La publicación de estos apuntes sobre Historia Argentina, no tienen otra pretensión que prestar ayuda, tanto a estudiantes como a profesores de la materia en cuestión.

Muchos de ellos, simplemente son los apuntes confeccionados por el suscripto, para servir como ayuda memoria en las respectivas clases de los distintos temas que expusiera durante mi práctica en el Profesorado. Me daría por muy satisfecho si sirvieran a otras personas para ese objetivo.

Al finalizar cada apunte, o en el transcurso del mismo texto se puede encontrar la bibliografía correspondiente a los diferentes aspectos mencionados.

Al margen de ello invitaremos a personas que compartan esta metodología, a sumarse con nuevos apuntes de Historia Argentina.




Profesor Roberto Antonio Lizarazu

roberto.lizarazu@hotmail.com



lunes, 7 de mayo de 2012



ALGUNOS DETALLES SOBRE LA  CUSTODIA DEL SABLE DEL GENERAL SAN MARTIN


Por: Roberto Antonio Lizarazu

El domingo 25 de marzo de 2012, en este mismo sitio publicamos un apunte  titulado  El Testamento del General San Martín”. En ese testamento, en su artículo 3º se especifica que “El sable que me ha acompañado en toda la Guerra de la Independencia de la América del Sud, le será entregado al General de la República Argentina don Juan Manuel de Rosas, como una prueba de la satisfacción que como argentino he tenido al ver la firmeza con que ha sostenido el honor de la República contra las injustas pretensiones de los extranjeros que trataban de humillarla”.

En este breve comentario intentaré explicar algunas de las vicisitudes de dicho sable y los motivos político-institucionales que motivaron las mismas. Tal como lo deseara San Martín a su muerte en 1850, su sable es entregado a Rosas. Pero al pasar los años Rosas también fallece, en 1875. Luego como ocurre siempre, la política mete sus narices y sus uñas donde no debe.

Todo comienza con una solicitud efectuada por nota de fecha 5 de septiembre de 1896 por Adolfo P. Carranza, por entonces Director del Museo Histórico Nacional, a la señora Manuela Rosas de Terrero para que “considere la posibilidad que con destino al Museo entregue en donación… para que aquí, en el seno de la patria que le dio el ser, pueda ser contemplado por los que la habitan y sea ella (la espada) en todo tiempo la que les inspire para defender la soberanía nacional“.

La señora Manuela Rosas de Terrero, accede y le responde a Carranza por nota del 26 de noviembre de 1896, que su esposo Máximo Terrero, quien es el legítimo poseedor del arma, “al recibo del pedido oficial, enviaría el sable de inmediato.”

El PEN del momento a cargo de José Evaristo Uriburu, no puede perderse la posibilidad que le presenta la gestión de Carranza para llevar agua para su molino y ratifica la solicitud por nota directamente a Terrero.

Máximo Terrero ahora se ve obligado a responder las dos notas. Una a Carranza con fecha 1º de febrero de 1897 en la que menciona que “Mi contestación es el envío de la espada a Buenos Aires” y manifiesta su deseo de que la espada sea depositada en guarda como prenda de paz y unión de todos los argentinos en el Museo Histórico Nacional.

La nota al presidente Uriburu, de igual fecha 1º de febrero de 1897, aclara “que si nos fuera permitido expresar nuestro deseo en cuanto al destino que se diera al sable, sería el que fuese depositado en el Museo Histórico Nacional.”

El gobierno accede a ello y por decreto del 3 de marzo de 1897, suscripto por el presidente José Evaristo Uriburu y refrendado por su ministro de Guerra y Marina Guillermo Villanueva, se dispuso “que el sable se depositará en el Museo Histórico Nacional.”

Pareciera que no hay lugar a ninguna duda donde debería encontrarse el sable. Sus dueños deseaban que fuese el que ya mencionamos reiteradamente, pero en años posteriores el sable es robado en dos ocasiones. El primer robo ocurrió estando en el Museo Histórico, el 12 de octubre de 1963, en el gobierno de Arturo Humberto Illia. Mejor dicho la noche que asumió Illia a la presidencia. Fue el primer regalo que el peronismo le hace al gobierno de Illia. En una operación comando se roban el sable del Libertador. Su autor fue Osvaldo Agosto, el cual publicó en 1967 su libro “Historia Secreta del Peronismo” de Editorial Sudamericana, donde de manera pormenorizada narra -entre otras cosas ilegales- este robo y las motivaciones del mismo. A los dos meses es recuperado y su custodia provisoria pasa a Granaderos. Hasta la fecha se ignora si algún Fiscal de la Nación se haya dado por enterado de la existencia de este libro y haya leído el mismo. Pareciera que no.

El segundo robo ocurre directamente en el Regimiento de Granaderos y fue el 19 de agosto de 1965. Es recuperado a los pocos días. Hasta la fecha se ignora oficialmente quienes fueron sus autores y las motivaciones.

Al tiempo la política entra nuevamente en acción. Por decreto del PEN Nº 8756, de fecha 22 de noviembre de 1968, a cargo de Juan Carlos Onganía, se dispuso transferir la guardia y custodia del sable del Libertador al Regimiento de Granaderos a Caballo General San Martín.
El decreto argumentaba la medida “en que corresponde confiar el sable del Libertador al Regimiento de Granaderos, por ser la unidad que creara y que más íntimamente está ligada en el sentir popular a su vida gloriosa.

Como ya había sucedido uno de los robos en el mismo Regimiento, se construyó un templete para su custodia, donde se puede observar el sable de nuestro máximo héroe militar, tras vidrios de seguridad de grueso espesor. ¿Los amables lectores no me pueden negar que nuestro comportamiento político y social se manifiesta de una manera extrañamente peculiar?

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