La publicación de estos apuntes sobre Historia Argentina, no tienen otra pretensión que prestar ayuda, tanto a estudiantes como a profesores de la materia en cuestión.

Muchos de ellos, simplemente son los apuntes confeccionados por el suscripto, para servir como ayuda memoria en las respectivas clases de los distintos temas que expusiera durante mi práctica en el Profesorado. Me daría por muy satisfecho si sirvieran a otras personas para ese objetivo.

Al finalizar cada apunte, o en el transcurso del mismo texto se puede encontrar la bibliografía correspondiente a los diferentes aspectos mencionados.

Al margen de ello invitaremos a personas que compartan esta metodología, a sumarse con nuevos apuntes de Historia Argentina.




Profesor Roberto Antonio Lizarazu

roberto.lizarazu@hotmail.com



miércoles, 11 de abril de 2012


Juan Manuel de Rosas


Juan Felipe Ibarra
















UNA NOTABLE CARTA DE ROSAS A JUAN FELIPE IBARRA

Por: Roberto Antonio Lizarazu
Esta notable carta  que podría ser el apunte de un  profesor de economía política de nuestros días, le fue enviada por Juan Manuel de Rosas al, en ese momento, Gobernador de Santiago del Estero, Don Juan Felipe Ibarra en octubre de 1837, y si se le modificase algunos giros idiomáticos en desuso, la misma es de una asombrosa actualidad y de plena vigencia.



Cuadro de situación de la Confederación. Con fecha 31 de agosto de 1837, y con motivo de la guerra iniciada contra el Mariscal Santa Cruz, Rosas emitió un decreto prohibiendo  la extracción de oro y plata, fuera en piezas labradas, en polvo o pasta o en moneda sellada.

Tal medida había sido determinada al advertirse que se venían produciendo extracciones provocadas, especialmente destinadas a los Estados Unidos, país que, en 1836 cerraba su balance comercial con un exceso de importaciones de cincuenta millones de dólares, lo que determinó, entre otras medidas, que el presidente Jackson resolviera, el 10 de julio de 1836, no autorizar la venta de tierras sino por el pago en metálico, lo que determinó que  parte de los norteamericanos se dedicasen a la búsqueda de oro, con la consiguiente desvalorización de la  moneda papel y el aumento de los precios, provocando una crisis que repercutió sobre Inglaterra, que debió adoptar serias disposiciones de política económica para contener la evasión de oro hacia Nueva York.

Por supuesto, los mercaderes y tenderos residentes en Buenos Aires, vinculados a los negocios con Brasil, Inglaterra y los Estados Unidos, procuraron exportar todo el metálico posible, a lo que Rosas opuso su decreto prohibiendo su exportación.  Lo irónico es que estos mercaderes y tenderos son los inquilinos del ex secretario de Belgrano, Don  Tomás Manuel de Anchorena, en ese momento socio de Rosas, y propietario de los locales de la Recova Vieja de la Plaza de la Victoria.

Estos breves antecedentes permitirán comprender el sentido de la pedagógica carta que Rosas envió a varios gobernadores de provincias explicando dicho decreto, y que demuestra cómo Rosas, siendo el simple gobernador de Buenos Aires, a cargo de las relaciones exteriores, supo dirigir al resto de las provincias sin apelar a extremos actos de fuerza, sino mediante explicaciones razonadas, argumentos realistas y convincentes y siempre dentro de un tono respetuoso con sus pares.

Prueba de ello, es la carta que con fecha 14 de octubre de 1837 escribiera  a Juan Felipe Ibarra, que es la que transcribimos. Notas de similar tenor se enviaron al resto de los gobernadores, con algunas diferencias en sus textos debido a razonables justificativos, en razón de la diversidad de los receptores.

“Como digo en la nota oficial, luego que publiqué la declaración de guerra de esta República contra el Cholo Santa Cruz,  el cambio de nuestra moneda papel, que por el período de siete años se había conservado fijo con muy cortas variaciones, empezó a sufrir diferencias que crecían día a día considerablemente y que no sólo forman en graves conflictos al Gobierno por la necesidad en que se halla de comprar numerario de oro y plata para auxiliar al Ejército de Operaciones contra el tirano Santa Cruz, sino también aumentaba sus cuidados con la triste idea de un porvenir en que anonadada nuestra moneda papel, quedase del todo inhábil para cooperar a la distancia de un modo eficaz al gran compromiso en que se halla la República de sostener con las armas en la mano su honor, dignidad e independencia, contra las maquinaciones del Cholo.”

“… vine en conocimiento de que fuera de las maniobras del agiotaje concurría como causa principal la demanda del Brasil y del comercio con Inglaterra, de monedas de oro y plata sobre este mercado, dando motivo de ella las casas de aquellas plazas , ligadas con las de Norte América amagadas de quiebra a consecuencia de haber quebrado en aquella República otras muchas de gran giro, con quienes estaban éstas relacionadas en negocios, pedían a sus apoderados o factores de esta ciudad que les remitieran cuanto pudieran en moneda de oro y plata, para facilitar a casas en peligro de quiebra que pudiesen hacer frente a los reclamos de sus acreedores e inspirarles confianza.”

“Éste ha sido el motivo que se ha hecho valer en la opinión de los más para tanta y tan grande demanda; mas yo no sé si sería el que los Comerciantes Extranjeros, interesados en el triunfo de Santa Cruz por su negocio particular, se habrían propuesto hostilizar a este Gobierno y a toda la República por este medio. Yo, fijándome en la gran demanda extranjera, expedí el decreto que remito de Oficio en copia, prohibiendo toda extracción por agua de oro y plata de esta Provincia, pues, fuera de que era el único remedio que podría oponerse al mal, tenía ya experiencia de que siempre había probado bien entre nosotros en diversas ocasiones que se había aplicado, y sabía que, en iguales casos, lo acostumbran adoptar las Naciones más ricas e ilustradas de Europa, muy principalmente la Inglaterra.”

“El resultado ha sido que, aunque no se ha logrado restablecer el cambio de las monedas de oro y plata al ser en que habían estado fijas por muchos años, porque esto ya era imposible después de la gran extracción que ha habido de metales preciosos, se ha conseguido contener el rápido progreso de su excesivo precio, y esto a pesar de las maniobras de los agiotistas y de la censura de muchos comerciantes extranjeros que quisieran llevar a su país hasta el último adarme de oro y plata que hay en el nuestro.”

“Una de las razones en que se fundan para censurar el citado decreto y atolondrar las cabezas huecas de muchos de nuestros paisanos y también uno de los hechos de que se glorían, es que, si no pueden extraer por este puerto la plata y el oro que circula en toda la República, lo harán por los puertos de las provincias litorales, y esto es lo que me ha estimulado a remitir con apresuramiento la predicha nota en clase de circular, y dirigir a Ud. esta carta, esperando confiadamente que sin demora alguna manifestaré a Ud. su contestación, su conformidad con él y con las poderosas razones indicadas; pues por lo que respecta a los gobiernos de las provincias litorales, confío en que con las modificaciones que exige la localidad de ellas, lo secundarán de su parte y harán cumplir con toda escrupulosidad en su territorio.”

“Esto mismo les digo a los demás amigos que presiden las provincias, porqué si queremos ser Nación debemos hacer valer el poder de nuestra República y elevarla al grado de respetabilidad de que es capaz, es preciso que nos esforcemos todos los gobiernos confederados en uniformar nuestra marcha política y nuestros procedimientos en todo lo concerniente a los intereses generales de ellas, sometiéndonos por ahora, a lo que permite la urgencia de nuestras necesidades y el estado naciente del País y dando tiempo al tiempo para que él y el curso de los sucesos nos indiquen lo más conveniente y allanen su ejecución sin violencia, alteración, ni trastorno alguno perjudicial, a fin de que se desengañen los extranjeros de que con sugestiones estudiosas, dirigidas a rivalizar intereses particulares, no han de conseguir lograr predominio sobre nosotros, fraccionando la suma del poder y la respetabilidad que tiene en sí toda la República, y que seguramente es grande obrando de concierto y siempre unidas las diversas Provincias que la componen. De lo contrario, sabe Ud. que nunca seremos nada sino el ludibrio y juguete de los extranjeros que no van más que a su negocio.”

“Su amigo, Juan M. de Rosas”.

Fuente Documental. Facultad de Filosofía y Letras. Documentos para la Historia Argentina. Relaciones interprovinciales. La Liga del Norte. Tomo XVII, Buenos Aires, 1922.
Para su más fácil localización este documento se halla reproducido casi íntegramente en: Vicente D. Sierra. Historia de la Argentina. Tomo VIII. Páginas 643 y 644.






No hay comentarios:

Publicar un comentario