras al respecto.

Sobre este mismo aspecto, hace pocos días,  el Rabino Sergio Bergman escribe en una nota que se reprodujo en varios medios,  bajo el título “Las retenciones cívicas” –un artículo que hay que leerlo completo- algunas agudas observaciones sobre la conducta y la responsabilidad de todos los argentinos.

“Esta vez no se trata de ellos, los que gobiernan, sino de nosotros, los gobernados. No es más ellos o nosotros, sino que se trata definitivamente, en términos de nación de todos. ¿Que pueden ser ellos, sino una expresión de todos?”

“La argentina es un país lleno de bendiciones, con una sola maldición: nosotros los argentinos.”

Es para ponerse a llorar, pero por fin  pareciera que algunos intelectuales argentinos han dejado la politiquería y la demagogia de lado y apuntan al centro del problema. El problema somos nosotros y nuestra deficiente conducta individual que afecta y se  proyecta a la social.