Antonio Somellera |
PRENSA ANTIRROSISTA. EL SEMANARIO “MUERA ROSAS”
Por: Roberto Antonio Lizarazu
Como no podía ser de otra manera. Rosas sufrió un encarnizado enfrentamiento por parte de la prensa opositora. El grueso de esa oposición se centraba en Montevideo pero también existió una muy activa oposición escrita proveniente de Santiago de Chile y de Valparaíso, de Perú y de Bolivia; y extrañamente se conocen publicaciones provenientes de Asunción que vía Corrientes ingresaban hasta Buenos Aires; y otras que redactadas en Corrientes, vía Montevideo para su impresión, luego ingresaban en Buenos Aires.
Pero puntualmente el tema es el semanario “Muera Rosas” que perdura trece números desde el 23 de diciembre de 1841 y cesó el 9 de abril de 1842. Por supuesto como era previsible, los responsables que actuaban en Buenos Aires, y que no pudieron escaparse, terminaron frente al paredón de fusilamiento.
Este semanario contaba con un caricaturista de primera, el que se convirtió en figura principal de la publicación, si además tenemos en cuenta que gran parte de la población no sabía leer, las caricaturas de Antonio Somellera, un dibujante e impresor reconocido, era lo más destacado del Semanario “Muera Rosas”. Los críticos artísticos no son benignos con los dibujos de Somellera al que no le encuentran “mayores condiciones estéticas en sus caricaturas contra Rosas”. (1)
Personalmente no comparto la ideología política de Somellera, pero él se jugaba la vida en cada caricatura y los críticos, un siglo después en la comodidad de sus escritorios, pretenden que tuviese condiciones estéticas. Me imagino el pulso que debía tener Somellera para dibujar caricaturas ofensivas a Rosas, a quinientos metros del Cabildo donde quedaba su domicilio. Vivía en la esquina de Santo Tomás y San José, actualmente Paraguay y Florida.
Para los que si sabían leer, estaban las notas de Miguel Cané, Juan María Gutiérrez, Luís Domínguez, Juan Bautista Alberdi, José Mármol, Gervasio Posadas, Esteban Echeverría, Miguel Irigoyen, Francisco Mariano de Orma y Pedro Goyena (padre).
Para los que si sabían leer, estaban las notas de Miguel Cané, Juan María Gutiérrez, Luís Domínguez, Juan Bautista Alberdi, José Mármol, Gervasio Posadas, Esteban Echeverría, Miguel Irigoyen, Francisco Mariano de Orma y Pedro Goyena (padre).
Cuando los ejemplares volvían impresos de Montevideo, Somellera, Félix Tiola y Manuel Bustillo los repartían de noche y los tiraban en los zaguanes de de las casas de los amigos. Pero veremos más adelante que esta actividad “periodística” tenía poco futuro.
Somellera con tal de criticar a Rosas se animaba a cualquier cosa. Hasta intentar hacer poesía. Escribió un poema titulado “Grito del pueblo” en cuartetas, que comenzó a publicarse en el primer número del Semanario el 23 de diciembre de 1841, cuyas dos primeras estrofas son las que siguen y dan ejemplo de la virulencia, en todo orden, que se usaba en esos momentos para los adversarios políticos.
Salga un grito del infierno
Como un trueno furibundo
Eco de ira del Eterno
Y de venganza del mundo.
Y estremezca tierra y aires;
Y con furias espantosas,
Lance un rayo en Buenos Aires
Retronando: ¡Muera Rosas!
No todos los redactores vivían en Montevideo, el lugar donde se imprimía. Habían organizado toda una red de correos clandestinos que repartía el material que debía imprimirse. Por ejemplo en el número 3 de “Muera Rosas”, publicado en Montevideo el 6 de enero de 1842, (Ver adjunto), se imprimió un editorial titulado “Liga Litoral” datado en Corrientes el 8 de diciembre de 1841. (Ver adjunto)
El relación al editorial del número 3, que por supuesto no lleva firma, los autores de historia, generalmente se lo atribuyen a nuestro Brigadier Pedro Ferré. Otros autores afirman que el autor es el Presbítero Juan Antonio Acevedo y otros Juan Bautista Acosta. Como no lleva firma cada autor tiene distintos argumentos para su afirmación.
Cuando se descubre la trama del asunto, Somellera primero se esconde en una casa en Barracas con acceso al Riachuelo y luego de varias vicisitudes pudo llegar en una chalupa hasta la costa oriental. Félix Tiola, que era súbdito suizo, fue fusilado de inmediato como resultado de un juicio sumarísimo y breve. Y el tercer colaborador Manuel Bustillo, criollo y residente en Buenos Aires, fue apaleado “por desconocidos” en el Hueco de los Sauces (actual Plaza Garay) y muere algunos días después de las heridas recibidas.
Por ironías del destino en el Hueco de Los Sauces es donde Rosas luego de la Batalla de Monte Caseros, algunos años más tarde, redacta y firma su renuncia de gobernador de la provincia de Buenos Aires, antes de exiliarse en Gran Bretaña.
Juan Manuel de Rosas por Antonio Somellera |
(1) José León Pagano. “El arte de los argentinos”. Tomo III, Ediciones del Autor, 1953.
Adjuntos: Tres,
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