La publicación de estos apuntes sobre Historia Argentina, no tienen otra pretensión que prestar ayuda, tanto a estudiantes como a profesores de la materia en cuestión.

Muchos de ellos, simplemente son los apuntes confeccionados por el suscripto, para servir como ayuda memoria en las respectivas clases de los distintos temas que expusiera durante mi práctica en el Profesorado. Me daría por muy satisfecho si sirvieran a otras personas para ese objetivo.

Al finalizar cada apunte, o en el transcurso del mismo texto se puede encontrar la bibliografía correspondiente a los diferentes aspectos mencionados.

Al margen de ello invitaremos a personas que compartan esta metodología, a sumarse con nuevos apuntes de Historia Argentina.




Profesor Roberto Antonio Lizarazu

roberto.lizarazu@hotmail.com



viernes, 29 de marzo de 2013

Santiago de Liniers
 
 
 
FINALMENTE, ¿LINIERS ERA BONAPARTISTA O NO?


Por: Roberto Antonio Lizarazu

PRIMERA PARTE

Cuadro de situación general.  Hace pocos días el jueves 10 de mayo 2012, en este mismo blog publiqué un comentario titulado “Errores conceptuales al estudiar la Independencia de América” y en el mismo abrevié al máximo lo ocurrido en la Península Ibérica entre los años 1808-1814.

En este comentario, referido exclusivamente al bonapartismo de nuestro Virrey Liniers, intentaré explicar los movimientos políticos de Liniers entre 1808-1809, donde veremos diversas gestiones oscilantes del personaje que tratamos de definir.

Producido el levantamiento cívico popular de Madrid del 2 de mayo de 1808, (1) y los levantamientos inmediatos en otras ciudades españolas, Napoleón se vio apremiado a hacer aceptar por ambos monarcas, Carlos IV y Fernando VII,  padre e hijo,  presos en Francia, el acuerdo de que su hermano Don Pepe, fuese el Rey de España. Así se hizo. Pero el verdadero temor de Napoleón, era que la rebelión se extendiera a las colonias americanas y que estas se unieran con Inglaterra.  El levantamiento de la Metrópoli no lo asustaba en absoluto, incluso su opinión era peyorativa sobre ese aspecto, según dijo: “He dominado toda Europa, con mis imbatibles ejércitos y no voy a ser detenido por un pueblo de cobardes, de gentes a las que un simple gesto de amenaza hará inclinarse, que no se mantendrá un día en la revuelta y que en caso necesario se calmaría con cuatro tiros”.

Es peligroso hacer  declaraciones temerarias de este tipo en medio de una guerra de liberación. Estas palabras estaban escritas en cuanto libelo se imprimía en España y se encontraba en los bolsillos de los combatientes.

Wellington mucho más político y a la larga se vio que mejor conductor de ejércitos que Napoleón, definió en una sola frase lo que ocurriría a los pocos años: “Si la guerra de España dura, Europa está salvada”.  Efectivamente España no fue el vencedor definitivo de Napoleón en ningún campo de batalla, a lo sumo presentó batallas de un incierto resultado, donde los autores españoles mencionan como vencedor a España y los franceses afirman lo contrario,  pero como lo menciona Luis G. de Valdeavellano (2) “Si España no fue el sepulturero del absurdo sueño bonapartista, por lo menos cavó la fosa”.

Napoleón se daba cuenta, que si los ingleses apoyaban los diversos levantamientos americanos, que es lo que nosotros estudiamos como el “proceso juntista”,   las riquezas de América serían inglesas, y él no podría evitarlo pues no podía cruzar el Atlántico con sus numerosos ejércitos,  dado que carecía de la flota necesaria, que si contaban los ingleses. Pero en el imaginario político-diplomático de Napoleón, el contaba con Buenos Aires que tenía un Virrey francés de su parte. Veamos lo que tiene Vicente Sierra para informarnos sobre este tema: (3) “Liniers acababa de expresarle su adhesión en términos categóricos y amplios; y por su comportamiento contra los ingleses gozaba de enorme prestigio. Era preciso sumarlo a sus planes para lo cual sólo necesitaba un buque ligero para burlar el bloqueo inglés y un amigo de Liniers que lo recibiera inmediatamente. La nave fue una recién construida: “Le Consolateur”, el amigo, el marqués de Sassenay.”

“Sassenay llegó a Bayona el 29 de mayo  (1808) y de inmediato fue recibido por el Emperador el cual lo interpeló con su brusquedad habitual.
-¿Estais vinculado con M. de Liniers? le preguntó
-Si Sire, respondió el marqués
-Es lo que me había dicho Maret. Ministro de Napoleón, continuó el Emperador.
-Puesto que ello es así, voy a encargarle una misión ante el virrey del Plata.
-Estoy a las órdenes de Vuestra Majestad, replicó el viejo aristócrata.
-Pero Vuestra Majestad tendrá a bien permitirme volver a mi casa para poner mis asuntos en orden antes de emprender tan largo y tan peligroso viaje.
-Es imposible. Fue la respuesta.
-Es necesario que partas mañana mismo. No teneis más que veinticuatro horas para prepararos. Haced testamento. Maret se encargará de hacerlo llegar a vuestra familia. Entre tanto, id a buscar vuestras instrucciones. Y con un gesto, Napoleón despidió a su aterrado interlocutor”.

Relación de amistad y comercial entre Liniers y Sassenay

Sassenay, como tantos otros representantes de la nobleza francesa, había conocido el exilio en Inglaterra, con motivo de la Revolución de 1789, formando parte en los primeros ejércitos que lucharon contra aquel levantamiento. Actuó posteriormente en la campaña contra los sublevados en la Isla de Santo Domingo  que derrotaron a las fuerzas inglesas de las que formaba parte el regimiento de caballeros franceses que integraba Sassenay: Los dragones de Humpesch. Sassenay pasó a vivir en Lancaster, estado de Pensylvania, donde se casó. Al permitirse en los dominios españoles de Sudamérica el comercio con neutrales, Sassenay expidió tres grandes cargamentos destinados al Río de la Plata. En el navío de uno de ellos se embarcó en persona y estuvo en Buenos Aires, desde febrero a julio de 1800, período en el que trabó amistad con Liniers y efectuaron varias transacciones comerciales juntos de las que derivó una estrecha amistad personal. Ya con el apoyo en Buenos Aires de Liniers, Sassenay estuvo en otro viaje comercial entre septiembre de 1801 a mayo de 1803.
Estando en Buenos Aires, el Senado de Paris promulgó una amnistía general a la cual Sassenay se acogió y volvió a Francia para 1804.

Pero volvamos a las instrucciones que Napoleón le ordenó a Sassenay  debía recibir de manos de Maret. Este no lo recibió, lo atendió otro  de sus ministros, Champagny, quien le proveyó de las instrucciones a que debía ajustar su conducta, las que en lo esencial decían. Siguiendo nuevamente a Sierra: “Mr. de Sassenay (4) entregará al general Liniers los pliegos de que está encargado. El sabe lo que debe decirle del estado actual de Europa. No hará más que contarle lo que ha oído en Bayona; podría no ser más que el eco fiel del idioma actual de los españoles, que se felicitan al presente de un cambio de dinastía obrada de un modo tan pacífico que promete a la patria el remedio a tantos abusos  tantos males de que ella se quejaba ha tanto tiempo y le da la esperanza de ver renacer la antigua gloria y prosperidad.”

“Hablará de esta Asamblea convocada en Bayona, para empezar esta útil regeneración y de la esperanza que ella hace nacer en toda España, cuyos pueblos piden con ardor el soberano prometido, José Bonaparte, rey de Nápoles y de Sicilia. Mr. De Sassenay hará conocer en la América esta gloria de la Francia, que llena a toda Europa y que influencia el genio poderoso que la gobierna, y ejerce sobre Europa, a la cual dicta sus leyes”.   

Al margen del viaje de Sassenay y de las instrucciones que recibiera; tema sobre el cual continuaremos en el siguiente comentario, existe una contradicción que no deja de tener un aspecto  irónico en  toda esta situación y  es que los bonapartistas terminarían  afirmando que Liniers les había dilatado su respuesta, los había hecho perder tiempo; y no era hombre de confiar.

Los pro borbónicos españoles, tanto los Juntistas (Fernado VII) como los Carlotistas lo acusaron de bonapartista y de enemigo de sus partidos.

Los partidarios pro anglófilos, que los había y en gran cantidad, lo odiaban a muerte.

Los partidarios radicalizados de la primera hora de mayo, directamente lo arcabucearon.

Siempre sostuve que Liniers fue un meritorio y notable personaje histórico, héroe de La Reconquista, pero con unas circunstancias desfavorables que hacía que la mayoría de sus acciones se volvieran en su contra. Atraía enemistades políticas como un imán. Coincidentemente, Martín de Alzaga el héroe de la Defensa, también murió ejecutado a los pocos meses,  por supuesto por causas políticas diferentes, pero también muere igual que Liniers, ejecutado por  gobiernos auto denominado revolucionarios.  Ambos  destacados triunfadores de las invasiones inglesas terminaron ejecutados por los que se supone fueron los beneficiados por esos triunfos contra los británicos. A no ser que no hayan sido tan  beneficiados como uno supone.              

Muchas, demasiadas calles de Buenos Aires, están bautizadas con los nombres de pro anglófilos que actuaron en las invasiones del lado inglés; y algunas de ellas directamente con los nombres de agentes, pagos por supuesto, del British Foreign Office. Debe ser caso único en los anales de la Historia Universal,  donde la ciudad capital de un país, muestre calles y avenidas con los nombres de los espías y agentes al servicio del país que los invade.



(1) A ese  levantamiento cívico militar del 2 de mayo de 1808, corresponden la serie de óleos que Francisco de Goya y Lucientes diera a conocer en 1814, con el título “2 y 3 de mayo de 1808”.

(2) Luis G. de Valdeavellano. “Historia de España”. Revista de Oriente, 2 Tomos, Madrid, Cuarta Edición, 1968.

(3)  Vicente Sierra, en su Historia Argentina, toma los datos publicados por “DOCUMENTOS DE LA COMISIÓN NACIONAL DEL CENTENARIO”,         Documentos del Archivo de Tucumán, Invasiones Inglesas y Revolución de Mayo”. Buenos Aires, 1910.

(4) Mr. Es la abreviatura francesa de marqués.

2 comentarios:

  1. Muy buena nota. Saludos cordiales Roberto.

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    1. Apreciada señora. Pase usted y su familia muy felices Pascuas. Estoy esperando el trabajo que me prometiera para Breves Apuntes de Historia. Muchas gracias y un afectuoso saludo, Roberto

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