La publicación de estos apuntes sobre Historia Argentina, no tienen otra pretensión que prestar ayuda, tanto a estudiantes como a profesores de la materia en cuestión.

Muchos de ellos, simplemente son los apuntes confeccionados por el suscripto, para servir como ayuda memoria en las respectivas clases de los distintos temas que expusiera durante mi práctica en el Profesorado. Me daría por muy satisfecho si sirvieran a otras personas para ese objetivo.

Al finalizar cada apunte, o en el transcurso del mismo texto se puede encontrar la bibliografía correspondiente a los diferentes aspectos mencionados.

Al margen de ello invitaremos a personas que compartan esta metodología, a sumarse con nuevos apuntes de Historia Argentina.




Profesor Roberto Antonio Lizarazu

roberto.lizarazu@hotmail.com



jueves, 26 de abril de 2012

ENERGÍA: PETROLEO, POLITICA Y PODER
Por: Contador Carlos Andrés Ortiz
PRIMERA PARTE
Sabemos que quien domina las fuentes de energía, tiene acceso al poder estratégico; eso es tan cierto como elemental, aunque las sibilinas falsedades del liberalismo apátrida hayan pretendido descalificar a los hidrocarburos y a la energía en general, como simples commodities, meras materias primas supuestamente carentes del enorme valor geopolítico que sin duda poseen.
Es interesante constatar que a lo largo de la historia argentina, las oscilaciones de la política energética, e incluso la nada inocente ausencia de ella en determinados períodos, guarda una clara relación con las sucesivas orientaciones político – económicas de los sucesivos gobiernos de Argentina.
Dejando de lado la prefabricada dicotomía entre “izquierdas” y “derechas” (otro europeísmo que básicamente aporta a la confusión), al analizar las orientaciones básicas de los sucesivos gobiernos de Argentina se advierten las respectivas constantes que enmarcaron y guiaron las acciones en la muy sensible y estratégica área de la energía.
Tal como con maestría señalaba Jauretche, lo esencial pasa por la orientación básica de los gobiernos, y la línea divisoria se define entre lo nacional y lo antinacional. Esto último puede tener el ropaje exterior de “derechas” cerradas o de “izquierdas” declamatorias pero huecas y carentes de sentido y propósitos propios.
Entre las primeras (las “derechas” antinacionales) están los diferentes gobiernos oligárquicos que hemos padecido, incluyendo en ellos a los siempre confundidos “patrioteros de himno y bandera”, que con o sin uniformes han suplantado el amor a La Patria Argentina por la sumisión a la “libre empresa”, mediante un formidable proceso de lavaje de cerebros, cuando no de simple espíritu mercenario, como el que con valentía denunció José María Rosa, al diferenciar a los Generales de la Patria (nombró a Guglialmelli como el último de estos, en pleno “proceso”); muy diferentes a los “generales de empresa” que pulularon desde la “revolución fusiladora”, siendo posiblemente Alcides López Aufranc el más acabado ejemplo de “general empresario”.
Entre las segundas (las “izquierdas” declamatorias y funcionales a los intereses antiargentinos), se tiene al siempre zigzaguente Partido Comunista, elitista y mentalmente cerrado, peón dócil del politburó soviético, aliado al embajador norteamericano Spruille Braden en la vergonzosa y oligárquica “Unión Democrática” en 1945; para luego ser complaciente del infame “proceso” videlista, obediente al Kremlin que necesitaba el abastecimiento de carne argentina. También coexisten diversos piqueteros de confusas y agresivas reclamaciones, ultra ecologistas dóciles a Gran Bretaña y otros inconformes crónicos varios.
Durante “el régimen” mitrista liberal (1862-1916), con alternancia en el poder del bipartidismo ultra conservador, mantenido mediante el voto cantado y otras presiones varias, fue “políticamente correcto” afirmar que “Argentina no tiene petróleo ni carbón”, con lo cual se mantuvo el monopolio del suministro de hulla británica, y luego de petróleo importado por las anglosajonas Shell y Esso. Las primeras modestas explotaciones petrolíferas criollas en el NEA (a fines del siglo XIX) se desalentaron y luego se taparon con un denso manto de silencio. El típico “ninguneo” en lo que son tan hábiles los liberales del establishment extranjerizante y oligárquico.
Pese a ello, en 1907, en una exploración petrolífera disfrazada de búsqueda de agua (para que no sea frenada por “el régimen”), se descubrió petróleo abundante y de muy buena calidad, cerca de Comodoro Rivadavia. Un detalle no menor, fue que las máquinas perforadoras y los profesionales que guiaban su uso eran alemanes, o sea que no respondían a las potencias anglosajonas.
Tuvo que venir un gobierno de clara orientación nacional y popular como el de Yrigoyen, y debió existir la vocación patriótica de los Generales e Ingenieros Mosconi y Baldrich, para que en 1922 fuera creado el ente estatal Yacimientos Petrolíferos Fiscales, primera empresa petrolífera estatal del mundo, que prontamente pasó a regir el mercado argentino de combustibles, con precios menores y abasteciendo a todo el territorio continental como una de las prioridades estratégicas. ¡Era el petróleo al servicio del desarrollo argentino, en lugar del negocio financiero de las transnacionales!
El golpe de Estado de 1930 –con fuerte olor a petróleo- pronto dejó de lado a los nacionalistas elitistas de Uruburu, para encaramarse al poder el contubernio oligárquico – liberal pro británico, que mediante el fraude y otras presiones, se mantuvo en el poder hasta que en 1943, el único golpe de Estado de orientación nacional del siglo XX, lo desalojó del poder.
El petróleo, el acero, la industria en general, y la dignidad nacional, eran fuertes preocupaciones del GOU (Grupo de Oficiales Unidos), de clara ideología nacional, que expulsó a “la rosca” de la partidocracia de la década infame (1930-1943), que entre otras sumisiones ignominiosas, creó el Banco Central según estatutos impuestos desde Gran Bretaña, y tuvo un vicepresidente (Julito Roca), que abiertamente se manifestó “orgulloso” de ser súbdito del hoy vetusto imperio.
Del GOU surgió Perón, quien llegó a la presidencia pese a la fuerte oposición anglosajona, con los “democráticos” oligárquicos sumados al coro del embajador de EEUU puesto a “dirigente” político antiperonista.
El petróleo y el gas natural fueron prioridades del peronismo, y en tiempo récord se construyó el gasoducto Comodoro Rivadavia – Buenos Aires, dándose inicio a la enorme red de gas natural argentina, en su momento entre las mayores y más eficientes del mundo.
Buscando la diversificación energética y el desarrollo tecnológico, en esos diez años (1946-1955) se crearon Agua y Energía Eléctrica y la Comisión Nacional de Energía Atómica. La primera se abocó a la provisión de agua potable en diversos puntos de nuestra dilatada geografía, y comenzó la tarea de aforamientos (mediciones de caudales) de los ríos, amén de otros estudios para desarrollar proyectos hidroeléctricos. La segunda nos posicionó entre los lideres mundiales en energía nuclear, para fructificar dos décadas después en la primera de las hoy tres centrales nucleares; eso además de diversos usos pacíficos de la tecnología nuclear.
Pese a que nuestra neutralidad había sido funcional a Gran Bretaña en la Segunda Guerra, las potencias anglosajonas nos pasaron factura, y limitaron los suministros de equipamiento y tecnología, entre ellos los necesarios para el autoabastecimiento petrolero.
Los contratos firmados en 1954 con la Standard Oil de California, apuntaban a aumentar aceleradamente la producción de crudo, el cual sería totalmente de propiedad de YPF. Al no estar dentro de la ortodoxia del peronismo de 1945, esos contratos fueron duramente criticados, pero como sea el golpe “libertador” de 1955 los anuló…y seguimos importando petróleo caro y escaso.
Claramente el modelo de país de la “revolución fusiladora” no contemplaba el bienestar socio económico ni el desarrollo industrial, por lo que la producción petrolífera no estaba dentro de sus prioridades.
Saliéndose de los moldes preestablecidos, e incluso transgrediendo promesas preelectorales, Frondizi puso en marcha un agresivo plan petrolero y gasífero, mediante contratos con empresas extranjeras –básicamente norteamericanas-, con los cuales rápidamente se alcanzó por primera vez el autoabastecimiento petrolífero. No es un dato menor que esas empresas extraían el crudo, el cual inmediatamente quedaba en plena disposición de YPF; o sea muy lejos del modelo “privatista” de los años ’90.


No hay comentarios:

Publicar un comentario