Jorge Mariano Mitre |
JORGE MARIANO MITRE, UN POETA Y SU TRAGEDIA
Por: Roberto Antonio Lizarazu
Bartolomé Mitre fue Presidente de la Nación entre 1862 y 1868. Sarmiento lo sucede y asume el 12 de octubre de 1868; y seguramente el peor momento que Mitre tiene que haber pasado en su ámbito privado en esos años, debe haber sido el suicidio de su hijo Jorge Mariano, de dieciocho años recién cumplidos.
Ni siquiera pretenderé interpretar las motivaciones ni los porqués llevaron al talentoso Jorge Mariano a adoptar esa extrema medida; y resumiré los hechos lo más objetivamente que me permita el tema.
Jorge Mariano Mitre (1852-1870) fue el cuarto hijo de los seis que tuviera el matrimonio entre Bartolomé Mitre y Delfina de Vedia. A la temprana edad de trece años comienza a perfilarse como un notable y precoz creador en el campo de la literatura. A esa edad escribe un excelente poema, titulado “A México”, en el que narra la resistencia de la nación mexicana ante las dos invasiones francesas que sufriera en el siglo 19.
Jorge Mariano era distinto, era diferente a los demás adolescentes, a los diecisiete años goza de una fama literaria impensada. Era precoz y comienza a caminar por los extraños caminos de los círculos literarios porteños. Hijo del Presidente de la República , de muy buena posición económica, incipiente poeta y literato ya reconocido por la crítica y por la sociedad. Todo esto tiene que marear al más centrado. Pero ese éxito lo lleva a abandonar sus estudios y entra en razonables conflictos familiares con sus padres, y con sus hermanos mayores.
Para los lectores que lo crean interesante, la obra completa de Jorge Mariano Mitre se encuentra recopilada en su libro “Poesías”, editado en Buenos Aires, por Editorial El Ateneo, 1945. Igualmente Ricardo Rojas en su monumental Historia de la Literatura Argentina , Los Modernos, Tomo VII, de Editorial Kraft, Buenos Aires, 1957, reproduce casi completamente la obra del joven Mitre.
Al llegar Sarmiento a la Presidencia en 1868, nombra como presidente de la delegación argentina ante Brasil, con el cargo de embajador plenipotenciario al general Wenceslao Paunero, íntimo amigo de Mitre. Bartolomé vio como una oportunidad este nombramiento de Paunero y le pide a Sarmiento que en la delegación ante Brasil, nombre como integrante de la misma a su hijo Jorge Mariano, al que el notaba “como demasiado disperso en actividades que no lo llevarían por la senda de la prosperidad”, según sus propias palabras.
Jorge Mariano toma esta designación de la peor manera, como si fuese una penalidad de ostracismo. Paunero lo recibe y lo trata como si fuera su propio hijo. Un trabajo en la delegación argentina en Río de Janeiro, donde dependía de un amigo de su padre y donde su única tarea debe haber sido dedicarse a escribir lo que quisiera, resulta para él, un preanuncio de la tragedia.
Ya antes de partir, el 14 de septiembre de 1870, deja cartas a dos de sus amigos, despidiéndose con un terminante e inexplicable “Parto para siempre”.
Desde Río escribe a su madre en relación a que no le agrada ni su trabajo ni Río de Janeiro: “Y todo esto, sin embargo, sólo logra llenarme de tristeza y melancolía” “… Prefiero pisar de nuevo las llanuras áridas de mi patria”.
El desenlace. El joven Mitre participa en una de las permanentes reuniones sociales que se realizan en la Embajada y conoce a una señorita brasileña. De común acuerdo quedan en verse, pasando la medianoche en el dormitorio de la joven, cuya casa quedaba apenas a seis cuadras de la delegación. El plan de los enamorados se ve frustrado por una criada que oye ruidos en la alcoba y descubre a la pareja. Gran escándalo familiar y nuestro joven poeta esa noche termina preso. El padre de la novia denuncia lo ocurrido ante el Ministerio de Negocios Extranjeros de Brasil y el escándalo familiar termina convirtiéndose en un conflicto diplomático.
A la mañana siguiente Paunero logra ponerlo en libertad y decide, con muy buen criterio, alejarlo del lugar del conflicto, y alejarlo de la ofendida familia de la joven, planeando que Jorge Mariano regrese a Buenos Aires a la mayor brevedad.
La noche anterior a su viaje de regreso, el joven Mitre, decide terminar con todos los problemas, tomando la peor de las opciones para solucionar algo de lo que aún era factible ser solucionado. Escribe varias cartas, una de ellas a su madre, donde intenta explicar lo inexplicable: “No porqué me tiemble el pulso dejo de tener el alma entera, en posesión de todas mis facultades. Soy de mi muerte el único culpable”. Y luego escribe una inexplicable argumentación: “Muero sin saber por qué”. Se mató de un balazo en la sien, colocando a sus pies un retrato de su padre. El suicidio ocurrió a las tres de la tarde del 17 de octubre de 1870, en la habitación 12 del “Hotel Dos Estrangeiros” cuando recién había cumplido los dieciocho años. A la mañana siguiente fue enterrado en el Cementerio San Juan Bautista de Río de Janeiro.
Recién dos años más tarde el 7 de enero de 1873, luego de diversos trámites burocráticos, judiciales y policiales, los restos de Jorge Mariano Mitre son traídos a Buenos Aires y enterrado en la Recoleta. Todo esto hecho con la mayor reserva y sigilo. Se supone, por que no hay constancias escritas del traslado, que el mismo se realiza en el vapor de bandera uruguaya, “Río de la Plata ”.
Fuentes consultadas: Ada Jijena, Gloria y tragedia de Jorge M. Mitre. Revista Todo es Historia.
Juan Ignacio Verni, La pérdida de Mitre//notio.com.ar
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