CUANDO ALBERDI CONOCIÓ A ROSAS
Por: Roberto Antonio Lizarazu
Sabemos que Juan Bautista Alberdi fue un acérrimo opositor político de Rosas de toda su vida. Pero personalmente no se conocían, sin embargo gracias a que Juan Bautista Alberdi dejara escritas sus memorias en un imperdible libro “Escritos Póstumos” de varios tomos, se puede encontrar la descripción que hace Alberdi sobre el día que conoció a Rosas en Inglaterra y sus impresiones sobre ese encuentro.
Estas son transcripciones de Alberdi y me eximen de cualquier comentario. Si Alberdi habla, en este caso si Alberdi escribe, lo mejor que puedo hacer es quedarme callado.
Cuadro de situación. Después de Caseros, Rosas se encuentra exiliado en Inglaterra. Urquiza preside la Confederación Argentina desde la Bajada del Paraná y Alberdi viaja a Inglaterra como ministro plenipotenciario representante de la Confederación Argentina en Europa. En nuestro país se encuentra en ese momento en pleno proceso el juicio contra Rosas iniciado por Buenos Aires.
"Escritos Póstumos", Tomo XVI, páginas 554 y 555. “18 de octubre de 1857. Anoche conocí a Rosas. Consentí en encontrarme con él en casa de Mr. Dickson, por sus actuales circunstancias. Procesado sin discernimiento, ni derecho, quise protestar en cierto modo contra eso, tratándole. La actitud respetuosa a la Nación y a su gobierno nacional, me han hecho menos receloso hacia él.”
“Hablaba en inglés, con las damas cuando yo entré. El señor Dickson nos presentó y me dio la mano con palabras corteses. Poco después me habló aparte, sentándonos en sillas opuestas por él ambas. Me encargó de asegurar al general Urquiza la verdad de lo que me decía como a su representante en estas Cortes: que estaba intensamente reconocido por su conducta recta y justa hacia él; que si algo poseía hoy para vivir, a él se lo debía. Me renovó a mí sus palabras de respeto y sumisión al gobierno nacional.”
“Al verle le hallé más viejo que lo creía, y se lo dije. Me observó que no era para menos, pues tenía 64 años. Al ver su figura toda, le hallé menos culpable a él que a Buenos Aires por su dominación, porque es la de uno de esos locos y medianos hombres en que abunda Buenos Aires, deliberados, audaces en la acción y pocos juiciosos. Buenos Aires es el que pierde el concepto a los ojos del que ve a Rosas de cerca. ¿Cómo ha podido este hombre dominar ese pueblo a tanto extremo?, es lo que uno se repite dentro de sí al conocerle.”
“Habló mucho. Habla inglés, mal, pero sin detenerse, con facilidad. Es jovial y atento en sociedad. Después de la mesa, cuando se alejaron las señoras, habló mucho de política: casi siempre se dirigió a mí y varias veces vino a mi lado. Me llamaba señor ministro, y a veces paisano; otras por mi nombre. Acababa de leer, él, todo lo que trajo el vapor de antes de ayer sobre su proceso. No por eso estaba menos jovial y alegre.”
“Me llaman por edictos, decía. ¿Pues estoy loco para ir a entregarme para que me maten? Niega a Buenos Aires el derecho de juzgarlo. Repite como de memoria las palabras de su protesta (la defensa del juicio). Dice que el gobierno, la autoridad soberana o superior, a que ella alude, es el gobierno de la Nación o Confederación; no el de Buenos Aires.”
"Le oí que Anchorena era el exclusivo autor y partidario del aislamiento de Buenos Aires, como ciudad escéptica. Se quejó de Anchorena: le calificó de ingrato. Recordó que al acercarse Urquiza a Buenos Aires, Anchorena le dijo a él que si triunfaba Urquiza no le quedaba más remedio que agarrarse de los faldones de la casaca de Urquiza y correr su suerte aunque fuese al infierno, y que en seguida le abandonó. Recordó que toda su fortuna (Anchorena) la había hecho bajo su influencia.”
“Habló con moderación y respeto de todos sus adversarios, incluso de Alsina. Recordó que él que ordenó la ejecución de los de San Nicolás, está legalizado por Maza. El no niega el hecho de esa ejecución: lo califica de hecho político de la guerra civil de esa época.”
“Habló mucho de caballos, de perros, de sus simpatías por la vida inglesa, de su pobreza actual, de sus economías, de su caballo y de los caballos ingleses.”
“No es ordinario. Está bien en sociedad. Tiene la fácil y suelta expedición de un hombre acostumbrado a ver desde lo alto el mundo. Y sin embargo, no es un fanfarrón, ni arrogante, tal vez por eso mismo, como sucede con los lores de Inglaterra, las más suaves y amables gentes de este país. Su fisonomía no es mala. Se parece poco a sus retratos. La cabeza es chica, y la frente, echada atrás, es bien formada, más bien que alta. Los ojos son chicos. Está cano. No tiene bigotes, ni patilla. No estaba bien vestido. No tenía ropa hecha en Londres.”
“Ha venido por quince días a imprimir y publicar su protesta (la defensa del juicio). Me dijo que no había sacado plata de Buenos Aires, pero si, todos sus papeles históricos, en cuya autoridad descansaba. El dice que guarda sus opiniones, sin perjuicio de su respeto por la autoridad de la nación.”
“Recordó que él no había echado a Rivadavia, ni hubiera rehusado recibirlo. Fue bajo Viamonte, según dijo, el destierro de aquél.”
Juan Bautista Alberdi, finaliza este recuerdo de Rosas en sus "Escritos Póstumos" con un categórico: “Después de Balcarce, ningún porteño en Europa, me ha tratado mejor que Rosas, anoche en mi carácter de ministro representante de la Confederación Argentina.”
es verdad que Alberdi le ofreciò ser su abogado defensor aùn sabiendo que Rosas no contaba con dinero para pagarle ?
ResponderEliminares verdad que Alberdi le ofreciò ser su abogado defensor aùn sabiendo que Rosas no contaba con dinero para pagarle ?
ResponderEliminarAlberdi..un grande..con Rosas otro grande traicionado por Urquiza..que luego por traidor al aceptar al unitario Sarmiento..gesto el maldito centralismo de Buenos Aires actual...
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