UN CUENTO DE AMOR INÉDITO DE JUAN MANUEL DE ROSAS
PRIMERA PARTE
Recopilado por: Roberto Antonio Lizarazu
Todo el texto entrecomillado de esta recopilación corresponde al doctor Dardo Corvalán Mendilaharzu, (1888-1960). Mi única contribución es la de publicarla en este medio para su conocimiento. (1)
En el Suplemento Literario de La Prensa , del 1 de enero de 1924, publicó el prestigioso integrante de la Junta de Historia y Numismática Americana, Carlos Correa Luna, un artículo titulado ¿Versos de Rosas? como interrogándose que Rosas tuviese la sensibilidad espiritual necesaria para escribir poesía. Corvalán Mendilaharzu saltó como un resorte y demoró una semana en responder el interrogante.
Lo hizo de la siguiente manera: “Versos, es decir, gritos de amor, de dolor o de esperanza; mariposas de luz del pensamiento; risa musical; sollozos, romanticismo. ¿Romántico el héroe de la Federación ? ¿Sería posible que él, tan luego él, nos dice el celebrado autor de Dn. Baltasar de Arandia, sufriera también como cualquier pálido adolescente la enfermedad de los consonantes, y cantara a boca llena, o, a grito herido, la tristeza letal de no ser más que una pobre criatura humana?”
“El alma de Rosas, toda orientada hacia la acción, jamás supo de líricos desfallecimientos ni los quebrantos de la poesía.”
“Se refería (Baltasar de Arandia) a versos para cantar en los campamentos, pasados por la bella y característica letra del Ilustre Restaurador, en contrapunto con las famosas vidalas del General Lamadrid, su antiguo compadre, que lo abandonó después.”
“Viva López, Rosas, Sola
“Echagüe y la religión
“Que viva Don Juan Lavalle
“A la boca de un cañón.
“Viva Tomás de Anchorena
“Martínez y Juan Ramón
“Que viva Don Juan Lavalle
“A la boca de un cañón.
“Que viva el General Guido
“Viva la cinta punzón
“Y viva Juan Lavalle
“A la boca de un cañón.
“Tiempo después encontré un documento revelador: carta dirigida por Rosas a su “primer amigo”, Dn. Juan Nepomuceno Terrero, el 4 de junio del 53, apenas llegado a Inglaterra, entre cuyas heladas brumas debían transcurrir los 25 años de su impresionante ostracismo.”
“Reclamaba en ella, la búsqueda y envío, “sin demora alguna, de un librito muy interesante para mí, por ser escrito de mi propia letra y contener enseguida de su dedicatoria a Manuelita, porción de poesías, en las que hay no pocas composiciones puramente mías y otras corregidas por mí”.”
“A esta sorprendente confesión literaria, o “femenina flaqueza de mostrar el fondo de su corazón”, se refiere el Dr. Carlos Ibarguren (a quien presté entre otros el dato) en su libro, Juan Manuel intimo, que se oculta en el alma del tirano, completamente la complejísima psicología de esta extraordinaria personalidad. Después de esas fugaces escapadas literarias, su alma volvía a la feroz lucha y reaparecía la faz severa del Dictador”.
“Ya el inolvidable José María Ramos Mejía, habíalo sugerido en “Rosas y su tiempo”.”
“Y, además, la simpatía hacia las buenas letras, ¿no lo destacaba el brindis del Coronel Ravelo, en unas fiestas al Restaurador? “Por nuestro ínclito magistrado, -dijo el Coronel, el 10 de agosto de 1839- que reúne al saber, el gusto de las letras, las ciencias, con todos los dones militares”.”
“Véase como esta publicación resulta desconcertante. La opinión negativa, la que encadena su nombre a la barbarie, se afirma en el absurdo de haberse enseñado implacablemente que Rosas no tuvo movimientos sino para la crueldad y entintó pluma sólo para ordenar castigos y ejecuciones. Tomo de sus comentarios más íntimos e inéditos esta frase con que se refiere a sus enemigos: “Han cometido contra mí los crímenes mas odiosos sobre los que quisiera poner un velo, en honor a la Patria , y de la humanidad”.”
“Los que se dejan seducir por el “air de ballet” de las obras de Mármol, muestran enfermiza preferencia por los episodios de fuerte tintura trágica, comunes en toda historia, y espesan sombras haciendo siniestra su personalidad que sigue maldita, aunque se acentúa actualmente una profunda corriente reivindicatoria. Es que, además, no han aparecido suficientes elementos descriptivos de su intimidad. El mismo Dr. Saldías, que manejó él primero, la masa enorme de su archivo, no encontró o no difundió, los que definieran los gustos de su inteligencia, las inclinaciones de su corazón o simplemente, su avidez de lector.”
“No se lo consideró susceptible de sentimientos de generosidad y buen gusto. La incredulidad colmó los extremos, porque según resulta de la inconfundible boca de Sarmiento, “…las pasiones que subleva entre sus enemigos son demasiado rencorosas”. Pero su yema subyuga tanto, que el genial impugnador (Sarmiento) proclamó: “… este será mi estudio único, como fue combatirlo mi solo estimulante al trabajo, mi sostén en los días malos”. Observa por esto, el Dr. Palcos, que debió encontrar algo de perdurable en esta figura. Sarmiento, al insinuar, proféticamente, después de Caseros, la necesidad de recomendar el estudio de Rosas.”
“Interesa fijar las particularidades de su proceso resonante, para que el público, ajeno a la intimidad de los hechos antiguos, aprecie el valor de este romance pasado por el alma enternecida de Don Juan Manuel y vertido por su pluma anciana ya, con emoción limpia y arquitectura sencilla.”
“Este documento pertenece a un fondo inédito, donde se reunió composiciones en prosa y verso, caligrafiadas primorosamente, con la pulcritud que acusa la reproducción facsimilar de una de sus 109 paginitas. Denota larga paciencia y sana disposición para tareas de esta índole, aunque pueda señalarse alteraciones visibles en el estilo de su letra del destierro con la viril escribanía de los tiempos duros de su gobierno. Carátula ignorada que nos sumergen un mundo de distintas reflexiones.”
“¿Quién nos había dicho algo concreto de sus lecturas, antes o después del 52, o de preocupaciones de esta índole?”
“Así Mansilla (Lucio V. Mansilla, hijo del General y sobrino de Rosas) en su “Ensayo”, pues, dice, tuvo Rosas los libros necesarios, pero no los cuales.”
“Prevaleció la especie lanzada por Don Manuel Bilbao, en 1868, en su “Historia de Rosas”: “... entregado a su natural inteligencia era enemigo de la lectura.” Y en otra opinión afirma: “El único libro que tenía siempre a su lado y al cual reputaba el archivo de todas las ciencias, era el diccionario del idioma español. Quería saber lo que era la Ley , la Constitución , u otra cosa y abría el diccionario.” (2)
“!Sangriento disparate!”
“En la biblioteca de Rosas, cuya composición nadie conoció hasta ahora, no es extraño figurara el Diccionario, flor tan preciada de las reales academias. (3) Precisamente un estado inédito que tengo por delante, figuran como diccionarios, el de “Sitios y batallas”; el Histórico de lo Sagrado y Profano”; el “Diccionario Geográfico” de Alcedo, que comparten estanterías y uso , con “Poesías”; 4 tomos del “Parnaso Lusitano”, un “Virgilio”; 7 libros de “Ciencias de Legislación”; “El Federalista”, de benemérita memoria; “Horacio”; 3 volúmenes de “Espíritu del Derecho” y otras notables, de especialidades jurídicas, etc.”
“Curioso es anotar y lo hago valido del inventario (inédito) de “libros de Manuelita”, que en su sección cuentan dos “diccionarios de la lengua castellana” y otro “francés y español”, que con “Armonías poéticas”, y “Meditaciones”, de Lamartine; “Album del Salón”; Chateaubriand y muchos otros constituían la librería del recio personaje y de la bien amada en el recuerdo, Manuelita, lo que contrasta con los de “diccionario único”, presentado por Bilbao.”
“Conviene señalar que Rosas contribuyó a la formación de más de un diccionario. Saldías se refirió en su meritoria obra, (Historia de la Confederación Argentina ) básica de estos estudios históricos, a este interesante aspecto de la extraordinaria actividad filológica del ex gobernante. Puedo hoy documentar, debido a la gentileza del estimado genealogista Dr. Ricardo Lafuente Machain (en cuyo poder está el M.S.S. correspondiente) que colaboró Rosas en la elaboración del Diccionario Salvá, (sic.) -que es el que uso, (dice el inglés Ohlsen en carta de junio 18 de 1873)-, y al cual envió miles de palabras, entre ellas “ahijado” y “sonso”…”
“También disponía Rosas de la obra monumental de Humboldt, de quien tiene recordado el fundador de la universidad de Tucumán, Dr. Juan B. Terán, fue el extranjero que sirvió más abnegadamente a la cultura de América, porque ha catalogado su riqueza natural, revelando su geografía, inquirido profundamente su pasado y su espíritu y descripto su suelo en páginas de belleza insuperable."
“El solo libro de Alejandro de Humboldt en las manos pulcras del General Rosas –como la página literaria que exhumo-, plantea para la revisión del juicio y la penetración psicológica del soberbio trozo de mármol pentélico que es él, un interrogante de no difícil solución; abre los caminos a su intimidad, que se ha dicho sin paisajes ni encantos morales. Con razón pudo estampar Ricardo Rojas, en “Los Proscriptos”; (3) “la bibliografía, inspirada por su personalidad o su época, es tan copiosa como la del mismo período emancipador, y sin embargo, Rosas continúa siendo un enigma en nuestra historia. A medida que se le estudia, más parece velársenos su secreto. Para unos fue un monstruo, para otros un héroe”.
“A su turno, Arturo Capdevila, “por imposición a su amor a la patria” –así lo tiene estampado- abomina de Rosas y de toda su época; y, contraste terrible, por amor a esa misma dulce Patria, el Libertador San Martín glorificó “al tirano” legándole el sable corvo de Chacabuco y Maipú”.
“Por eso seguirá siendo actual, para los que se impresionan con la voz de los grandes poetas, la legendaria pregunta de Pilatos a Jesús: ¿Quid est veritas?”.
“Dardo Corvalán Mendilaharzu, en Buenos Aires, Julio de 1933” .
(1) Este trabajo del doctor Dardo Corvalán Mendilaharzu, fue publicado en el Cuaderno de Cultura Histórica, de julio de 1933, Buenos Aires. Estos Cuadernos eran sostenidos por varios contribuyentes, siendo el más importante el Instituto de Investigaciones Históricas Juan Manuel de Rosas que publicaba un tomo de su REVISTA de manera semestral. Mensualmente se publicaban donde se podía los Cuadernos que mencionamos.
El cuento en cuestión, además de en este CUADERNO DE CULTURA HISTÓRICA, simultáneamente, se publicó el mismo 7 de julio de 1933 en la Revista El Hogar en sus páginas 20 a 24, por supuesto por gestión de Corvalán Mendilaharzu. El mismo será reproducido en la SEGUNDA PARTE de este trabajo por razones de espacio en la diagramación.
(2) Llama la atención que tremenda burrada haya sido argumentada por Manuel Bilbao de la manera peyorativa que lo hace refiriéndose a los diccionarios. Con tal de escribir mal de Rosas cualquier cosa es buena. Seguramente el mismo Bilbao se habrá definido en su momento como enciclopedista, escuela de gran vigencia en el siglo 18. No habrá reparado que los diccionarios son el ejemplar más pequeño y sucinto de las enciclopedias que son la expresión del enciclopedismo, movimiento filosófico y pedagógico originado por Diderot y d´Alembert. Son producto de esta concepción, sobresaliendo sobre otras, las excepcionales enciclopedias francesa, británica y castellana L`Encyclopédie ou Diccionnaire raisonné des sciences, des arts et de métiers, de 17 volúmenes, editados bajo la dirección de Denis Diderot y de Jean le Rond d´Alaembert. La Encyclopædia Britannica que se edita entre 1768 y 1900 en Gran Bretaña y desde 1901 hasta ahora en los Estados Unidos, finalizando su publicación en papel el 13 de marzo de este año 2012, habiendo alcanzado los 62 volúmenes. Y en nuestra lengua, en el siglo 20, las tres versiones de la Enciclopedia Universal Ilustrada, la primera editada por Espasa Calpe S.A. Editores (112 tomos) la segunda edición de J. Espasa e Hijos (116 tomos) y la tercera por Hijos de José Espasa, que con anuarios y actualizaciones, llegó a los 122 tomos. De todo esto el señor Manuel Bilbao se burla para poder burlarse de Rosas.
Los hermanos Bilbao, chilenos ambos, llegan a nuestro país, mitad por ser exiliados y mitad corridos por los acreedores. Se destacaron en nuestro medio por su virulencia contra el federalismo y el rosismo, por supuesto después de 1852. Manuel Bilbao Barquín, nacido en Santiago de Chile el 26 de marzo de 1827 fallece en Buenos Aires el 14 de agosto de 1895. Francisco Bilbao Barquín, nace en Santiago de Chile el 19 de enero de 1823 y fallece en Buenos Aires el 18 de marzo de 1885. Ambos pertenecieron a la Gran Logia de Chile y en nuestro país integraron la masonería de manera relevante y permanente. Es evidente que esta alineación ideológica marcó la actuación desarrollada en nuestro medio, cosa que no habilita para escribir –reitero- cualquier burrada contra los diccionarios de nuestra lengua castellana. Es verdad que el doctor Corvalán Mendilaharzu -mucho más educado que el suscripto- lo denomina en este trabajo como un: “!Sangriento disparate!”.
(3) “Los Proscriptos”. Se trata de la denominación de los Volúmenes V y VI de la Historia de la Literatura Argentina , Ensayo Filosófico sobre la evolución de la cultura en el plata, de Ricardo Rojas, Editorial Guillermo Kraft Limitada, Buenos Aires, 10 de octubre de 1957.
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