Juan Hipólito Vieytes |
JUAN HIPÓLITO VIEYTES, un periodista injustamente olvidado
Por: Roberto Antonio Lizarazu
Un tema clásico en los estudios históricos del comienzo de nuestra patria es la mítica “Jabonería de Vieytes”. Solo comparable al tema de los “paraguas” o a lo de “el pueblo quiere saber”. Es uno de esos aspectos que su sola mención nos ubica imaginariamente en esos tumultuosos e indefinidos días de mayo.
Juan Hipólito Vieytes nace el 6 de agosto de 1762 en San Antonio de Areco y fallece en San Fernando, en la provincia de Buenos Aires, el 5 de octubre de 1815. Hijo de Don Juan Vieytes y de Petrona Mora Fernández de Agüero. Pasa su infancia en San Antonio de Areco hasta que sus padres se trasladan a Buenos Aires para que Juan Hipólito y su hermano Ramón, pudiesen cursar estudios en el Colegio Real de San Carlos de los Padres Jesuitas.
Participa activamente durante las dos invasiones inglesas, en 1806 y 1807, con el grado de Capitán en el Cuerpo de la Legión de Patricios Voluntarios Urbanos de Buenos Aires, donde tiene destacada participación y recibiera en ambas oportunidades, condecoraciones al valor.
Vieytes era carlotista. Era el segundo de Belgrano en ese movimiento pro monárquico. Vieytes era casado con la señora Josefa Torres y no tuvieron hijos. En cambio adoptaron una niña y un varón a quienes además de su apellido nombraron herederos de sus bienes. A la niña bautizaron con el nombre de Carlota Joaquina Vieytes y Torres en homenaje a la regente portuguesa Carlota Joaquina de Borbón, la hija de Carlos IV de España. El varón fue bautizado con el nombre de José Benjamín Vieytes y Torres, quien oportunamente fuera un destacado médico de nuestro medio.
Luego de los sucesos de mayo de 1810, Vieytes fue designado Auditor de Guerra e inmediatamente en junio, General en Jefe del Ejército del Norte, del cual fue separado y reemplazado por Juan José Castelli al negarse a la ejecución de Santiago de Liniers. Fusilamiento realizado finalmente por orden de la Junta y cumplimentado por Juan José Castelli
Vieytes fue comerciante, militar, intelectual autodidacta y como no podía ser de otra manera, también un destacado periodista. Tan destacado, que fue el primer criollo en dirigir un periódico notablemente exitoso en Buenos Aires y que perdurara un lustro completo. En esos momentos todo un éxito de permanencia. La mayoría de los autores no encuentran una explicación razonable a la poca trascendencia dada por nuestra historiografía, al notable aporte realizado por Vieytes a nuestra sociedad, a través de su extensa labor periodística.
Todos conocemos que el día del periodista se conmemora el 7 de junio, porqué en 1938 en el Primer Congreso Nacional de Periodistas celebrado en Córdoba, se estableció esa fecha en recuerdo del primer número de la Gazeta de Buenos Aires que se publicará el 7 de junio de 1810 y que dirigiera Mariano Moreno. Pero no todos los autores están de acuerdo con esa medida. Varios de ellos opinan que el homenaje le correspondía a la fecha en que se publicó el primer número de “El Semanario de la Agricultura , Industria y Comercio” que dirigiera y fuera propietario Juan Hipólito Vieytes, varios años antes que el periódico de Mariano Moreno. Exactamente desde el 1º de septiembre de 1802 hasta el 11 de febrero de 1807. Dejándose de publicar con motivo de la segunda invasión inglesa porqué su director propietario tuvo que ocuparse de causas más apremiantes, como era defender Buenos Aires de los ingleses.
Vieytes en el “Semanario”, desde 1802, promovió temas fundamentales como: la educación escolar, asistencia social, reeducación de reclusos, supresión del comercio de esclavos negros, valorización e integración comunitaria de los aborígenes, aprovechamiento de las riquezas nacionales, mejoramiento de cultivos, navegación de los ríos interiores, creación de reservas y parques, libre comercio e ideas de emancipación política, económica y cultural del país. Muchos de esos temas, están aún hoy en permanente vigencia; y Vieytes ya lo planteaba desde 1802 en su “Semanario”.
La jabonería y la Sociedad Patriótica.
Con posterioridad a las invasiones inglesas, todo cambia y ya nada es igual en la sociedad colonial. Una de las tantas consecuencias que quedó de ellas, fue el alto grado de politización de los habitantes. Se produce una toma colectiva de conciencia de sus méritos y posibilidades. Las reuniones, tertulias, y asociaciones de diversa índole proliferaron notablemente. Una de las varias sedes donde estas reuniones se llevaban a cabo era la Jabonería de Vieytes. En realidad la jabonería no era de Vieytes solamente. La fábrica de jabones era de Nicolás Rodríguez Peña, socio mayoritario, y de Hipólito Vieytes. El taller de la jabonería ocupaba un galpón y algunas habitaciones para la administración, todo ubicado en la manzana entre las actuales calles Tacuarí, Venezuela, México y Piedras en San Telmo y constituía el foco predilecto de reunión de los miembros de la Sociedad Patriótica que culminaría en los hechos revolucionarios de mayo. Participaban asiduamente Belgrano, Castelli, Moreno, Paso, French, Vieytes, Larrea, Agustín José Donado y otros.
La sociedad Patriótica había sido conformada en 1809 por Manuel Moreno, el hermano mayor de Mariano Moreno y su objetivo era la declaración de la independencia de España. En lo que no todos sus miembros estaban de acuerdo era en la forma de gobierno a adoptar una vez lograda la independencia. En ese aspecto se fundaban todas las disidencias internas del grupo. Unos eran monárquicos Carlotistas, otros monárquicos Juntistas y los menos, como Manuel Moreno por ejemplo, propendían a instaurar un gobierno propio y autónomo. Los miembros de la Sociedad Patriótica hasta mayo de 1810 se
reunían en la Jabonería de Vieytes y luego de esa fecha en el Café de Marco. Esta Sociedad perduró hasta 1813 cuando sus miembros pasaron mayoritariamente a integrar la Logia Lautaro ; la que traería nuevos aires ideológicos reclamando una pronta definición política. La Logia Lautaro , a la postre, impuso sus criterios sobre el resto más dubitativo.
Cuando se comienza a dejar de lado a Fernando VII
Sabemos que desde mayo de 1810 en adelante, toda la documentación oficial y los juramentos de las autoridades, de cualquier nivel, debía ser presidida por la declaración de absoluta dependencia al señor don Fernando VII, monarca de estas alejadas regiones y reafirmar el vasallaje por parte de los gobernantes que firmaban el documento.
Pero el 31 de mayo de 1813, a las nueve de la mañana, se reunieron en el Fuerte los diputados electos que inaugurarían la Asamblea General Constituyente que elegirían la nueva composición del Triunvirato. Pasaron previamente por la Iglesia Catedral “… a efectos de implorar el auxilio divino en el manejo de los negocios.”
“Terminada la ceremonia religiosa, se procedió a tomar juramento a los diputados. Al efecto se colocaron tres sillas en el presbiterio, y un sitial sobre el que se colocó el libro de los Santos Evangelios. Ocupadas las sillas por los triunviros, éstos procedieron a recibir el juramento de los diputados, de dos en dos, y con la siguiente fórmula: Jurad Vmds. Por Dios Nuestro Señor, sobre los Santos Evangelios y prometen a la Patria desempeñar fiel y exactamente los deberes del sublime cargo a que los han elevado los Pueblos, sosteniendo la Religión Católica y promoviendo los derechos de la causa del país y felicidad común de América.” (1)
¿Y la fidelidad a Fernando VII? Ya era hora, que corte de manga notable. Se comienza a gestar en 1813, precisamente en ese momento, lo que se ratificaría en 1816.
Este feliz y trascendente acontecimiento, que no fue menor, lo menciono en este comentario porqué uno de los tres firmantes por Buenos Aires, fue nuestro personaje de hoy: El criollo Juan Hipólito Vieytes, juntamente con Vicente López y Planes y el canónigo Juan Valentín Gómez. También es verdad que quien tuvo el honor de ser el primer firmante (con corte de manga incluido) de ese documento fue la provincia de Corrientes. Porqué el diputado representante de la Provincia de Corrientes, nuestro Carlos María de Alvear, fue el primero en hacerlo. Honor a todos ellos. Reitero, en ese momento comienza el proceso que finalizaría en 1816 con la Declaración de la Independencia.
Observaciones: Vmds. es el plural de Vmd. Como los juramentos se hacían de dos en dos. Quería decir Vuestras mercedes
Fuente Documental: (1) Vicente D. Sierra. Historia de la Argentina. Los primeros Gobiernos Patrios (1810-1813) Tomo V, páginas 597 y 598.
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