La publicación de estos apuntes sobre Historia Argentina, no tienen otra pretensión que prestar ayuda, tanto a estudiantes como a profesores de la materia en cuestión.

Muchos de ellos, simplemente son los apuntes confeccionados por el suscripto, para servir como ayuda memoria en las respectivas clases de los distintos temas que expusiera durante mi práctica en el Profesorado. Me daría por muy satisfecho si sirvieran a otras personas para ese objetivo.

Al finalizar cada apunte, o en el transcurso del mismo texto se puede encontrar la bibliografía correspondiente a los diferentes aspectos mencionados.

Al margen de ello invitaremos a personas que compartan esta metodología, a sumarse con nuevos apuntes de Historia Argentina.




Profesor Roberto Antonio Lizarazu

roberto.lizarazu@hotmail.com



sábado, 14 de abril de 2012


General Prudencio Ortiz de Rozas


El EXILIO DE PRUDENCIO ORTIZ DE ROZAS

Este óleo es propiedad de Prudencio Martínez Zuviría, chozno del general Prudencio Ortiz de Rozas.  Es reproducción de la prestigiosa publicación La Gazeta Federal.

Por: Roberto Antonio Lizarazu

Los que escribimos crónicas sobre la historia de  personajes trascendentes, generalmente somos injustos. Siempre optamos por las figuras de mayor importancia. Por ejemplo, nos ocupamos de las acciones de las primeras figuras que participaron en los acontecimientos y dejamos de lado los secundarios, como si esos hechos fuesen de menor importancia. En el caso de los exilios,  para ellos fueron importantísimos, casi siempre motivados por razones de vida o muerte. Por eso precisamente optaban por exiliarse.

Prudencio Ortiz de Rosas era hijo de León Ortiz de Rozas y doña Agustina López de Osornio. Era el quinto  hijo de ese matrimonio (el segundo varón, el primogénito era Juan Manuel) y nació el 28 de abril de 1800  en Buenos Aires. Fue bautizado ese mismo día en la Iglesia de Nuestra Señora de la Merced con el nombre de Prudencio Domingo del Corazón de Jesús.

Luego de la batalla de Monte Caseros en 1853, Prudencio Ortiz de Rozas, uno de los hermanos menores de Juan Manuel, obtuvo un salvoconducto facilitado por la corona española que rigiera en ese momento Isabel II, y que le permitió vivir su ostracismo en Sevilla hasta su muerte. Previamente había vivido casi un año en Montevideo. Pero su estadía allí resultaba demasiado complicada por la hostilidad manifiesta  de parte de sus autoridades, que eran políticamente afines con las de Buenos Aires.

Algunos autores suponen que en los motivos de la decisión de Don Prudencio hayan influenciado sus recuerdos infantiles, que le contara su abuelo don Domingo Ortiz de Rozas, nacido en Sevilla y sus aventuras de las escapadas para pasear por las orillas del Guadalquivir. Don Domingo Ortiz de Rozas, y por lo tanto todos los Rozas, los con z y los con s,  de esa rama familiar, estaban emparentados con las familias más tradicionales de Sevilla en ese momento. (1)

Llegado a Sevilla, se compró la casa palacio de los Damonte, que se conocía como Palacio de Monsalud, una fastuosa construcción cuyos orígenes se remontan a principios del siglo XVI.  También adquirió una propiedad contigua que ampliaba las instalaciones y los jardines del Monsalud, cuya fachada daba a la Plaza de San Vicente y sobre la calle del mismo nombre. Aun perdura fastuoso e incólume; y en su frente se puede leer en una placa colocada por el Ayuntamiento de Sevilla una breve reseña de su construcción y de sus antiguos propietarios. Por supuesto entre ellos figura el nombre de Don Prudencio.

El y toda su familia vivieron plácidamente los pocos años que residieron en el Monsalud. Realizó algunos viajes internos a Madrid y Barcelona y por razones de su estratégica ubicación geográfica en Sevilla, recibió muchísimas más visitas de ilustres connacionales de ambas veredas políticas, que su propio hermano Juan Manuel. Existen diarios y memorias sobre estas entrevistas de don Prudencio pero es tema para otro comentario. Solo adelantaré que el General Lucio Norberto Mansilla, que después de Monte Caseros vivía exiliado en Paris,  lo visitaba en Sevilla anualmente para el verano y dejó escritas todas estas excursiones. Mansilla era cuñado de Prudencio; estaba casado con su hermana Agustina Ortiz de Rozas.

Pero lo bueno dura poco. Don Prudencio murió el 1 de junio de 1857. La tisis, la común y vulgar tuberculosis, que en ese momento hacía estragos y era denominada como  el mal del siglo, terminó con él y con toda la bonanza que transmitía.  Sus herederos vendieron el Monsalud previa tasación de expertos por el valor de 334.873 reales españoles. La propiedad fue adquirida por el Marqués de Guadalcázar, don Isidro Alfonso de Souza y Guzmán, quien en ese momento era senador del reino.

Los restos de don Prudencio fueron inhumados en el cementerio de San Fernando de Sevilla donde permanecieron hasta 1872. Ese año fue decretada una amplia amnistía por el Presidente Sarmiento que posibilitó su repatriación. Sus restos descansan en el panteón familiar de la Recoleta junto a sus padres don León Ortiz de Rozas y doña Agustina López de Osornio. En la actualidad, desde 1989, también junto a los de su hermano mayor Juan Manuel.

(1) Entre los diferentes autores que intentaron explicar el tema, una de las argumentaciones más razonables para interpretar la modificación de la letra de su apellido Rozas por Rosas de Juan Manuel, es la siguiente: Juan Manuel no se llevó bien con su madre nunca, doña Agustina López de Osornio, quien contaba con una fuerte personalidad.  Ambos tenían caracteres similares y los choques por la toma de diferentes decisiones eran permanentes. El detonante pareciera ser, que fue la oposición reiterada de su madre al matrimonio de Juan Manuel con Encarnación Ezcurra y Arguibel, quien no era de su agrado y   Juan Manuel llegó al extremo de que para que accediese, tuviera que mentirle a su madre que Encarnación estaba embarazada. Por esos años este motivo era causa inexcusable de matrimonio.  Todo este asunto del matrimonio colmó las pocas pulgas de Juan Manuel y directamente cambió una letra de su apellido, Rozas por Rosas. Descontado que a partir del casamiento la nueva pareja vivió en casa aparte, cosa no muy común para la época. Lo que si era muy común, era modificar los apellidos por diversas motivaciones: por política, por conveniencia,  por gusto o por enemistad. Idénticos casos se da en la Banda Oriental. Existen familias enteras que modificaron una letra de su apellido; por que una rama de la familia es del Partido Blanco y otra del Colorado.










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