La publicación de estos apuntes sobre Historia Argentina, no tienen otra pretensión que prestar ayuda, tanto a estudiantes como a profesores de la materia en cuestión.

Muchos de ellos, simplemente son los apuntes confeccionados por el suscripto, para servir como ayuda memoria en las respectivas clases de los distintos temas que expusiera durante mi práctica en el Profesorado. Me daría por muy satisfecho si sirvieran a otras personas para ese objetivo.

Al finalizar cada apunte, o en el transcurso del mismo texto se puede encontrar la bibliografía correspondiente a los diferentes aspectos mencionados.

Al margen de ello invitaremos a personas que compartan esta metodología, a sumarse con nuevos apuntes de Historia Argentina.




Profesor Roberto Antonio Lizarazu

roberto.lizarazu@hotmail.com



miércoles, 4 de abril de 2012



UN PROYECTO FRUSTRADO DE FERRE, LAVALLE Y MARIANO VERA

Errores compartidos.  Para 1839 la situación de la oposición política contra Rosas era la siguiente: Las tres cabezas más visibles e importantes de esa oposición eran, nuestro brigadier Pedro Ferré, Juan Galo de Lavalle y Fructuoso  Rivera. Pero existía una dificultad insalvable en esa oposición. Cada uno de ellos desconfiaba de los otros y además, cada uno respondía a una metodología diferente para lograr el objetivo, agravado a que sus propósitos finales eran distintos.

Cuando Joaquín Rivadavia (1) informó con precisión a Lavalle sobre los detalles del alzamiento del sur de la provincia de Buenos Aires, que se centraba en Dolores, en Chascomús y en Tandil, en el levantamiento conocido como de “Los Libres del Sur”,  que finaliza en la batalla de Chascomús, que vence el general Prudencio Rosas el 7 de noviembre de 1839.

Cuando Ferré se entera que Lavalle pensaba emplear todas sus fuerzas en ese objetivo, se alarmó con razón, dado que si Lavalle iba en socorro de los insurrectos de Buenos Aires, Corrientes quedaría a merced de los entrerrianos. Justamente el 26 de noviembre de ese año, fuerzas entrerrianas al mando de Juan Pablo López (2) entraban en Curuzú Cuatiá, cometiendo saqueos y los desmanes habituales.

Lavalle que finalmente se queda en Corrientes y había dejado sin ayuda a los revolucionarios bonaerenses,  se ve obligado a  emprender una rápida marcha desde Yaguarí a las Puntas del Ombú, para pasar a la estancia de Cabral de Curupicay y acampar el día 28 en el paso del Vivar de Yuquerí. Este movimiento y otro efectuado por el comandante Maciel (3) obligaron a López a abandonar Curuzú Cuatiá, por lo que el 8de diciembre Lavalle anunció a Ferré que era preciso que avanzara a la Barra de Payubre, lo que haría en la tarde de ese día, agregando que la libertad de Corrientes y Entre Ríos dependía de que se proveyera de cuatro mil caballos en el término de ocho días, recibidos los cuales iniciaría la ofensiva contra Buenos Aires.

Por empeñoso que fuera el esfuerzo de Ferré, no pudo reunir tal número de cabalgaduras en plazo tan perentorio, pero Ferré que desconfiaba y estaba desorientado sobre los planes de Lavalle, el 18 de diciembre despachó a su Ministro de Guerra, José Manuel Isasa, con un despacho para que acordara con Lavalle “las miras de su política presente y ulterior”.
Recordemos que con motivo de la invasión del santafesino Juan Pablo López sobre Corrientes, donde toma Curuzú Cuatiá, Lavalle emitió una proclama que manaba sangre en todas sus letras y amenazaba degollar al ejército contrario, compuesto por argentinos federales santafesinos y entrerrianos.

Esta antipolítica proclama, que no tendía a ninguna solución civilizada del problema cayó muy mal en todos los ámbitos gubernamentales de ambos lados. Como sería de exagerada su posición, que su propia esposa le pidió explicaciones sobre el tema. Lavalle por carta del 1 de febrero de 1840, le responde a su señora en términos muy poco criteriosos, propios de un tarambana:  “La proclama que di a los correntinos la escribió Frías.  (Le hecha la culpa a Uladislao Frías, hijo de José Frías, que  colaboraba con el grupo unitario). Yo en ese momento estaba muy ocupado y le dije que escribiese una proclama de sangre, y que dijese expresamente que habíamos de degollar todo el ejército enemigo. Tú no puedes hacer de esto un juicio exacto, porque estás muy lejos de aquí, ni yo puedo dejar de someter mis acciones a la política. La proclama me dio dos mil hombres, y llenó de terror al enemigo.”

En realidad los resultados fueron los opuestos que presume Lavalle que ocurriría. El terror hizo que los entrerrianos se unieran mucho más de lo que ya estaban, en sus afanes de oponerse a los que para civilizarlos prometían degüello generalizado. ¿Dónde estaba la civilización y donde la barbarie?

La verdad que además de la desconfianza de Ferré, la opinión de la provincia de Corrientes había comenzado a serle desfavorable. Muchos pedían a Ferré que lo retirara del mando de las tropas, pero como éste dice en sus “Memorias”,  “no podía hacerlo porque no tenía con quien sustituirlo.”
Lavalle defendió su error político argumentando por carta a Ferré,  lo siguiente: “… porqué desde alférez, nunca he perdido un combate cuando yo he mandado y preparado los antecedentes”. Esta carta fue enviada a Ferré por mano de Mariano Vera, quien debía informar sobre una empresa que había planeado con algunos oficiales santafesinos, a fin de insurreccionar a Santa fe, si se podía contar con el apoyo de indios tobas. Lavalle pedía que Vera fuera ayudado por estimar muy razonable su propósito. Resumiendo, Ferré (Corrientes) debía colaborar con dinero y tropas con  Mariano Vera, para que éste, al mando de tropas santafesinas no federales y  de indios tobas, contribuyan a derrocar a Rosas.                 
Recuerdo a los señores lectores que Santa Fe se encontraba gobernada por Estanislao López, federal desde siempre; y sería interesante conocer de donde suponían Lavalle y Vera (4) que podían obtener tropas unitarias en la provincia de Santa Fe.

Mientras tanto en la Banda Oriental se desarrollaba un hecho que modifica nuevamente el fluctuante tablero político entre unitarios y federales. Rivera derrota a Echagüe en la “batalla de Cagancha.”

El alzamiento del sur de la provincia de Buenos Aires había fracasado, pero de pronto la situación sufrió un gran cambio. El 29 de diciembre de 1839 chocaron en la Banda Oriental las fuerzas de Echagüe (federal) con las de Rivera (unitario). Ambos ejércitos se encontraban próximos, separados por el río Santa Lucía, que Rivera cruzó para ocupar unos campos vecinos, bañados por numerosos arroyos, entre ellos el de Cagancha, que dio nombre a la batalla librada ese día. Echagüe tomó la iniciativa y lo hizo con su línea desplegada, llevando en su centro cuatro piezas de artillería al mando del coronel Thorne, protegida a sus costados por los batallones de infantería “Entrerriano”  y “Rincón”, mandados por el general oriental Garzón. La caballería marchaba escalonada en dos alas, a las órdenes de Justo José de Urquiza. La derecha al mando del  propio Urquiza y la izquierda al mando del general oriental Lavalleja.

La suerte final del enfrentamiento es para Rivera y las tropas federales sobrevivientes (mil quinientos muertos es el saldo de la batalla) se dividen para volver a Entre Ríos. Echagüe lo hace vadeando el río Negro y cruzando por los “Pasos de las Vacas” y Urquiza pasó el río por el “Rincón de las Gallinas”.

Una de las consecuencias favorables de esta batalla fue que el saqueador de Curuzú Cuatiá, el coronel santafesino Juan Pablo López, regresó a su provincia para no volver.

Frustrado proyecto de Lavalle, Vera y Ferré.
Volviendo al comienzo de este comentario. Por carta (5) de Lavalle a Ferré, aquél se había interesado en que Corrientes propiciara un proyecto, bastante disparatado,  de Mariano Vera, quien pedía 500 hombres; 200 indios tobas y 300 soldados veteranos, para pasar del Chaco a Santa Fe, lo que según afirmaba Vera, bastarían para que esta provincia se alzara contra el gobernador López y se entregara.  La idea, que Lavalle aprobó, sorprendentemente gustó a Ferré, al punto que, personalmente pasó al Chaco y obtuvo del cacique José Large los 200 indios pedidos para luchar por la civilización y el orden constitucional. Lavalle luego se negó a entregar los 300 soldados veteranos (porque el ejército correntino dependía de él) argumentando que le desarticulaban su propio ejército. A cambio cedió los soldados santafesinos que voluntariamente desearan formar parte de esa campaña. Al final consiguió 200 voluntarios santafesinos más 160 correntinos pero de las fuerzas de reserva.

Lavalle decía que ésa era “… una fuerza más que suficiente, si la población simpatiza con la empresa, como creo. Si no simpatiza, un número de doble fuerza tendrá que retirarse del mismo modo que la que debe ir”.
Lavalle estimaba que, mientras la escuadra francesa no tomara el control del río Paraná, la expedición sería extremadamente arriesgada y se correría la misma suerte que “Los Libres del Sur”. Ferré al recibir esta carta comenzó a dudar de Lavalle en el sentido que modificaba sus opiniones con una frecuencia peligrosa. Ese mismo día Ferré recibe una comunicación de los hermanos Juan y Joaquín Madariaga, quien de acuerdo con Martiniano Chilavert, que era el jefe del Estado Mayor de Lavalle en Corrientes (6) y otros jefes militares, le informaron (pasándolo por alto a Lavalle)  que si “Ferré no se ponía en contacto con las tropas, donde su prestigio era grande, el ejército  terminaría por disolverse, dadas las desavenencias y disgustos que reinaban entre los distintos jefes.”

Enterado de las dificultades que ocurrían en Corrientes, Ferré dejó el Chaco, donde quedó Vera ayudado por Francisco Reynafé (el último de los hermanos Reinafé con vida) en la tarea de organizar la empresa de tomar a Santa Fé y a Córdoba con 200 tobas y 200 correntinos reservistas. Un proyecto militar a la medida de Lavalle. 

En este punto habría que hacer notar que en el transcurso de noventa días, los opositores a Rosas pretender hacer tres campañas destituyentes, una tras otra. Primero la de los “Libres del Sur”, que pierden,  luego la de la Banda Oriental  que finaliza en “Cagancha” , que ganan; y luego la de Santa Fe  que también terminarían perdiendo en “Cayastá”. Esta división en la oposición es característica y permanente; y de hecho fue uno de los aspectos más favorables en la política interior del gobierno rosista.

Nos dice Ferré en sus Memorias: “Llegué al ejército, me impusieron de los motivos del disgusto, que, entre otros, era la variedad de disposiciones contradictorias del general  (Lavalle) y su falta de resolución fija. Confirmaba esto con que hallándose dispuesto todo para abrir la campaña, trataban de hacer cuarteles de invierno, a cuyo efecto había mandado reconocer con Acuña un paraje en la costa de Gauayayví.
Convencido de que debía abrir la campaña se lo indiqué  al general en la primera entrevista que tuve con él, haciéndole al mismo tiempo presente que no consentiría en que el ejército diera un paso atrás hacia el centro de la provincia, porque ciertamente sería casi mejor perder la cuestión que sufrir el peso de sus desórdenes.”

Digamos para concluir, que la expedición de Vera terminó en un verdadero desastre en el enfrentamiento  de “Cayastá”.  La documentación que se conoce de todos estos hechos demuestra que el relato de Ferré en sus “Memorias”  se ajusta a la verdad.




(1) Joaquín Rivadavia era el hijo mayor de Bernardino, y se incorporó a las unidades de Lavalle en 1829.  Participó en los combates de Yeruá en 1839, en Don Cristóbal en 1840, y en 1841 en Famaillá (Monte Grande). Fue uno de los que acompañaron el traslado de los restos descarnados de Lavalle hasta la Catedral de Potosí. Luego estuvo en Monte Caseros, en Cepeda y en la Guerra del Paraguay.

(2) El coronel Juan Pablo López, que toma Curuzú Cuatiá,  era el hermano menor del Brigadier Estanislao López, gobernador de Santa Fe.

(3) Respecto a la suerte del Comandante Maciel, que registro como parte del ejército vencedor juntamente con Lavalle para desalojar a López de Curuzú Cuatiá, algunos autores, sostienen lo contrario. Que López vence a Maciel y fue  degollado. Su cabeza provista de abundante cabellera y barba  es enviada como trofeo  a Echagüe y éste se la envía a Rosas. Se pueden encontrar ambas versiones en los libros de nuestra historia. Depende de la ideología del autor y de los documentos que manejen.

(4) El coronel  Mariano Vera fue el octavo gobernador de Santa Fe, sucedido en el cargo  por Estanislao López, que dejaría veinte años después. Como un aspecto disgregado  que nos puede interesar  a nosotros  los correntinos, Mariano Vera y su familia  siempre se consideraron  descendientes de los fundadores  de nuestra ciudad capital, tanto del Adelantado, el Licenciado Juan Torres de Vera y Aragón, como de su sobrino  Alonso de Vera y Aragón, el “Tupí”, que era hijo de su hermano Pedro Díaz de Torres de Vera y Aragón.

(5) Toda la documentación mencionada en este apartado, se registra en las “Memorias” de Ferré ya mencionadas en la Fuente documental.

(6) Martiniano Chilavert toda su vida militar lo hace en varios ejércitos unitarios y en ese momento era el jefe del Estado Mayor de Lavalle en Corrientes.  Chilavert siempre militó en el bando unitario, hasta 1850 que se pasa a los federales.  


Fuente documental: “Memorias”. Pedro Ferré, Editorial Coni, Buenos Aires, 1921.

Bibliografía general: Historia de la Nación Argentina. Academia Nacional de la Historia. Vol. VII Rosas y su época. “El Ateneo” 1962. 


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