La publicación de estos apuntes sobre Historia Argentina, no tienen otra pretensión que prestar ayuda, tanto a estudiantes como a profesores de la materia en cuestión.

Muchos de ellos, simplemente son los apuntes confeccionados por el suscripto, para servir como ayuda memoria en las respectivas clases de los distintos temas que expusiera durante mi práctica en el Profesorado. Me daría por muy satisfecho si sirvieran a otras personas para ese objetivo.

Al finalizar cada apunte, o en el transcurso del mismo texto se puede encontrar la bibliografía correspondiente a los diferentes aspectos mencionados.

Al margen de ello invitaremos a personas que compartan esta metodología, a sumarse con nuevos apuntes de Historia Argentina.




Profesor Roberto Antonio Lizarazu

roberto.lizarazu@hotmail.com



miércoles, 28 de marzo de 2012









 EL REY DE LA ARAUCANÍA Y LA PATAGONIA

SEGUNDA PARTE

Por: Roberto Antonio Lizarazu

Como el gobierno de Montt no reacciona, ni el de Urquiza tampoco. El monarca decide un nuevo viaje proselitista al Arauco. Llegando al río Renaico y logra reunir a los caciques Levin, Leucon y Levic. En ese mitin les presenta la bandera de la monarquía: verde, azul y blanca y lee el documento fundacional de la ampliación territorial de la monarquía. Además muestra y reparte los dibujos de cómo serían las nuevas monedas del reino.

“Hoy 25 de Diciembre de 1861, día de la Navidad. Los electores de la tribu de Canglo se han reunido bajo la presidencia del cacique Levin y después de haber deliberado, dichos electores nos han elegido y proclamado Rey de la Araucanía y de la Patagonia, en los términos indicados.

Precisamente en esos momentos se produce el cambio presidencial en Chile.  El presidente chileno era Manuel Montt, quien ya había recibido  de manera personal una carta del monarca avisándole de las novedades y es sustituido por José Joaquín Pérez quien hereda y solucionará el problema. ¿Y nosotros en que andábamos en esos momentos? Nosotros no nos enteramos de nada. Estábamos muy ocupados en temas trascendentes como si Buenos Aires se federalizaba y era capital de nuestro país o no. En ese momento Urquiza era el presidente, todo Entre Ríos era territorio federal y la Bajada del Paraná la capital del país.

La nueva administración chilena del presidente José Joaquín Pérez, se cansó de las pavadas monárquicas de los araucanos y de los galos y comprándolo al mestizo Rosales con una promesa de inmunidad y algo de dinero, éste lo entregó dando aviso de su ubicación y siendo rápidamente apresado. Antoine es llevado preso a Los Ángeles donde estuvo nueve meses detenido. El Comandante General de Los Ángeles era el Coronel Cornelio Saavedra, hijo de Manuel Saavedra y nieto de nuestro Cornelio de Saavedra. De esa situación lo salva el Conde Cazott, que siendo Encargado de Negocios de Francia y argumentando que su compatriota no se encontraba en pleno goce de sus facultades mentales, obtuvo un salvoconducto chileno embarcándolo en una nave de guerra francesa rumbo a Brest.

Pero Antoine no era hombre de amilanarse ante el primer fracaso. Luego veremos que tampoco ante el segundo. Sobre todo cuando hay un reino de por medio. Entre 1862 y 1869 reside en Francia pero no para calmarse de sus veleidades monárquicas, sino para preparar su regreso al trono. Cuesta suponer que en toda esta campaña de organización de su operativo  retorno, no haya existido ayuda financiera y logística del gobierno francés.  En agosto de 1869 se embarca en la nave de guerra D’Entrecasteaux que lo trae secretamente hasta cerca de San Antonio al sur del Río Negro. Viaja acompañado de Pietro Tappa  un aventurero prófugo italiano, que había estado preso en Cerdeña. A pie costeando el Río Negro llegaron a Choele Choel con el propósito de continuar hasta Chile. En Choele Choel se encontraron con el cacique Lemunao, quien los ayudó a llegar a los toldos de Reuque-Curá y por el boquete de Llaima, en Lonquimay, pudo pasar a lo de su amigo el cacique Quilapán.

Cornelio Saavedra nieto, quien seguía siendo Comandante General de los Ángeles y respondiendo a la decisión del gobierno chileno de no tolerar más estas excursiones reales. Agravado con la presencia del D’Entrecasteaux en el sur chileno, dado que había pasado por el Estrecho de Magallanes y había llegado antes que Antoine y su comitiva que habían cruzado caminando, colmaron la paciencia de los chilenos y decidieron actuar en serio.

Cuando Orélie-Antoine repara que de esta sale preso o muerto,  demuestra que podría ser loco pero no sonso. Prestamente deshace todo el camino y llega hasta las Salinas Grande donde se encuentra con Calvucurá quien lo acompañó hasta cerca de Bahia Blanca, de allí viajo en vapor hasta Buenos Aires, luego a Montevideo y luego viaja hasta Francia nuevamente. Sorprende que  de esta segunda incursión, las autoridades argentinas tampoco reparan en  lo que ocurre. Solamente los diarios La Nación, La Tribuna y La Prensa, publican notas sobre el personaje y sus andanzas.

En 1874 emprende su tercer intento y ahora si nuestras autoridades lo toman en serio. Llega a Buenos Aires, bajo el nombre de Juan Prat, viaja por mar hasta Carmen de Patagones con escala en Bahía Blanca. Ahí es reconocido por el coronel Julián Murga y arrestado el 17 de julio de 1874. Regresando a Buenos Aires y deportado a Francia.

Sorprendentemente la aventura no finaliza en ese momento. La Casa Real Galo-Arauco-Patagónica, aun persiste en nuestros días y a través  de distintos medios, periódicamente y aprovechando acontecimientos trascendentes, publica notas y solicitadas y hace notar que goza de buena salud. Como por ejemplo en ocasión del conflicto con Inglaterra en el Atlántico Sur, publicaron varias solicitadas en Francia e Inglaterra, haciendo notar sobre sus derechos.

Por otra parte, las casas especializadas en numismática hacen su agosto. Periódicamente se renuevan las ediciones de sus monedas con algún pequeño detalle modificado que hace necesaria la actualización por parte de los coleccionistas y la venta de títulos nobiliarios está en alza. Un Marquesado o un Condado cotizan entre 4000 y 3000 euros respectivamente. Yo siempre quise uno de: Marqués de Calafate, y poder dejar de ser un  plebeyo mbo’ehára.

Fuente: Memoria. Yo Antoine de Tounens. 1982.


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