La publicación de estos apuntes sobre Historia Argentina, no tienen otra pretensión que prestar ayuda, tanto a estudiantes como a profesores de la materia en cuestión.

Muchos de ellos, simplemente son los apuntes confeccionados por el suscripto, para servir como ayuda memoria en las respectivas clases de los distintos temas que expusiera durante mi práctica en el Profesorado. Me daría por muy satisfecho si sirvieran a otras personas para ese objetivo.

Al finalizar cada apunte, o en el transcurso del mismo texto se puede encontrar la bibliografía correspondiente a los diferentes aspectos mencionados.

Al margen de ello invitaremos a personas que compartan esta metodología, a sumarse con nuevos apuntes de Historia Argentina.




Profesor Roberto Antonio Lizarazu

roberto.lizarazu@hotmail.com



miércoles, 28 de marzo de 2012

Santiago de Liniers


COLETAZOS DE LA REVOLUCION FRANCESA  EN EL RIO DE LA PLATA

Por: Roberto Antonio Lizarazu
Sabemos que la Revolución Francesa culmina en 1792, y uno de sus efectos de mayor trascendencia, fue la caída del régimen monárquico francés, de la dinastía de los Borbones y las ejecuciones en la guillotina del Rey  Luis XVI el 21 de enero de 1793 y de la Reina María Antonieta el 16 de octubre del mismo año.

La monarquía española, también de la dinastía de los Borbones adopta una serie de medidas defensivas y de prevención, tanto para su propio territorio como para todas  sus colonias de ultramar, entre las que se encontraba el vasto imperio hispanoamericano.

En el  Río de la Plata, entre los años 1789 y 1795 gobernó el Virrey Nicolás Antonio de Arredondo, designado por Carlos IV,  y a él le cupo la primera responsabilidad de vigilar y contener cualquier intento que pudiese reproducirse por estas pampas, de las  actividades sanitarias del doctor Joseph Ignace  Guillotín.

El 25 de diciembre de 1789 arribaba al puerto de Montevideo la corbeta de guerra francesa El Duque de Orleáns, comandada por Antón Duclos Guyot, a quien inmediatamente se lo vigiló estrechamente para comprobar si el citado Comandante realizaba actividades subversivas contra la monarquía. Para esta tarea se designó directamente al Gobernador de Montevideo, quien dependía de Arredondo, Don Joaquín del Pino y Rozas. Gobernador entre 1773 y 1790; y primo de León Ortiz de Rozas, padre de nuestro Juan Manuel.

Del Pino y Rozas da cuenta a Arredondo que el Comandante Duclos Guyot esparcía “libelos o papeles concernientes a la actual situación de la Francia” así “como Gacetas (gacetillas) que tratan del gravísimo asunto”. Además hace notar al Virrey Arredondo que los impresos en castellano  son provenientes e impresos en Francia. Varios franceses que vivían en Buenos Aires, también los habían recibidos en el transcurso de pocos días.  Arredondo proclama un bando el 1 de marzo de 1790 donde prohíbe la difusión de los libelos bajo amenaza de severísimas penas y además suspende la introducción de negros esclavos procedentes de las colonias francesas, para evitar el arribo de marinos de esa nacionalidad al Virreinato. Se intentaba tapar el sol con la mano.

A comienzos de 1791, se logró confiscar un papel que contenía una narración de los sucesos de Francia. Era una traducción hecha por el Conde Luís Enrique de Liniers, el hermano mayor de nuestro futuro héroe de la Reconquista, Don Santiago de Liniers. Esta traducción tuvo gran difusión y ejemplares de la misma fueron encontrados, además de  Buenos Aires, en Charcas y en Potosí. El Conde Liniers fue apercibido por Arredondo  que era voluntad real que “se guarde un riguroso silencio en estas materias tanto de palabra como por escrito”. (1)
En febrero de 1793, Arredondo es informado que “no estuviese desprevenido dado que las relaciones con Francia amenazaban romperse de un momento a otro.” Finalmente en junio de ese año llega la Real Orden por la cual se le hacía saber que la guerra había estallado.  Esta notificación real fue seguida por otras prohibiciones de índole comercial para con los navíos franceses. Para evitar la práctica institucionalizada del contrabando, de la cual siempre los porteños fueron verdaderos expertos,  con Álzaga a la cabeza (el mayor contrabandista de mercaderías; y traficante de esclavos del momento), Arredondo, además de los bandos pertinentes informando del estado de guerra, tomó medidas para dotar a las embarcaciones del armamento necesario, así como para proveer a la defensa del extenso litoral marítimo incluyendo las Islas Malvinas. Se vigiló la navegación, se mejoraron los elementos de defensa de Maldonado y Montevideo estableciéndose una batería de cañones de grueso calibre en el Cerro, y dos más en la isla Gorriti. Estas últimas medidas fueron cumplimentadas por del Pino y Rozas.

Transcribiré algunos de los pasquines que les quitaban el sueño a las autoridades coloniales. Probablemente el más conocido, y que se encuentra en el Archivo General de la Nación. División Colonia, Sección Gobierno. Tribunales. El original es manuscrito, papel con filigrana de 12 por 17 centímetros, de letras mayúsculas verticales y su conservación lo hace perfectamente  legible. Su texto es el siguiente:

VIVA LA LIBERTAD
MARTIN ALSAGA DENTRO DE UN AÑO YRAS A LA GUILLOTINA
TU Y CUANTOS ANDAN EN ABERIGUACIONES
Y TUS BIENES SERAN PARA LA CONBENSION AMERICANA.
BIBA BIBÁ. BIBA LA LIVERTAD LA LIVERTAD LA LIVERTAD
DOSCIENTOS MIL FUSILES BENDRAN
Y DOS MIL OFIZIALES FRANCESES
LA NACION FRANCESA THOMARA SATISFACCION
COSTARA ARROYOS DE SANGRE. YA SE DA AVISO A PARIS.

A pesar que  el gobernador de Montevideo del Pino y Rozas, informara que los mismos eran impresos en Francia, en relación a la reproducción y distribución de este pasquín, las autoridades coloniales inmediatamente sospecharon de los franceses radicados en Buenos Aires y de los negros esclavos de las familias de ese origen, que eran numerosos y adhirieron masivamente a las ideas libertarias de la revolución francesa.

Arredondo inicia un juicio de urgencia a través del Cabildo y caen en la volteada algunos sospechosos: Luis Dumont, Andrés Despland, Antonio Gallardo, Juan Polovío, Santiago Antonini, Manuel Sustaeta (vasco francés), Carlos José Bloud, P. Mayllos, y el correntino Julián Díaz. (1). Como los acusados no confesaron el delito que se les achacaba, Martín de Álzaga (el mayor contrabandista y tratante de esclavos del momento) que era Alcalde de primer voto y dirigía el proceso judicial, obtuvo autorización de Arredondo para la aplicación de tormentos. Santiago Antonini fue uno de los que sufrió reiteradas torturas, y por supuesto confesó todo lo que Álzaga quería.  A este acusado se le encontró en su casa un panfleto que se supuso había sido redactado por él mismo; y consistía en una sola hoja de 7 por 10 cm. con la leyenda: VIVA LA LIVERTA, pero con  V corta, que era el encabezado de los panfletos que se presumía habían sido impresos en Francia, con B larga. El original se encuentra archivado, inmediatamente a continuación del mencionado anteriormente en el AGN.

Finalmente por bando de fecha 23 de noviembre de 1795  se hacía conocer a la población las sentencias que correspondía a cada uno de los acusados. Fueron diversas y surtidas. A destierro del virreinato: Antonio Gallardo, Carlos José Bloud, Andrés Despland, Luis Barbarín,  Franco Bori, René Borienne, Luís Dumont, Juan Polovío, Santiago Antonini, y P. Mayllos. El vasco francés Manuel Sustaeta recobró su libertad y se le devolvieron sus bienes. La peor parte la llevó nuestro paisano Julián Díaz, lo mandaron condenado a las Islas Malvinas, que en esa época todavía eran nuestras, por la friolera de diez años. ¿Qué habrá hecho el pobre Díaz para merecer ese castigo sin retorno? Y ¿Qué habrá terminado confesando bajo amenaza de tortura?

La suerte de los negros esclavos, cuyos propietarios eran los franceses desterrados fue diversa. Como los bienes de los condenados a destierro perpetuo pasaban al Estado, y los esclavos de hecho  eran considerados bienes patrimoniales, fueron vendidos nuevamente. La suerte de los hermanos Liniers fue más favorable. Perdieron sus beneficios de la RO que se comenta en “Las pastillas de Liniers”, de fecha 4 de abril del corriente año.

A los años, Santiago de Liniers muere fusilado el 26 de agosto de 1810 e inmediatamente se realiza un inventario de su biblioteca personal. Las autoridades del momento denuncian haber encontrado en ella, si bien ningún folleto subversivo, se registra en el inventario una “Historia de la Revolución de Francia” de 4 volúmenes, sin mencionar autor. “Memorias del Jacobinismo”, sin mencionar autor, “La Vida de Luís XVI”, y “Hechos memorables de Robespierre”, también sin mencionar autores. Si esto no es lo que ahora se denomina: una operación de prensa, se le parece mucho. Siempre sostuve que no hay nada más subversivo que un buen libro. Sugiero a los señores lectores leer el comentario “Pobres libros que culpa tienen” publicado en este portal días pasados

Observaciones. (1)    El caso del correntino Julían Díaz, se convirtió en uno de los temas en los cuales, reconozco, sirvió para señalarme como  un pésimo investigador histórico. Jamás encontré absolutamente nada sobre su trayectoria ni antes ni después del juicio.

Fuentes: Bernardo Lozier Almazán. Liniers y su Tiempo. Emecé Editores, 1990.
Historia de la Nación Argentina. Desde los Orígenes hasta la Organización Definitiva. Vol. V. pagina 33 a 41. Talleres Gráficos Didot, 1961.





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